Pacífico: últimas dinámicas geopolíticas y sus consecuencias
Los eventos geopolíticos del área geográfica que limita con el Océano Pacífico-que comprende territorios enormes y diversos: desde China hasta Australia y desde Estados Unidos a Filipinas-, tienen una influencia significativa sobre las regiones colindantes. Estas zonas están plenamente involucradas en los juegos diplomáticos y estratégicos que se desarrollan entre las grandes potencias activas en la zona del Pacífico. La India es una de las naciones más importantes para el futuro del área, a pesar de no formar parte de ella plenamente. Las estrategias de Estados Unidos y China han puesto en marcha una serie de alianzas con intereses contrastados, las cuales se perfilan rápidamente pero de forma ambigua y contradictoria.
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Michele Tempera
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El final de la Guerra Fría y, con ella, del sistema bipolar, conllevó un giro en las dinámicas geopolíticas internacionales. En el área del Pacífico provocó una acentuación de la competencia existente entre las potencias internacionales, mientras que la rápida aparición de grandes países emergentes complicó el cuadro estratégico. En este contexto los gobiernos de Estados Unidos, Rusia, China, India, Japón y Australia se han mantenido ocupados definiendo sus estrategias destinadas a superar los desafíos económicos y estratégicos de la región. De hecho, la región se está convirtiendo en un centro económico y comercial a nivel internacional y, en consecuencia, en un teatro privilegiado de las mayores evoluciones geopolíticas del mundo.
A pesar de que el área del Pacífico se ve actualmente afectada por choques político-estratégicos particularmente agudos está afectada por dos tendencias principales, las cuales condicionan el comportamiento de los actores estatales locales.En primer lugar la voluntad china de expandir su influencia política y militar a nivel asiático y a nivel global. Hasta hoy su evolución hace pensar en que su estrategia ha obtenido éxito. Dicha estrategia se ha visto reforzada notablemente por las imponentes demostraciones a nivel económico, comercial y financiero que China ha llevado a cabo en los últimos diez años.La segunda tendencia se centra en los esfuerzos que Estados Unidos está dedicando a circundar al máximo la acción china y su radio de acción estratégica.Estas dos tendencias estratégicas son claramente conflictivas y, aunque no lleguen a provocar choques diplomáticos y políticos graves, pueden hacer estallar un enfrentamiento menos directo y menos duro, pero que podrían empeorar en un futuro no muy lejano.
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Michele Tempera
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El final de la Guerra Fría y, con ella, del sistema bipolar, conllevó un giro en las dinámicas geopolíticas internacionales. En el área del Pacífico provocó una acentuación de la competencia existente entre las potencias internacionales, mientras que la rápida aparición de grandes países emergentes complicó el cuadro estratégico. En este contexto los gobiernos de Estados Unidos, Rusia, China, India, Japón y Australia se han mantenido ocupados definiendo sus estrategias destinadas a superar los desafíos económicos y estratégicos de la región. De hecho, la región se está convirtiendo en un centro económico y comercial a nivel internacional y, en consecuencia, en un teatro privilegiado de las mayores evoluciones geopolíticas del mundo.
A pesar de que el área del Pacífico se ve actualmente afectada por choques político-estratégicos particularmente agudos está afectada por dos tendencias principales, las cuales condicionan el comportamiento de los actores estatales locales.En primer lugar la voluntad china de expandir su influencia política y militar a nivel asiático y a nivel global. Hasta hoy su evolución hace pensar en que su estrategia ha obtenido éxito. Dicha estrategia se ha visto reforzada notablemente por las imponentes demostraciones a nivel económico, comercial y financiero que China ha llevado a cabo en los últimos diez años.La segunda tendencia se centra en los esfuerzos que Estados Unidos está dedicando a circundar al máximo la acción china y su radio de acción estratégica.Estas dos tendencias estratégicas son claramente conflictivas y, aunque no lleguen a provocar choques diplomáticos y políticos graves, pueden hacer estallar un enfrentamiento menos directo y menos duro, pero que podrían empeorar en un futuro no muy lejano.
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La influencia china
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Pekín intenta desde hace años explotar su enorme potencial económico con el objetivo de conseguir influencia política y diplomática en el área del Pacífico, ya sea financiando programas de desarrollo de infraestructuras para países con menos recursos, o mediante el comercio con los estados de toda la región. La ramificación de la acción china se confirma con la extremada atención con la que escogen sus propuestas e iniciativas. A pesar de todo, por un lado China ha ignorado la presencia diplomática taiwanesa en el área, y por otro lado ha conseguido crecer rápidamente convirtiéndose en la mayor potencia asiática considerando su sistema de producción y su ejército.
