Doble rasero USA, también en Oriente Medio
Por Ángel Rodríguez Álvarez
Servicio Especial de la AIN
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Dos decisiones recientes del gobierno norteamericano, prácticamente coincidentes en el tiempo, sirven para caracterizar una vez más el doble rasero de la aberrante política exterior de Estados Unidos.
Mientras Condoleezza Rice da a conocer que la Casa Blanca define a la Guardia Revolucionaria de Irán como una organización terrorista global, Washington firma una carta de intención en la cual se compromete a otorgar a Israel una ayuda militar adicional por 30 mil millones de dólares durante los próximos 10 años.
La declaración de la Secretaria de Estado es un modo indirecto, aunque nada sutil, de caracterizar al gobierno iraní como terrorista, habida cuenta de que la Guardia Revolucionaria forma parte estructural de ese Estado.
La pomposa acusación estadounidense viene acompañada de las ya reiteradas, y no probadas acusaciones al gobierno iraní de ayudar a insurgentes en Iraq y Afganistán, y apenas esconde sus verdaderas intenciones: presionar al gobierno de Mahmud Ahmadineyad para que renuncie a su legítimo derecho a producir energía nuclear con fines pacíficos.
El discurso político de la administración Bush tiene, además, la clara intención de presionar en el Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente sobre Rusia y China, opuestos a reforzar las sanciones a Teherán.
Pero mientras la Casa Blanca, alarmada, chilla por lo que según sus voceros, solo representa un elevado riesgo para su seguridad nacional, nada dice acerca de la conducta abiertamente terrorista de Israel en esa área.
Los voceros de Bush no ahorran esfuerzos para presentar al régimen sionista como inocente víctima de los ataques de las milicias de Hizbulá y del gobierno de Hamas, previamente etiquetados como terroristas.
Según Nicholas Burns, subsecretario de estado para asuntos políticos, " Israel se encuentra en una situación cada vez más peligrosa ", y " Estados Unidos tiene interés permanente en la seguridad de Israel." En ello fundamenta la ayuda al país hebreo, y llegan al extremo de calificarla como " una inversión a favor de la paz o, razón por la cual la entrega de medios militares, según Burns, " no está condicionada al cumplimiento de premisas políticas y tampoco a amenazas del proceso de paz en el Cercano Oriente. "
Para no pocos observadores, la nueva ayuda aprobada a sus reconocidos aliados estratégicos en esa convulsa área geográfica, refleja una reconquista del posicionamiento de los elementos más conservadores agrupados en torno al vicepresidente Dick Cheney, principal abanderado de una acción militar contra Irán.
Israel, poseedor de armas nucleares por la " gracia de Washington", ha sido sistemática y generosamente beneficiado por la ayuda militar norteamericana, cuyo monto se calcula en unos dos mil 400 millones de dólares anualmente.
Tal conducta de la Casa Blanca no es nueva, y adquiere actualidad como el ejemplo más reciente del doble rasero oportunista con que la administración Bush maneja el tema de la lucha contra el terrorismo a nivel global.
Mientras Condoleezza Rice da a conocer que la Casa Blanca define a la Guardia Revolucionaria de Irán como una organización terrorista global, Washington firma una carta de intención en la cual se compromete a otorgar a Israel una ayuda militar adicional por 30 mil millones de dólares durante los próximos 10 años.
La declaración de la Secretaria de Estado es un modo indirecto, aunque nada sutil, de caracterizar al gobierno iraní como terrorista, habida cuenta de que la Guardia Revolucionaria forma parte estructural de ese Estado.
La pomposa acusación estadounidense viene acompañada de las ya reiteradas, y no probadas acusaciones al gobierno iraní de ayudar a insurgentes en Iraq y Afganistán, y apenas esconde sus verdaderas intenciones: presionar al gobierno de Mahmud Ahmadineyad para que renuncie a su legítimo derecho a producir energía nuclear con fines pacíficos.
El discurso político de la administración Bush tiene, además, la clara intención de presionar en el Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente sobre Rusia y China, opuestos a reforzar las sanciones a Teherán.
Pero mientras la Casa Blanca, alarmada, chilla por lo que según sus voceros, solo representa un elevado riesgo para su seguridad nacional, nada dice acerca de la conducta abiertamente terrorista de Israel en esa área.
Los voceros de Bush no ahorran esfuerzos para presentar al régimen sionista como inocente víctima de los ataques de las milicias de Hizbulá y del gobierno de Hamas, previamente etiquetados como terroristas.
Según Nicholas Burns, subsecretario de estado para asuntos políticos, " Israel se encuentra en una situación cada vez más peligrosa ", y " Estados Unidos tiene interés permanente en la seguridad de Israel." En ello fundamenta la ayuda al país hebreo, y llegan al extremo de calificarla como " una inversión a favor de la paz o, razón por la cual la entrega de medios militares, según Burns, " no está condicionada al cumplimiento de premisas políticas y tampoco a amenazas del proceso de paz en el Cercano Oriente. "
Para no pocos observadores, la nueva ayuda aprobada a sus reconocidos aliados estratégicos en esa convulsa área geográfica, refleja una reconquista del posicionamiento de los elementos más conservadores agrupados en torno al vicepresidente Dick Cheney, principal abanderado de una acción militar contra Irán.
Israel, poseedor de armas nucleares por la " gracia de Washington", ha sido sistemática y generosamente beneficiado por la ayuda militar norteamericana, cuyo monto se calcula en unos dos mil 400 millones de dólares anualmente.
Tal conducta de la Casa Blanca no es nueva, y adquiere actualidad como el ejemplo más reciente del doble rasero oportunista con que la administración Bush maneja el tema de la lucha contra el terrorismo a nivel global.
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Granma-Cuba/28/08/2007
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