ESCARBANDO...LQ somos.
Norias infernales y paranoias
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Este mundo desquiciado en el que nos toca vivir gira y gira como una noria infernal al son que tocan los señores de la guerra, del poder y del desastre; hombres de negro y sin escrúpulos, ciegos de ambición y de muerte. Esos mismos señores que se gastan en sus caprichos imperiales de dominio y crimen 30.000 millones de dólares al mes en sus guerras y que para mantener sus pesadillas especulan con el petróleo, las energías y los alimentos, haciendo que sus precios suban y suban, manteniendo su vil moneda, el dólar, baja, sin importarles el coste en vidas, ni si con ello arrasan el planeta.
Luego, cuando son llamados por sus tapaderas, llámense éstas Naciones Unidas, FAO o cómo se quieran llamar, montan cumbres, reuniones y alianzas para ver si pueden obtener 30.000 millones de dólares al año con el fin de evitar que mueran de hambre 800 millones de seres humanos. Cifra que con que declararan una tregua en sus juegos belicosos de un par de meses les sobraría para eso y más.Víboras rastreras que tienen el mundo en sus manos y comercian con sus habitantes vendiéndolos y engañándoles a su antojo según sus conveniencias, a la vez que fingen compasión y solidaridad sin importarles a quien aplastan ni a quien humillan.
Hombres de negro señores de la guerra, de la esclavitud, del tráfico de drogas y de humanos que no ven en sus semejantes más que cebos que exprimir. Grandes magnates cuyas empresas y cuyos bancos quiebran y necesitan que gobiernos acudan "al recate" a la vez que los altos ejecutivos de dichos bancos y empresas se gastan en un día más de 400.000 dólares para "quitarse las penas"... Y, entre tanto se nos dice que la culpa de la crisis es de la desconfianza, que es algo "sutil" y "espiritual" -Gobernardor del Banco de España dixit.
Y mientras, la Noria sigue girando marcando revoluciones de destrucción que se repiten año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio sin detener nunca su negra evolución, nos mantenemos atiborrados de fútbol, olimpiadas, teatro, música, religión, cine, catástrofes, desastres humanitarios y otros tantos, a satisfacción de los magnates que mueven los hilos que constatan con alegría -digo yo- cómo nos mantenemos ocupados en lo que a ellos les interesa y evitan que no nos demos cuenta de sus planes y estrategias; cómo nos mantenemos alejados de la verdadera realidad y pueden así conservar nuestros cerebros embotados unas veces de placer y otras de dolor y de tristeza pero siempre atiborrados de ignorancia y oscuridad.
También nos llenan -y les dejamos que lo hagan- las neuronas de promesas de paraísos que alcanzaremos en vidas diferentes a la terrenal, mientras que los rebeldes, pero débiles y crédulos, son amenazados con las torturas de un infierno eterno por sus pecados… ¿Para qué queremos el infierno si ya tenemos éste llamado Tierra?
A otros pocos nos permiten distraernos con sueños de libertad e incluso nos permiten alcanzar un cierto grado de éxito en la lucha. El suficiente para que alimente nuestros cerebros de esperanzas y de logros que en el fondo nunca son completas.
A veces pienso que puede ser cierto que haya en el universo dos civilizaciones sumamente más avanzadas que la de la especie humana: una civilización perversa y rebosante de maldad dueña del lado oscuro, y otra civilización que se nutre de la fuerza del amor y de la luz –algo así cómo el cuento de la “Guerra de las Galaxias” con sus dos lados: la fuerza y el oscuro- y que los humanos y cuantos seres vivos habitan este planeta, no somos más que el fruto de sus experimentos y maquinaciones, utilizados y manipulados por esas dos civilizaciones en función de sus fines. Que ellos son la verdadera realidad. Una realidad que nosotros ni siquiera somos capaces de intuir en nuestros sueños, aunque también puede ser que todo ello no sea nada más que una paranoia mía. Pero, para paranoia infernal de verdad, la creencia esa de la reencarnación y de la rueda de las vidas…
A veces, cuando veo tanta maldad por todos lados, y cómo ésta sale siempre airosa, pisoteando sin piedad todo atisbo de amor y de bondad, se me calienta tanto la cabeza que no puedo más que delirar cosas así. Cosas cómo esta que acabo de escribir.
