La agresión radial contra Cuba
Mediante la estimulación a la subversión interna, pretenden que la desinformación constante y reiterada durante cientos de horas diarias y por todas las vías posibles, juegue el papel detonante en el desacato de las masas a las leyes.
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EL CASO DE LA VOA Y RADIO SWAN
OMAR PEREZ SALOMON
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Como ha quedado demostrado por las innumerables denuncias formuladas por el Estado cubano en los mas diversos foros internacionales, desde el mismo momento del triunfo de la Revolución el 1ro de enero de 1959, las sucesivas administraciones norteamericanas, han desplegado todo su poderío económico y tecnológico en apoyo a una agresión que, sin bombas inteligentes, ni tanques de guerra, ni aviación sofisticada, han llevado a cabo contra Cuba organizada y financiada por la ultraderecha de ese país y los sectores más reaccionarios de la emigración cubana, con el pérfido, estratégico y bien definido objetivo de derrocar el Sistema Político - Social cubano.
Mediante la estimulación a la subversión interna, pretenden que la desinformación constante y reiterada durante cientos de horas diarias y por todas las vías posibles, juegue el papel detonante en el desacato de las masas a las leyes y el enfrentamiento con el gobierno, que les facilite la intervención militar en Cuba.
El uso de la radio como instrumento de subversión se convirtió en norma del Departamento de Estado norteamericano a partir de fines de la década del 50, en particular al estar la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA), bajo la dirección de Leonard Marks y Frank Shakespeare, connotados ideólogos anticomunistas.
Para identificar los métodos de guerra psicológica empleados por la USIA y su órgano central, la Voz de América (VOA), nada mejor que esta afirmación de un miembro de los servicios de inteligencia inglesa durante la II Guerra Mundial, más tarde director de programas de la BBC de Londres:
“La radio es el único medio de comunicación masiva que resulta imposible detener. Es el único medio que llega instantáneamente a todo el planeta y que puede transmitir un mensaje de un país a otro e incluso penetrar donde no lo quieren. Estas características le confieren prioridad como el arma más poderosa de la propaganda internacional”.
El 21 de marzo de 1960 se inicia oficialmente la agresión radial contra la Revolución Cubana al salir al aire una nueva emisión de La Voz de los Estados Unidos en idioma español.
Este nuevo programa nocturno está dirigido a Cuba, aunque se anuncia como transmisión " a todo el Continente ". Sus contenidos reflejan la creciente tensión en las relaciones entre los dos países y sirven como portavoz de las posiciones norteamericanas ante el proceso revolucionario que tiene lugar en Cuba.
Como la Voz de América es la emisora oficial del Gobierno, la misma tiene una serie de limitantes para servir de fuente a determinado tipo de contenidos propagandísticos como la incitación directa a la rebelión, instrucciones para actividades subversivas, etc.
Esta limitación es la que da lugar a la creación de una nueva emisora clandestina que forma parte de un amplio programa iniciado por la Administración Eisenhower cuyo objetivo es el derrocamiento de la Revolución Cubana por la vía militar. Esta compleja operación contempló la utilización de la radiodifusión en varias formas, recayendo en Radio Swan el principal papel.
Si bien radio Swan constituyó el primer proyecto importante de la CIA en sus planes de agresión a Cuba, otras fuerzas reaccionarias del ejecutivo y el congreso norteamericano se proyectaban en igual dirección. Ejemplo de ello son los siguientes hechos:
El 9 de marzo de 1960, el periódico "San Francisco Examiner" había reportado que el Departamento de Estado estaba trazando planes para difundir programas radiales hacia Cuba.
El Presidente Eisenhower aprobó el 17 de marzo de 1960, un programa de operaciones encubiertas contra Cuba. En éste, la propaganda constituía una dirección fundamental de las acciones a desarrollar, en especial la propaganda radial.
El programa de operaciones encubiertas aprobado por el Presidente Eisenhower el 17 de marzo de 1960, definía puntualmente cómo se habría de emplear en ese momento la propaganda radial contra Cuba y su modus operandi. Los aspectos más importantes fueron:
La creación y empleo de una estación radial de alta potencia de onda media y corta.
La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos era responsable de preparar la estación fuera de los límites del territorio de los Estados Unidos y tenerla lista para operar en sesenta días.
El 24 de marzo de 1960, el senado norteamericano, a propuesta del senador Karl E. Mundt, aprobaría, también, una consignación de 100 mil dólares a favor de La Voz de Las Américas, por donde se transmiten programas en español contra Cuba.
El 14 de abril de 1960 había tenido lugar en Estados Unidos la reunión del Consejo de Seguridad Nacional, en la cual funcionarios de la administración de Eisenhower analizan opciones para difundir propaganda en Cuba. George Allen, director de la USIA (Agencia de Información de Estados Unidos) informa que la USIA está considerando la creación de una estación dirigida a Cuba en la Florida y comprar allí espacios radiales en estaciones comerciales.