La República popular está reforzando su flota naval militar, incluyendo algunos submarinos atómicos, con el objeto de convertirse en la mayor marina de toda Asia y controlar las rutas estratégicas que atraviesan el Pacífico. Además, la ampliación de la marina china servirá para hacer más seguro el estrecho de Malaca, línea fundamental de tránsito por la que transcurre el aprovisionamiento de combustibles fósiles para toda Asia oriental. Este posicionamiento del país sugiere su determinación a convertirse en la potencia naval del Océano Pacifico, un océano que había estado controlado desde la Segunda Guerra Mundial por Estados Unidos.
Por otro lado, el clima de competición militar y estratégica que se respira en la región, ha llevado a Pekín a colaborar con Rusia en el campo de la defensa. En agosto de 2007 tuvo lugar el último ejercicio conjunto realizado por los dos ejércitos. Este ejercicio ha estado precedido por varios encuentros que se han desarrollado en los últimos tres años. Parece evidente que la intención de Pekín es la de crear una red de países aliados con cuyo apoyo poder contrarrestar las presiones de Estados Unidos y evitar, al mismo tiempo, el aislamiento estratégico de China.
La influencia china
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Pekín intenta desde hace años explotar su enorme potencial económico con el objetivo de conseguir influencia política y diplomática en el área del Pacífico, ya sea financiando programas de desarrollo de infraestructuras para países con menos recursos, o mediante el comercio con los estados de toda la región. La ramificación de la acción china se confirma con la extremada atención con la que escogen sus propuestas e iniciativas. A pesar de todo, por un lado China ha ignorado la presencia diplomática taiwanesa en el área, y por otro lado ha conseguido crecer rápidamente convirtiéndose en la mayor potencia asiática considerando su sistema de producción y su ejército.
La República popular está reforzando su flota naval militar, incluyendo algunos submarinos atómicos, con el objeto de convertirse en la mayor marina de toda Asia y controlar las rutas estratégicas que atraviesan el Pacífico. Además, la ampliación de la marina china servirá para hacer más seguro el estrecho de Malaca, línea fundamental de tránsito por la que transcurre el aprovisionamiento de combustibles fósiles para toda Asia oriental. Este posicionamiento del país sugiere su determinación a convertirse en la potencia naval del Océano Pacifico, un océano que había estado controlado desde la Segunda Guerra Mundial por Estados Unidos.
Por otro lado, el clima de competición militar y estratégica que se respira en la región, ha llevado a Pekín a colaborar con Rusia en el campo de la defensa. En agosto de 2007 tuvo lugar el último ejercicio conjunto realizado por los dos ejércitos. Este ejercicio ha estado precedido por varios encuentros que se han desarrollado en los últimos tres años. Parece evidente que la intención de Pekín es la de crear una red de países aliados con cuyo apoyo poder contrarrestar las presiones de Estados Unidos y evitar, al mismo tiempo, el aislamiento estratégico de China.
