Los cuadernos de Praga y el reto de la Esfinge
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La idea que ha prevalecido del desaparecido comandante Ernesto Guevara es la de un guerrero, un héroe popular cuyo papel en la guerra de liberación de Cuba contra la dictadura de Fulgencio Batista, lo catapultó como leyenda. En esa misma medida su papel combatiente, su discurso abogando por la lucha armada como camino efectivo para el logro de los objetivos políticos de sus ideas, y sobre todo su fin trágico en las montañas bolivianas, han hecho de su imagen emblemática un símbolo de la vocación al sacrificio y del valor y la temeridad de sus acciones. Sin embargo existe en él, un pensador importante en su proyección teórica que merece ser destacado, fue un polemista, un crítico profundo, un hombre sin docilidades, que aunque convencido de sus ideas, no vaciló en discutirlas, cuestionando los dogmas, advirtiendo la caducidad de muchos modelos y categorías establecidas históricamente. Hace algunos años, su compañero Orlando Borrego Díaz, viceministro de Industria de Cuba en la época en que Guevara fue su titular, ha dado a conocer “los cuadernos de Praga”, un conjunto de anotaciones que el Che escribió de puño y letra, mientras estuvo recluido en la Embajada Cubana en Checoslovaquia, alrededor de cinco meses, luego de haber participado en los combates en África, donde estuvo al frente de un destacamento de internacionalistas cubanos integrado a la lucha contra las fuerzas colonialistas al servicio de Sudáfrica. Los llamados “cuadernos de Praga” fueron un proyecto de libro, donde el Che, se propuso críticamente rebatir los conceptos del Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS, y a la vez, plantear propuestas sobre el socialismo, advirtiendo que el modelo soviético, había entrado en un proceso de involución y de restablecimiento del capitalismo. Como avizorando el porvenir, Guevara en los primeros meses de 1966, vio con claridad lo que iba a suceder 25 años después.
En dichos cuadernos, Guevara señala, “Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica NEP han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esa etapa. Y sus resultados son desalentadores, la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción, y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura. Se está regresando al capitalismo”. El Che dice que muchos sentirán extrañeza ante sus críticas y otros se sentirán heridos, y otros verán en sus argumentaciones una rabiosa posición anticomunista, disfrazada de planteamiento teórico, pero la mayoría apreciarán y sentirán el hálito de nuevas ideas y verán expresadas sus razones hasta ahora inconexas, inorgánicas. En lo que evidentemente constituye un crítica frontal a los soviéticos, el Che dice, que sus planteamientos van dirigidos a los estudiantes cubanos “que tienen que pasar por el doloroso proceso de aprender verdades eternas en las publicaciones que vienen sobre todo de la URSS y observan cómo nuestra actitud y los repetidos planteamientos de nuestros dirigentes se dan de patadas con lo que leen en los textos”.
Adelantándose al severo juicio de muchos que no aceptarían sus críticas al modelo soviético, Guevara dice, “A los que nos miren con desconfianza basados en la estimación y lealtad que experimentan respecto a los países socialistas, les hacemos una sola advertencia, la afirmación de Marx, apuntada en las primeras páginas de El Capital, sobre la incapacidad de la ciencia burguesa para criticarse a sí misma, utilizando en su lugar la apologética, puede aplicarse hoy, desgraciadamente, a la ciencia económica marxista. Este libro constituye un intento de retomar la buena senda e independientemente de su valor científico, nos cabe el orgullo de haberlo intentado desde este pequeño país en desarrollo. Nuestra fuerza de corazón ha de probarse aceptando el reto de la Esfinge y no esquivando su interrogación formidable”. Este hombre que nos ofrece una visión incisiva sobre el destino de ese tipo de socialismo, asegura, “Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin, ha sucedido un pragmatismo inconsistente. Y, lo que es trágico, esto no se refiere sólo a un campo determinado de la ciencia, sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblo socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas pero cuyos resultados finales son incalculables”. Guevara es implacable en sus formulaciones críticas cuando dice que no es cierto que el sistema socialista en la URSS sea superior en el campo, en la agricultura, como dice el Manual de Economía Política, “No es verdad en sus efectos. Se compara aritméticamente la tierra con los Estados Unidos, eso no es ninguna base comparativa. La productividad norteamericana es extraordinariamente más alta, debido a las inversiones efectuadas en la agricultura. El otro párrafo parece una burla, decir que el régimen koljosiano ha demostrado su superioridad, después de las enormes compras de trigo, es una burla o el intento de tapar las verdades con palabras”. Se trata de anotaciones fundamentales que el Che no concluye pero que ilustran la capacidad de su pensamiento crítico, era un hombre absolutamente honesto con sus ideas, coherente con su vida y sus creencias. Cuando “los cuadernos de Praga” se publiquen completos, a pesar de no haber terminado el libro, se sabrá que previó el desastre del socialismo en Rusia, la caída del bloque socialista, y decidió dar el ejemplo de su voluntad combatiente frente a un mundo injusto y cruel, tejiendo nuevas utopías bajo el cielo andino de América.
