Unión Europea: ningún programa comunitario para afrontar la crisis financiera
Son días frenéticos para las finanzas internacionales. El estrecho sistema de créditos ha invadido Europa a finales de septiembre. A pesar del cuidado del Banco Central Europeo a la hora de emitir liquidez, el sistema bancario ha sufrido un violento golpe. Bancos al borde del fracaso, han sido nacionalizados en Bélgica, los Países Bajos y Reino Unido. Muchos Estados europeos después de esto, han asegurado la garantía sobre depósitos para proteger ya sea a los que ahorran, como a las instituciones de crédito, que podrían convertirse en insolvente. La Unión Europea se ha activado para alcanzar un acuerdo concertado para afrontar la crisis. Desde la cumbre limitada de París, entre Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, salió un acuerdo, ratificado por el ECOFIN, para retomar las intervenciones individuales, nacionales, pero desde el interior de una cumbre de coordinación comunitaria. Mientras tanto, el BCE frenó las tasas medio punto y el gobierno británico llevó a cabo un plan de recapitalización del sistema bancario al completo para socorrer a las instituciones nacionales. Una temerosa confusión se extiende por el continente: ninguna estrategia precisa ha sido concordada a nivel comunitario. La inevitable recesión corre peligro de convertirse en una nueva crisis del '29.
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Paolo Franzoso
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Situación de emergencia
Las turbulencias de las finanzas internacionales han afectado, desde finales de septiembre, a las instituciones de crédito europeo, no inmunes a la crisis de los impagos de los créditos compuestos por las financiaciones subprime estadounidenses. El sector bancario, que se financiaba internamente a través de emisiones de productos derivados de préstamos y financiaciones externas, antes o después debía causar la transmisión, de los Estados Unidos a Europa, de efectos nocivos. En la “fase eufórica” de expansión del mercado financiero a alto riesgo, muchos bancos europeos han adquirido obligaciones y títulos ligados a instrumentos financieros que se han declarado dudosos. Los bancos europeos han estado golpeados, por lo tanto, ya sea por la falta de liquidez, en cuanto que las inversiones en títulos a riesgo elevado han sido “quemados” por el mercado, por una crisis de fiabilidad endémica. El mercado interbancario se ha bloqueado por el estrangulamiento del crédito, y a pesar de que el Banco Central Europeo había inyectado en sucesivas ocasiones liquidez en el sistema para salvaguardar la solvencia de las instituciones bancarias, la demanda de crédito no ha estado nunca completamente satisfecha. En el panorama comunitario, algunos bancos, para evitar el fracaso, se han nacionalizado, además han recibido la asistencia directa de las autoridades económicas. Los riesgos han sido transferidos a depósitos de ahorradores, y por este motivo muchos gobiernos han activado procedimientos de urgencia para rebajar el peligro de duda general, con la consecuente carrera hacia el cajero para retirar los ahorros, que causaría fracasos catastróficos e implosión del sistema entero.
Paolo Franzoso
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Situación de emergencia
Las turbulencias de las finanzas internacionales han afectado, desde finales de septiembre, a las instituciones de crédito europeo, no inmunes a la crisis de los impagos de los créditos compuestos por las financiaciones subprime estadounidenses. El sector bancario, que se financiaba internamente a través de emisiones de productos derivados de préstamos y financiaciones externas, antes o después debía causar la transmisión, de los Estados Unidos a Europa, de efectos nocivos. En la “fase eufórica” de expansión del mercado financiero a alto riesgo, muchos bancos europeos han adquirido obligaciones y títulos ligados a instrumentos financieros que se han declarado dudosos. Los bancos europeos han estado golpeados, por lo tanto, ya sea por la falta de liquidez, en cuanto que las inversiones en títulos a riesgo elevado han sido “quemados” por el mercado, por una crisis de fiabilidad endémica. El mercado interbancario se ha bloqueado por el estrangulamiento del crédito, y a pesar de que el Banco Central Europeo había inyectado en sucesivas ocasiones liquidez en el sistema para salvaguardar la solvencia de las instituciones bancarias, la demanda de crédito no ha estado nunca completamente satisfecha. En el panorama comunitario, algunos bancos, para evitar el fracaso, se han nacionalizado, además han recibido la asistencia directa de las autoridades económicas. Los riesgos han sido transferidos a depósitos de ahorradores, y por este motivo muchos gobiernos han activado procedimientos de urgencia para rebajar el peligro de duda general, con la consecuente carrera hacia el cajero para retirar los ahorros, que causaría fracasos catastróficos e implosión del sistema entero.