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Estados Unidos busca el apoyo de Australia, Japón e India
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Estados Unidos, consciente de la potencialidad de China a medio plazo, está organizando una alianza diplomática y militar, la cual, al no haberse concretado en tratados oficiales, se limita a algunos pequeños acuerdos.Washington se lamenta cada vez más frecuentemente del desproporcionado gasto militar de los chinos, creyéndolo en realidad superior al que aparece en los datos oficiales y viendo en ello una señal amenazadora y hostil. En este contexto cobra protagonismo el ascenso político y económico chino, paralelo a la perdida de influencia de EE.UU. en el Pacífico occidental durante los últimos diez años a causa de las múltiples y duras campañas bélicas de las dos administraciones lideradas por Bush hijo.Con el objetivo de crear un contrapeso político-militar a la expansión económico-diplomática de China, Estados Unidos ha activado una serie de contactos diplomáticos y militares con India, Australia y Japón. Mientras que con Canberra existe una sólida alianza (consolidada desde hace tiempo y puesta a prueba en Afganistán e Irak), Tokio sólo ha dado algunos pasos concretos durante este último año, persiguiendo una vía, la del rearme, que llevaba sesenta años aplazada. Por otra parte, India ha recibido con entusiasmo el relativo aperturismo estadounidense a su programa de energía nuclear (a pesar de que esta situación haya abierto importantes polémicas en el mundo político indiano). Además a India se le ha concedido la posibilidad de comprar uranio australiano.La trama de relaciones diplomáticas y estratégicas entre EE.UU., India, Japón y Australia se concretó el 4 de septiembre de 2007. Ese día, en las costas orientales indianas, tuvo lugar la “Malabar”, un importante ejercicio naval conjunto entre las marinas de los cuatro países del Golfo de Bengala. La operación, que duró siete días, involucró a numerosos portaviones, submarinos y embarcaciones de guerra pertenecientes a los cuatro países con el objetivo de poner a prueba la capacidad de actuación conjunta en caso de crisis. La presencia de Singapur, que fue sobre todo simbólica, resulta destacable por su ubicación estratégica en el estrecho de Malaca.Todos los estados participantes en el ejercicio anotaron en sus documentos oficiales de defensa, de manera más o menos explicita, que China representaba una potencial amenaza militar a la que había que vigilar atentamente.Naturalmente, esta situación ha provocado la reacción china que, a pesar de usar un lenguaje moderado, ha subrayado directamente la preocupación del régimen por la formación de una alianza estratégica entre los cinco países bajo la dirección de EE.UU., una alianza conectada, por tanto, con mayor o menor intensidad, a la política exterior estadounidense en el Pacífico. Pekín considera evidente la voluntad de la nueva alianza de contener el crecimiento y la expansión política y estratégica del país. Las señales enviadas son bastante explícitas y China observa con desconfianza la situación estratégica y militar que se está rápidamente dibujando entorno a sus fronteras meridionales. También Moscú ha expresado su desaprobación a la alianza entre Estados Unidos, Australia y Japón llegando a definirla como una condena a muerte de la estabilidad de Asia y del Pacífico.Esta coincidencia de opinión hace plausible un acercamiento entre Rusia y Pekín que podría provocar el comienzo de una carrera armamentística a escala regional. En realidad el rearme está en proceso desde hace años pero el aumento de las señales hostiles dará seguramente impulso a esta preocupante tendencia.
El escenario geopolítico parece más fluido y menos inteligible de lo que en realidad es. De hecho existen importantes relaciones bilaterales entre China y Australia, Japón y China, y Estados Unidos y China. Éstas están formadas principalmente por contactos económicos y comerciales y se incrementan constantemente. Pekín es un aliado económico al que ni Australia ni Japón renunciarán, mientras que la interdependencia económica y financiera con Estados Unidos resulta complicada. aunque también de gran importancia.Estos factores hacen improbable, al menos por ahora, una crisis militar o diplomática entre China y uno de los estados citados. Además obligan a evaluar de nuevo el impacto que pueden tener en la estabilidad de la región demostraciones de fuerza como las que tuvieron lugar en el Golfo de Bengala.
Estados Unidos busca el apoyo de Australia, Japón e India
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Estados Unidos, consciente de la potencialidad de China a medio plazo, está organizando una alianza diplomática y militar, la cual, al no haberse concretado en tratados oficiales, se limita a algunos pequeños acuerdos.Washington se lamenta cada vez más frecuentemente del desproporcionado gasto militar de los chinos, creyéndolo en realidad superior al que aparece en los datos oficiales y viendo en ello una señal amenazadora y hostil. En este contexto cobra protagonismo el ascenso político y económico chino, paralelo a la perdida de influencia de EE.UU. en el Pacífico occidental durante los últimos diez años a causa de las múltiples y duras campañas bélicas de las dos administraciones lideradas por Bush hijo.Con el objetivo de crear un contrapeso político-militar a la expansión económico-diplomática de China, Estados Unidos ha activado una serie de contactos diplomáticos y militares con India, Australia y Japón. Mientras que con Canberra existe una