En la propia reunión, el director de la CIA, Allen Dulles informa que pronto, varios intelectuales cubanos estarán transmitiendo hacia Cuba desde Boston por las noches y que probablemente, dentro de cinco o seis semanas se instale una segunda estación radial por la cual los refugiados cubanos puedan transmitir.
La planificación de transmisiones radiales contra Cuba en el período antes de la invasión de Playa Girón requirió de un consentimiento, por parte del Consejo de Seguridad Nacional, la Comunidad de Inteligencia y el Presidente electo John F. Kennedy.
Para Richard Bissell, Director de planes de la CIA; quien estaba a cargo de la operación para terminar con la Revolución cubana, la misión de crear una emisora cuyas transmisiones estuvieran dirigidas al pueblo cubano, era la más importante en la operación anticubana. Por ello encargó el proyecto a uno de los mayores expertos de la Agencia en materia de propaganda, David A. Phillips, periodista y actor; organizador del hostigamiento radial contra Jacobo Arbenz en 1954; muy conocedor de la realidad cubana que había estado destacado en La Habana en los últimos años del gobierno del tirano Fulgencio Batista; y posterior al triunfo de la Revolución había participado en varios planes contra el gobierno revolucionario, entre ellos al menos, un plan para asesinar a Fidel Castro.
Phillips se entregó de lleno a la tarea. Lo primero que hizo fue seleccionar el lugar desde donde transmitir hacia Cuba. Fue escogida una pequeña isla del Golfo de Honduras, Isla Swan, ubicada a noventa y siete millas al norte de Punta Patuca, en dicho país; y al sur del extremo occidental de Cuba. La isla, en disputa con el gobierno de Honduras, pertenecía a Estados Unidos.
Un grupo de especialistas realizó un estudio y diseñó el sistema de antenas. El aspecto técnico fue ampliamente garantizado por el ejército, la marina y la aviación. El team de Phillips se dio a la tarea de encontrar el transmisor de 50 kw, suficiente para garantizar la imposibilidad de ser totalmente interferido; con antenas garantizarían cubrir casi todo el territorio cubano.
El único transmisor disponible fue encontrado en la antigua República Federal Alemana, encima de un tren, desde donde debía ser trasladado hacia Estados Unidos.
Después de unas cuantas llamadas telefónicas, el transmisor pasó a ser propiedad de la CIA. Como Isla Swan no poseía puerto o playa donde desembarcar el pesado equipo, un destacamento de tropas ingenieras de la marina se trasladó a la isla y construyó con urgencia un muelle que estuvo listo antes de la llegada del barco con el transmisor. Mientras tanto, otro batallón construía una pista para operar aviones de carga y preparaba un terreno de unas cinco manzanas para instalar las dos torres de acero que servirían de antenas para el proyecto.
Una vez comenzadas las obras y en camino desde Europa el equipo transmisor, David A. Philips viajó a Boston para darle viso de legalidad a la nueva empresa. Allí contactó con un viejo colaborador de la CIA, ex-presidente de la United Fruit Co., el Sr. Thomas Dudley Cabot. Después de ponerse de acuerdo, una compañía naviera, la Gibraltar Steamship Corporation, radicada en el Nro 437 de la 6ta Av., en New York anunciaba públicamente que había arrendado tierras en la isla de Swan para operar una radioemisora.
Cuando la emisora salió al aire, difundió anuncios de los consorcios Coca-Cola, Colgate, Agencia Pan American, gomas GoodYears, entre otras.
Estos representaban empresas que estaban siendo afectadas por las leyes del gobierno revolucionario.
Mientras se daba cobertura legal a la proyectada emisora, otros hombres de la CIA, reclutaban en Miami a varias docenas de exiliados cubanos que fungirían como técnicos, periodistas y locutores. Se trataba de utilizar voces conocidas en Cuba, lo que aseguraría una audiencia inicial.
El 17 de mayo de 1960, en 1160 khz, fue captada en Cuba por primera vez, la emisora Radio Cuba Libre (Radio Swan), en una frecuencia cuidadosamente escogida para penetrar en toda Cuba y causar la menor interferencia nociva posible a las emisoras de Estados Unidos. Era una operación clandestina, y como tal, jamás inscripta en el Registro Internacional de Frecuencia de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
Se escuchaba nítida y potente. Eran voces bien conocidas de los oyentes cubanos, insertadas en amplia programación de noticias, comentarios, editoriales y reportajes cuidadosamente elaborados para sembrar la desconfianza hacia la Revolución. Se trataba de burdas mentiras, difíciles de comprobar, y vaticinios de baños de sangre. Llamaba la atención su tono triunfalista. El objetivo era claro: ablandar sicológicamente al pueblo cubano.
