El mundo habla sólo de la crisis financiera global. La industria editorial, también. Los rankings de los libros más vendidos de los principales diarios estadounidenses están liderados por obras sobre economía, mientras las librerías desempolvan viejos títulos del rubro.
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LA DIRECCION
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"Las editorales locales no han hecho aún grandes apuestas: la demanda de los lectores argentinos no es análoga a la de los norteamericanos."
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El tema que monopoliza las preocupaciones norteamericanas, a dos días de las elecciones, es la economía. Estados Unidos y, por extensión, el planeta está en medio de un terremoto cuyos efectos finales todavía no pueden preverse con exactitud. Y hay tres preguntas que todos los norteamericanos, junto a muchos ciudadanos del resto del mundo, se hacen: ¿por qué nadie anticipó esto? ¿Cuáles son los escenarios con los que podemos enfrentarnos? ¿Cuál de los dos candidatos puede sacarnos de la tormenta?
Las listas de libros de no ficción más vendidos de los diarios más prestigiosos de los Estados Unidos, The New York Times y The Washington Post, son encabezadas por los mismos dos volúmenes. El primero es una biografía de Warren Buffet, el hombre más rico del mundo y uno de los más audaces. En el momento en que todos se desprendían de sus acciones en Wall Street, anunció una inversión de 8.000 millones de dólares en el banco Goldman Sachs y en la compañía General Electric, y ofreció 7.000 más para asistir al gobierno en el rescate de la economía. Además de aparecer como uno de los posibles salvadores en medio de la crisis, hay un motivo extra para que los lectores se interesen por su vida: lo llaman el “oráculo de Obama”. El segundo libro es un ensayo del prestigioso periodista Thomas Friedman, en el que se afirma que la única manera de evitar un desastre es llevar adelante una transformación profunda del uso y la producción de energía.
Entre los best sellers también figuran un libro de memorias y un ensayo del candidato presidencial demócrata, una biografía sobre Sarah Palin, dos libros periodísticos sobre las fallas de la gestión de Bush y Cheney (uno de ellos de Bob Woodward, uno de los periodistas del caso Watergate), un texto de divulgación económica que vaticina el fin del capitalismo y otro que hace un análisis revisionista de la crisis del 29 y de la Gran depresión. En la nómina del USA Today, el diario norteamericano de mayor tirada, una compilación de profecías sobre el desastre económico es la obra que lidera las ventas entre los libros referidos a la crisis. Que los videntes aumenten exponencialmente su protagonismo en el campo de la economía y la política, evidencia que el contexto es extremadamente complicado y que la mayoría de los economistas y los politólogos no han hecho bien su trabajo. Pero, ¿nadie previó el colapso?
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Los que se anticiparon
Además de Nostradamus, hay algunos analistas que lanzaron sus alertas. Hay dos nombres que suenan cada vez más en los medios. El del economista Nouriel Roubini, que venía anunciando la crisis de las subprime desde 2004, y el del ex banquero (lo de “ex” ya demostraba cierta capacidad predictiva) y colaborador de The Wall Street Journal Charles Morris, quien sostuvo a principios de 2007 que habría un cataclismo a mediados del siguiente año. Roubini publicó Bail outs or bail-ins en 2004 y Morris acaba de sacar La fusión del billón de dólares: Dinero fácil, apostadores fuertes y el gran quebranto crediticio. El primero de los nuevos gurús lanza pronósticos y afirmaciones inquietantes: “Este es el comienzo de la declinación del Imperio americano… El rescate del Tesoro es la continuación de un sistema corrupto en el que las ganancias se privatizan y las pérdidas se socializan… El resto del mundo no se va a desacoplar de la recesión norteamericana”.
Los editores empezaron a exhumar viejos volúmenes que, después de décadas de anacronismo, recuperaron vigencia. Títulos como Manías, pánicos y cracks; Más allá de la codicia y El problema de la prosperidad, editados originalmente entre 1978 y 1996, resultaron perfectos para explicar lo que ocurre en 2008.
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En la Argentina
La industria editorial local todavía no ha hecho grandes apuestas en el nuevo contexto. Principalmente porque la demanda de los lectores no es análoga a la norteamericana (y eso se refleja en los rankings de ventas). No obstante las editoriales están modificando sus próximos catálogos y hay en oferta varios títulos. Taurus acaba de publicar El nuevo paradigma de los mercados, del magnate George Soros, un hombre que sabe cómo hacer temblar las bolsas (en 1992 forzó al Banco de Inglaterra a devaluar la libra y por ello ganó 1.000 millones de dólares) y utiliza ese hecho como argumento para criticar la falta de regulaciones del sistema financiero. En este libro rastrea las causas de la crisis, analizando sus posibles secuelas. Hace pocos meses, Paidós lanzó al mercado el último best seller internacional de Naomi Klein, La doctrina del shock, en el que se cuestionan las bases del capitalismo globalizado. Las librerías, por su parte, sacaron de los anaqueles La era de las turbulencias, de Alan Greenspan, cuyas acciones están cotizando en baja, y rescataron de sus depósitos los libros del premio Nobel Joseph Stiglitz y los de Noam Chomsky. En la otra vereda de la mayoría de estos autores, Guy Sorman afirma solitariamente en La economía no miente, editado por Sudamericana hace pocas semanas, que al capitalismo en su versión liberal le queda mucho por delante.
