Los posibles inversores extranjeros en Cuba, cautelosos ante el anuncio de Raúl Castro
28/07/2007
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Los inversores extranjeros no han acogido con demasiado entusiasmo la noticia de que La Habana estudia buscar fórmulas para que vuelva a aumentar el dinero que llega a la isla desde el exterior. Algunos posibles interesados creen que el anuncio realizado por Raúl Castro, en su discurso con motivo del Día de la Rebeldía Nacional el 26 de julio, es demasiado ambiguo y se muestran cautos, a la espera de que Cuba concrete algo más la oferta. Los expertos consultados por Americaeconomica.com coinciden en que no va a producirse, por el momento, un aluvión de peticiones de compañías interesadas en hacer negocios con la mayor de las Antillas. El principal motivo serían los permanentes y conocidos problemas que tienen a la hora de cobrar las compañías internacionales que ya están instaladas allí, una circunstancia a la que se suma la falta de planes concretos para incentivar la inversión.Y esos recelos de los inversores foráneos también responden a algunas malas experiencias anteriores que aún pesan en el ánimo de quienes tendrían verdaderos deseos de ayudar a la isla a superar ese Periodo Especial (el que se abrió tras la caída del bloque soviético) que, según Raúl Castro, aún no ha acabado, y de ganar dinero con proyectos realizados en aquel país."Durante la década de los 90 se establecieron en Cuba varias empresas mixtas cubano-españolas que, una vez que vencieron sus contratos, vieron cómo el Gobierno cubano se negaba a renovarlos", recuerda Cecilio Herreros, un abogado español con mucha experiencia en la tramitación de proyectos en la isla. Herreros añade tmbien que la calificación de la isla antillana como "país de riesgo" y la falta de garantías en los países de origen para las inversiones realizadas en Cuba tampoco ayudan.Estas circunstancias plantean, en palabras del abogado español, una gran duda sobre qué repercusión pueda tener el anuncio de Raúl que, de ir acompañado "por más seguridad desde la parte española", podría relanzar las inversiones ibéricas en la isla. En caso contrario, el letrado es firme en la opinión de que, como "país abocado al sector turístico, por sus características, geografía y situación", Cuba no recibirá más inversiones que las específicas del sector terciario. Tras las malas cifras arrojadas por el turismo en los dos últimos ejercicios -en los que Cuba ha sido desbancada por el Caribe mexicano-, la isla antillana ha solicitado a los inversores extranjeros que sitúen de nuevo al sector en un lugar primordial de la economia, como demuestran los acuerdos firmados con España con motivo del viaje del ministro deExteriores, Miguel Ángel Moratinos, en los que se establecía cooperación bilateral en la construcción en la isla de parques temáticos, complejos de ocio, resorts y parques acuáticos, entre otros complejos dedicados al ocio. Pero la actitud de la parte cubana tampoco es demasiado receptiva, según Herreros. Esto se debe principalmente a que Cuba ha favorecido estos años a compañías capaces de afrontar grandes inversiones, mientras que las empresas españolas que se habían establecido allí eran principalmente de tamaño mediano. España, que fue durante los años inmediatamente anteriores a la crisis de los años 90 (desencadenada por la caída de la URSS) el primer socio comercial de la nación caribeña, ha rebajado sus posiciones en favor de países como Venezuela o China. Y quizá también de EEUU. Tras el paso del huracán Mitch, en 1998, Washington permitió a las empresas estadounidenses exportar alimentos y medicinas a la isla, siempre y cuando el pago se hiciese en el momento y en efectivo. Y curiosamente, las compañías que representan al tradicional enemigo de la Revolución cobran al contado, un hecho que discrimina a los empresrios de los demás países que hacen negocios con Cuba, que ven cómo sus pagos se retrasan.Actualmente en la isla hay representación de compañías de unos 146 países de todo el mundo, y unas 350 empresas mixtas con aproximadamente 40 países; la mayor parte proceden de España, Canadá, Francia e Italia, que copan el 14% de las exportaciones de la isla, principalmente en sectores como la minería, la extracción y producción petrolífera, las telecomunicaciones y el comercio.El ansiado crudo cubano. La búsqueda de socios poderosos para que participen en la explotación a riesgo de la Zona Económica Exclusiva en el Golfo de México había sido desde hace unos meses una obsesión para el Gobierno de Raúl Castro y el primer signo de que la isla podría intentar volver a captar socios extranjeros. De momento, en aquel aéra hay instaladas compañías asiáticas (China, Vietnam o India ya han entrado en el negocio), españolas (Repsol YPF) y latinoamericanas (la venezolana Pdvsa). El Golfo también ha despertado el interés de algunas petroleras estadounideneses que se han unido en los últimos tiempos al lobby antiembargo para intentar que Washington les permita instalarse en una zona muy prometedora, al menos sobre el papel. Según un informe de la Sociedad de Evaluación Geológica de EEUU, que se publicó en febrero de 2004, en este área habría unas cuantíosas reservas de gas. En el texto, títulado ''Evaluación de los Recursos de Petróleo y Gas en el