Este propósito inicial fue ampliándose, y a medida que el plan de invasión progresaba, la radioemisora constituyó también un medio de enlace con los grupos insurgentes que operaban en las montañas de la isla, con la contrarrevolución interna en las ciudades y los agentes clandestinos reclutados por la CIA.
La emisora significaba para la CIA, según documentos hechos públicos en 1980, una erogación mensual de 400 a 500 000 dólares para mantener una programación que llegó a contar con tres horarios: matutino, mediodía y nocturno, los cuales alcanzaron una duración promedio que osciló entre un mínimo de 8 horas y un máximo de 12 horas por día.
El sistema de operación de Radio Swan comprendía la grabación de programas en Miami, los cuales eran enviados en cintas magnéticas por avión a la isla. Para los noticieros se utilizaban transmisores ilegales de ondas cortas instalados en las cercanías de Miami, los cuales dirigían sus señales hacia la Isla Swan, en donde eran captados y retransmitidos por las frecuencias de radiodifusión.
Poco antes de la invasión mercenaria por Playa Girón , Radio Swan fue dotada de un transmisor adicional en la banda internacional de onda corta de 49 metros, el cual funcionaba en la frecuencia de 6 000 khz y también estaba dirigido hacia Cuba.
Los contenidos de las emisiones de Radio Swan se hicieron cada vez más agresivos, incitando a la subversión y el sabotaje. Una muestra de un anuncio redactado en la forma tradicional de las menciones comerciales ilustra con claridad los propósitos del proyecto.
El anuncio era destinado a contrarrestar la divulgación que hacían las emisoras cubanas para estimular el cuidado de equipos y maquinarias, y estaba redactada en el mismo estilo, solo que con el contenido exactamente opuesto.
Decía el locutor, cuya voz era conocida de la radio cubana, "Obrero, tú que conoces tu maquinaria destrúyela, nadie mejor que tú puede destruirla sin que los comunistas se den cuenta ..... no la engrases, deja caer arena en los mecanismos....... ".
Finalmente el 17 de abril de 1961, al iniciarse la invasión contra Cuba por la Brigada 2506, Radio Swan pasó a desempeñar el papel de emisora de apoyo directo a la "Operación Pluto". Un mensaje trasmitido ese día decía:
"Fuerzas leales al Consejo Revolucionario han llevado a cabo un levantamiento general en gran escala en la Isla de Cuba.... la milicia en la que Castro depositó su confianza parece estar poseída del pánico .... Un ejército de liberación está en la Isla de Cuba para combatir contigo contra la tiranía comunista del desbalanceado Fidel Castro..... ataca al fidelista donde quiera que esté....."
La red de Phillips llegó a controlar no solamente Radio Swan, sino también a las emisoras WRUL, WGBS de Miami, WKWF de Cayo Hueso, WWL de New Orleans y la WME que existe todavía como una de las emisoras contrarrevolucionarias de la Florida con las siglas WQBA La Cubanísima.
Después de la derrota de Playa Girón, la CIA cambió el nombre de Radio Swan ya totalmente desacreditado por el de Radio América, "La Voz de la Verdad para todo el Continente", la cual continuó la propaganda contra Cuba hasta que los cortes en el presupuesto de la Agencia la hicieron desaparecer a mediados de los años sesenta.
Durante el transcurso de la Crisis de Octubre, Estados Unidos intensificó la utilización de la radio como instrumento de penetración hacia Cuba, lo cual fue ejecutado de acuerdo al llamado Plan Jacobs. Este plan contempla la instalación emergente de dos nuevos transmisores de ondas medias en los cayos del sur de la Florida, Marathon y Sur loaf en las frecuencias de 1180 khz y 1040 khz, respectivamente. Además, otras veinte emisoras comerciales con tiempo alquilado, comenzaron a retransmitir hacia nuestro país los contenidos de la VOA un día después de que Kennedy declarara la cuarentena, el 22 de octubre de 1962.
Estas instalaciones inician una nueva fase de la guerra radial contra Cuba al llevar el ataque directo de Estados Unidos a la banda de ondas medias, con lo cual esperaban que su audiencia en nuestro país aumentara considerablemente.
A lo largo de la década de los 60 se mantuvieron otras emisiones contra Cuba. Entre ellas se destacan las llevadas a cabo por la emisora WMIE (1 140 khz) que recibió apoyo directo de la CIA para su empresa y que posteriormente se conoció como WQBA, La Cubanísima. Esta estación ha degenerado en el periodismo barato y grosero, reflejo de las luchas intestinas de los distintos sectores de la comunidad cubana en el exterior. Por esta época también se destacó el programa Cita con Cuba, que transmitió la VOA hasta el primero de julio de 1974 y que fue suspendido por falta de información.