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Los salvamentos públicos: la nacionalización de los bancos
Los presupuestos de muchos bancos europeos resultan contaminados por instrumentos financieros revelados insolventes. El circuito de crédito, que había generado el exponencial crecimiento de la liquidez, se ha desplomado. La aprobación del plan Paulson en Estados Unidos no ha surtido el efecto deseado. El fondo gubernamental estadounidense – que en teoría limpiará las actividades bancarias adquiriendo los títulos “tóxicos”- no ha serenado a las Bolsas. Los valores accionariales de las instituciones bancarias se han desplomado en Europa, donde la exposición de los bancos tiene un valor superior a las expectativas (de 1'4 billones de perdidas debidas a los mutuos subprime, poco menos de la mitad recaería sobre las finanzas europeas). El epicentro de la sacudida en Europa fue el Benelux: el 28 de septiembre, Fortis, coloso bancario y asegurador, entre las primeras ventas institucionales mundiales en el sector, ha sufrido una quiebra. Los gobiernos de Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo – con la aprobación ya sea del Banco Central Europeo, como de la comisaria europea en la competencia, Neelie Kroes – han intervenido nacionalizando respectivamente el 49% del grupo subdividido en estos países. En un primer momento, el gobierno belga decidió no ceder al exterior el primer grupo bancario nacional, pero posteriormente, con el aumento del desembolso para la recapitalización de la institución, ha procedido a vender la actividad bancaria y aseguradora belga y de Luxemburgo al BNP Paribas, banca parisina, que después de la adquisición, de un coste de 15.000 euros, se convierte en el banco más grande de Europa. Los Países Bajos, sin embargo, han adquirido las actividades del grupo por 1.680 millones de euros, de esta manera el gobierno se ha convertido en propietario del ABN-Ambro, institución que formaba parte de Fortis hace solo dos años. El área flamenca fue víctima de otra bancarrota, la de Dexia – recapitalizada con 6.400 millones por la intervención conjunta de los gobiernos de Francia, a través de la caja de depósitos y préstamos, y Bélgica, con la colaboración de las administraciones regionales de Flandes, la región Valona y Bruselas. El gobierno federal, guiado por Yves Leterme, ha precisado que la nacionalización tiene sólo un fin temporal de salvaguardar los depósitos de los ciudadanos y que las cuotas, apenas se restablezca la estabilidad, saldrán de nuevo al mercado.En el Reino Unido, el gobierno laborista, tras haber intentado encontrar un comprador privado, se ha hecho cargo de las carteras de la Bradford & Bingley – ahora bajo control público- por un total de 41.000 millones de libras esterlinas. La nacionalización ha sido sólo parcial, ya que el grupo bancario español Banco Santander ha adquirido las redes de 197 filiales del banco inglés por 612 millones de libras esterlinas, más todos los depósitos de los clientes. También Alemania, con la caída de los valores inmobiliarios en los presupuestos de los bancos a causa de la sobre exposición a ambos créditos subprime, ha sido golpeada profundamente en una de sus instituciones más famosas, especializadas en la financiación inmobiliaria. La Hypo Real Estate ha registrado graves pérdidas en una de sus sociedades participadas, la alemana-irlandesa Depfa. El titular ha precipitado en poco tiempo a Francfurt. Una vez fallido el intento de coordinar un consorcio, Berlín ha debido intervenir para garantizar la cobertura de crédito. El ministro de Hacienda, el socialdemocrático Steinbrueck, ha rechazado la hipótesis de la nacionalización, pero la oferta de cobertura de crédito no es, en la práctica, muy distante de una ayuda pública. Las pérdidas de la filial Depfa han sido estimadas muy por encima de lo previsto, y la evidencia de una nacionalización parcial aparece más bien remota.
Los salvamentos públicos: la nacionalización de los bancos
Los presupuestos de muchos bancos europeos resultan contaminados por instrumentos financieros revelados insolventes. El circuito de crédito, que había generado el exponencial crecimiento de la liquidez, se ha desplomado. La aprobación del plan Paulson en Estados Unidos no ha surtido el efecto deseado. El fondo gubernamental estadounidense – que en teoría limpiará las actividades bancarias adquiriendo los títulos “tóxicos”- no ha serenado a las Bolsas. Los valores accionariales de las instituciones bancarias se han desplomado en Europa, donde la exposición de los bancos tiene un valor superior a las expectativas (de 1'4 billones de perdidas debidas a los mutuos subprime, poco menos de la mitad recaería sobre las finanzas europeas). El epicentro de la sacudida en Europa fue el Benelux: el 28 de septiembre, Fortis, coloso bancario y asegurador, entre las primeras ventas institucionales mundiales en el sector, ha sufrido una quiebra. Los gobiernos de Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo – con la aprobación ya sea del Banco Central Europeo, como de la comisaria europea en la competencia, Neelie Kroes – han intervenido nacionalizando respectivamente el 49% del grupo subdividido en estos países. En un primer momento, el gobierno belga decidió no ceder al exterior el primer grupo bancario nacional, pero posteriormente, con el aumento del desembolso para la recapitalización de la institución, ha procedido a vender la actividad bancaria y aseguradora belga y de Luxemburgo al BNP Paribas, banca parisina, que después de la adquisición, de un coste de 15.000 euros, se convierte en el banco más grande de Europa. Los Países Bajos, sin embargo, han adquirido las actividades del grupo por 1.680 millones de euros, de esta manera el gobierno se ha convertido en propietario del ABN-Ambro, institución que formaba parte de Fortis hace solo dos años. El área flamenca fue víctima de otra bancarrota, la de Dexia – recapitalizada con 6.400 millones por la intervención conjunta de los gobiernos de Francia, a través de la caja de depósitos y préstamos, y Bélgica, con la colaboración de las administraciones regionales de Flandes, la región Valona y Bruselas. El gobierno federal, guiado por Yves Leterme, ha precisado que la nacionalización tiene sólo un fin temporal de salvaguardar los depósitos de los ciudadanos y que las cuotas, apenas se restablezca la estabilidad, saldrán de nuevo al mercado.En el Reino Unido, el gobierno laborista, tras haber intentado encontrar un comprador privado, se ha hecho cargo de las carteras de la Bradford & Bingley – ahora bajo control público- por un total de 41.000 millones de libras esterlinas. La nacionalización ha sido sólo parcial, ya que el grupo bancario español Banco Santander ha adquirido las redes de 197 filiales del banco inglés por 612 millones de libras esterlinas, más todos los depósitos de los clientes. También Alemania, con la caída de los valores inmobiliarios en los presupuestos de los bancos a causa de la sobre exposición a ambos créditos subprime, ha sido golpeada profundamente en una de sus instituciones más famosas, especializadas en la financiación inmobiliaria. La Hypo Real Estate ha registrado graves pérdidas en una de sus sociedades participadas, la alemana-irlandesa Depfa. El titular ha precipitado en poco tiempo a Francfurt. Una vez fallido el intento de coordinar un consorcio, Berlín ha debido intervenir para garantizar la cobertura de crédito. El ministro de Hacienda, el socialdemocrático Steinbrueck, ha rechazado la hipótesis de la nacionalización, pero la oferta de cobertura de crédito no es, en la práctica, muy distante de una ayuda pública. Las pérdidas de la filial Depfa han sido estimadas muy por encima de lo previsto, y la evidencia de una nacionalización parcial aparece más bien remota.
