Las reformas en Francia
Sarkozy enfrenta una nueva ola de huelgas y protestas
Decidido a no ceder en su confrontación con los poderosos sindicatos del sector público que rechazan su reforma previsional, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, enfrentará mañana otra huelga masiva que, según se estima, volverá a paralizar el país, al igual que hace unas semanas. Les digo a todos que sean muy responsables, muy calmos y muestren gran compostura. Este país no necesita violencia, dijo Sarkozy. Advirtió, además, que ceder ante las presiones de los sindicatos sólo condenaría a Francia a más pobreza y desempleo.Por segunda vez en menos de un mes, los trabajadores del transporte y del sector energético convocaron a una huelga para reclamar que se mantenga el sistema especial de jubilaciones que el gobierno de centroderecha de Sarkozy pretende abolir, para equipararlo con las jubilaciones que percibe la mayoría de los franceses. Inmediatamente después de haber regresado de Estados Unidos, Sarkozy advirtió el fin de semana sobre posibles actos de violencia durante la huelga de mañana y llamó a la "compostura" a los sectores gremiales que encabezarán las movilizaciones. "Les digo a todos que sean muy responsables, muy calmos y muestren gran compostura. Este país no necesita violencia", dijo Sarkozy. Advirtió, además, que ceder ante las presiones de los sindicatos sólo condenaría a Francia a más "pobreza y desempleo". Los sindicatos La huelga indefinida es apoyada por siete de los ocho sindicatos de la firma estatal de ferrocarriles SNCF, mientras que los maquinistas de la empresa de transporte de París RATP pretenden sumarse pasado mañana a las protestas. Los representantes de los trabajadores decidirán diariamente sobre la continuación de la huelga. Al igual que el 18 de octubre pasado, los trabajadores de la electricidad y del gas se sumarán a las medidas de fuerza. Las reformas económicas de Sarkozy, que, según el gobierno, impulsarán el crecimiento del país y generarán más puestos de trabajo, también enfrentan la oposición de los jueces, abogados y estudiantes, que marcharán mañana junto con los trabajadores. El clima de tensión social, agravado por los temores que causa la disparada en los precios del petróleo, amenazan con desatar masivas protestas contra el gobierno. En 1995, una ola de huelgas y marchas similares, que se extendieron durante tres semanas, causó la renuncia del primer ministro Alain Juppé, que también intentó eliminar los privilegios jubilatorios de 1,6 millones de franceses. Sin embargo, el primer ministro, François Fillon, se mostró ayer firme en la necesidad de las reformas y dijo que está convencido de que la mayoría de los franceses apoya las medidas. "Hacer reformas en Francia es difícil, pero al mismo tiempo sé que la mayoría de los franceses quiere que Francia se modernice, y por eso votaron por el presidente Nicolas Sarkozy y por la mayoría conservadora", dijo Fillon en una entrevista con Le Journal du Dimanche , publicada ayer. Agencias DPA, AP y Reuters
Decidido a no ceder en su confrontación con los poderosos sindicatos del sector público que rechazan su reforma previsional, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, enfrentará mañana otra huelga masiva que, según se estima, volverá a paralizar el país, al igual que hace unas semanas. Les digo a todos que sean muy responsables, muy calmos y muestren gran compostura. Este país no necesita violencia, dijo Sarkozy. Advirtió, además, que ceder ante las presiones de los sindicatos sólo condenaría a Francia a más pobreza y desempleo.Por segunda vez en menos de un mes, los trabajadores del transporte y del sector energético convocaron a una huelga para reclamar que se mantenga el sistema especial de jubilaciones que el gobierno de centroderecha de Sarkozy pretende abolir, para equipararlo con las jubilaciones que percibe la mayoría de los franceses. Inmediatamente después de haber regresado de Estados Unidos, Sarkozy advirtió el fin de semana sobre posibles actos de violencia durante la huelga de mañana y llamó a la "compostura" a los sectores gremiales que encabezarán las movilizaciones. "Les digo a todos que sean muy responsables, muy calmos y muestren gran compostura. Este país no necesita violencia", dijo Sarkozy. Advirtió, además, que ceder ante las presiones de los sindicatos sólo condenaría a Francia a más "pobreza y desempleo". Los sindicatos La huelga indefinida es apoyada por siete de los ocho sindicatos de la firma estatal de ferrocarriles SNCF, mientras que los maquinistas de la empresa de transporte de París RATP pretenden sumarse pasado mañana a las protestas. Los representantes de los trabajadores decidirán diariamente sobre la continuación de la huelga. Al igual que el 18 de octubre pasado, los trabajadores de la electricidad y del gas se sumarán a las medidas de fuerza. Las reformas económicas de Sarkozy, que, según el gobierno, impulsarán el crecimiento del país y generarán más puestos de trabajo, también enfrentan la oposición de los jueces, abogados y estudiantes, que marcharán mañana junto con los trabajadores. El clima de tensión social, agravado por los temores que causa la disparada en los precios del petróleo, amenazan con desatar masivas protestas contra el gobierno. En 1995, una ola de huelgas y marchas similares, que se extendieron durante tres semanas, causó la renuncia del primer ministro Alain Juppé, que también intentó eliminar los privilegios jubilatorios de 1,6 millones de franceses. Sin embargo, el primer ministro, François Fillon, se mostró ayer firme en la necesidad de las reformas y dijo que está convencido de que la mayoría de los franceses apoya las medidas. "Hacer reformas en Francia es difícil, pero al mismo tiempo sé que la mayoría de los franceses quiere que Francia se modernice, y por eso votaron por el presidente Nicolas Sarkozy y por la mayoría conservadora", dijo Fillon en una entrevista con Le Journal du Dimanche , publicada ayer. Agencias DPA, AP y Reuters
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Corrientes Noticias - Argentina/12/10/2007
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