En marzo de 1978 el presidente James Carter cursó un mensaje al Congreso con relación a las radiotransmisiones al exterior, en el que se expresaba:
“Para organizar transmisiones complementarias hacia países que están fuera de la URSS y de Europa Oriental podrá llegarse a precisar de una red mundial de transmisiones cuyo costo superará con creces la cifra de 100 millones de dólares. Esos transmisores deberán ser instalados en una serie de países de Asia, Africa y América Latina, cuya posición geográfica es la más idónea”.
En relación más directa con los propósitos anticubanos, Paul B. Henze, quien fuera miembro del Consejo Nacional de Seguridad supervisor de la radiodifusión al exterior y de las actividades de información de la administración Carter, señaló en una oportunidad que el equipo Reagan heredó un proyecto realista para poner en ejecución una estación radial hacia Cuba. Pero el proyecto se enredó con la participación de los emigrados cubanos ultraconservadores y otros fanáticos que dilataron toda empresa.
A partir de 1980 varias fuentes reaccionarias convergieron en el interés de reiniciar las emisiones de radio dirigidas expresamente hacia Cuba, lo que fue recogido de manera expresa en el llamado Informe del Comité de Santa Fe, el cual era una especie de anteproyecto de Plataforma Programática para América Latina, a desarrollar por el candidato republicano en caso de ser electo en las elecciones presidenciales de noviembre de 1980. En él se pretendía enfocar una nueva política interamericana para los años 80, según reza su título original.
Las radiotransmisiones planificadas contra Cuba concuerdan además con el plan de expansión de las emisiones de la VOA en el Caribe, anunciado por Charles Wick, director de la USIA y miembro de la comisión presidencial para Radio Martí, ante un subcomité de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. Con la supuesta penetración cubano-soviética se pretendía justificar la construcción de una red de estaciones de onda media por un costo de 11,2 millones de dólares, que fue iniciada a principios de 1981 con la instalación de un repetidor de ondas medias (50kw, en los 1 580 khz) en la isla de Antigua.
Transmisiones piratas desde Estados Unidos
A principios de la década del 60 cuando Estados Unidos inició, lo que pudiéramos llamar un preludio de lo que sería la agresión radial contra Cuba, emisoras de países capitalistas como Gran Bretaña, Holanda, Nicaragua y Honduras, que dirigen programaciones hacia Latinoamérica en ondas cortas, se unieron a las campañas difamatorias de los Estados Unidos contra Cuba; pero de forma más solapada.
La agresión en la esfera ideológica con propaganda radial en la primera década posterior al triunfo revolucionario fracasó. Sin embargo, comenzaron a aparecer las primeras agrupaciones contrarrevolucionarias en el exilio que vieron en la radio una posibilidad de propagandizar su odio contra la Revolución y darse a conocer dentro de Cuba.
En 1961 aparecen las emisoras contrarrevolucionarias o plantas piratas, las cuales se presentaban transmitiendo desde el Escambray o desde las montañas orientales, brindando la imagen de que grandes grupos de hombres se encontraban alzados y con potentes medios de guerra. De ese período son las emisoras contrarrevolucionarias “Radio García Serra”, la cual se dedicaba a explotar las dificultades con los abastecimientos, “Gusano Guapo”, que interfería a las conversaciones de radioaficionados cubanos e insultaba a los dirigentes de la Revolución, “Dos Fuentes Nacionales”, “Ocho Comandos Cubanos”, “Seis Barbudos Feroces”, entre otras, quienes brindaban información sobre supuestas operaciones comandos, exagerando u orientando acontecimientos bélicos en nuestro país.
Los imperialistas, frustrados por sus fracasos, continuaron buscando y aplicando nuevas formas de agresión radial al tiempo que alentaban a esas emisiones piratas, aún violando la propia ley norteamericana y los convenios internacionales de radiodifusión.
Las agrupaciones integradas por elementos de la burguesía y prófugos de la justicia revolucionaria que abandonaron nuestro país al triunfo de la revolución, se concentraban en la Florida y creaban organizaciones contrarrevolucionarias con diversos matices político-económicos, incluso terroristas, para tratar de derrocar nuestra Revolución y para recaudar fondos y recursos con fines de lucro personal.
Lógicamente, dentro de Estados Unidos estas agrupaciones eran bien conocidas; pero en Cuba muchas de ellas eran ignoradas y se puede asegurar que ninguna contaba con el respaldo popular. Ellos necesitaban darse a conocer y trasladar sus campañas de propaganda. Valoraban que la radio era una vía rápida, segura y masiva para lograr sus propósitos, por ello comienzan a realizar transmisiones en onda corta dirigidas contra nuestro país a partir de comienzos de los 60.
