La ex esposa del Presidente de Francia, Cecilia Sarkozy, por fin habla del divorcio
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POR YVES DERAI
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Las razones, los sentimientos, las explicaciones y el futuro que le espera siendo una mujer separada, ex del hombre más importante del país galo, y madre de dos hijos.
El día del anuncio oficial del divorcio de Sarkozy, Cecilia concedió a 'La República' una larga entrevista. Abordó, con mucha decencia, todos los temas: su historia de amor en 2005 (con el publicista Richard Attias, por el que dejó durante un tiempo su hogar con Sarkozy, para volver hace un año a intentar reconstruirlo), sus dificultades para conciliar la vida pública con la privada, y la historia de una familia que trató de recuperar.
El día del anuncio oficial del divorcio de Sarkozy, Cecilia concedió a 'La República' una larga entrevista. Abordó, con mucha decencia, todos los temas: su historia de amor en 2005 (con el publicista Richard Attias, por el que dejó durante un tiempo su hogar con Sarkozy, para volver hace un año a intentar reconstruirlo), sus dificultades para conciliar la vida pública con la privada, y la historia de una familia que trató de recuperar.
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¿Por qué comparte la verdad hoy?
Pienso que debo explicar por qué no deseo hacer más el papel, si hay algún papel allí, de Primera Dama de Francia, las razones por las cuales pedí el divorcio y los motivos por los que deseo retirarme de la vida pública.Pienso que debo explicar las razones de mi decisión a los franceses que se cuestionan. Se refiere a dos elementos: su retiro de la vida pública y su divorcio.
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¿Cuál es el más importante para usted? ¿El uno explica el otro?
Uno no puede separar las dos cosas. Llegó a mí un acontecimiento hace dos años, del cual Francia está bien informada, infortunadamente. En 2005 conocí a alguien, me enamoré. Quizás todo fue un poco precipitado. Quise comprometerme correctamente y volver de nuevo para intentar reconstruir las cosas, para responder a principios a los cuales estaba acostumbrada, con los que me crié. Todo eso pasó de forma rápida, sin que pudiera manejar totalmente las circunstancias. Por dos años no he hablado. Esta vida pública no tiene que ver conmigo. Soy alguien que prefiere la privacidad, la serenidad, la paz. Tenía un marido que era una figura pública; yo lo supe siempre, lo acompañé durante veinte años. Pero pienso que no es mi lugar. No es más mi lugar. Y como he dicho a menudo a los periodistas, elegí a un hombre y no a una pareja.
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¿Para usted, la posesión de Nicolas Sarkozy en el Elysium era un poco como el fin de un ciclo? ¿Usted alcanzó hasta cierto punto una misión?
No, pero es verdad que cuando uno se casa con un político, la vida privada y la vida pública son una. Ese es el principio de los problemas. No alcancé una misión, fue una lucha común. Soy una mujer que lucha, tengo la necesidad de hacerlo. Tengo que probar, sobre todo a mí misma más que a los otros, que soy capaz de hacer cosas. Durante veinte años pasé por un combate, pero también por momentos interesantes, cautivantes, porque la política es cautivadora, cerca de él, que era mi marido.Para él, es como un violinista a quien dan un Stradivarius y tiene repentinamente la ocasión de ejercer su arte. En lo que a mí se refiere, no es en absoluto la misma cosa: trabajé a su lado, pero no me habían elegido y no deseé ser elegida. Es una de las razones para saber que no era mi lugar.
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¿Esta crisis explica sus ausencias en distintas ceremonias oficiales, en viajes donde se le esperaba?
La crisis no llega de la noche a la mañana. He vuelto a vivir en la casa desde hace un año. Durante un año intenté comprometerme profesionalmente, personalmente, por eso no iba todos los días. Durante el G8, preferí irme porque mi lugar no estaba ya allí. Si no fui a votar, es porque no era bueno, no era el momento para mostrarme. Pienso que los franceses pueden comprender que estas crisis pueden ocurrirles a todos.
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Al mismo tiempo, el hecho de que no se les viera allí donde se les esperaba, nutrió este fenómeno que se llamó 'el enigma Cecilia', 'el misterio Cecilia'...
No hay ningún enigma, ningún misterio, sólo existe una pareja que atraviesa una crisis, que intentó superarla. ¡Y hay mucho pudor de mi parte!. Es algo en lo que no me quiero extender. ¡Son cosas que no le interesan a nadie! Además, leí cosas aberrantes, que me hicieron ufrir; todo el mundo sufriría. No hay caparazón lo suficientemente sólido para protegerse de eso.
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¿Espera, por su decisión, pasar ya esta página?
No es que lo espere. Yo voy a pasar esta página y, sobre todo, voy a intentar vivir discretamente y en la sombra, como me gusta.
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Pero hay una paradoja. Usted desea, obviamente, alejarse de la exposición y al mismo tiempo realizó una misión extremadamente espectacular en Libia. Triunfó donde otros habían fallado, en la liberación de estas enfermeras búlgaras y el médico palestino...
Hice las cosas sin pensar en las consecuencias de la información. En un momento dado, hablé con Claude Guéant, el secretario general del Elíseo, y me dijo: "Voy a Libia". Sentí que podía ayudar, que podía aportar algo.
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¿Por qué?
