El plan de Putin
08/10/2007
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La decisión del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de encabezar la lista de Rusia Unida a las elecciones legislativas de diciembre, y la posibilidad de que se convierta en primer ministro tras dejar la presidencia, abre en el escenario político ruso muchas, enrevesadas y hasta hace un tiempo increíbles variantes:Los analistas sólo coinciden en que no hay forma de predecir los próximos movimientos del Kremlin. Así que la teoría más aceptada antes sigue siendo hoy perfectamente válida: que los dos principales colabordores de Putin, los primeros viceprimeros ministros Sergei Ivanov y Dimitri Medvedev, sigan siendo sus favoritos para sucederle. Pero él mismo dijo que hay cinco personas de su entorno capaces de dirigir el país. En ese caso, el ramillete se abre hasta el infinito: la gobernadora de San Petersburgo, Valentina Matveienko, o cualquiera de los otros dos que formaban la troika de cabeza de Rusia Unida, su líder Boris Grizlov o el ministro de Situaciones de Emergencia, Sergei Shoigu, el más popular del gobierno; también se podría referir Putin al nuevo viceprimer ministro Dimitri Kozak, que ha vuelto al gobierno tras cumplir la misión encomendada de vigilar el Cáucaso desde su puesto de representante del presidente para la región Sur; Alexander Yukov, el viceprimer ministro encargado de preparar los Juegos Olímpicos de Sochi 2014 y ahora de evaluar el trabajo de los distintos ministerios; o alguno de los destacados miembros de la Administración del presidente, como el jefe de la oficina, Sergei Narishkin, o el ideólogo de los grupos juveniles Viacheslav Surkov; o tal vez el nuevo primer ministro, el veterano Viktor Zubkov, quien en las dos últimas semanas ha viajado a Penza y Astraján seguido por la televisión estatal en un remake de lo que fueran aquellas visitas de los jerarcas soviéticos al pueblo llano. Es Zubkov ahora el principal favorito en Moscú, tanto en los mentideros políticos como en la calle, tan sensible a lo que dan los canales oficialistas ORT y RTR. Pero todo esto no significa nada. ¿Acaso no parecía claro hasta hace poco que las elecciones presidenciales de marzo de 2008 serían una carrera entre Medvedev e Ivanov? Lo que parece claro es que los seguidores de Putin estarán de acuerdo con al decisión final, sea cual sea. Y los politólogos y la prensa rusa y extranjera estarán durante los próximos meses haciendo cábalas y examinando con lupa cualquier movimiento en este tablero de ajedrez en el que sólo juega él. Los movimientos juveniles de apoyo al Kremlin, encabezados por Nashi (Los nuestros), ya han organizado concentraciones respaldando "el plan de Putin". Esto, sin embargo, resulta comprensible si tenemos en cuenta la gran popularidad del presidente. Un continuado crecimiento económico apoyado en los precios de las materias primas, y una imagen sobresaliente que se sigue comparando con los últimos años de Yeltsin lo hacen todo. La clave, pues, la tiene el propio Putin, aunque al final todo se concrete en un cambiar algo para que todo siga igual. El líder del partido liberal Yabloko, Grigory Yavlinsky, cree qu todo apunta a un retorno al pasado, con un sistema de partido único, Rusia Unida. Otros creen que eso ya ha llegado. "Formalmente, tendremos varios partidos en el Parlamento, pero de hecho ahora tenemos un centro de poder en un solo partido, que es Rusia Unida", ha dicho recientemente Oleg Orlov, de la organización de derechos humanos Memorial. Putin podría dimitir como presidente tras las elecciones a la Duma del 2 de diciembre. La aplastante victoria que se prevé de Rusia Unida (dada la popularidad de Putin, superior al 70 %) permitiría al actual jefe del Kremlin convertirse en presidente de la Cámara Baja. También podría convertirse en primer ministro, como todo el mundo da por hecho tras su insinuación del 1 de octubre. Y podría hacerlo de inmediato o esperar a las elecciones presidenciales. Colocando a Zubkov en la puerta del Kremlin o mandando al actual premier, de 66 años, directo a la jubilación. O podría impulsar una reforma constitucional que incrementase los poderes del primer ministro. Al contrario que el presidente, cuyo mandato se limita a dos periodos de cuatro años, la Constitución rusa no impone limitación alguna en el tiempo al puesto de jefe del gobierno. Otra posibilidad es que, sin cambio alguno en la Carta Magna, Zubkov fuera de hecho un presidente de paja. Convivirían un presidente débil con un primer ministro con superpoders y extensa popularidad. Este plan permitiría a Putin puentear la Constitución para mantenerse en el poder. Muchos activistas se preguntan entonces para qué sirven las elecciones presidenciales de marzo si el elegido no sería un verdadero presidente. En ese escenario, la legislatura 2008-2012 podría discurrir sin grandes sobresaltos y Putin podría optar de nuevo a la presidencia en 2012. Y eso si antes Zubkov no renuncia a su cargo de presidente, con lo que automáticamente sería sustituido por el primer ministro. Es decir, Putin. ¿Podrían quedarse todas estas teorías en nada si Putin opta por apartarse de momento del poder? Aunque no parece probable, también es posible. El futuro del presidente podría estar entonces en una de las poderosas empresas o agencias oficiales, y esperar allí hasta el 2012. Después de los anuncios que hizo la semana pasada, nadie parece creer en la primera variante de todas, el retiro definitivo. Pero lo que no cambiará la política puede en el futuro cambiarlo la economía y sus turbulencias. Hoy el Kremlin parece tranquilo. El reciente ascenso del ministro de Finanzas, Alexei Kudrin, a viceprimer ministro se interpreta como un signo de confianza. Pero los expertos ya han advertido de que se necesita algo más que altos precios del gas natural y del petróleo para el desarrollo global del país. El mismo Putin pidió diversificación a las grandes fortunas a principios de año. El presidente del Comité de Relaciones Internacionales del Senado (Consejo de la Federación), Mijail Margelov, experto en política sobre petróleo, recordaba en una entrevista con La Vanguardia (8/VIII/2007) los errores de los años 70. Y el ex primer ministro Mijail Kasianov, ahora un firme opositor al Kremlin, augura una bajada de precios en dos años. Una crisis en Rusia. Eso parece lo único que podría echar por tierra los planes de Putin.
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*Correspomsal
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