Ex primer ministro británico Tony Blair, favorito para asumir la presidencia del Consejo de Europa
El ex premier británico, Tony Blair tiene a su favor un gran prestigio internacional, su carisma y el perfecto francés que habla.
Foto: AFP
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IDAFE MARTÍN
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BRUSELAS-Sin embargo, su nombre aún levanta ampolla entre los sectores más europeístas.
Terminado el marasmo institucional que sumergió a la Unión Europea por más de dos años y que culminó el 19 de octubre con la aprobación del Tratado de Europa -la nueva carta de navegación de los 27 del Viejo Continente-, comenzó rotarse la baraja de nombres para los puestos clave que crea el nuevo acuerdo jurídico.
Y la primera plaza a cubrir, por supuesto, es la del presidente del Consejo Europeo, un cargo de dos años y medio que intentará dar estabilidad al bloque y que sustituye en funciones a las actuales presidencias semestrales, que en adelante quedarán para poco más que organizar cumbres.
Lo curioso es que el nombre que más suena en esta 'primera mano' es Blair, uno de los más acérrimos críticos de la alianza europea.
"Blair es un hombre notable, el más europeísta de los británicos -aseveración que puede ser considerada un insulto en el Reino Unido-, por lo que me gustaría que lo tuviéramos en cuenta para este cargo", afirmó Sarkozy, el 19 de octubre, al cierre del encuentro europeo en Lisboa.
La propuesta del Presidente francés fue secundada por el premier británico, Gordon Brown, quien lanzó un mensaje similar, al decir que Blair sería "un gran candidato para cualquier alto cargo internacional", aunque a renglón seguido remarcó que su postulación sería prematura debido a que el cargo en cuestión empezaría a finales del 2009.
Terminado el marasmo institucional que sumergió a la Unión Europea por más de dos años y que culminó el 19 de octubre con la aprobación del Tratado de Europa -la nueva carta de navegación de los 27 del Viejo Continente-, comenzó rotarse la baraja de nombres para los puestos clave que crea el nuevo acuerdo jurídico.
Y la primera plaza a cubrir, por supuesto, es la del presidente del Consejo Europeo, un cargo de dos años y medio que intentará dar estabilidad al bloque y que sustituye en funciones a las actuales presidencias semestrales, que en adelante quedarán para poco más que organizar cumbres.
Lo curioso es que el nombre que más suena en esta 'primera mano' es Blair, uno de los más acérrimos críticos de la alianza europea.
"Blair es un hombre notable, el más europeísta de los británicos -aseveración que puede ser considerada un insulto en el Reino Unido-, por lo que me gustaría que lo tuviéramos en cuenta para este cargo", afirmó Sarkozy, el 19 de octubre, al cierre del encuentro europeo en Lisboa.
La propuesta del Presidente francés fue secundada por el premier británico, Gordon Brown, quien lanzó un mensaje similar, al decir que Blair sería "un gran candidato para cualquier alto cargo internacional", aunque a renglón seguido remarcó que su postulación sería prematura debido a que el cargo en cuestión empezaría a finales del 2009.
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Tres perfiles
Tres perfiles
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El debate sobre quién debería ser la figura más adecuada gira en torno a tres perfiles: un europeísta que empuje hacia una mayor cohesión; alguien de poco peso político y manejable para los gobiernos de los 27, o un "freno" como Blair.
Y por ahora, la última opción parece ser la más fuerte. Aunque el cargo no tendrá poder ejecutivo, se espera que el nuevo presidente del Consejo sea un político de alto nivel, que deje huella y marque la pauta a sus sucesores.
Blair sería la figura perfecta no solo por el respaldo franco-británico sino por su gran carisma y el amplio prestigio internacional del que goza. Además, como lo mencionó recientemente Joaquín Roy , director del Centro de la Unión Europea en la Universidad de Miami, "Blair cuenta con pocos enemigos directos en el contexto europeo, habla un francés impecable y como británico haría todo lo posible para que el anclaje definitivo del Reino Unido en la UE".
Pero para sus detractores, algunas de las virtudes que le endilgan a Blair jugarían en su contra. En los oídos de muchos aún están frescas las palabras que el ex primer ministro expresó el pasado 27 de junio cuando aseguró: "Estoy preparado para hundir el acuerdo de la Cumbre. No voy a dejarle a Gordon Brown en una posición en la que herede algo con lo que no está contento. No vamos a estar de acuerdo con algo que desplace a la política exterior británica y a nuestro ministerio de Asuntos Exteriores".
Por eso a menos que Blair se "convierta" en los pasillos de Bruselas al europeísmo sus años en el cargo serán poco más que los de una figura de renombre que no dará impulso político al proyecto europeo. En pocas palabras,una carta fija por la parálisis política de Europa.
Otra de las críticas contra el británico es que durante su gobierno dividió a Europa en dos bandos al apoyar -junto con el jefe del gobierno español, José María Aznar- la invasión y ocupación de Irak, en contra de los intereses de la mayoría de los europeos.