sólida alianza (consolidada desde hace tiempo y puesta a prueba en Afganistán e Irak), Tokio sólo ha dado algunos pasos concretos durante este último año, persiguiendo una vía, la del rearme, que llevaba sesenta años aplazada. Por otra parte, India ha recibido con entusiasmo el relativo aperturismo estadounidense a su programa de energía nuclear (a pesar de que esta situación haya abierto importantes polémicas en el mundo político indiano). Además a India se le ha concedido la posibilidad de comprar uranio australiano.La trama de relaciones diplomáticas y estratégicas entre EE.UU., India, Japón y Australia se concretó el 4 de septiembre de 2007. Ese día, en las costas orientales indianas, tuvo lugar la “Malabar”, un importante ejercicio naval conjunto entre las marinas de los cuatro países del Golfo de Bengala. La operación, que duró siete días, involucró a numerosos portaviones, submarinos y embarcaciones de guerra pertenecientes a los cuatro países con el objetivo de poner a prueba la capacidad de actuación conjunta en caso de crisis. La presencia de Singapur, que fue sobre todo simbólica, resulta destacable por su ubicación estratégica en el estrecho de Malaca.Todos los estados participantes en el ejercicio anotaron en sus documentos oficiales de defensa, de manera más o menos explicita, que China representaba una potencial amenaza militar a la que había que vigilar atentamente.Naturalmente, esta situación ha provocado la reacción china que, a pesar de usar un lenguaje moderado, ha subrayado directamente la preocupación del régimen por la formación de una alianza estratégica entre los cinco países bajo la dirección de EE.UU., una alianza conectada, por tanto, con mayor o menor intensidad, a la política exterior estadounidense en el Pacífico. Pekín considera evidente la voluntad de la nueva alianza de contener el crecimiento y la expansión política y estratégica del país. Las señales enviadas son bastante explícitas y China observa con desconfianza la situación estratégica y militar que se está rápidamente dibujando entorno a sus fronteras meridionales. También Moscú ha expresado su desaprobación a la alianza entre Estados Unidos, Australia y Japón llegando a definirla como una condena a muerte de la estabilidad de Asia y del Pacífico.Esta coincidencia de opinión hace plausible un acercamiento entre Rusia y Pekín que podría provocar el comienzo de una carrera armamentística a escala regional. En realidad el rearme está en proceso desde hace años pero el aumento de las señales hostiles dará seguramente impulso a esta preocupante tendencia.
El escenario geopolítico parece más fluido y menos inteligible de lo que en realidad es. De hecho existen importantes relaciones bilaterales entre China y Australia, Japón y China, y Estados Unidos y China. Éstas están formadas principalmente por contactos económicos y comerciales y se incrementan constantemente. Pekín es un aliado económico al que ni Australia ni Japón renunciarán, mientras que la interdependencia económica y financiera con Estados Unidos resulta complicada. aunque también de gran importancia.Estos factores hacen improbable, al menos por ahora, una crisis militar o diplomática entre China y uno de los estados citados. Además obligan a evaluar de nuevo el impacto que pueden tener en la estabilidad de la región demostraciones de fuerza como las que tuvieron lugar en el Golfo de Bengala.
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Conclusiones
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El Pacífico es el escenario de los nuevos conflictos estratégicos y diplomáticos que colocan a China y Estados Unidos en el centro de la disputa por el predominio en un área que se sitúa año tras año, siempre con mayor decisión, en el foco de las dinámicas geopolíticas y económicas internacionales.Las continuas discusiones diplomáticas y las estrategias destinadas inevitablemente a chocar, son hasta hoy dos motivos de creciente tensión propios de zonas del planeta con tanta relevancia estratégica. Las grandes economías asiáticas emergentes ofrecen ventajas comerciales y conexiones financieras come válvula de escape para este contexto sobrecalentado y en rápida expansión.
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Traducción de Laura Casas
Conclusiones
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El Pacífico es el escenario de los nuevos conflictos estratégicos y diplomáticos que colocan a China y Estados Unidos en el centro de la disputa por el predominio en un área que se sitúa año tras año, siempre con mayor decisión, en el foco de las dinámicas geopolíticas y económicas internacionales.Las continuas discusiones diplomáticas y las estrategias destinadas inevitablemente a chocar, son hasta hoy dos motivos de creciente tensión propios de zonas del planeta con tanta relevancia estratégica. Las grandes economías asiáticas emergentes ofrecen ventajas comerciales y conexiones financieras come válvula de escape para este contexto sobrecalentado y en rápida expansión.
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Traducción de Laura Casas
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Mapa China
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Pacífico: la difusión del Islam en Melanesia
Pacífico: los contactos con Cuba
Pacífico: el sector naciente de la piscicultura
Pacífico: la asociación económica con Europa
Pacífico meridional: el sector emergente de las fibras ópticas submarinas
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Equilibri.net - Italy/30/10/2007
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