Mujeres presidentas: con las faldas muy bien puestas
Cristina Fernández de Kirchner, quien ganó ayer las elecciones en Argentina, se suma a una lista cada vez más sólida de féminas que despuntan en el terreno de la política. Michelle Bachelet también gobierna en Sudamérica
(Foto: Especial)
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Guillermina Ortiz C.
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Ciudad de México - Coloquialmente, ellas tienen las faldas muy bien puestas: la mayoría no pasa de 60 años, son destacadas políticas que han resuelto adversidades como persecuciones políticas o ataques por sus críticas a gobiernos autoritarios.
La victoria de Cristina Fernández para suceder a su marido, el actual presidente de Argentina, Néstor Kirchner, dibuja un nuevo panorama en la política, tanto de Latinoamérica como internacional.
De este lado del hemisferio, el triunfo de la argentina representa el segundo de una mujer que llega a la presidencia en menos de dos años, sumándose a su homóloga chilena Michelle Bachelet, actual mandataria del país sudamericano que ganó en las urnas en segunda vuelta el 15 de enero de 2006, convirtiéndose en la primera en tomar las riendas de su país.
Bachelet, al igual que Cristina Fernández, vivió la persecución política al lado de su padre, un general que murió encarcelado por su oposición a la dictadura de Augusto Pinochet.
En sus primeros discursos públicos tras saber que había ganado los comicios presidenciales, la política de 56 años adelantó que su gobierno trabajará "por la integración con los países vecinos, con la región y con América Latina". Simpatiza con el ALCA que "no es incompatible con el Mercosur".
Ese mismo domingo, pero en el país africano de Liberia, Ellen Jonson Sirleaf también saltaría a las esferas del poder convirtiéndose en la primera mandataria elegida democráticamente, con un fuerte apoyo estadounidense y con el compromiso de luchar contra la corrupción y reconstruir el país tras años de guerra.
Mamá Ellen, de 69 años de edad, fue condenada a 10 años de cárcel por criticar al régimen militar. Esta sentencia no se efectuó porque fue liberada poco después de ingresar en prisión. Después de obtener su libertad vivió en el exilio de 1985 hasta 1997, cuando volvió al país como economista del Banco Mundial y del banco Citibank en África.
Una contemporánea más de estas féminas como líderes de sus países es la alemana Angela Dorothea Merkel, canciller de su país desde 2005.
Hija de un pastor, a sus 53 años, destaca por ser una política que se unió al movimiento democrático tras la caída del Muro de Berlín, adhiriéndose al nuevo partido Demokratischer Aufbruch. Uno de los objetivos de la cristiano demócrata es convertir la Carta Magna europea como uno de los acuerdos de coalición con los socialdemócratas, y aseguró que su país seguirá trabajando en el proyecto europeo y en favor de la Constitución.
En este mismo “club de los 50” está la presidente irlandesa Mary McAleese. A punto de cumplir 10 años en funciones (11 de noviembre de 1977), llegó al poder por su interés con el reencuentro de las dos Irlandas, El Fianna Fáil (FF), partido conservador históricamente ligado a la causa de la unidad de la isla, fue el encargado de abanderarla.
Según el Centro de Investigación de Relaciones Internacionales y Desarrollo (CIDOB), McAleese se caracteriza por ser una de las dirigentes con más mano dura, debido a su doctrina religiosa: activista católica conservadora, opuesta tanto al aborto (ilegal salvo en el caso de grave riesgo para la madre) como al divorcio (legalizado sólo tras el referéndum de 1995).
Otra europea es Tarja Kaarina Halonen. Presidenta de Finlandia desde el 1 de marzo de 2000, creció en un barrio de tradición obrera conocido como Kallio, en la ciudad de Helsinki. Antes de llegar al Ejecutivo, tuvo a su cargo la agenda política de la Unión Europea, que contó con Finlandia entre sus miembros desde el 1 de enero de 1995. Su principal responsabilidad en este terreno fue la preparación y dirección de la primera presidencia finlandesa de turno de la Unión, en el segundo semestre de 1999.
En el continente asiático, existen una mandataria más, la filipina Gloria Macapagal Arroyo. Hija del anterior presidente Diosdado Macapagal y de Evangelina Macaraeg, llegó a la presidencia el 20 de enero de 2001 durante Revolución de EDSA II que desplazó a Joseph Estrada en medio de acusaciones de extensa corrupción. Arroyo fue reelegida en 2004, derrotando al principal líder de la oposición filipina, Fernando Poe Jr.
Es miembro de la Academia Filipina de la Lengua Española y entre sus prioridades está dispuesta a devolverle al idioma español el status que lo hacía oficial en el país, el cual perdió en 1973 (durante la dictadura de Marcos) y que se confirmó en 1987 (bajo el gobierno de Cory Aquino). Dicha reincorporación se haría en 2008.