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La garantía de los depósitos, protección para los ahorradores
Todos los depósitos bancarios del área comunitaria, por cuotas variables, están asegurados. No obstante, la decisión unilateral del gobierno irlandés de extender la cobertura al total de los depósitos, además de a una parte de los débitos de las principales instituciones de crédito nacionales, ha turbado a la Unión Europea.La operación ha sido estimada en cerca de de 548 miles de millones de dólares, más o menos el doble del PIB irlandés. Se temía por esto la salida de capital europeo de Dublín. La decisión ha sido seguida por Grecia, ásperamente criticada por muchos gobiernos, mientras que otros han sobrepasado el umbral mínimo de garantía. Alemania, después de haber reprochado a Dublín, ha anunciado una medida no muy diversa. Merkel afirmó el 5 de octubre que todos los depósitos de los ahorradores estarán garantizados “ocurra lo que ocurra”. La declaración ha sido en parte desmentida por el ministro de Hacienda, que ha definido la afirmación como un mensaje político, no respaldado por medidas legislativas. El estribillo de los jefes de Estado y de gobierno es siempre el mismo: la protección de los ahorros de los ciudadanos estará garantizada en cualquier caso. Por otra parte, no se podría afirmar lo contrario, porque cundiría el pánico entre los ciudadanos.
La garantía de los depósitos, protección para los ahorradores
Todos los depósitos bancarios del área comunitaria, por cuotas variables, están asegurados. No obstante, la decisión unilateral del gobierno irlandés de extender la cobertura al total de los depósitos, además de a una parte de los débitos de las principales instituciones de crédito nacionales, ha turbado a la Unión Europea.La operación ha sido estimada en cerca de de 548 miles de millones de dólares, más o menos el doble del PIB irlandés. Se temía por esto la salida de capital europeo de Dublín. La decisión ha sido seguida por Grecia, ásperamente criticada por muchos gobiernos, mientras que otros han sobrepasado el umbral mínimo de garantía. Alemania, después de haber reprochado a Dublín, ha anunciado una medida no muy diversa. Merkel afirmó el 5 de octubre que todos los depósitos de los ahorradores estarán garantizados “ocurra lo que ocurra”. La declaración ha sido en parte desmentida por el ministro de Hacienda, que ha definido la afirmación como un mensaje político, no respaldado por medidas legislativas. El estribillo de los jefes de Estado y de gobierno es siempre el mismo: la protección de los ahorros de los ciudadanos estará garantizada en cualquier caso. Por otra parte, no se podría afirmar lo contrario, porque cundiría el pánico entre los ciudadanos.
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La dirección europea
Las vicisitudes financieras del viejo continente han alarmado a las autoridades políticas comunitarias. La presidencia de turno francesa, Nicolas Sarkozy, convocó una cumbre gubernamental en París, que se celebró el 4 de octubre, con la presencia del Presidente del Consejo italiano, Silvio Berlusconi, el Primer Ministro británico, Gordon Brown, la Canciller alemana, Angela Merkel, el Presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el Presidente de turno del Eurogrupo, el Primer Ministro luxemburgués Juncker.El encuentro – que concluyó con una cumbre entre los cuatro Estados europeos miembros del G-8, en realidad un Consejo reducido entre los países prósperos de la Unión Europea – tenía el objetivo de formular una respuesta comunitaria a la amenazante crisis. Los participantes han alcanzado un acuerdo de principios para asegurar la solidez y la estabilidad del sector financiero, interviniendo de manera individual, pero de modo coordinado, para preservar el sector bancario en la zona europea. Para llevarlo a cabo, se ha apelado a la flexibilidad de la Comisión en la evaluación de las medidas públicas en relación al Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Todos los presentes han estado de acuerdo en afirmar la necesidad de penalizar a los dirigentes responsables de la actual situación en la que se encuentran las instituciones agonizantes. Todos han expresado la necesidad de reconstruir el sistema a través de nuevas reglamentaciones de la hacienda global.La divergencia principal se ha registrado en el tema de las ayudas públicas. Italia y Francia se presentaban a la cumbre apoyando la idea holandesa de constituir un fondo común – la primera hipótesis era de destinar 300.000 millones repartidos entre los Estados miembros, después ha surgido la hipótesis de asignar el 3% del PIB por cada miembro – para administrar las ayudas a nivel comunitario. La firme resistencia alemana, compartida por Londres, ha hecho cambiar la ruta en París, aislando a Italia.La Unión Europea, por lo tanto, se empeña en tomar todas las medidas necesarias para garantizar los depósitos e impedir la quiebra de los instituciones de crédito, pero la responsabilidad de tales medidas recae sobre los gobiernos de forma individual, que actúan de manera coordinada para evitar desequilibrios en el sistema. La llamada a la responsabilidad nacional ha sido solicitada fuertemente por Berlín, que dispone de todos los instrumentos y de todos los recursos para hacer frente a la crisis interna. La constitución de un fondo común, sin embargo, habría trasferido el dinero público alemán, sin garantizar una adecuada protección al sector financiero nacional. Según el presidente francés Sarkozy, la UE debe promover un capitalismo de empresa y dejar a un lado el capitalismo especulativo que tiene envenenado a la hacienda internacional.