Este mundo desquiciado en el que nos toca vivir gira y gira como una noria infernal al son que tocan los señores de la guerra, del poder y del desastre; hombres de negro y sin escrúpulos, ciegos de ambición y de muerte. Esos mismos señores que se gastan en sus caprichos imperiales de dominio y crimen 30.000 millones de dólares al mes en sus guerras y que para mantener sus pesadillas especulan con el petróleo, las energías y los alimentos, haciendo que sus precios suban y suban, manteniendo su vil moneda, el dólar, baja, sin importarles el coste en vidas, ni si con ello arrasan el planeta.
Luego, cuando son llamados por sus tapaderas, llámense éstas Naciones Unidas, FAO o cómo se quieran llamar, montan cumbres, reuniones y alianzas para ver si pueden obtener 30.000 millones de dólares al año con el fin de evitar que mueran de hambre 800 millones de seres humanos. Cifra que con que declararan una tregua en sus juegos belicosos de un par de meses les sobraría para eso y más.Víboras rastreras que tienen el mundo en sus manos y comercian con sus habitantes vendiéndolos y engañándoles a su antojo según sus conveniencias, a la vez que fingen compasión y solidaridad sin importarles a quien aplastan ni a quien humillan.
Hombres de negro señores de la guerra, de la esclavitud, del tráfico de drogas y de humanos que no ven en sus semejantes más que cebos que exprimir. Grandes magnates cuyas empresas y cuyos bancos quiebran y necesitan que gobiernos acudan "al recate" a la vez que los altos ejecutivos de dichos bancos y empresas se gastan en un día más de 400.000 dólares para "quitarse las penas"... Y, entre tanto se nos dice que la culpa de la crisis es de la desconfianza, que es algo "sutil" y "espiritual" -Gobernardor del Banco de España dixit.
Y mientras, la Noria sigue girando marcando revoluciones de destrucción que se repiten año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio sin detener nunca su negra evolución, nos mantenemos atiborrados de fútbol, olimpiadas, teatro, música, religión, cine, catástrofes, desastres humanitarios y otros tantos, a satisfacción de los magnates que mueven los hilos que constatan con alegría -digo yo- cómo nos mantenemos ocupados en lo que a ellos les interesa y evitan que no nos demos cuenta de sus planes y estrategias; cómo nos mantenemos alejados de la verdadera realidad y pueden así conservar nuestros cerebros embotados unas veces de placer y otras de dolor y de tristeza pero siempre atiborrados de ignorancia y oscuridad.
También nos llenan -y les dejamos que lo hagan- las neuronas de promesas de paraísos que alcanzaremos en vidas diferentes a la terrenal, mientras que los rebeldes, pero débiles y crédulos, son amenazados con las torturas de un infierno eterno por sus pecados… ¿Para qué queremos el infierno si ya tenemos éste llamado Tierra?
A otros pocos nos permiten distraernos con sueños de libertad e incluso nos permiten alcanzar un cierto grado de éxito en la lucha. El suficiente para que alimente nuestros cerebros de esperanzas y de logros que en el fondo nunca son completas.
A veces pienso que puede ser cierto que haya en el universo dos civilizaciones sumamente más avanzadas que la de la especie humana: una civilización perversa y rebosante de maldad dueña del lado oscuro, y otra civilización que se nutre de la fuerza del amor y de la luz –algo así cómo el cuento de la “Guerra de las Galaxias” con sus dos lados: la fuerza y el oscuro- y que los humanos y cuantos seres vivos habitan este planeta, no somos más que el fruto de sus experimentos y maquinaciones, utilizados y manipulados por esas dos civilizaciones en función de sus fines. Que ellos son la verdadera realidad. Una realidad que nosotros ni siquiera somos capaces de intuir en nuestros sueños, aunque también puede ser que todo ello no sea nada más que una paranoia mía. Pero, para paranoia infernal de verdad, la creencia esa de la reencarnación y de la rueda de las vidas…
A veces, cuando veo tanta maldad por todos lados, y cómo ésta sale siempre airosa, pisoteando sin piedad todo atisbo de amor y de bondad, se me calienta tanto la cabeza que no puedo más que delirar cosas así. Cosas cómo esta que acabo de escribir.
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LQSomos. Hannah. Octubre de 2008
LQSomos. Hannah. Octubre de 2008
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LQSomos/10/10/2008
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