OTRA
DEEP SPAIN
Teodoro Santana
Si no fuera porque da hasta grima, la cosa sería para tomársela a pitorreo. Vuelve la Deep Spain, la España profunda de caspa, fanatismo y moscas. De franquismo rojigualda e himno monárquico.
El discurso es simple: las hordas rojas que controlan el PSOE, plagadas de titiriteros y maricones, en su empeño secular de romper España, pactaron con ETA el atentado del 11 de marzo de 2004, arrebatando al PP su legítima victoria electoral.
Y a partir de ahí, el nefando gobierno vendido al terrorismo se ha dedicado a perseguir a los buenos españoles ordenando a jueces, fiscales y policías que les detengan con falsas acusaciones de corrupción. Zapatero y sus secuaces abren las puertas de la patria hispana a las turbas de sudacas, moros y negros en cayuco, regularizándolos como si fueran personas.
España se hunde, se rompe, se parte y se reparte entre sus enemigos separatistas, empezando por los avariciosos catalanes que se niegan a hablar español. Hace falta mano dura e imperio (de la ley). No hay quien viva: que vuelva la España una, grande y libre.
¿Difícil de creer? Parece que no, que cuela. Cosas que pasan por dejar morir a Franco en la cama. Y por lo que explicaba Hermann Goering, lugarteniente de Hitler: “la educación es peligrosa; cada persona educada es un futuro enemigo”.
Frente a ese fascismo disfrazado de constitucionalismo, la socialdemocracia psoeísta tiembla. Se acobarda. Intenta aplacar a la fiera.
Gran parte de los problemas que tiene es fruto de su política de ceder en todo cuando estaba en la oposición. “Razones de estado”. Pacto antinacionalista disfrazado de pacto antiterrorista. Ley de Partidos, basada en el novedoso delito colectivo de “no-opinión”. Es decir, de no opinar lo que se considera oportuno que se opine. Entrega al PP de todos los órganos de la judicatura.
Está claro que el país del “buen rollito”, de la tibieza y del relativismo democrático, forma parte también, en otro sentido, de la Deep Spain. Ni una mala palabra ni una buena acción. Y ahora sorpresa porque las cosas vayan como van. Ya lo decía Schiller: “contra la estupidez, los propios dioses son impotentes”.
(*) Teodoro Santana es Secretario Nacional de UNIDAD DEL PUEBLO
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