La idea que ha prevalecido del desaparecido comandante Ernesto Guevara es la de un guerrero, un héroe popular cuyo papel en la guerra de liberación de Cuba contra la dictadura de Fulgencio Batista, lo catapultó como leyenda. En esa misma medida su papel combatiente, su discurso abogando por la lucha armada como camino efectivo para el logro de los objetivos políticos de sus ideas, y sobre todo su fin trágico en las montañas bolivianas, han hecho de su imagen emblemática un símbolo de la vocación al sacrificio y del valor y la temeridad de sus acciones. Sin embargo existe en él, un pensador importante en su proyección teórica que merece ser destacado, fue un polemista, un crítico profundo, un hombre sin docilidades, que aunque convencido de sus ideas, no vaciló en discutirlas, cuestionando los dogmas, advirtiendo la caducidad de muchos modelos y categorías establecidas históricamente. Hace algunos años, su compañero Orlando Borrego Díaz, viceministro de Industria de Cuba en la época en que Guevara fue su titular, ha dado a conocer “los cuadernos de Praga”, un conjunto de anotaciones que el Che escribió de puño y letra, mientras estuvo recluido en la Embajada Cubana en Checoslovaquia, alrededor de cinco meses, luego de haber participado en los combates en África, donde estuvo al frente de un destacamento de internacionalistas cubanos integrado a la lucha contra las fuerzas colonialistas al servicio de Sudáfrica. Los llamados “cuadernos de Praga” fueron un proyecto de libro, donde el Che, se propuso críticamente rebatir los conceptos del Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS, y a la vez, plantear propuestas sobre el socialismo, advirtiendo que el modelo soviético, había entrado en un proceso de involución y de restablecimiento del capitalismo. Como avizorando el porvenir, Guevara en los primeros meses de 1966, vio con claridad lo que iba a suceder 25 años después.
En dichos cuadernos, Guevara señala, “Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica NEP han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esa etapa. Y sus resultados son desalentadores, la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción, y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura. Se está regresando al capitalismo”. El Che dice que muchos sentirán extrañeza ante sus críticas y otros se sentirán heridos, y otros verán en sus argumentaciones una rabiosa posición anticomunista, disfrazada de planteamiento teórico, pero la mayoría apreciarán y sentirán el hálito de nuevas ideas y verán expresadas sus razones hasta ahora inconexas, inorgánicas. En lo que evidentemente constituye un crítica frontal a los soviéticos, el Che dice, que sus planteamientos van dirigidos a los estudiantes cubanos “que tienen que pasar por el doloroso proceso de aprender verdades eternas en las publicaciones que vienen sobre todo de la URSS y observan cómo nuestra actitud y los repetidos planteamientos de nuestros dirigentes se dan de patadas con lo que leen en los textos”.
Adelantándose al severo juicio de muchos que no aceptarían sus críticas al modelo soviético, Guevara dice, “A los que nos miren con desconfianza basados en la estimación y lealtad que experimentan respecto a los países socialistas, les hacemos una sola advertencia, la afirmación de Marx, apuntada en las primeras páginas de El Capital, sobre la incapacidad de la ciencia burguesa para criticarse a sí misma, utilizando en su lugar la apologética, puede aplicarse hoy, desgraciadamente, a la ciencia económica marxista. Este libro constituye un intento de retomar la buena senda e independientemente de su valor científico, nos cabe el orgullo de haberlo intentado desde este pequeño país en desarrollo. Nuestra fuerza de corazón ha de probarse aceptando el reto de la Esfinge y no esquivando su interrogación formidable”. Este hombre que nos ofrece una visión incisiva sobre el destino de ese tipo de socialismo, asegura, “Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin, ha sucedido un pragmatismo inconsistente. Y, lo que es trágico, esto no se refiere sólo a un campo determinado de la ciencia, sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblo socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas pero cuyos resultados finales son incalculables”. Guevara es implacable en sus formulaciones críticas cuando dice que no es cierto que el sistema socialista en la URSS sea superior en el campo, en la agricultura, como dice el Manual de Economía Política, “No es verdad en sus efectos. Se compara aritméticamente la tierra con los Estados Unidos, eso no es ninguna base comparativa. La productividad norteamericana es extraordinariamente más alta, debido a las inversiones efectuadas en la agricultura. El otro párrafo parece una burla, decir que el régimen koljosiano ha demostrado su superioridad, después de las enormes compras de trigo, es una burla o el intento de tapar las verdades con palabras”. Se trata de anotaciones fundamentales que el Che no concluye pero que ilustran la capacidad de su pensamiento crítico, era un hombre absolutamente honesto con sus ideas, coherente con su vida y sus creencias. Cuando “los cuadernos de Praga” se publiquen completos, a pesar de no haber terminado el libro, se sabrá que previó el desastre del socialismo en Rusia, la caída del bloque socialista, y decidió dar el ejemplo de su voluntad combatiente frente a un mundo injusto y cruel, tejiendo nuevas utopías bajo el cielo andino de América.
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Listín Diario - Republica Dominicana/13/11/2007
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