Subsuelo Marino del Norte de Cuba, 2004'', se establecen unas reservas potenciales de 4.600 millones de barriles de petróleo y, lo que es más importante, cerca de 9,3 billones de pies cúbicos de gas (263,34 billones de litros). Prácticamente las mismas que, según estos analistas, tiene todavía Bolivia sin descubrir. De modo que todo parece indicar que, por ahora, no habrá listas de espera. Y sin embargo los expertos apuestan por varios sectores que serían los grandes beneficiados si se dieran las condiciones oportunas. La construcción (debido al déficit habitacional al que se enfrenta la nación antillana), las empresas de servicios en el ámbito del abastecimiento (cárnicas o conservas) o los sectores avícola o porcino podrían "viajar" a Cuba si en los planes del actual Gobierno cubano hubiera un programa de captación de inversiones extranjeras a las que sus propios países de origen ofrecieran cierta seguridad.Pero los cambios necesarios para que esa situación se haga real pueden tardar en llegar. En opinión del investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, Carlos Malamud, no habrá, al menos en un período cercano de tiempo, tales cambios, que por ahora se limitarán a ser "pequeños y cosméticos" por varios motivos. El más importante es que, aparezca en público o no, Fidel Castro continúa moviendo los hilos de la política cubana, ejerciendo lo que Malamud ha denominado como "el papel de Reina Madre en segundo plano" e impidiendo que aquellos sectores más reformistas, sea o no el propio Raúl quien los dirija, puedan realizar cambios efectivos en el panorama de la isla.Además, esta circunstancia, unida al hecho de que no se han hecho propuestas concretas para salir del Período Especial, pese a que se ha demostrado la línea más pragmática de Raúl frente a Fidel, genera el peor escenario posible para una hipotética transición, que de momento deberá esperar, según el experto del Real Instituto Elcano, que defiende la postura de que, mientras viva el comandante en jefe, cualquier cuestión referida a cambio, transición o sucesión quedará indefinidamente congelada.Finalmente, la "mano tendida" que Raúl Castro ha ofecido al próximo Gobierno de EEUU no es considerada un dato relevante por ningún analista, ya que, según recuerdan, desde la Administración del presidente Kennedy hasta la actual de George W. Bush, no ha habido cambios significativos en la política estadounidense hacia Cuba. Y todo ello a pesar de que el candidato demócrata, Barack Obama, afirme que se sentaría a hablar con el mandatario de Cuba "bajo ciertas condiciones".En definitiva, todo parece indicar que habrá que esperar para ver cambios significativos en Cuba, aunque la cuestión es... ¿cuánto?
Los inversores extranjeros no han acogido con demasiado entusiasmo la noticia de que La Habana estudia buscar fórmulas para que vuelva a aumentar el dinero que llega a la isla desde el exterior. Algunos posibles interesados creen que el anuncio realizado por Raúl Castro, en su discurso con motivo del Día de la Rebeldía Nacional el 26 de julio, es demasiado ambiguo y se muestran cautos, a la espera de que Cuba concrete algo más la oferta. Los expertos consultados por Americaeconomica.com coinciden en que no va a producirse, por el momento, un aluvión de peticiones de compañías interesadas en hacer negocios con la mayor de las Antillas. El principal motivo serían los permanentes y conocidos problemas que tienen a la hora de cobrar las compañías internacionales que ya están instaladas allí, una circunstancia a la que se suma la falta de planes concretos para incentivar la inversión.Y esos recelos de los inversores foráneos también responden a algunas malas experiencias anteriores que aún pesan en el ánimo de quienes tendrían verdaderos deseos de ayudar a la isla a superar ese Periodo Especial (el que se abrió tras la caída del bloque soviético) que, según Raúl Castro, aún no ha acabado, y de ganar dinero con proyectos realizados en aquel país."Durante la década de los 90 se establecieron en Cuba varias empresas mixtas cubano-españolas que, una vez que vencieron sus contratos, vieron cómo el Gobierno cubano se negaba a renovarlos", recuerda Cecilio Herreros, un abogado español con mucha experiencia en la tramitación de proyectos en la isla. Herreros añade tmbien que la calificación de la isla antillana como "país de riesgo" y la falta de garantías en los países de origen para las inversiones realizadas en Cuba tampoco ayudan.Estas circunstancias plantean, en palabras del abogado español, una gran duda sobre qué repercusión pueda tener el anuncio de Raúl que, de ir acompañado "por más seguridad desde la parte española", podría relanzar las inversiones ibéricas en la isla. En caso contrario, el letrado es firme en la opinión de que, como "país abocado al sector turístico, por sus características, geografía y situación", Cuba no recibirá más inversiones que las específicas del sector terciario. Tras las malas cifras arrojadas por el turismo en los dos últimos ejercicios -en los que Cuba ha sido desbancada por el Caribe mexicano-, la isla antillana ha solicitado a los inversores extranjeros que sitúen de nuevo al sector en un lugar primordial de la economia, como demuestran los acuerdos firmados con España con motivo del viaje del ministro deExteriores, Miguel Ángel Moratinos, en