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Como ha quedado demostrado por las innumerables denuncias formuladas por el Estado cubano en los mas diversos foros internacionales, desde el mismo momento del triunfo de la Revolución el 1ro de enero de 1959, las sucesivas administraciones norteamericanas, han desplegado todo su poderío económico y tecnológico en apoyo a una agresión que, sin bombas inteligentes, ni tanques de guerra, ni aviación sofisticada, han llevado a cabo contra Cuba organizada y financiada por la ultraderecha de ese país y los sectores más reaccionarios de la emigración cubana, con el pérfido, estratégico y bien definido objetivo de derrocar el Sistema Político - Social cubano.
Mediante la estimulación a la subversión interna, pretenden que la desinformación constante y reiterada durante cientos de horas diarias y por todas las vías posibles, juegue el papel detonante en el desacato de las masas a las leyes y el enfrentamiento con el gobierno, que les facilite la intervención militar en Cuba.
El uso de la radio como instrumento de subversión se convirtió en norma del Departamento de Estado norteamericano a partir de fines de la década del 50, en particular al estar la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA), bajo la dirección de Leonard Marks y Frank Shakespeare, connotados ideólogos anticomunistas.
Para identificar los métodos de guerra psicológica empleados por la USIA y su órgano central, la Voz de América (VOA), nada mejor que esta afirmación de un miembro de los servicios de inteligencia inglesa durante la II Guerra Mundial, más tarde director de programas de la BBC de Londres:
“La radio es el único medio de comunicación masiva que resulta imposible detener. Es el único medio que llega instantáneamente a todo el planeta y que puede transmitir un mensaje de un país a otro e incluso penetrar donde no lo quieren. Estas características le confieren prioridad como el arma más poderosa de la propaganda internacional”.
El 21 de marzo de 1960 se inicia oficialmente la agresión radial contra la Revolución Cubana al salir al aire una nueva emisión de La Voz de los Estados Unidos en idioma español.
Este nuevo programa nocturno está dirigido a Cuba, aunque se anuncia como transmisión " a todo el Continente ". Sus contenidos reflejan la creciente tensión en las relaciones entre los dos países y sirven como portavoz de las posiciones norteamericanas ante el proceso revolucionario que tiene lugar en Cuba.
Como la Voz de América es la emisora oficial del Gobierno, la misma tiene una serie de limitantes para servir de fuente a determinado tipo de contenidos propagandísticos como la incitación directa a la rebelión, instrucciones para actividades subversivas, etc.
Esta limitación es la que da lugar a la creación de una nueva emisora clandestina que forma parte de un amplio programa iniciado por la Administración Eisenhower cuyo objetivo es el derrocamiento de la Revolución Cubana por la vía militar. Esta compleja operación contempló la utilización de la radiodifusión en varias formas, recayendo en Radio Swan el principal papel.
Si bien radio Swan constituyó el primer proyecto importante de la CIA en sus planes de agresión a Cuba, otras fuerzas reaccionarias del ejecutivo y el congreso norteamericano se proyectaban en igual dirección. Ejemplo de ello son los siguientes hechos:
El 9 de marzo de 1960, el periódico "San Francisco Examiner" había reportado que el Departamento de Estado estaba trazando planes para difundir programas radiales hacia Cuba.
El Presidente Eisenhower aprobó el 17 de marzo de 1960, un programa de operaciones encubiertas contra Cuba. En éste, la propaganda constituía una dirección fundamental de las acciones a desarrollar, en especial la propaganda radial.
El programa de operaciones encubiertas aprobado por el Presidente Eisenhower el 17 de marzo de 1960, definía puntualmente cómo se habría de emplear en ese momento la propaganda radial contra Cuba y su modus operandi. Los aspectos más importantes fueron:
La creación y empleo de una estación radial de alta potencia de onda media y corta.
La Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos era responsable de preparar la estación fuera de los límites del territorio de los Estados Unidos y tenerla lista para operar en sesenta días.
El 24 de marzo de 1960, el senado norteamericano, a propuesta del senador Karl E. Mundt, aprobaría, también, una consignación de 100 mil dólares a favor de La Voz de Las Américas, por donde se transmiten programas en español contra Cuba.
El 14 de abril de 1960 había tenido lugar en Estados Unidos la reunión del Consejo de Seguridad Nacional, en la cual funcionarios de la administración de Eisenhower analizan opciones para difundir propaganda en Cuba. George Allen, director de la USIA (Agencia de Información de Estados Unidos) informa que la USIA está considerando la creación de una estación dirigida a Cuba en la Florida y comprar allí espacios radiales en estaciones comerciales.