En cabeza de Blair el Reino Unido se negó a ratificar la Constitución Europea y fue el más reticente en la negociación del nuevo Tratado de Lisboa. Londres tampoco ha adoptado el euro, no acepta la Carta de Derechos Fundamentales y sigue pidiendo en las fronteras el pasaporte a los ciudadanos de la UE. Todas estas razones por las cuales los europeístas aseguran que su nombre como primer presidente de Europa, "Blair sería una apuesta clara a la baja".
Además, Blair trabaja ya -aunque poco se le ha visto en esa tarea- como enviado del Cuarteto para Oriente Medio.
El debate sobre quién debería ser la figura más adecuada gira en torno a tres perfiles: un europeísta que empuje hacia una mayor cohesión; alguien de poco peso político y manejable para los gobiernos de los 27, o un "freno" como Blair.
Y por ahora, la última opción parece ser la más fuerte. Aunque el cargo no tendrá poder ejecutivo, se espera que el nuevo presidente del Consejo sea un político de alto nivel, que deje huella y marque la pauta a sus sucesores.
Blair sería la figura perfecta no solo por el respaldo franco-británico sino por su gran carisma y el amplio prestigio internacional del que goza. Además, como lo mencionó recientemente Joaquín Roy , director del Centro de la Unión Europea en la Universidad de Miami, "Blair cuenta con pocos enemigos directos en el contexto europeo, habla un francés impecable y como británico haría todo lo posible para que el anclaje definitivo del Reino Unido en la UE".
Pero para sus detractores, algunas de las virtudes que le endilgan a Blair jugarían en su contra. En los oídos de muchos aún están frescas las palabras que el ex primer ministro expresó el pasado 27 de junio cuando aseguró: "Estoy preparado para hundir el acuerdo de la Cumbre. No voy a dejarle a Gordon Brown en una posición en la que herede algo con lo que no está contento. No vamos a estar de acuerdo con algo que desplace a la política exterior británica y a nuestro ministerio de Asuntos Exteriores".
Por eso a menos que Blair se "convierta" en los pasillos de Bruselas al europeísmo sus años en el cargo serán poco más que los de una figura de renombre que no dará impulso político al proyecto europeo. En pocas palabras,una carta fija por la parálisis política de Europa.
Otra de las críticas contra el británico es que durante su gobierno dividió a Europa en dos bandos al apoyar -junto con el jefe del gobierno español, José María Aznar- la invasión y ocupación de Irak, en contra de los intereses de la mayoría de los europeos.
En cabeza de Blair el Reino Unido se negó a ratificar la Constitución Europea y fue el más reticente en la negociación del nuevo Tratado de Lisboa. Londres tampoco ha adoptado el euro, no acepta la Carta de Derechos Fundamentales y sigue pidiendo en las fronteras el pasaporte a los ciudadanos de la UE. Todas estas razones por las cuales los europeístas aseguran que su nombre como primer presidente de Europa, "Blair sería una apuesta clara a la baja".
Además, Blair trabaja ya -aunque poco se le ha visto en esa tarea- como enviado del Cuarteto para Oriente Medio.
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Los otros del sonajero
Los otros del sonajero
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Pero Blair no es el único en el sonajero. Los otros nombres que perfilan son los del primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker, un europeísta convencido y actual presidente del Eurogrupo, que reúne a los ministros de Economía de los 13 países que comparten el euro; un tercer candidato es el primer mi-nistro danés, Anders Fogh Rasmussen, y finalmente el ex presidente polaco, Aleksander Kwasniewski.
Entre un amplio grupo de eurodiputados, principalmente de izquierda y mediterráneos, está creciendo la opinión de que el presidente de la UE debería ser un político que haya dejado las tareas de gobierno hace años, con amplia experiencia internacional y que apueste decididamente por un proyecto político para Europa, o como explicó a EL TIEMPO un eurodiputado español, "alguien del perfil del ex primer ministro francés Lionel Jospin o del ex presidente español Felipe González".
Este eurodiputado opina que una persona de ese perfil "dará realce al cargo, trabajará con más independencia, incluso respecto a su país y podría empujar hacia una mayor cohesión política, alguien quizá más respetado que un ex premier danés o uno de los impulsores de la ilegal guerra de Irak".
Pero Blair no es el único en el sonajero. Los otros nombres que perfilan son los del primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker, un europeísta convencido y actual presidente del Eurogrupo, que reúne a los ministros de Economía de los 13 países que comparten el euro; un tercer candidato es el primer mi-nistro danés, Anders Fogh Rasmussen, y finalmente el ex presidente polaco, Aleksander Kwasniewski.
Entre un amplio grupo de eurodiputados, principalmente de izquierda y mediterráneos, está creciendo la opinión de que el presidente de la UE debería ser un político que haya dejado las tareas de gobierno hace años, con amplia experiencia internacional y que apueste decididamente por un proyecto político para Europa, o como explicó a EL TIEMPO un eurodiputado español, "alguien del perfil del ex primer ministro francés Lionel Jospin o del ex presidente español Felipe González".
Este eurodiputado opina que una persona de ese perfil "dará realce al cargo, trabajará con más independencia, incluso respecto a su país y podría empujar hacia una mayor cohesión política, alguien quizá más respetado que un ex premier danés o uno de los impulsores de la ilegal guerra de Irak".
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El Tiempo - Colombia/04/11/2007
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