los que se establecía cooperación bilateral en la construcción en la isla de parques temáticos, complejos de ocio, resorts y parques acuáticos, entre otros complejos dedicados al ocio. Pero la actitud de la parte cubana tampoco es demasiado receptiva, según Herreros. Esto se debe principalmente a que Cuba ha favorecido estos años a compañías capaces de afrontar grandes inversiones, mientras que las empresas españolas que se habían establecido allí eran principalmente de tamaño mediano. España, que fue durante los años inmediatamente anteriores a la crisis de los años 90 (desencadenada por la caída de la URSS) el primer socio comercial de la nación caribeña, ha rebajado sus posiciones en favor de países como Venezuela o China. Y quizá también de EEUU. Tras el paso del huracán Mitch, en 1998, Washington permitió a las empresas estadounidenses exportar alimentos y medicinas a la isla, siempre y cuando el pago se hiciese en el momento y en efectivo. Y curiosamente, las compañías que representan al tradicional enemigo de la Revolución cobran al contado, un hecho que discrimina a los empresrios de los demás países que hacen negocios con Cuba, que ven cómo sus pagos se retrasan.Actualmente en la isla hay representación de compañías de unos 146 países de todo el mundo, y unas 350 empresas mixtas con aproximadamente 40 países; la mayor parte proceden de España, Canadá, Francia e Italia, que copan el 14% de las exportaciones de la isla, principalmente en sectores como la minería, la extracción y producción petrolífera, las telecomunicaciones y el comercio.El ansiado crudo cubano. La búsqueda de socios poderosos para que participen en la explotación a riesgo de la Zona Económica Exclusiva en el Golfo de México había sido desde hace unos meses una obsesión para el Gobierno de Raúl Castro y el primer signo de que la isla podría intentar volver a captar socios extranjeros. De momento, en aquel aéra hay instaladas compañías asiáticas (China, Vietnam o India ya han entrado en el negocio), españolas (Repsol YPF) y latinoamericanas (la venezolana Pdvsa). El Golfo también ha despertado el interés de algunas petroleras estadounideneses que se han unido en los últimos tiempos al lobby antiembargo para intentar que Washington les permita instalarse en una zona muy prometedora, al menos sobre el papel. Según un informe de la Sociedad de Evaluación Geológica de EEUU, que se publicó en febrero de 2004, en este área habría unas cuantíosas reservas de gas. En el texto, títulado ''Evaluación de los Recursos de Petróleo y Gas en el Subsuelo Marino del Norte de Cuba, 2004'', se establecen unas reservas potenciales de 4.600 millones de barriles de petróleo y, lo que es más importante, cerca de 9,3 billones de pies cúbicos de gas (263,34 billones de litros). Prácticamente las mismas que, según estos analistas, tiene todavía Bolivia sin descubrir. De modo que todo parece indicar que, por ahora, no habrá listas de espera. Y sin embargo los expertos apuestan por varios sectores que serían los grandes beneficiados si se dieran las condiciones oportunas. La construcción (debido al déficit habitacional al que se enfrenta la nación antillana), las empresas de servicios en el ámbito del abastecimiento (cárnicas o conservas) o los sectores avícola o porcino podrían "viajar" a Cuba si en los planes del actual Gobierno cubano hubiera un programa de captación de inversiones extranjeras a las que sus propios países de origen ofrecieran cierta seguridad.Pero los cambios necesarios para que esa situación se haga real pueden tardar en llegar. En opinión del investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, Carlos Malamud, no habrá, al menos en un período cercano de tiempo, tales cambios, que por ahora se limitarán a ser "pequeños y cosméticos" por varios motivos. El más importante es que, aparezca en público o no, Fidel Castro continúa moviendo los hilos de la política cubana, ejerciendo lo que Malamud ha denominado como "el papel de Reina Madre en segundo plano" e impidiendo que aquellos sectores más reformistas, sea o no el propio Raúl quien los dirija, puedan realizar cambios efectivos en el panorama de la isla.Además, esta circunstancia, unida al hecho de que no se han hecho propuestas concretas para salir del Período Especial, pese a que se ha demostrado la línea más pragmática de Raúl frente a Fidel, genera el peor escenario posible para una hipotética transición, que de momento deberá esperar, según el experto del Real Instituto Elcano, que defiende la postura de que, mientras viva el comandante en jefe, cualquier cuestión referida a cambio, transición o sucesión quedará indefinidamente congelada.Finalmente, la "mano tendida" que Raúl Castro ha ofecido al próximo Gobierno de EEUU no es considerada un dato relevante por ningún analista, ya que, según recuerdan, desde la Administración del presidente Kennedy hasta la actual de George W. Bush, no ha habido cambios significativos en la política estadounidense hacia Cuba. Y todo ello a pesar de que el candidato demócrata, Barack Obama, afirme que se sentaría a hablar con el mandatario de Cuba "bajo ciertas condiciones".En definitiva, todo parece indicar que habrá que esperar para ver cambios significativos en Cuba, aunque la cuestión es... ¿cuánto?
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