El juez federal Norberto Oyarbide procesó anoche al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, por los delitos de violación de secretos, abuso de autoridad, falsificación de documentos públicos, en concurso con la participación en una asociación ilícita. En la causa por espionaje ilegal –revelado en su momento por Página/12–, el magistrado le imputó a Macri responsabilidad en la escucha que tuvo como víctima a su cuñado, Daniel Leonardo. Cuando se habla de falsificación de documentos públicos, hace referencia a que se armó una causa falsa contra Leonardo en Misiones para justificar la escucha telefónica ilegal. El procesamiento a Macri es sin prisión preventiva, pero con un embargo de 250.000 pesos. El juez también procesó a los dos jueces de Misiones, José Luis Rey y Horacio Gallardo, por los mismos delitos, y amplió la acusación contra Jorge “Fino” Palacios, acusándolo del espionaje en cinco casos más. Respecto del ex ministro de Educación porteño Mariano Narodowski consideró que fue encubridor, porque le firmó un contrato a Ciro James como asesor, sin que el espía hiciera trabajo alguno. Por último, el magistrado sobreseyó al ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro.
No faltan quienes sostienen que Oyarbide tomó esta decisión para esquivar la recusación de Montenegro, que ahora llegó a la Cámara de Casación. Otros afirman que lo único que relaciona a Montenegro con el espionaje es que James estuvo en el ministerio varias veces y que había entrado a la Metropolitana, pero que no hay un elemento puntual, un interés específico, como el de Macri con su cuñado.
A las 20 de ayer, el juez convocó a las partes para firmar delante de ellos el fallo. Citó a los abogados de los imputados y al fiscal Alberto Nisman. Estaba también presente el secretario letrado, Gustavo Russo. Como los fundamentos son muy extensos, Oyarbide resolvió que recién los va a entregar a partir del lunes, por lo que anoche sólo firmó la parte resolutiva, es decir, los procesamientos y el sobreseimiento.
Desde el vamos, Macri trató de instalar la idea de que en el expediente no hay nada en su contra y que por lo tanto toda la causa es una maniobra política, supuestamente armada por el gobierno nacional en complicidad con el juez Oyarbide. Ayer, insistió con los mismos argumentos. Sostuvo que el procesamiento “estaba escrito antes de comenzar la causa” y que el kirchnerismo está “dispuesto a dañar” a todo aquel que se le oponga, en este caso él.
Sin embargo, quienes tuvieron acceso a la causa aseguran que no es común ver un expediente sobre espionaje con tanta cantidad de pruebas: jueces que armaron expedientes falsos por homicidio y robo, órdenes escritas para realizar las escuchas, un jefe policial que habla con el espía interviniente casi 200 veces, el mismo espía que retira personalmente las escuchas, un contrato falso en el Gobierno de la Ciudad y el espionaje contra un familiar directo.
Las imputaciones
Desde el punto de vista de la causa, a Macri se le imputa lo siguiente:
- Que en los últimos años Fino Palacios fue su policía de confianza, al punto que lo designó como jefe de seguridad de Boca Juniors durante su presidencia y lo puso a cargo de la Metropolitana ni bien armó esa fuerza. La ligazón con Palacios era tan estrecha que mantuvo su designación pese a que estaba a punto de ser procesado por irregularidades en la causa AMIA. Ni siquiera hoy desliza la menor crítica hacia el detenido Fino y lo sigue avalando.
- Ese jefe de su confianza tuvo un subalterno directo, Ciro James, con el que cruzó casi 200 llamadas en tres meses. Es decir, a un promedio de más de dos comunicaciones diarias. Palacios llevó a James a la Metropolitana, le iba a dar un cargo de importancia y se sabe que participaba en actividades de la fuerza mucho antes de ser designado.
- El vínculo entre Palacios y James también queda en evidencia en la escucha a Sergio Burstein, dirigente de Familiares y Víctimas del atentado a la AMIA. Eran los tiempos en que Palacios estaba a punto de ser procesado, de manera que a Fino le importaba muchísimo escuchar lo que hablaba Burstein sobre la causa AMIA, en especial con el fiscal Alberto Nisman. También puede deducirse que a Macri le interesaba la cuestión, porque necesitaba saber qué ocurriría con su policía preferido.
- Pero lo que acerca definitivamente el caso del espionaje a Macri es la escucha a Daniel Leonardo, su cuñado. Existía un serio conflicto familiar y el clan Macri quería probar, a través de las escuchas, supuestas preferencias sexuales de Leonardo. El objetivo –según cree el juez– era exhibirle las escuchas a Sandra Macri, la hermana de Mauricio, y convencerla de que se divorcie. Aunque nunca lo terminó de decir, Macri sugiere que esta operación de espionaje ilegal fue contratada por su padre, Franco. Ni el juez ni el fiscal creen que Palacios y Ciro James hubieran puesto en marcha la escucha sin el visto bueno de Mauricio.
