Rusia sugiere mantener aislamiento de “talibanes arrepentidos”
Naciones Unidas-Rusia está preocupada por el deterioro de la situación en Afganistán y sugiere mantener el aislamiento de los "talibanes arrepentidos", declaró el domingo Vladímir Yakovenko, viceministro ruso de Asuntos Exteriores."Nos preocupa mucho el hecho de que la situación militar y política en este país va degradando debido a la creciente actividad de los talibanes, miembros de Al Qaeda y otros extremistas", declaró Yakovenko al reunirse el domingo con altos diplomáticos de EEUU, la UE, la OSCE, la OTAN y la Liga Árabe en la sede de las Naciones Unidas.
"Parece especialmente alarmante que bajo el control de la guerrilla se encuentren regiones enteras, en las cuales funcionan las estructuras del poder paralelas", admitió el representante ruso, al constatar que semejante evolución de los acontecimientos plantea la necesidad de introducir ciertos correctivos en la actuación - tanto al nivel del Gobierno de Afganistán como en lo que respecta a las fuerzas multinacionales - con el objetivo de potenciar al Ejército afgano.
La principal fuente de financiación para los extremistas en el territorio afgano sigue siendo el narcotráfico cuyo espectacular crecimiento afecta a varias naciones - entre ellas, Rusia - que son usadas como vía del tránsito de las drogas, reconoció Yakovenko.
El diplomático ruso se pronunció por "continuar una política de aislamiento en relación con los líderes extremistas" y no hacerse la ilusión de que es posible estabilizar la situación haciendo las paces con "los talibanes supuestamente arrepentidos". Éstos seguirán defendiendo la ideología del islamismo radical, de modo que su integración en el poder obstruirá el avance de Afganistán por el camino de la democracia.
El Gobierno afgano y la comunidad internacional, al decir de Yakovenko, han de garantizar la reincorporación a la vida civil solamente para aquellas personas que no tienen "las manos manchadas de sangre".
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Los votantes de la derecha en Rusia se mueven hacia el partido oficialista. Izvestia
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Las intenciones de voto publicadas el otro día por el Centro VTsIOM constituyen una sorpresa desagradable para la derecha rusa. El 13% de los rusos está dispuesto a apoyar en las elecciones de diciembre a alguna formación demócrata pero la mayoría de este grupo (70%) se decanta a favor del partido oficialista Rusia Unida. La Unión de Fuerzas de Derecha y Yabloko inspiran simpatía al 9% y el 7%, respectivamente. La Fuerza Cívica y el Partido Democrático de Rusia han recibido aún menos: el 3% y el 2%.
El director de VTsIOM, Valeri Fiódorov, explica el fenómeno por el hecho de que el concepto de valores democráticos empieza a "asociarse en primer término al alto nivel de vida y a la idea de que, en principio, la sociedad cívica no puede existir sin ello". "A los ojos del elector, las actividades de Rusia Unida se corresponden en mayor grado con esta interpretación de la democracia", señala él.
"A nadie le gustan los perdedores", agrega Viacheslav Níkonov, presidente de la Fundación "Política".
"La gente cree que Rusia Unida es el único partido que realmente está en condiciones para resolver sus problemas, defender sus valores e influir en la situación".
El pasado fin de semana se hizo evidente por una vez más que los líderes de la oposición radical en Rusia son incapaces de acordar sus posturas. El movimiento La Otra Rusia, cuyo objetivo era unir las filas de la oposición, quedó prácticamente dividido en tres componentes originales, es decir, los partidarios del ex primer ministro Mijaíl Kasiánov, quien anunció la creación de un nuevo partido ("El Pueblo por la Democracia y la Justicia"); los seguidores de Garry Kaspárov, dirigente del Frente Cívico Unificado; y los nacional-bolcheviques agrupados en torno a Eduard Limónov.
El politólogo Dmitri Orlov piensa que el hecho impide a La Otra Rusia aspirar a "protagonismo serio en el proceso político".
El director de VTsIOM, Valeri Fiódorov, explica el fenómeno por el hecho de que el concepto de valores democráticos empieza a "asociarse en primer término al alto nivel de vida y a la idea de que, en principio, la sociedad cívica no puede existir sin ello". "A los ojos del elector, las actividades de Rusia Unida se corresponden en mayor grado con esta interpretación de la democracia", señala él.
"A nadie le gustan los perdedores", agrega Viacheslav Níkonov, presidente de la Fundación "Política".
"La gente cree que Rusia Unida es el único partido que realmente está en condiciones para resolver sus problemas, defender sus valores e influir en la situación".