Sentí que podía hacerlo, aunque todo estaba bloqueado desde hacía mucho tiempo. Le dije: ¡"Los acompaño!". Se asombraron mucho. En el avión leí el expediente, intenté comprender y me empapé. Al llegar, me di cuenta de que había una forma de solucionar las cosas. Puse ahí toda mi energía. Primer viaje, segundo viaje... Pasé las cincuenta siguientes horas hablando, negociando para intentar obtener la única cosa que me interesaba: sacar a estas mujeres y a este hombre. Les había dado mi palabra. Puse toda mi voluntad. No esperaba nada a cambio y no comprendo esta polémica, porque la única motivación era sacar de la prisión a esta gente, que sufrió atrozmente.Lo hice exactamente con un objetivo humanitario.
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¿Esta misión le despierta el deseo para continuar en lo humanitario?
Continuaré haciéndolo.
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¿Bajo qué forma?, ¿quiere crear una fundación?
No, por el momento no tengo ningún proyecto. Quiero hacer muchas cosas y siento que existe la posibilidad de ayudar a los otros. Eso siempre ha estado en mi naturaleza; siempre estoy en por de los demás.
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¿Qué sintió cuando se enteró de que Nicolas Sarkozy iba a ser Presidente de la República?
¡Estaba muy orgullosa!, porque es el resultado de un trabajo que toma una vida entera, con muchos sacrificios. Él forma parte de esta raza de hombres que ponen su carrera y su vida al servicio del Estado, sin esperar nada a cambio.
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¿Es un estadista?
Pienso que sí. Y creo que Francia se lo merece y que él se merece a Francia. Estoy orgullosa y feliz por él.
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Dijeron que usted era una consejera, tenía influencia, pesaba sobre las decisiones estratégicas, sobre nombramientos. Incluso se dice que algunos ministros le deben su lugar.
Nicolas no necesita absolutamente ningún consejo de ese tipo. Siempre intenté ser una compañera para él, porque tengo una mirada desde el exterior y siempre he mantenido una vida alejada y paralela frente a la política; más fresca.En lo que tiene que ver con nombramientos, decisiones, cerré la puerta de mi oficina. Nunca quise intervenir en eso. En cambio, pienso que es más interesante tener un dictamen desde el exterior y eso genera una mejor opinión.
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¿Por qué estos fantasmas, entonces?
Quizá porque no hablé bastante, no expliqué... No sé.
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Perdió recientemente a su primer marido, Jacques Martin (en septiembre pasado). ¿Hay relación entre la desaparición de él y su separación actual?
En absoluto. Pero hay momentos en que el destino está contra uno. Jacques fue un hombre notable; me dejó dos hijas espléndidas, que hoy son grandes mujeres. Estoy feliz de poder rendirle un homenaje y feliz también de que mis hijas hayan podido constatar hasta qué punto era un gran señor. En este momento, en mi vida hay cambios considerables que intento manejar.
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¿Que hará en los días que vienen?
Voy a concentrarme en mi familia, y luego voy a proyectarme en el futuro. No quiero vivir más con relación a mi pasado. A mí no me gusta vivir en las ruinas. Es normal que voltear la página sea muy difícil, pero nunca me lamento de mis decisiones. Como el niño que, cuando terminaba un dibujo, cambia a otra página y comienza otro. Y bien, yo tomé mis pinceles para pintar una nueva historia.
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"Voy a vivir en la sombra, como me gusta"
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Es la dama que estuvo detrás del últimamente muy nombrado Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy; autor intelectual de la liberación del guerrillero RodrigoGranda.
El gobierno Sarkozy ha estado en boca de los colombianos porque, a partir de esta liberación, se generaron muchas dudas y se despejaron otras con respecto al intercambio humanitario, la liberación de Ingrid Betancourt y la posición del presidente Uribe frente al tema.
¿Qué pretendía Sarkozy?Nadie está muy seguro. Algunos afirman que fue para presionar la liberación de Ingrid; otros dicen que para demostrar que las Farc sencillamente no quieren negociar.
No se sabe a ciencia cierta, pero sí se podría asegurar que de lograr algo con esto, sería un éxito internacional. El mandatario francés, con un aparentemente tranquilo gobierno y sus intentos por mediar en un conflicto prácticamente ajeno, sin embargo no pudo salvar su matrimonio. ¿No pone en duda su mandato este divorcio?
Cecilia Sarkozy o como será nuevamente conocida: Cecilia María Sara Isabel Ciganer Albéniz, no sólo es la mujer de hermosa cara, admirable cuerpo y largas piernas, sino también la del ardiente pasado, la del matrimonio con el animador de televisión Jacques Martin, 25 años mayor, y, ahora, su, aparentemente, difícil matrimonio y divorcio con el primer mandatario francés.
Después de eso no ha hablado con ningún medio y mucho se rumora sobre las causas de su separación y su matrimonio en general.
Al mundo le sorprende la decisión de los Sarkozy. ¿Por qué sorprenderse si fueron muchos años de matrimonio, pero pocas apariciones de la pareja en público? Varias veces faltó verla al lado de su marido en los eventos políticos o públicos. Un intento de reconciliación, tras una larga separación, fue motivo de esperanza para que los franceses y seguidores creyeran que eso tendría un final feliz.
¿Qué pasó? El Presidente poco habla de eso y pide al mundo que solo se preocupe por el funcionamiento de su gobierno. Cecilia no quería aparecer en público y mucho menos mencionar el tema. ¿Por qué, entonces, decide ahora romper su silencio?
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El Tiempo - Colombia/14/11/2007
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