Por último está la primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark. En ejercicio desde el 10 de diciembre de 1999, fue fuerte opositora a la invasión de Iraq, liderada por los Estados Unidos. Bajo su mandato se enviaron tropas a Afganistán para ayudar a su reconstrucción. Apoya las políticas antinucleares de Nueva Zelanda de los últimos 20 años.
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La victoria de Cristina Fernández para suceder a su marido, el actual presidente de Argentina, Néstor Kirchner, dibuja un nuevo panorama en la política, tanto de Latinoamérica como internacional.
De este lado del hemisferio, el triunfo de la argentina representa el segundo de una mujer que llega a la presidencia en menos de dos años, sumándose a su homóloga chilena Michelle Bachelet, actual mandataria del país sudamericano que ganó en las urnas en segunda vuelta el 15 de enero de 2006, convirtiéndose en la primera en tomar las riendas de su país.
Bachelet, al igual que Cristina Fernández, vivió la persecución política al lado de su padre, un general que murió encarcelado por su oposición a la dictadura de Augusto Pinochet.
En sus primeros discursos públicos tras saber que había ganado los comicios presidenciales, la política de 56 años adelantó que su gobierno trabajará "por la integración con los países vecinos, con la región y con América Latina". Simpatiza con el ALCA que "no es incompatible con el Mercosur".
Ese mismo domingo, pero en el país africano de Liberia, Ellen Jonson Sirleaf también saltaría a las esferas del poder convirtiéndose en la primera mandataria elegida democráticamente, con un fuerte apoyo estadounidense y con el compromiso de luchar contra la corrupción y reconstruir el país tras años de guerra.
Mamá Ellen, de 69 años de edad, fue condenada a 10 años de cárcel por criticar al régimen militar. Esta sentencia no se efectuó porque fue liberada poco después de ingresar en prisión. Después de obtener su libertad vivió en el exilio de 1985 hasta 1997, cuando volvió al país como economista del Banco Mundial y del banco Citibank en África.
Una contemporánea más de estas féminas como líderes de sus países es la alemana Angela Dorothea Merkel, canciller de su país desde 2005.
Hija de un pastor, a sus 53 años, destaca por ser una política que se unió al movimiento democrático tras la caída del Muro de Berlín, adhiriéndose al nuevo partido Demokratischer Aufbruch. Uno de los objetivos de la cristiano demócrata es convertir la Carta Magna europea como uno de los acuerdos de coalición con los socialdemócratas, y aseguró que su país seguirá trabajando en el proyecto europeo y en favor de la Constitución.
En este mismo “club de los 50” está la presidente irlandesa Mary McAleese. A punto de cumplir 10 años en funciones (11 de noviembre de 1977), llegó al poder por su interés con el reencuentro de las dos Irlandas, El Fianna Fáil (FF), partido conservador históricamente ligado a la causa de la unidad de la isla, fue el encargado de abanderarla.
Según el Centro de Investigación de Relaciones Internacionales y Desarrollo (CIDOB), McAleese se caracteriza por ser una de las dirigentes con más mano dura, debido a su doctrina religiosa: activista católica conservadora, opuesta tanto al aborto (ilegal salvo en el caso de grave riesgo para la madre) como al divorcio (legalizado sólo tras el referéndum de 1995).
Otra europea es Tarja Kaarina Halonen. Presidenta de Finlandia desde el 1 de marzo de 2000, creció en un barrio de tradición obrera conocido como Kallio, en la ciudad de Helsinki. Antes de llegar al Ejecutivo, tuvo a su cargo la agenda política de la Unión Europea, que contó con Finlandia entre sus miembros desde el 1 de enero de 1995. Su principal responsabilidad en este terreno fue la preparación y dirección de la primera presidencia finlandesa de turno de la Unión, en el segundo semestre de 1999.
En el continente asiático, existen una mandataria más, la filipina Gloria Macapagal Arroyo. Hija del anterior presidente Diosdado Macapagal y de Evangelina Macaraeg, llegó a la presidencia el 20 de enero de 2001 durante Revolución de EDSA II que desplazó a Joseph Estrada en medio de acusaciones de extensa corrupción. Arroyo fue reelegida en 2004, derrotando al principal líder de la oposición filipina, Fernando Poe Jr.
Es miembro de la Academia Filipina de la Lengua Española y entre sus prioridades está dispuesta a devolverle al idioma español el status que lo hacía oficial en el país, el cual perdió en 1973 (durante la dictadura de Marcos) y que se confirmó en 1987 (bajo el gobierno de Cory Aquino). Dicha reincorporación se haría en 2008.
Por último está la primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark. En ejercicio desde el 10 de diciembre de 1999, fue fuerte opositora a la invasión de Iraq, liderada por los Estados Unidos. Bajo su mandato se enviaron tropas a Afganistán para ayudar a su reconstrucción. Apoya las políticas antinucleares de Nueva Zelanda de los últimos 20 años.
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El Universal - México/30/10/2007
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