El pasado fin de semana se hizo evidente por una vez más que los líderes de la oposición radical en Rusia son incapaces de acordar sus posturas. El movimiento La Otra Rusia, cuyo objetivo era unir las filas de la oposición, quedó prácticamente dividido en tres componentes originales, es decir, los partidarios del ex primer ministro Mijaíl Kasiánov, quien anunció la creación de un nuevo partido ("El Pueblo por la Democracia y la Justicia"); los seguidores de Garry Kaspárov, dirigente del Frente Cívico Unificado; y los nacional-bolcheviques agrupados en torno a Eduard Limónov.
El politólogo Dmitri Orlov piensa que el hecho impide a La Otra Rusia aspirar a "protagonismo serio en el proceso político".
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Zapatero visitará Rusia. Nezavisimaya Gazeta
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El 28 de septiembre arribará a Rusia en visita de un día de duración José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno español, para tratar asuntos bilaterales e internacionales.
A medida que crece el protagonismo de la Unión Europea en el mundo, la política exterior de Madrid que tiene por norte Bruselas, en opinión de muchos analistas rusos, va cobrando trascendencia global, con tanta más razón de que actuando en el marco de la UE dispone de libertad mucho mayor que cuando se orienta a EEUU.
Piotr Yákovlev, director del Centro de Estudios Ibéricos (Instituto de Latinoamérica, Academia de Ciencias de Rusia), opina que, a diferencia del anterior gobierno presidido por José María Aznar que seguía dócilmente la estela de la política norteamericana, el gabinete actual "ha retornado a Europa" y coordina su política con la de París y Berlín. El servilismo hacia la Casa Blanca mostrado por el antecesor de Zapatero debilitó notablemente las posiciones de Madrid hasta en las tradicionales áreas de los intereses españoles: América Latina y los países árabes. En efecto, ¿para tratar a un vasallo si es más fácil resolver problemas con el feudal?
Este año se cumplieron 30 años desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Rusia y España. Amabas partes se felicitan del desarrollo de estos vínculos y, según afirman, están interesadas en fomentarlos. Su primera visita a Moscú (diciembre de 2004) Zapatero la realizó con cinco meses de adelanto sobre la fecha inicialmente establecida. También el mandatario ruso Vladímir Putin realizó en 2006 una visita de Estado a Madrid. Ambos dirigentes sostuvieron varios encuentros en foros internacionales.
A Zapatero le atribuyen la autoría de esta frase: Cuanto más cercana sea Rusia, mayor estabilidad para nosotros. El presidente del Gobierno español también se pronunció por alianza estratégica con Rusia y cree imprescindible su participación en la solución de las crisis mesoriental e iraní. Sólo el periódico de la derecha ABC inquiere estos días con una ostensible extrañeza: ¿para qué Zapatero de nuevo se dirige a Moscú, si Berlín, Londres y París hacen resaltar su moderación e inquietud con motivo del impredecible y autoritario comportamiento de Putin?
A medida que crece el protagonismo de la Unión Europea en el mundo, la política exterior de Madrid que tiene por norte Bruselas, en opinión de muchos analistas rusos, va cobrando trascendencia global, con tanta más razón de que actuando en el marco de la UE dispone de libertad mucho mayor que cuando se orienta a EEUU.
Piotr Yákovlev, director del Centro de Estudios Ibéricos (Instituto de Latinoamérica, Academia de Ciencias de Rusia), opina que, a diferencia del anterior gobierno presidido por José María Aznar que seguía dócilmente la estela de la política norteamericana, el gabinete actual "ha retornado a Europa" y coordina su política con la de París y Berlín. El servilismo hacia la Casa Blanca mostrado por el antecesor de Zapatero debilitó notablemente las posiciones de Madrid hasta en las tradicionales áreas de los intereses españoles: América Latina y los países árabes. En efecto, ¿para tratar a un vasallo si es más fácil resolver problemas con el feudal?
Este año se cumplieron 30 años desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Rusia y España. Amabas partes se felicitan del desarrollo de estos vínculos y, según afirman, están interesadas en fomentarlos. Su primera visita a Moscú (diciembre de 2004) Zapatero la realizó con cinco meses de adelanto sobre la fecha inicialmente establecida. También el mandatario ruso Vladímir Putin realizó en 2006 una visita de Estado a Madrid. Ambos dirigentes sostuvieron varios encuentros en foros internacionales.
A Zapatero le atribuyen la autoría de esta frase: Cuanto más cercana sea Rusia, mayor estabilidad para nosotros. El presidente del Gobierno español también se pronunció por alianza estratégica con Rusia y cree imprescindible su participación en la solución de las crisis mesoriental e iraní. Sólo el periódico de la derecha ABC inquiere estos días con una ostensible extrañeza: ¿para qué Zapatero de nuevo se dirige a Moscú, si Berlín, Londres y París hacen resaltar su moderación e inquietud con motivo del impredecible y autoritario comportamiento de Putin?
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RIA Novosti - Russia/25/09/2007
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