El dólar se bambolea
La decisión de la reserva federal estadounidense de reducir drásticamente sus tasas de interés de referencia ha producido importantes efectos colaterales.
Salomón Kalmanovitz
La decisión de la reserva federal estadounidense de reducir drásticamente sus tasas de interés de referencia ha producido importantes efectos colaterales. El dólar se devaluó de nuevo con fuerza frente a otras monedas, como el euro, que superó el récord histórico de US$1,40 por unidad. El petróleo alcanzó 82 dólares el barril.Arabia Saudita y otros países petroleros, que tienen sus monedas amarradas al dólar por medio de tasas de cambio fija, amenazan con desligarse de él, para poder aplicar políticas monetarias que se ajusten a sus necesidades. Ello podría precipitar la liquidación de sus enormes reservas en dólares y una calamitosa devaluación adicional de la divisa norteamericana.“Arabia Saudita tiene 800.000 millones de dólares en un fondo para generaciones futuras y la región cuenta con 3.500.000 millones de dólares encargados a fiducias. Ellos enfrentan una amenaza inflacionaria y no desean importar una política de tasas de interés ajustada a las condiciones recesivas de los Estados Unidos”, dijo el director de la mesa de divisas de un importante banco francés.Existe entonces un peligro latente de que los inversionistas globales le saquen el quite al mercado de bonos norteamericano, que ha perdido atractivo con las sucesivas y esperadas devaluaciones del dólar. Estados Unidos está muy necesitado de capital extranjero: su déficit en cuenta corriente alcanzará US$850.000.000 millones en 2007, equivalente a 6,5% de su PIB.Si los gobiernos árabes liquidan bonos del tesoro americano, la tasa de interés de largo plazo en USA se disparará. Esta es precisamente la tasa que determina el interés de las hipotecas, el mercado más golpeado, que registra actualmente un 15% de mora de la cartera total. Greenspan, el anterior presidente de la Reserva Federal, observó esta semana que los precios de la vivienda pueden caer a cifras de “dos dígitos”, en la medida en que la crisis del mercado “subprime” o de alto riesgo se profundiza y los propietarios de vivienda recortan su gasto, contagiando la recesión a toda la economía.La decisión tomada por la Reserva Federal ha sido controvertida porque intenta remediar los excesos de Greenspan con su misma medicina. En efecto, Greenspan mantuvo por demasiado tiempo tasas de interés negativas que propiciaron excesos de riesgo en todos los mercados, en especial el inmobiliario. Curioso que la anhelada eutanasia del rentista con bajísimas tasas de interés, que soslayara Keynes en su obra principal, permite adjudicar crédito a agentes y países sin la suficiente capacidad de pago para servirlos, en caso de cualquier cambio de condiciones.Greenspan acaba de publicar un libro, La era de la turbulencia, en el que se lava las manos de las permisivas políticas monetarias que terminaron protegiendo las maniobras especulativas de importantes jugadores de Wall Street y causando la crisis inmobiliaria en curso. Él también apoyó en su momento la introducción de las inequitativas e inconvenientes políticas fiscales de la administración Bush. Hoy Greenspan critica la política de reducir los impuestos de los ricos, recortes del gasto público y aún así déficit de gobierno que induce el de cuenta corriente. Es notorio que el déficit externo de Estados Unidos no se corrija con las devaluaciones del dólar, porque es resultado del exceso de gasto causado, a su vez, por políticas monetarias siempre expansionistas.A Colombia la perjudica, y de qué manera, la política monetaria norteamericana: le profundizará el déficit en cuenta corriente porque revalúa el peso que incentiva las importaciones y frena las exportaciones y se constituye, además, en un freno a la política antiinflacionaria que estaba desplegando el Banco de la República. Mientras tanto, el gobierno de Uribe, muy similar al de Bush, reduce los impuestos a los ricos y mantiene el gasto que terminará exacerbando la inflación.Salomón Kalmanovitz
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El Espectador - Colombia/23/09/2007
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