La dirección europea
Las vicisitudes financieras del viejo continente han alarmado a las autoridades políticas comunitarias. La presidencia de turno francesa, Nicolas Sarkozy, convocó una cumbre gubernamental en París, que se celebró el 4 de octubre, con la presencia del Presidente del Consejo italiano, Silvio Berlusconi, el Primer Ministro británico, Gordon Brown, la Canciller alemana, Angela Merkel, el Presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el Presidente de turno del Eurogrupo, el Primer Ministro luxemburgués Juncker.El encuentro – que concluyó con una cumbre entre los cuatro Estados europeos miembros del G-8, en realidad un Consejo reducido entre los países prósperos de la Unión Europea – tenía el objetivo de formular una respuesta comunitaria a la amenazante crisis. Los participantes han alcanzado un acuerdo de principios para asegurar la solidez y la estabilidad del sector financiero, interviniendo de manera individual, pero de modo coordinado, para preservar el sector bancario en la zona europea. Para llevarlo a cabo, se ha apelado a la flexibilidad de la Comisión en la evaluación de las medidas públicas en relación al Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Todos los presentes han estado de acuerdo en afirmar la necesidad de penalizar a los dirigentes responsables de la actual situación en la que se encuentran las instituciones agonizantes. Todos han expresado la necesidad de reconstruir el sistema a través de nuevas reglamentaciones de la hacienda global.La divergencia principal se ha registrado en el tema de las ayudas públicas. Italia y Francia se presentaban a la cumbre apoyando la idea holandesa de constituir un fondo común – la primera hipótesis era de destinar 300.000 millones repartidos entre los Estados miembros, después ha surgido la hipótesis de asignar el 3% del PIB por cada miembro – para administrar las ayudas a nivel comunitario. La firme resistencia alemana, compartida por Londres, ha hecho cambiar la ruta en París, aislando a Italia.La Unión Europea, por lo tanto, se empeña en tomar todas las medidas necesarias para garantizar los depósitos e impedir la quiebra de los instituciones de crédito, pero la responsabilidad de tales medidas recae sobre los gobiernos de forma individual, que actúan de manera coordinada para evitar desequilibrios en el sistema. La llamada a la responsabilidad nacional ha sido solicitada fuertemente por Berlín, que dispone de todos los instrumentos y de todos los recursos para hacer frente a la crisis interna. La constitución de un fondo común, sin embargo, habría trasferido el dinero público alemán, sin garantizar una adecuada protección al sector financiero nacional. Según el presidente francés Sarkozy, la UE debe promover un capitalismo de empresa y dejar a un lado el capitalismo especulativo que tiene envenenado a la hacienda internacional.
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La reunión del ECOFIN
La habitual reunión mensual del ECOFIN, órgano compuesto por ministros de Economía y de las Finanzas de los 27 Estados miembros, llevada a cabo el martes 7 de octubre en Luxemburgo, ratificó los procedimientos propuestos en París por cuatro principales Estados europeos. No se consentirá, por lo tanto, el fracaso de los grandes bancos que supondría graves consecuencias en el sistema. Los ahorradores han estado protegidos por el alza del umbral mínimo de garantía de los depósitos, que pasa de mínimo de 20.000 euros a un mínimo de 50.000 euros – sin embargo, dicha medida es tardía y está precedida por la revalorización de garantías mínimas superiores en casi todos los países europeos. La prioridad es restablecer la fiabilidad en el circuito de crédito. Con el fin de la conferencia, se destacan cuatro declaraciones: la primera atañe a la estabilidad financiera y la necesidad de establecer una autoridad de control y vigilancia comunitario del sector financiero; la segunda a propósito del método de respuesta nacional, pero coordinada a nivel europeo de la Unión Europea; la tercera y la cuarta atañen respectivamente al castigo y la retribución de los dirigentes de las instituciones de crédito y la lucha contra el fraude fiscal. Pocas son las aprobaciones que ha recibido la propuesta holandesa, apoyada por Italia, de constituir un fondo comunitario destinado al salvamento público.
La reunión del ECOFIN
La habitual reunión mensual del ECOFIN, órgano compuesto por ministros de Economía y de las Finanzas de los 27 Estados miembros, llevada a cabo el martes 7 de octubre en Luxemburgo, ratificó los procedimientos propuestos en París por cuatro principales Estados europeos. No se consentirá, por lo tanto, el fracaso de los grandes bancos que supondría graves consecuencias en el sistema. Los ahorradores han estado protegidos por el alza del umbral mínimo de garantía de los depósitos, que pasa de mínimo de 20.000 euros a un mínimo de 50.000 euros – sin embargo, dicha medida es tardía y está precedida por la revalorización de garantías mínimas superiores en casi todos los países europeos. La prioridad es restablecer la fiabilidad en el circuito de crédito. Con el fin de la conferencia, se destacan cuatro declaraciones: la primera atañe a la estabilidad financiera y la necesidad de establecer una autoridad de control y vigilancia comunitario del sector financiero; la segunda a propósito del método de respuesta nacional, pero coordinada a nivel europeo de la Unión Europea; la tercera y la cuarta atañen respectivamente al castigo y la retribución de los dirigentes de las instituciones de crédito y la lucha contra el fraude fiscal. Pocas son las aprobaciones que ha recibido la propuesta holandesa, apoyada por Italia, de constituir un fondo comunitario destinado al salvamento público.