En la propia reunión, el director de la CIA, Allen Dulles informa que pronto, varios intelectuales cubanos estarán transmitiendo hacia Cuba desde Boston por las noches y que probablemente, dentro de cinco o seis semanas se instale una segunda estación radial por la cual los refugiados cubanos puedan transmitir.
La planificación de transmisiones radiales contra Cuba en el período antes de la invasión de Playa Girón requirió de un consentimiento, por parte del Consejo de Seguridad Nacional, la Comunidad de Inteligencia y el Presidente electo John F. Kennedy.
Para Richard Bissell, Director de planes de la CIA; quien estaba a cargo de la operación para terminar con la Revolución cubana, la misión de crear una emisora cuyas transmisiones estuvieran dirigidas al pueblo cubano, era la más importante en la operación anticubana. Por ello encargó el proyecto a uno de los mayores expertos de la Agencia en materia de propaganda, David A. Phillips, periodista y actor; organizador del hostigamiento radial contra Jacobo Arbenz en 1954; muy conocedor de la realidad cubana que había estado destacado en La Habana en los últimos años del gobierno del tirano Fulgencio Batista; y posterior al triunfo de la Revolución había participado en varios planes contra el gobierno revolucionario, entre ellos al menos, un plan para asesinar a Fidel Castro.
Phillips se entregó de lleno a la tarea. Lo primero que hizo fue seleccionar el lugar desde donde transmitir hacia Cuba. Fue escogida una pequeña isla del Golfo de Honduras, Isla Swan, ubicada a noventa y siete millas al norte de Punta Patuca, en dicho país; y al sur del extremo occidental de Cuba. La isla, en disputa con el gobierno de Honduras, pertenecía a Estados Unidos.
Un grupo de especialistas realizó un estudio y diseñó el sistema de antenas. El aspecto técnico fue ampliamente garantizado por el ejército, la marina y la aviación. El team de Phillips se dio a la tarea de encontrar el transmisor de 50 kw, suficiente para garantizar la imposibilidad de ser totalmente interferido; con antenas garantizarían cubrir casi todo el territorio cubano.
El único transmisor disponible fue encontrado en la antigua República Federal Alemana, encima de un tren, desde donde debía ser trasladado hacia Estados Unidos.
Después de unas cuantas llamadas telefónicas, el transmisor pasó a ser propiedad de la CIA. Como Isla Swan no poseía puerto o playa donde desembarcar el pesado equipo, un destacamento de tropas ingenieras de la marina se trasladó a la isla y construyó con urgencia un muelle que estuvo listo antes de la llegada del barco con el transmisor. Mientras tanto, otro batallón construía una pista para operar aviones de carga y preparaba un terreno de unas cinco manzanas para instalar las dos torres de acero que servirían de antenas para el proyecto.
Una vez comenzadas las obras y en camino desde Europa el equipo transmisor, David A. Philips viajó a Boston para darle viso de legalidad a la nueva empresa. Allí contactó con un viejo colaborador de la CIA, ex-presidente de la United Fruit Co., el Sr. Thomas Dudley Cabot. Después de ponerse de acuerdo, una compañía naviera, la Gibraltar Steamship Corporation, radicada en el Nro 437 de la 6ta Av., en New York anunciaba públicamente que había arrendado tierras en la isla de Swan para operar una radioemisora.
Cuando la emisora salió al aire, difundió anuncios de los consorcios Coca-Cola, Colgate, Agencia Pan American, gomas GoodYears, entre otras.
Estos representaban empresas que estaban siendo afectadas por las leyes del gobierno revolucionario.
Mientras se daba cobertura legal a la proyectada emisora, otros hombres de la CIA, reclutaban en Miami a varias docenas de exiliados cubanos que fungirían como técnicos, periodistas y locutores. Se trataba de utilizar voces conocidas en Cuba, lo que aseguraría una audiencia inicial.
El 17 de mayo de 1960, en 1160 khz, fue captada en Cuba por primera vez, la emisora Radio Cuba Libre (Radio Swan), en una frecuencia cuidadosamente escogida para penetrar en toda Cuba y causar la menor interferencia nociva posible a las emisoras de Estados Unidos. Era una operación clandestina, y como tal, jamás inscripta en el Registro Internacional de Frecuencia de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
Se escuchaba nítida y potente. Eran voces bien conocidas de los oyentes cubanos, insertadas en amplia programación de noticias, comentarios, editoriales y reportajes cuidadosamente elaborados para sembrar la desconfianza hacia la Revolución. Se trataba de burdas mentiras, difíciles de comprobar, y vaticinios de baños de sangre. Llamaba la atención su tono triunfalista. El objetivo era claro: ablandar sicológicamente al pueblo cubano.
