George W. Buh saluda al empresario petrolero Ross Perot Jr. en un acto dedicado a las víctimas de la guerra en 2006, junto a Rumsfeld y jefes militares.BLOOMBERG
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PERE RUSIÑOL
MADRID - Destacados miembros del lobby que apoyó a George W. Buh para que invadiera Irak han logrado el control de importantes pozos petroleros en el país, tanto en la región autónoma del Kurdistán como en la controlada por Bagdad. Entre los lobbistas que se benefician del negocio del crudo iraquí se encuentran ejecutivos del sector petrolero con base en Texas (Exxon, Hunt, Hillwood), políticos (el republicano Bob Schaffer), diplomáticos (el neocon Zalmay Khalilzad, el demócrata halcón Peter Gailbraith) y ex militares (Jay Garner).
Más de seis años después de la invasión, y ya en la cuenta atrás de la retirada de EEUU, el reparto del petróleo iraquí el tercer país con más reservas del mundo, tras Arabia Saudí e Irán ha entrado en su última fase de reparto. Hoy concluye en Bagdad la segunda gran subasta organizada por el Gobierno para gestionar los gigantescos recursos naturales.
Si hoy se asigna el macropozo de Qurna Oeste II, al sur, los principales yacimientos estarán ya repartidos, con la notable excepción de Kirkuk, zona en disputa entre kurdos y suníes. Eso sí, aún quedarán una decena de pozos por asignar, menos importantes.
Cuando en 2007 el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan publicó La era de la turbulencia se organizó un gran revuelo porque escribió sin tapujos que la guerra se hizo por el control del petróleo, en un mundo en que el peak oil el momento de producción máxima de crudo, a partir del cual empezará a declinar está a la vuelta de la esquina, previsto para 2012.
Pero lo que no dijo Greenspan es que los mismos promotores de la guerra iban a quedarse personalmente con algunos de los pozos.
Cuando Greenspan escribió su libro, sólo se sabía que Hunt Oil había logrado un jugoso contrato de explotación en el Kurdistán iraquí. Al frente de Hunt Oil está Ray Hunt, íntimo de George W. Bush de la época de Dallas, miembro de su equipo de asesores para asuntos internacionales durante su presidencia, gran financiador de su campaña electoral y miembro del consejo del Instituto George W. Bush.
Pero en las últimas semanas la lista de amigos de Bush agraciados con concesiones ha crecido mucho, ya sea a través de nuevas adjudicaciones o porque han trascendido ahora adjudicaciones en el norte que se habían mantenido ocultas.
Algunos defensores de la causa kurda tenían contratos en la región
En mayo, cuando se hizo la primera gran subasta oficial, todas las adjudicaciones, salvo una, quedaron desiertas. Pero el mes pasado se cerraron dos tratos de ese paquete y en ambos casos ganaron empresarios cercanos a Bush.
Una fue la tejana ExxonMobil la mayor petrolera del mundo, dirigida por otro íntimo del ex presidente, Rex W. Tillerson, que lidera el consorcio que se quedó con el macropozo de Qurna Oeste I. La compañía aspira a rematar su entrada en el país con otra pieza mayor en la subasta que concluye hoy.
La otra es Occidental Petroleum, como Hunt Oil y ExxonMobil, integrante del listado de 50 empresas que más ayudaron a financiar la campaña de Bush en 2004: participa del consorcio, liderado por la italiana Eni, que gestionará el pozo de Zubair.
Ben Lando, periodista estadounidense que dirige el semanario Iraq Oil Report, rechaza que estas concesiones muestren que la guerra se hizo por el petróleo. "Han ganado el contrato porque ofrecieron las mejores condiciones", explica a Público. Y añade: "Irak necesita la experiencia técnica de las grandes empresas del sector y Exxon es la mayor de todas".
El ex embajador de Bush en Irak ha abierto oficinas en Bagdad y Erbil
Sin embargo, Patrick Heller, investigador de Revenue Watch, think tank con sede en Nueva York que sigue el rastro del dinero del petróleo, considera que toda la polémica demuestra la "importancia de la transparencia". A su juicio, esta no ha sido suficiente en el país árabe, que ni siquiera dispone de una ley que regule el sector.
Heller muestra su preocupación por que el petróleo "exacerbe la inestabilidad y la violencia", sobre todo en la pugna entre el Gobierno central y la autonomía kurda, cuyos contratos no son reconocidos por Bagdad.
La región kurda ha otorgado algunas de sus concesiones a destacados miembros del lobby que empujó a Bush a la guerra. Una vez ganada la guerra, varios de ellos reconvirtieron su lobby hacia el apoyo a la máxima autonomía kurda, incluido el diplomático demócrata Peter Gailbraith, cuyo nexo con la noruega DNO permaneció oculto hasta ahora.
El último en llegar es Zalmay Khalilzad, ex embajador de Bush en Bagdad y en la ONU. Su empresa, especializada en energía, acaba de abrir sede en Bagdad y en Erbil, la capital kurda.
Público - España/14/12/2009