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Medidas poco coordinadas
Pese a la declaraciones, los Estados europeos están actuando de manera individual con poca coordinación, pero con intervenciones similares. La escasa capitalización de los bancos ha solicitado que los gobiernos garanticen la solvencia de los sistemas bancarios nacionales. Todos los países han adoptado las normas para tutelar los depósitos de los privados. En la práctica, en toda Europa se han puesto los cimientos para proceder a nacionalizar el sistema de créditos, aunque todos los Estados han asegurado que algunas medidas interpuestas tendrán términos limitados en el tiempo y que el único fin de la diligencia estatal está dictada por la necesidad de no permitir el crac de la estructura bancaria. Las medidas intentan defender la solvencia, y consideran castigar a los dirigentes responsables de las aventuradas inversiones: las instituciones que tratan de disfrutar del sustento público deberían empeñarse en depurar las propias balanzas y aceptar las urgentes reglamentaciones establecidas por los decretos gubernamentales para purificar el sistema de crédito.El 8 de octubre, el Banco Central Europeo, ha reducido las tasas de interés a medio punto porcentual: esto causará un inevitable aumento de la liquidez circulante y, por lo tanto, de la inflación hasta que la recesión no imponga una lógica deflactora de la economía interna. Durante la última semana, los gobiernos pertenecientes a la Unión Europea han interpuesto intervenciones y aplicado medidas que difícilmente se pueden calificar como coordinadas. La atención principal es recurrir a los depósitos de los privados ciudadanos y al mejor método para salvaguardarlos. El mismo día, la canciller Angela Merkel se presentó ante el Bundestag para hacer unas declaraciones sobre la actual crisis. En resumen, Merkel confirmó que el gobierno federal está dispuesto a intervenir para garantizar la cobertura financiera de los institutos de crédito, así como sucedió con la Hypo, pero omitió ratificar la incondicional tutela de los ahorros. Ese mismo día, antes del inicio de las contrataciones de la Bolsa, el Tesoro británico presentó un plan de 50.000 millones de libras esterlinas (cerca de 63.000 millones de euros) para recapitalizar el sistema bancario interno. Los bancos – la mayoría integrados con el sistema estadounidense y, por ello, fuertemente relacionados a la crisis-, que están interesadas en disponer de capital público, emitirán acciones privilegiadas o otros títulos que den una tasa de interés activa. El primer ministro laborista, Gordon Brown, ya había anunciado en otras ocasiones que el gobierno estaba listo para tomar medidas drásticas para restablecer la estabilidad financiera. Los criterios de reglamentación de las retribuciones de los manager han sido establecidos. Siee bancos – Abbey, Hbos, Hsbc, Barclays, Lloyds Tsb, Royal Bank of Scotland, Standard Chartered- y la sociedad de crédito hipotecario Nationwide serán beneficiarias inmediatas del plan. Asimismo, El Banco de Inglaterra ha puesto en circulación 200.000 millones de libras esterlinas e ha reducido las tasas de interés a medio punto -para crear liquidez adicional. Italia no ha sido directamente objetivo de la crisis financiera que ha asolado a Europa. Los bancos han puesto mucho terreno en la Bolsa, pero sólo poseen pequeñas cantidades de títulos “tóxicos” y, por lo tanto, no deberían estar implicadas, al menos para que no haya otros desarrollos, con peligro de bancarrota. A pesar de esto, Palazzo Chigi ha presentado un decreto de urgencia en la tarde del 8 de octubre, para sostener el sistema. Roma no permitirá la quiebra de los bancos nacionales y está dispuesto a invertir dinero público para tutelar a los ahorradores. El proyecto prevé la adquisición de cuotas de capital de los institutos de crédito en dificultad en cambio de las emisiones de acciones privilegiadas. En cada modo, el Tesoro renunciaría a gestionar directamente tales bancos, prescindiendo del derecho de voto.El gobierno francés parece particularmente diligente a intervenir de inmediato. Hasta ahora, Francia no ha sufrido contragolpes: a través del gasto público con costes contenidos (mil millones de euros), ha participado en el salvamento de Dexia.El sistema financiero global ha dejado de autorregularse y está a merced del estrangulamiento de crédito sin precedentes. La excepcionalidad de la situación ha reclamado la intervención directa del Estado. El capitalismo ha permanecido desestabilizado. La tentación de reformar el sistema es alta, especialmente en Europa. Un tipo de capitalismo estatal podría ganar los favores de la opinión pública en la Unión Europea. Sin embargo, la naturaleza y, sobre todo, la dimensión de la crisis no está aún delineada. Los Estados poseen los instrumentos para sostener el sistema, pero las intervenciones serán atosigadas por los ciudadanos. Además, la ayuda estatal demuestra la teoría monetaria del “riesgo moral”: en estado de necesidad el Estado protege el mercado y tranquiliza a los ahorradores, sin que ni uno ni otro, que, de todas formas, no tienen culpa, sufren la sanción de las quiebras cíclicas del capitalismo. El Tratado de Maastricht prevé che los propios Estados miembros compensen individualmente las oscilaciones cíclicas a través del presupuesto público. Una condición fundamental del Pacto de Estabilidad y Crecimiento es la de no exceder el déficit del 3% del PIB. Los países del norte de Europa ensalza una tradición virtuosa al gestionar los presupuestos estatales y, por tanto, poseen la capacitad de actuar unilateralmente. Asimismo, Alemania y España disponen de espacios de maniobra bastante amplios, considerado el bajo déficit de presupuesto. Madrid ya ha aparcado un fondo de 30.000 millones de euros para poner a disposición de las recapitalizaciones bancarias.