Este propósito inicial fue ampliándose, y a medida que el plan de invasión progresaba, la radioemisora constituyó también un medio de enlace con los grupos insurgentes que operaban en las montañas de la isla, con la contrarrevolución interna en las ciudades y los agentes clandestinos reclutados por la CIA.
La emisora significaba para la CIA, según documentos hechos públicos en 1980, una erogación mensual de 400 a 500 000 dólares para mantener una programación que llegó a contar con tres horarios: matutino, mediodía y nocturno, los cuales alcanzaron una duración promedio que osciló entre un mínimo de 8 horas y un máximo de 12 horas por día.
El sistema de operación de Radio Swan comprendía la grabación de programas en Miami, los cuales eran enviados en cintas magnéticas por avión a la isla. Para los noticieros se utilizaban transmisores ilegales de ondas cortas instalados en las cercanías de Miami, los cuales dirigían sus señales hacia la Isla Swan, en donde eran captados y retransmitidos por las frecuencias de radiodifusión.
Poco antes de la invasión mercenaria por Playa Girón , Radio Swan fue dotada de un transmisor adicional en la banda internacional de onda corta de 49 metros, el cual funcionaba en la frecuencia de 6 000 khz y también estaba dirigido hacia Cuba.
Los contenidos de las emisiones de Radio Swan se hicieron cada vez más agresivos, incitando a la subversión y el sabotaje. Una muestra de un anuncio redactado en la forma tradicional de las menciones comerciales ilustra con claridad los propósitos del proyecto.
El anuncio era destinado a contrarrestar la divulgación que hacían las emisoras cubanas para estimular el cuidado de equipos y maquinarias, y estaba redactada en el mismo estilo, solo que con el contenido exactamente opuesto.
Decía el locutor, cuya voz era conocida de la radio cubana, "Obrero, tú que conoces tu maquinaria destrúyela, nadie mejor que tú puede destruirla sin que los comunistas se den cuenta ..... no la engrases, deja caer arena en los mecanismos....... ".
Finalmente el 17 de abril de 1961, al iniciarse la invasión contra Cuba por la Brigada 2506, Radio Swan pasó a desempeñar el papel de emisora de apoyo directo a la "Operación Pluto". Un mensaje trasmitido ese día decía:
"Fuerzas leales al Consejo Revolucionario han llevado a cabo un levantamiento general en gran escala en la Isla de Cuba.... la milicia en la que Castro depositó su confianza parece estar poseída del pánico .... Un ejército de liberación está en la Isla de Cuba para combatir contigo contra la tiranía comunista del desbalanceado Fidel Castro..... ataca al fidelista donde quiera que esté....."
La red de Phillips llegó a controlar no solamente Radio Swan, sino también a las emisoras WRUL, WGBS de Miami, WKWF de Cayo Hueso, WWL de New Orleans y la WME que existe todavía como una de las emisoras contrarrevolucionarias de la Florida con las siglas WQBA La Cubanísima.
Después de la derrota de Playa Girón, la CIA cambió el nombre de Radio Swan ya totalmente desacreditado por el de Radio América, "La Voz de la Verdad para todo el Continente", la cual continuó la propaganda contra Cuba hasta que los cortes en el presupuesto de la Agencia la hicieron desaparecer a mediados de los años sesenta.
Durante el transcurso de la Crisis de Octubre, Estados Unidos intensificó la utilización de la radio como instrumento de penetración hacia Cuba, lo cual fue ejecutado de acuerdo al llamado Plan Jacobs. Este plan contempla la instalación emergente de dos nuevos transmisores de ondas medias en los cayos del sur de la Florida, Marathon y Sur loaf en las frecuencias de 1180 khz y 1040 khz, respectivamente. Además, otras veinte emisoras comerciales con tiempo alquilado, comenzaron a retransmitir hacia nuestro país los contenidos de la VOA un día después de que Kennedy declarara la cuarentena, el 22 de octubre de 1962.
Estas instalaciones inician una nueva fase de la guerra radial contra Cuba al llevar el ataque directo de Estados Unidos a la banda de ondas medias, con lo cual esperaban que su audiencia en nuestro país aumentara considerablemente.
A lo largo de la década de los 60 se mantuvieron otras emisiones contra Cuba. Entre ellas se destacan las llevadas a cabo por la emisora WMIE (1 140 khz) que recibió apoyo directo de la CIA para su empresa y que posteriormente se conoció como WQBA, La Cubanísima. Esta estación ha degenerado en el periodismo barato y grosero, reflejo de las luchas intestinas de los distintos sectores de la comunidad cubana en el exterior. Por esta época también se destacó el programa Cita con Cuba, que transmitió la VOA hasta el primero de julio de 1974 y que fue suspendido por falta de información.