- Para probar ese último vínculo, aparece la contratación de James en el Ministerio de Educación porteño, justito en la época en que se hicieron las escuchas a Leonardo. Y lo cierto es que no hay explicación para que le hayan pagado 6000 pesos por mes a James: no existe constancia de que haya hecho algún trabajo y los demás abogados contratados declararon que no lo vieron en el ministerio. Los dos especialistas de la Universidad de La Matanza que supuestamente recomendaron a James para ese trabajo negaron en forma categórica que lo hayan hecho y hasta dijeron que ni siquiera sabían que trabajara allí. Narodowski fue quien habló de la recomendación de los especialistas de la Universidad de La Matanza: terminó procesado porque el juez consideró que mintió y, por lo tanto, fue parte de la maniobra.
- Como un indicio más aparece un dato llamativo. Después de retirar las cintas con las escuchas a Leonardo, Ciro James aparecía usando el celular en la zona de Barrio Parque, justo donde viven Franco y Mauricio Macri. El juzgado determinó que en ese tiempo el padre estaba de viaje en China, por lo que consideraron ese dato como otro indicio más que vincula la operación de espionaje a Leonardo con Mauricio.
Cuando el jefe de Gobierno sostiene que su procesamiento estaba escrito desde el comienzo del expediente, la realidad es que efectivamente las sospechas apuntaban en su dirección. Es que en el centro de la escena estaba Palacios, con quien mantenía –y mantiene– un estrecho vínculo.
Macri también alega que la Policía Federal y la SIDE, es decir el gobierno nacional, fueron los que dieron origen a la causa. Es posible. El punto de partida fue una llamada anónima a la casa de Burstein y el individuo que llamó le dijo a la hija del dirigente de las víctimas de la AMIA que Fino Palacios le pinchaba los teléfonos. Lo concreto es que Oyarbide determinó que era cierto. Y las pruebas de que la escucha se estaba haciendo resultaron apabullantes.
El otro argumento de Macri es que seguramente James espiaba con anterioridad, cuando revistó durante años en el área de Inteligencia de la Policía Federal. También es posible y Oyarbide lo está investigando. Lo cierto es que la maniobra de espionaje ilegal se descubrió en 2009 y funcionaba en ese momento en la órbita del jefe de la policía de Macri y espiaban a un cuñado del jefe de Gobierno. Una interpretación es que Macri usó un aparato de espionaje que podría estar funcionando de antes.
El resto
Oyarbide sorprendió ayer respecto de la ampliación del procesamiento contra Palacios. Se esperaba que definiera su papel como jefe de la asociación ilícita, algo que tácitamente le pidió la Cámara Federal. Según dicen los allegados al juez, el magistrado todavía no está en condiciones de definir los roles dentro de esa asociación: no puede certificar quién fue el jefe ni quién el organizador. Por ello, la ampliación del procesamiento es sólo porque le añade responsabilidad en el espionaje ilegal de otras cinco personas.
La situación de Narodowski se complicó a raíz de las declaraciones de Cristian Cabral y Rolando Echave, de la Universidad de La Matanza. El ex ministro de Educación los mencionó como las personas que recomendaron a James. Cabral y Echave no sólo lo negaron. Ambos dijeron que ni sabían que James trabajaba en el ministerio porteño y contaron que ellos mismos concurrían a dar un asesoramiento en la cartera de Narodowski y nunca vieron allí a James. Otro elemento de peso: el contrato de James no se publicó en el Boletín Oficial, otra evidencia de que se encubría algo.
El sobreseimiento de Montenegro circulaba como una posibilidad en las últimas semanas. También se especulaba con que Oyarbide le dictaría una falta de mérito, para que el ministro continuara bajo investigación. En Comodoro Py había quienes pronosticaban el sobreseimiento esencialmente porque de esa forma pasa a ser abstracta la recusación de Montenegro al juez. Ya no está acusado de nada, no hay razón para recusarlo. El ministro nunca estuvo demasiado de acuerdo con la designación de Palacios al frente de la Metropolitana –Fino fue puesto allí por Macri– y entre los espiados no hay ninguno que parezca de interés específico de Montenegro. Por supuesto, también está el argumento de que los dos protagonistas principales de la asociación ilícita, Palacios y James, revistaban en ese ministerio. Por eso, pese al sobreseimiento del juez, Montenegro será interpelado el martes próximo en la Legislatura porteña.
El procesamiento de los ex jueces misioneros Horacio Gallardo y José Luis Rey estaba cantado. Se les imputan los mismos delitos que a Macri: participar en una asociación ilícita dedicada a escuchar ilegalmente. La responsabilidad de los ex magistrados consistió en convalidar expedientes falsos por homicidio y robo. Sobre esa base libraban órdenes a la SIDE para que intervinieran teléfonos y la realidad es que ni siquiera incorporaron las escuchas a los expedientes. Las cintas las retiraba James de la SIDE y se las quedaba.
SUBNOTAS
Página/12 - Argentina/15/05/2010