Medidas poco coordinadas
Pese a la declaraciones, los Estados europeos están actuando de manera individual con poca coordinación, pero con intervenciones similares. La escasa capitalización de los bancos ha solicitado que los gobiernos garanticen la solvencia de los sistemas bancarios nacionales. Todos los países han adoptado las normas para tutelar los depósitos de los privados. En la práctica, en toda Europa se han puesto los cimientos para proceder a nacionalizar el sistema de créditos, aunque todos los Estados han asegurado que algunas medidas interpuestas tendrán términos limitados en el tiempo y que el único fin de la diligencia estatal está dictada por la necesidad de no permitir el crac de la estructura bancaria. Las medidas intentan defender la solvencia, y consideran castigar a los dirigentes responsables de las aventuradas inversiones: las instituciones que tratan de disfrutar del sustento público deberían empeñarse en depurar las propias balanzas y aceptar las urgentes reglamentaciones establecidas por los decretos gubernamentales para purificar el sistema de crédito.El 8 de octubre, el Banco Central Europeo, ha reducido las tasas de interés a medio punto porcentual: esto causará un inevitable aumento de la liquidez circulante y, por lo tanto, de la inflación hasta que la recesión no imponga una lógica deflactora de la economía interna. Durante la última semana, los gobiernos pertenecientes a la Unión Europea han interpuesto intervenciones y aplicado medidas que difícilmente se pueden calificar como coordinadas. La atención principal es recurrir a los depósitos de los privados ciudadanos y al mejor método para salvaguardarlos. El mismo día, la canciller Angela Merkel se presentó ante el Bundestag para hacer unas declaraciones sobre la actual crisis. En resumen, Merkel confirmó que el gobierno federal está dispuesto a intervenir para garantizar la cobertura financiera de los institutos de crédito, así como sucedió con la Hypo, pero omitió ratificar la incondicional tutela de los ahorros. Ese mismo día, antes del inicio de las contrataciones de la Bolsa, el Tesoro británico presentó un plan de 50.000 millones de libras esterlinas (cerca de 63.000 millones de euros) para recapitalizar el sistema bancario interno. Los bancos – la mayoría integrados con el sistema estadounidense y, por ello, fuertemente relacionados a la crisis-, que están interesadas en disponer de capital público, emitirán acciones privilegiadas o otros títulos que den una tasa de interés activa. El primer ministro laborista, Gordon Brown, ya había anunciado en otras ocasiones que el gobierno estaba listo para tomar medidas drásticas para restablecer la estabilidad financiera. Los criterios de reglamentación de las retribuciones de los manager han sido establecidos. Siee bancos – Abbey, Hbos, Hsbc, Barclays, Lloyds Tsb, Royal Bank of Scotland, Standard Chartered- y la sociedad de crédito hipotecario Nationwide serán beneficiarias inmediatas del plan. Asimismo, El Banco de Inglaterra ha puesto en circulación 200.000 millones de libras esterlinas e ha reducido las tasas de interés a medio punto -para crear liquidez adicional. Italia no ha sido directamente objetivo de la crisis financiera que ha asolado a Europa. Los bancos han puesto mucho terreno en la Bolsa, pero sólo poseen pequeñas cantidades de títulos “tóxicos” y, por lo tanto, no deberían estar implicadas, al menos para que no haya otros desarrollos, con peligro de bancarrota. A pesar de esto, Palazzo Chigi ha presentado un decreto de urgencia en la tarde del 8 de octubre, para sostener el sistema. Roma no permitirá la quiebra de los bancos nacionales y está dispuesto a invertir dinero público para tutelar a los ahorradores. El proyecto prevé la adquisición de cuotas de capital de los institutos de crédito en dificultad en cambio de las emisiones de acciones privilegiadas. En cada modo, el Tesoro renunciaría a gestionar directamente tales bancos, prescindiendo del derecho de voto.El gobierno francés parece particularmente diligente a intervenir de inmediato. Hasta ahora, Francia no ha sufrido contragolpes: a través del gasto público con costes contenidos (mil millones de euros), ha participado en el salvamento de Dexia.El sistema financiero global ha dejado de autorregularse y está a merced del estrangulamiento de crédito sin precedentes. La excepcionalidad de la situación ha reclamado la intervención directa del Estado. El capitalismo ha permanecido desestabilizado. La tentación de reformar el sistema es alta, especialmente en Europa. Un tipo de capitalismo estatal podría ganar los favores de la opinión pública en la Unión Europea. Sin embargo, la naturaleza y, sobre todo, la dimensión de la crisis no está aún delineada. Los Estados poseen los instrumentos para sostener el sistema, pero las intervenciones serán atosigadas por los ciudadanos. Además, la ayuda estatal demuestra la teoría monetaria del “riesgo moral”: en estado de necesidad el Estado protege el mercado y tranquiliza a los ahorradores, sin que ni uno ni otro, que, de todas formas, no tienen culpa, sufren la sanción de las quiebras cíclicas del capitalismo. El Tratado de Maastricht prevé che los propios Estados miembros compensen individualmente las oscilaciones cíclicas a través del presupuesto público. Una condición fundamental del Pacto de Estabilidad y Crecimiento es la de no exceder el déficit del 3% del PIB. Los países del norte de Europa ensalza una tradición virtuosa al gestionar los presupuestos estatales y, por tanto, poseen la capacitad de actuar unilateralmente. Asimismo, Alemania y España disponen de espacios de maniobra bastante amplios, considerado el bajo déficit de presupuesto. Madrid ya ha aparcado un fondo de 30.000 millones de euros para poner a disposición de las recapitalizaciones bancarias.
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Implicaciones
No habrá una respuesta sistemática comunitaria, sino diversas soluciones nacionales. El impacto de la crisis financiera ha sido devastadora en la Unión Europea. El sistema bancario, arruinado por las fuertes caídas de las Bolsas, trabaja duro para volver a encontrar el equilibrio, pese al sólido soporte garantizado por los gobiernos de los Estados miembros mayormente sorprendidos por la crisis. Las rápidas y necesarias nacionalizaciones de colosos bancarios en Bélgica, Holanda y Reino Unido no han contribuido a estabilizar el sector. La Unión Europea se ha empeñado en garantizar la solvencia de los depósitos de los ahorradores para evitar la degeneración de la crisis de solvencia que aflige al sistema interbancario. Sin embargo, la coordinación no parece bastante sólida para tranquilizar a las instituciones de crédito ni, cuanto menos, los privados. El Banco Central Europeo prosigue la introducción de liquidez para sustentar la precaria situación, pero la petición de financiación es muy elevada de la disponibilidad.Sin duda alguna: los problemas financieros proseguirán a menos a corto y medio plazo. Los balances de las instituciones financieras de todo el mundo se ven afectados por la crisis. La Unión Europea ha perdido una ocasión para acelerar la integración política. La cooperación entre gobiernos anunciada en París, el 4 de octubre, por el presidente francés Nicolas Sarkozy, no satisface los requisitos esenciales para afrontar la crisis de forma unitaria. La responsabilidad para salvar la situación y recapitalizar queda en manos de cada Estado. Un fondo común a disposición de la Comisión o de una institución con garantías como el Banco Central Europeo, aumentaría la credibilidad política del proyecto de integración comunitaria, evitando crear desequilibrios en el núcleo del sistema europeo. Por ejemplo, después de la garantía presentada por Dublín para todos