En marzo de 1978 el presidente James Carter cursó un mensaje al Congreso con relación a las radiotransmisiones al exterior, en el que se expresaba:
“Para organizar transmisiones complementarias hacia países que están fuera de la URSS y de Europa Oriental podrá llegarse a precisar de una red mundial de transmisiones cuyo costo superará con creces la cifra de 100 millones de dólares. Esos transmisores deberán ser instalados en una serie de países de Asia, Africa y América Latina, cuya posición geográfica es la más idónea”.
En relación más directa con los propósitos anticubanos, Paul B. Henze, quien fuera miembro del Consejo Nacional de Seguridad supervisor de la radiodifusión al exterior y de las actividades de información de la administración Carter, señaló en una oportunidad que el equipo Reagan heredó un proyecto realista para poner en ejecución una estación radial hacia Cuba. Pero el proyecto se enredó con la participación de los emigrados cubanos ultraconservadores y otros fanáticos que dilataron toda empresa.
A partir de 1980 varias fuentes reaccionarias convergieron en el interés de reiniciar las emisiones de radio dirigidas expresamente hacia Cuba, lo que fue recogido de manera expresa en el llamado Informe del Comité de Santa Fe, el cual era una especie de anteproyecto de Plataforma Programática para América Latina, a desarrollar por el candidato republicano en caso de ser electo en las elecciones presidenciales de noviembre de 1980. En él se pretendía enfocar una nueva política interamericana para los años 80, según reza su título original.
Las radiotransmisiones planificadas contra Cuba concuerdan además con el plan de expansión de las emisiones de la VOA en el Caribe, anunciado por Charles Wick, director de la USIA y miembro de la comisión presidencial para Radio Martí, ante un subcomité de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. Con la supuesta penetración cubano-soviética se pretendía justificar la construcción de una red de estaciones de onda media por un costo de 11,2 millones de dólares, que fue iniciada a principios de 1981 con la instalación de un repetidor de ondas medias (50kw, en los 1 580 khz) en la isla de Antigua.
Transmisiones piratas desde Estados Unidos
A principios de la década del 60 cuando Estados Unidos inició, lo que pudiéramos llamar un preludio de lo que sería la agresión radial contra Cuba, emisoras de países capitalistas como Gran Bretaña, Holanda, Nicaragua y Honduras, que dirigen programaciones hacia Latinoamérica en ondas cortas, se unieron a las campañas difamatorias de los Estados Unidos contra Cuba; pero de forma más solapada.
La agresión en la esfera ideológica con propaganda radial en la primera década posterior al triunfo revolucionario fracasó. Sin embargo, comenzaron a aparecer las primeras agrupaciones contrarrevolucionarias en el exilio que vieron en la radio una posibilidad de propagandizar su odio contra la Revolución y darse a conocer dentro de Cuba.
En 1961 aparecen las emisoras contrarrevolucionarias o plantas piratas, las cuales se presentaban transmitiendo desde el Escambray o desde las montañas orientales, brindando la imagen de que grandes grupos de hombres se encontraban alzados y con potentes medios de guerra. De ese período son las emisoras contrarrevolucionarias “Radio García Serra”, la cual se dedicaba a explotar las dificultades con los abastecimientos, “Gusano Guapo”, que interfería a las conversaciones de radioaficionados cubanos e insultaba a los dirigentes de la Revolución, “Dos Fuentes Nacionales”, “Ocho Comandos Cubanos”, “Seis Barbudos Feroces”, entre otras, quienes brindaban información sobre supuestas operaciones comandos, exagerando u orientando acontecimientos bélicos en nuestro país.
Los imperialistas, frustrados por sus fracasos, continuaron buscando y aplicando nuevas formas de agresión radial al tiempo que alentaban a esas emisiones piratas, aún violando la propia ley norteamericana y los convenios internacionales de radiodifusión.
Las agrupaciones integradas por elementos de la burguesía y prófugos de la justicia revolucionaria que abandonaron nuestro país al triunfo de la revolución, se concentraban en la Florida y creaban organizaciones contrarrevolucionarias con diversos matices político-económicos, incluso terroristas, para tratar de derrocar nuestra Revolución y para recaudar fondos y recursos con fines de lucro personal.
Lógicamente, dentro de Estados Unidos estas agrupaciones eran bien conocidas; pero en Cuba muchas de ellas eran ignoradas y se puede asegurar que ninguna contaba con el respaldo popular. Ellos necesitaban darse a conocer y trasladar sus campañas de propaganda. Valoraban que la radio era una vía rápida, segura y masiva para lograr sus propósitos, por ello comienzan a realizar transmisiones en onda corta dirigidas contra nuestro país a partir de comienzos de los 60.
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Barrigaverde-Republica Dominicana/13/08/2007
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