25/7/07

El espacio común europeo aún busca sus fronteras definitivas

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ANTONIO R. BROTÓNS CATEDRÁTICO DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO «EL TRATADO ELIMINA LO QUE PUDIERA ORIENTARSE A UNA EUROPA FEDERAL»
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El asturiano Gil Carlos Rodríguez, ex presidente del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, prefiere no lanzar las campanas al vuelo respecto a lo que depare el tratado de reforma, que deberá quedar listo el próximo octubre para, a partir de principios de 2008, comenzar con la ronda de aprobaciones -si procede- en cada estado. Para Gil Carlos Rodríguez, «no llegó el mensaje de la necesidad de dotar a la UE de una personalidad política y es difícil saber por qué. Todo el mundo está de acuerdo en que hay un problema de explicación de la Unión Europea. Hay cosas muy populares, como el programa "Erasmus", pero nadie lo pone en relación con la institución». El también catedrático de Derecho Internacional Público considera que con el tratado de reforma se ha abandonado la idea de una Europa política: «Vamos a la continuación del modelo actual. El tratado dará respuesta a determinadas necesidades de funcionamiento de la UE, pero no va a dar respuesta a ese sentimiento de dudas sobre la legitimidad comunitaria». Más de lo mismo opina el catedrático de la Universidad Autónoma Antonio Remiro Brotóns, quien asegura que la UE «ha abandonado la idea de una integración política de sus 27 estados miembros». Para Brotóns han ganado los unionistas frente a los federalistas: «El tratado elimina lo que, con un carácter simbólico, pudiera orientarse a una Europa de carácter federal». Mariano Abad, catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Oviedo, no ocultó su decepción por que Europa haya dejado atrás el proyecto constitucional. «Me hubiera gustado que fuera adelante. El tratado tendrá los inconvenientes de la Constitución y no todas las ventajas». Bases de futuro No opina lo mismo Miguel Fuertes, director general de Coordinación del Mercado Interior y Políticas Comunitarias del Ministerio de Asuntos Exteriores. «Hemos salido del "impasse" que supuso el rechazo a la constitución. Si no hay ningún problema, con el nuevo tratado se lograrán sentar las bases para que la UE alcance un desarrollo sostenido que todo el mundo busca». No obstante, el catedrático de la Universidad de La Rioja José Martín Pérez de Nanclares advirtió en los cursos de verano de La Granda de que el fracaso del texto constitucional ha dejado «debilitada» la imagen de la Unión Europea frente al resto de potencias. Nanclares considera, además, que del tratado de reforma se han caído aspectos relevantes. «Hay cambios que son peajes bastantes importantes. Por ejemplo, la carta de derechos fundamentales será para todos los estados miembros jurídicamente vinculante, obligatoria y controlada por el Tribunal de Justicia, pero el Reino Unido quedará al margen. En política exterior también hay excepciones para el Reino Unido; y, sin lugar a dudas, el principal pago es la desaparición de todo elemento constitucional». Mañana, un día decisivo El profesor Carlos Moreiro fue explícito en su apoyo a la nueva aventura que a partir del lunes empieza mañana la UE: «Como español, europeo y democrático tengo que decir que ojalá el tratado salga adelante». Moreiro destacó en La Granda determinados aspectos del nuevo texto que beneficiarán a España, por ejemplo, en materia de cooperación contra el terrorismo. Los políticos asturianos María Jesús Álvarez, presidenta de la Junta General del Principado, y el eurodiputado Antonio Masip, dejaron ver su confianza y optimismo ante lo que depare el tratado de reforma de la UE. María Jesús Álvarez admitió los escollos para el avance del proyecto político europeo, pero animó a que en 2009, año en el que se celebren las elecciones al Parlamento europeo, esté aprobado el tratado de reforma: «Los retos de la UE son definirse a sí misma y establecer un marco jurídico claro». Por su parte, Antonio Masip se refirió a los frutos que dará el nuevo texto y apostó por pelear por el aumento del número de diputados de España. Frente a las reticencias polacas y británicas, el político dio su receta: «Hay algunas dificultades para que el texto salga adelante, pero también es un buen momento para decirles a los polacos que si se quieren ir, que se vayan. Así se asustarían, pues la opinión pública polaca es muy favorable a Europa, aunque sus dirigentes no lo son. Creo que si se hiciera esto, sería un toque de atención a Reino Unido. Así las cosas irían de otra manera.
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La Nueva España-España/Inicio/25/07/2007

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