los depósitos nacionales, e incluso para una parte importante de las acciones, no sólo aumentó el flujo financiero hacia Irlanda sino que obligó a los demás gobiernos europeos a adoptar medidas similares.A lo largo de su historia, el proyecto comunitario afrontó diversas crisis económicas y financieras. En algunas ocasiones – sobretodo con el final del período de la convertibilidad del dólar por oro, que ocurrió en 1971- prácticamente no hubo respuesta; en cambio, en otras ocasiones –como en la borrasca monetaria que creo el caos en Europa en 1992- fue gracias a la crisis que dio impulso al proyecto de integración: la Moneda Única es un buen ejemplo. Los gobiernos parecen no ver la situación general, convencidos de poder gestionar individualmente la crisis, como es el caso de Alemania. Y no cabe descartar la posibilidad de que lo consigan. Todo dependerá de la naturaleza y del futuro desarrollo de la crisis: si esto fuera sólo el principio, los efectos nefastos de la falta de cohesión serían incalculables. La crisis se convertiría en una situación imposible de gestionar, pero la ausencia de una solución sistemática comunitaria acentuaría las dificultades.En Bruselas, el próximo 15 y 16 de octubre, los jefes de Estado y de Gobierno, no deberían modificar la ruta establecida en París por la dirección, y confirmada en la cumbre del ECOFIN el 7 de octubre. El continente se verá afectado por una larga recesión, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional. Los prestamos bancarios a las industrias se reducirán agudizando la situación de crisis y contagiando la economía real. La decisión de construir un órgano de vigilancia comunitario tan eficiente como para castigar a los culpables, proteger a los ahorradores, junto con la voluntad internacional de reescribir las reglas financieras, son sin duda nobles. Pero no resuelven el problema actual, evitará sólo que se repitan estos acontecimientos en otra ocasión. Para sanear el actual sistema es necesario diseñar una estrategia concreta, coordinada, común y eficaz. Sólo los Estados poseen los recursos necesarios para establecer de nuevo el orden. En la Unión Europea, la participación conjunta de todos los miembros sería un factor esencial para conseguir mejores resultados.El retorno de un Estado invasivo, dirigista, visto por muchos con buenos ojos en Europa, especialmente por Francia y Alemania, puede ser un riesgo a corto plazo, pero la crisis no será breve, y por ahora no hay muchas alternativas. Los costes de la recapitalización y del salvamento recaerán en los contribuyentes; aún así, una vez se haya estabilizado el sistema, los gobiernos obtendrán beneficios de la venta de sus participaciones. La misma situación se produjo hace veinte años en Suiza, cuando una crisis inmobiliaria condujo al gobierno a nacionalizar todas las instituciones de concesión de créditos para venderlas años más tarde obteniendo una abundante plusvalía.
Implicaciones
No habrá una respuesta sistemática comunitaria, sino diversas soluciones nacionales. El impacto de la crisis financiera ha sido devastadora en la Unión Europea. El sistema bancario, arruinado por las fuertes caídas de las Bolsas, trabaja duro para volver a encontrar el equilibrio, pese al sólido soporte garantizado por los gobiernos de los Estados miembros mayormente sorprendidos por la crisis. Las rápidas y necesarias nacionalizaciones de colosos bancarios en Bélgica, Holanda y Reino Unido no han contribuido a estabilizar el sector. La Unión Europea se ha empeñado en garantizar la solvencia de los depósitos de los ahorradores para evitar la degeneración de la crisis de solvencia que aflige al sistema interbancario. Sin embargo, la coordinación no parece bastante sólida para tranquilizar a las instituciones de crédito ni, cuanto menos, los privados. El Banco Central Europeo prosigue la introducción de liquidez para sustentar la precaria situación, pero la petición de financiación es muy elevada de la disponibilidad.Sin duda alguna: los problemas financieros proseguirán a menos a corto y medio plazo. Los balances de las instituciones financieras de todo el mundo se ven afectados por la crisis. La Unión Europea ha perdido una ocasión para acelerar la integración política. La cooperación entre gobiernos anunciada en París, el 4 de octubre, por el presidente francés Nicolas Sarkozy, no satisface los requisitos esenciales para afrontar la crisis de forma unitaria. La responsabilidad para salvar la situación y recapitalizar queda en manos de cada Estado. Un fondo común a disposición de la Comisión o de una institución con garantías como el Banco Central Europeo, aumentaría la credibilidad política del proyecto de integración comunitaria, evitando crear desequilibrios en el núcleo del sistema europeo. Por ejemplo, después de la garantía presentada por Dublín para todos los depósitos nacionales, e incluso para una parte importante de las acciones, no sólo aumentó el flujo financiero hacia Irlanda sino que obligó a los demás gobiernos europeos a adoptar medidas similares.A lo largo de su historia, el proyecto comunitario afrontó diversas crisis económicas y financieras. En algunas ocasiones – sobretodo con el final del período de la convertibilidad del dólar por oro, que ocurrió en 1971- prácticamente no hubo respuesta; en cambio, en otras ocasiones –como en la borrasca monetaria que creo el caos en Europa en 1992- fue gracias a la crisis que dio impulso al proyecto de integración: la Moneda Única es un buen ejemplo. Los gobiernos parecen no ver la situación general, convencidos de poder gestionar individualmente la crisis, como es el caso de Alemania. Y no cabe descartar la posibilidad de que lo consigan. Todo dependerá de la naturaleza y del futuro desarrollo de la crisis: si esto fuera sólo el principio, los efectos nefastos de la falta de cohesión serían incalculables. La crisis se convertiría en una situación imposible de gestionar, pero la ausencia de una solución sistemática comunitaria acentuaría las dificultades.En Bruselas, el próximo 15 y 16 de octubre, los jefes de Estado y de Gobierno, no deberían modificar la ruta establecida en París por la dirección, y confirmada en la cumbre del ECOFIN el 7 de octubre. El continente se verá afectado por una larga recesión, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional. Los prestamos bancarios a las industrias se reducirán agudizando la situación de crisis y contagiando la economía real. La decisión de construir un órgano de vigilancia comunitario tan eficiente como para castigar a los culpables, proteger a los ahorradores, junto con la voluntad internacional de reescribir las reglas financieras, son sin duda nobles. Pero no resuelven el problema actual, evitará sólo que se repitan estos acontecimientos en otra ocasión. Para sanear el actual sistema es necesario diseñar una estrategia concreta, coordinada, común y eficaz. Sólo los Estados poseen los recursos necesarios para establecer de nuevo el orden. En la Unión Europea, la participación conjunta de todos los miembros sería un factor esencial para conseguir mejores resultados.El retorno de un Estado invasivo, dirigista, visto por muchos con buenos ojos en Europa, especialmente por Francia y Alemania, puede ser un riesgo a corto plazo, pero la crisis no será breve, y por ahora no hay muchas alternativas. Los costes de la recapitalización y del salvamento recaerán en los contribuyentes; aún así, una vez se haya estabilizado el sistema, los gobiernos obtendrán beneficios de la venta de sus participaciones. La misma situación se produjo hace veinte años en Suiza, cuando una crisis inmobiliaria condujo al gobierno a nacionalizar todas las instituciones de concesión de créditos para venderlas años más tarde obteniendo una abundante plusvalía.