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¿Y las elecciones?
La audacia de la esperanza, el libro de Barack Obama publicado por Península en marzo de este año, está prácticamente agotado en las librerías argentinas. Pero hay un libro interesante, si queremos conocer la mentalidad del norteamericano medio: Mike for president (Planeta), de Michael Moore, el polémico realizador del documental Farenheit 9/11. A pesar de su título en inglés, este libro recién salido del horno es una traducción al castellano en la que el autor enfrenta las inquietudes de una amplia gama de compatriotas suyos. Con su habitual estilo desacartonado, Moore les cuenta a sus lectores con cuál candidato se tomaría una cerveza (una pregunta que ha definido elecciones) o qué sentido tiene votar en un país con altos niveles de abstencionismo.
“Hace siete años, y con el fin de derrotar a los terroristas, seguí el consejo del presidente y me fui de compras. En la actualidad la deuda de mis tarjetas de crédito asciende a 30.000 dólares, y las cuotas de mi hipoteca se han duplicado. ¿Han ganado los terroristas?”. Con ese racconto y esa pregunta de un lector de Moore, que sintetizan la desorientación en que hoy viven los norteamericanos y el quiebre de los presupuestos sobre los que se asentaron sus vidas desde que tienen uso de razón, comienza Mike for president. Luego el autor embiste duramente contra los republicanos pero también marca los errores de los demócratas, quienes, según él, tienen una sorprendente habilidad para perder elecciones ganadas. Cree que el mayor riesgo que corre Obama es que McCain logre imponer su figura de héroe de guerra en un país particularmente sensible a ese tipo de íconos. Cuando le preguntan dónde está la causa próxima de la crisis, Moore contesta que en las desregulaciones del sector financiero que generaron un relajamiento del control fiscal de las instituciones financieras como consecuencia de un intenso lobby bancario, impulsado principalmente por el senador Gramm, allegado a Bush y a McCain, que se convertiría en vicepresidente del banco suizo UBS. En su sitio www.michaelmoore.com hace la propuesta más polémica sobre los posibles salvatajes: “El valor neto de la riqueza de los 400 estadounidenses más ricos es de 1,6 billón de dólares y durante el gobierno de Bush ganaron 700.000 millones. Por cierto, ese es el monto del ‘rescate’ de Bush. ¿Por qué no gastan el dinero que ganaron con Bush para rescatarse?”
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Un aporte desde el sur
La mejor radiografía de la democracia norteamericana del siglo XIX la sacó un francés; Alexis de Tocqueville, con La democracia en América. Casi dos siglos más tarde, Alberto Benegas Lynch (h.), un exponente del liberalismo argentino, hace su humilde aporte desde el extremo austral del continente y revisa cuánto de lo que detectó Tocqueville en su momento queda en la tierra de George Washington. Muy poco, cree el autor. Lo atractivo del libro, en primera instancia, es que su crítica no proviene de un ángulo progresista, desde donde proliferan los ataques al gobierno republicano y al liberalismo. En su libro Estados Unidos contra Estados Unidos, recientemente publicado por Fondo de Cultura Económica, el autor señala que Bush socavó los principios de los padres fundadores. El endeudamiento desbocado, el gasto público desmesurado, la política exterior imperialista y el avasallamiento de derechos fundamentales de sus ciudadanos, que ha llevado adelante Bush, no son propios de un gobierno liberal sino, por el contrario, de uno liberticida, nos dice Benegas Lynch. Otra faceta atendible del libro es el análisis revisionista de la política económica de Roosevelt en los 30 y sobre la teoría de Keynes, cuyo vigor ha crecido exponencialmente en las últimas semanas.
Hay un keynesiano al que vale la pena leer. Se trata del flamante Nobel de Economía Paul Krugman, que el año pasado publicó El gran engaño (Crítica), título supérstite en las librerías que detecta las fisuras de la economía que causaron su desplome internacional y que intenta vislumbrar lo que nos espera.
El ganador de las inminentes elecciones se enfrentará con un país con más de 30 millones de personas que han llegado al tope de endeudamiento, un número de expedientes de quiebras que multiplica por diez el de los tiempos de la Gran depresión, más de un millón de hogares en riesgo de ejecución, dos guerras que cuestan 200.000 millones al año y de las que no es sencillo salir, un retroceso terrible en su dinámica republicana, una deuda con dimensiones que ruborizan a los más avezados matemáticos y un desconcierto inédito para un pueblo que hasta ahora creyó en un destino manifiesto. Estos problemas y la pregunta que encabeza el libro de Moore encierran los dilemas que hoy tienen todos los que proponen o instrumentan posibles salidas para la crisis: ¿consumo o ahorro? ¿Intervencionismo o liberalismo? ¿Más Estado o más mercado? Las medidas que ha tomado el gobierno norteamericano, y el resto de los gobiernos, apuntan en la dirección que marcan las primeras alternativas. La duda, aún dentro de ese rumbo, es: ¿hasta dónde?
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La Gaceta Tucumán - Argentina/05/11/2008
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