¿Es posible una estrategia de América Latina al Asia?
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La pregunta surge a raíz de la pragmática y definida política de China frente a la región
La pregunta surge a raíz de la clara, pragmática y definida política de China frente a la región, en donde Brasil es considerado su socio más importante, seguido por México, Chile y Argentina. China busca en el corto y mediano plazo en América Latina abastecerse de materias primas necesarias para su desarrollo como potencia (cobre, hierro, soya, etc.), diversificar sus fuentes de energía y en el largo plazo, cuando adquiera un status de potencia política, ganar un espacio de influencia en la región, hoy dejado de lado por Estados Unidos. A contrario sensu, no existe en la actualidad una estrategia común de América Latina al Asia y menos frente a China, porque la mayoría de los países de la región no tienen una política definida en este tema, a excepción de Chile, Brasil, Perú (que será país anfitrión de APEC 2008) y Colombia, cuyos empresarios están dinamizando la vinculación comercial.Con Brasil, la vinculación es considerada estratégica desde 1994, no solamente porque China es el mayor socio comercial de Brasil en Asia, sino porque ambos coinciden en ejercer un contrapeso a Estados Unidos. La política de Brasil hacia China es descentralizada, a diferencia de Argentina, en donde falta mayor voluntad política y existe un fuerte proteccionismo. Aunque Argentina comercia en la actualidad más con China que con Japón, el gobierno argentino se ha movido centralizadamente, sin consulta a las organizaciones empresariales y el país carece de infraestructura adecuada para comerciar con China. Con México, segundo socio comercial de China, las relaciones no son producto de una política diseñada, sino más bien del aumento del intercambio mundial chino y existen problemas de competencia entre ambos, no obstante las vinculaciones políticas son mejores. Con Chile, tras la firma del TLC entre ambos países, China se ha convertido en nuestro segundo socio comercial después de Estados Unidos, la vinculación es de larga data, pragmática y la política de Chile al Asia y a China ha sido de Estado, con un enfoque de largo plazo. Perú se cierne como nuestro gran competidor porque tiene ventajas históricas, de inmigración, las vinculaciones son excelentes en el plano político, se incrementarán con la política de apertura económica del presidente García y la voluntad política de competir con Chile en el Pacífico.Una estrategia común de América Latina al Asia y a China en particular sería posible bajo ciertas condiciones básicas mínimas, que se traducen en que cada país plasme su voluntad política con el diseño de políticas acorde con sus fortalezas y debilidades; que sean políticas de consenso entre el sector público y privado; que se diseñen mecanismos públicos y privados para un mejor conocimiento intercultural (como centros de información, coordinación de estrategias de negocios, culturales, académicas), mejoramiento de infraestructura, educación acorde con los fines que se persiguen, apertura económica interna y condiciones de estabilidad y gobernabilidad que aseguren futuras inversiones necesarias para una vinculación real con el Asia. Y a los privados les compete comprometerse con muchas de estas iniciativas, porque han sido ellos los motores del intercambio comercial, apoyados por políticas públicas realistas.
La pregunta surge a raíz de la pragmática y definida política de China frente a la región
La pregunta surge a raíz de la clara, pragmática y definida política de China frente a la región, en donde Brasil es considerado su socio más importante, seguido por México, Chile y Argentina. China busca en el corto y mediano plazo en América Latina abastecerse de materias primas necesarias para su desarrollo como potencia (cobre, hierro, soya, etc.), diversificar sus fuentes de energía y en el largo plazo, cuando adquiera un status de potencia política, ganar un espacio de influencia en la región, hoy dejado de lado por Estados Unidos. A contrario sensu, no existe en la actualidad una estrategia común de América Latina al Asia y menos frente a China, porque la mayoría de los países de la región no tienen una política definida en este tema, a excepción de Chile, Brasil, Perú (que será país anfitrión de APEC 2008) y Colombia, cuyos empresarios están dinamizando la vinculación comercial.Con Brasil, la vinculación es considerada estratégica desde 1994, no solamente porque China es el mayor socio comercial de Brasil en Asia, sino porque ambos coinciden en ejercer un contrapeso a Estados Unidos. La política de Brasil hacia China es descentralizada, a diferencia de Argentina, en donde falta mayor voluntad política y existe un fuerte proteccionismo. Aunque Argentina comercia en la actualidad más con China que con Japón, el gobierno argentino se ha movido centralizadamente, sin consulta a las organizaciones empresariales y el país carece de infraestructura adecuada para comerciar con China. Con México, segundo socio comercial de China, las relaciones no son producto de una política diseñada, sino más bien del aumento del intercambio mundial chino y existen problemas de competencia entre ambos, no obstante las vinculaciones políticas son mejores. Con Chile, tras la firma del TLC entre ambos países, China se ha convertido en nuestro segundo socio comercial después de Estados Unidos, la vinculación es de larga data, pragmática y la política de Chile al Asia y a China ha sido de Estado, con un enfoque de largo plazo. Perú se cierne como nuestro gran competidor porque tiene ventajas históricas, de inmigración, las vinculaciones son excelentes en el plano político, se incrementarán con la política de apertura económica del presidente García y la voluntad política de competir con Chile en el Pacífico.Una estrategia común de América Latina al Asia y a China en particular sería posible bajo ciertas condiciones básicas mínimas, que se traducen en que cada país plasme su voluntad política con el diseño de políticas acorde con sus fortalezas y debilidades; que sean políticas de consenso entre el sector público y privado; que se diseñen mecanismos públicos y privados para un mejor conocimiento intercultural (como centros de información, coordinación de estrategias de negocios, culturales, académicas), mejoramiento de infraestructura, educación acorde con los fines que se persiguen, apertura económica interna y condiciones de estabilidad y gobernabilidad que aseguren futuras inversiones necesarias para una vinculación real con el Asia. Y a los privados les compete comprometerse con muchas de estas iniciativas, porque han sido ellos los motores del intercambio comercial, apoyados por políticas públicas realistas.
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Diario Financiero - Chile/06/11/2007
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