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Conclusiones
Para la Unión Europea, la crisis tendrá efectos diversos. En el ámbito político, la integración- bruscamente frenada por la suspensión irlandesa del Tratado de Lisboa – se ralentizará, a menos que el momento difícil y su consecuente desarrollo, a diferencia de lo que acontece, no consiga unir al frente europeo. En el ámbito económico la recesión es inevitable, pero una anticipada intervención de los gobiernos podría frenar el impacto. A nivel social, las dinámicas continúan siendo una incógnita. En cada uno de los Estados miembros, sin embargo, las medidas se centran en el ámbito político. Las coaliciones de gobierno y los partidos con voluntad para resolver con rapidez los problemas, serán compensados: podría ser el caso del Partido Laborista de Reino Unido: en caída libre según los sondeos, pero capaz de lanzar un plan de estabilización que podría reconfortar a los electores.
Conclusiones
Para la Unión Europea, la crisis tendrá efectos diversos. En el ámbito político, la integración- bruscamente frenada por la suspensión irlandesa del Tratado de Lisboa – se ralentizará, a menos que el momento difícil y su consecuente desarrollo, a diferencia de lo que acontece, no consiga unir al frente europeo. En el ámbito económico la recesión es inevitable, pero una anticipada intervención de los gobiernos podría frenar el impacto. A nivel social, las dinámicas continúan siendo una incógnita. En cada uno de los Estados miembros, sin embargo, las medidas se centran en el ámbito político. Las coaliciones de gobierno y los partidos con voluntad para resolver con rapidez los problemas, serán compensados: podría ser el caso del Partido Laborista de Reino Unido: en caída libre según los sondeos, pero capaz de lanzar un plan de estabilización que podría reconfortar a los electores.
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Traducido por Diana Casal y Raquel Guindo
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Equilibri.net - Italy/10/10/2008
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2 comentarios:
Los mercados ya han empezado a resurgir, y al parecer todo tiende a la estabilizacion, falta crear la confianza necesaria para esto.
ZAPATERO Y LA CRISIS INMOBILIARIA,
O GARZÓN Y SUS DETENCIONES.
Rafael del Barco Carreras
12-02-09. Ayer el Presidente respondiendo a Rajoy en el Congreso achacó a la Crisis Inmobiliaria el aumento del paro. Hacia los 4.000.000 de parados. Record Europeo, y Mundial. Ya no achaca la culpa a turbulencias provocadas por los americanos. Para mi gusto hubiera debido de atribuir la particular crisis española a la mecánica financiera, perfectamente controlada por el Banco de España, y llevada a la práctica por el cartel de cajas y bancos, que en lugar de Crisis se debería definir CORRUPCION. DEGENERACIÓN DEL SISTEMA FINANCIERO, titulé hace unos meses, cuando el propio Presidente nos anunciaba que teníamos el más sólido Sistema Financiero del Mundo. Ver Internet.
Me repito por enésima vez, se recalifica un terreno, se concede una hipoteca al hipotético nuevo valor, con dictamen de una empresa (propiedad de los bancos y cajas) de tasación, se proyecta un edificio o cientos, el constructor certificará obras que abonará un banco o caja, y los pisos se venderán con hipoteca a cualquiera que aporte una nómina (aunque sea falsa), y cuando revienta la pirámide, porque ya no hay más dinero ni dentro ni fuera de España, sobrarán millón y pico de invendibles (por su precio) viviendas, y unos dos o tres millones mal vendidos, hipotecas basura. Porque para remate, los bancos y cajas colocarán esas hipotecas (a menudo por ventas entre sociedades fantasma) a instituciones financieras internacionales, y vuelta a empezar. Y empezar significa más corrupción, más alcaldes, concejales y constructores locales, recalificando, construyendo, y cajas y bancos concediendo hipotecas de disparatados importes, cuanto más mejor, y obteniendo más dinero del exterior.
Garzón, puede pinchar los teléfonos que le apetezca, y los alcaldes del PP o del PSOE, de CIU o quien sea, y sus grupitos, caerán a cientos. O banqueros y “cajeros o caixes”. Se publica que una financiera norteamericana devuelve al Banesto unas “titulaciones” donde se hipotecan pisos a 2.000 extranjeros cuya “titulación” es imposible. A mi entender eso significa que o no existen o no existieron esos extranjeros. Y como digo de viva voz en los videos de youtube el FORUM de Barcelona es el paradigma de esta descripción.
Garzón, me recuerda en 1993 a mí, por desgracia, ex abogados, el juez Pascual Estevill y Piqué Vidal con las listas del IVA, unas cuatrocientas de las primerísimas empresas en Barcelona, encarcelando a diestro y siniestro…!ojo! que no digo que el Juez Garzón extorsione o derive a unos y no a otros su capacidad de Poder… pero me lo recuerda.
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