Hoy en día, es un lugar común afirmar que el neoliberalismo está en crisis, incluso entre algunos de los que, de una u otra forma, han aceptando políticas neoliberales.
Tengo la sospecha que hay quien persigue aparentar que el neoliberalismo está muerto y garantizar que no será molestado mientras se cura las heridas.
Ciertamente, hablar de crisis del neoliberalismo, es una tesis defendible, a condición de que añadimos a continuación que todavía no se ha derrumbado. Muchos de los “agudos analistas” que ahora se presentan como enterradores del neoliberalismo no tienen en cuenta que entre las raíces de la crisis actual se encuentra la pérdida de peso de las rentas salariales en favor de las del capital. Para ellos, el problema únicamente está en la esfera financiera. Esta simplificación no cuestiona la herencia que las políticas neoliberales han legado al capital durante los últimos veinticinco años y deja las manos libres para aprovechar la crisis con el fin de reducir de nuevo los salarios y recuperar así los beneficios empresariales. De hecho, la recuperación de beneficios es, junto con la inversión pública, la vía que las clases dominantes contemplan para reanimar la economía.
La explicación oficial podría cuajar si las cosas volvieran al mismo camino de antes. Pero esto no es posible: El consumo y el comercio internacional no pueden alimentarse de nuevo del endeudamiento. La perspectiva general es sombría lo que no significa negar algunos brotes localizados de recuperación. Lo que se ve venir es, de un lado, más paro y más déficit público, y del otro, menos crecimiento económico y menos comercio internacional.
Es importante, por lo tanto, no adormecerse con el olor del incienso seductor del engañoso funeral del neoliberalismo y con el mensaje reconfortante de la recuperación económica.
Debemos prepararnos para un largo periodo de enfrentamientos sociales. Las clases dominantes se apoyarán, si es necesario, en posiciones reaccionarias e intentarán dividir y enfrentar a los de bajo. Las clases trabajadoras deberán defenderse. Esto puede contribuir a que la conciencia de clase tome cuerpo, pero también puede crear frustración puesto que las condiciones generales son adversas. Será necesario saber aprovechar los niveles de organización actualmente existentes y mejorar la correlación de fuerzas teniendo como objetivo momentáneo 1/el control y la limitación de la actividad del capitalismo que continúa desbocada y 2/el bienestar general de la población. - LQSomos/22/09/2009 |