América Latina se rebela contra el Fondo Monetario Internacional
Los países latinoamericanos echaron hoy un fuerte rapapolvos al FMI por dormirse en los laureles y no hacer nada para prevenir la crisis financiera, y Brasil llegó a amenazar que si el organismo no cambia, impulsará un fondo monetario regional.
Las tornas han cambiado en la economía mundial. En crisis previas las chispas que provocaron las llamas en el planeta saltaron en México, Tailandia, Rusia y Brasil, pero ahora el problema ha venido del Norte, y los países latinoamericanos creen que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene parte de culpa.
Lo dejó claro hoy el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, en un discurso muy duro en nombre de Colombia, Ecuador, Guayana, Haití, Panamá, República Dominicana, Surinam y Trinidad y Tobago, además de Brasil, ante el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC, en inglés), el órgano que marca la estrategia del Fondo.
Mantega dijo que el organismo multilateral no ha mostrado 'ninguna inhibición para expresar opiniones y dictar políticas' para América Latina o Asia en tiempos de crisis, muchas de las cuales resultaron 'equivocadas o dudosas'.
Sin embargo, fue 'excesivamente cauteloso' en hacer recomendaciones esta vez, cuando el origen de la turbulencia está en los mercados financieros estadounidenses y europeos.
'Es una situación irónica: Los países que eran la referencia de buena gestión, buenas normas y conductas en el sistema financiero son los mismos países que afrontan problemas graves de fragilidad financiera, lo que pone en riesgo la prosperidad de la economía mundial', dijo Mantega en el IMFC.
En la misma línea se manifestó el ministro de economía de Argentina, Gustavo Peirano, en nombre de los países del Cono Sur de habla hispana.
'El Fondo debería poner por lo menos tanto celo en evaluar las vulnerabilidades de las economías avanzadas como hace con los mercados emergentes', dijo.
Como respuesta a las críticas, el FMI distribuyó a la prensa unos extractos de informes que publicó en abril de 2006 y 2007, y que citaban señales de peligro en el mercado hipotecario estadounidense, que fue el origen de la crisis que estremeció al sistema financiero internacional entre julio y septiembre.
No obstante, el documento no incluye ningún consejo que el Fondo hiciera al Gobierno de Estados Unidos o a las agencias reguladoras para evitar el peligro.
Lo que da alas a los países en desarrollo es que son ellos los que han salvado al planeta de una contracción económica.
'El crecimiento mundial se sostiene por los países emergentes', dijo a Efe el ministro de Hacienda de Colombia, Óscar Iván Zuluaga.
Mientras que el FMI redujo las previsiones para las naciones avanzadas, especialmente Estados Unidos, para los mercados emergentes las rebajas fueron mínimas y en ellos continúan entrando flujos voluminosos de capital extranjero.
Los países en desarrollo reclaman que con el poder económico también debería venir la influencia política.
Ahí es donde radica otro de los puntos de discordia entre América Latina y el FMI, pues la región, liderada por Brasil, exige más poder de voto en sus órganos de decisión.
El organismo está inmerso en una revisión de las cuotas, que reflejan básicamente el peso económico de los países cuando la institución se fundó en 1944.
No obstante, la negociación está empantanada porque las naciones en desarrollo exigen más voto de lo que los países avanzados que están sobre-representados están dispuestos a ofrecer.
La nueva fórmula actualmente sobre la mesa prevé que las naciones industrializadas cedan tan sólo un 2 por ciento del poder, algo que rechazó ayer el G24, un grupo que reúne a naciones en desarrollo.
Mantega incluyó hoy una amenaza en su discurso. 'Los países en desarrollo, o buena parte de ellos, tomarán su propio rumbo, en caso de que se perciba que la reforma no ocurrirá o que tendremos un mero simulacro de reforma', dijo.
Sus palabras llegan después de que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recomendara a las naciones en desarrollo que creen nuevas instituciones que sustituyan al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Una de esas instituciones está casi en andamiento. Se trata del Banco del Sur, que formarán Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela, y al que la semana pasada pidió su integración también Colombia.
Brasil también tiene en mente la posibilidad de un acuerdo entre países latinoamericanos para compartir sus reservas, del mismo modo que en Asia funciona la llamada Iniciativa Chiang Mai, según dijo Mantega a la prensa.
Puede que no fuera el tiro de gracia del FMI, pero una iniciativa de ese porte reduciría aún más la importancia de la institución.
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Terra Actualidad/EFE/21/10/2007
Las tornas han cambiado en la economía mundial. En crisis previas las chispas que provocaron las llamas en el planeta saltaron en México, Tailandia, Rusia y Brasil, pero ahora el problema ha venido del Norte, y los países latinoamericanos creen que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene parte de culpa.
Lo dejó claro hoy el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, en un discurso muy duro en nombre de Colombia, Ecuador, Guayana, Haití, Panamá, República Dominicana, Surinam y Trinidad y Tobago, además de Brasil, ante el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC, en inglés), el órgano que marca la estrategia del Fondo.
Mantega dijo que el organismo multilateral no ha mostrado 'ninguna inhibición para expresar opiniones y dictar políticas' para América Latina o Asia en tiempos de crisis, muchas de las cuales resultaron 'equivocadas o dudosas'.
Sin embargo, fue 'excesivamente cauteloso' en hacer recomendaciones esta vez, cuando el origen de la turbulencia está en los mercados financieros estadounidenses y europeos.
'Es una situación irónica: Los países que eran la referencia de buena gestión, buenas normas y conductas en el sistema financiero son los mismos países que afrontan problemas graves de fragilidad financiera, lo que pone en riesgo la prosperidad de la economía mundial', dijo Mantega en el IMFC.
En la misma línea se manifestó el ministro de economía de Argentina, Gustavo Peirano, en nombre de los países del Cono Sur de habla hispana.
'El Fondo debería poner por lo menos tanto celo en evaluar las vulnerabilidades de las economías avanzadas como hace con los mercados emergentes', dijo.
Como respuesta a las críticas, el FMI distribuyó a la prensa unos extractos de informes que publicó en abril de 2006 y 2007, y que citaban señales de peligro en el mercado hipotecario estadounidense, que fue el origen de la crisis que estremeció al sistema financiero internacional entre julio y septiembre.
No obstante, el documento no incluye ningún consejo que el Fondo hiciera al Gobierno de Estados Unidos o a las agencias reguladoras para evitar el peligro.
Lo que da alas a los países en desarrollo es que son ellos los que han salvado al planeta de una contracción económica.
'El crecimiento mundial se sostiene por los países emergentes', dijo a Efe el ministro de Hacienda de Colombia, Óscar Iván Zuluaga.
Mientras que el FMI redujo las previsiones para las naciones avanzadas, especialmente Estados Unidos, para los mercados emergentes las rebajas fueron mínimas y en ellos continúan entrando flujos voluminosos de capital extranjero.
Los países en desarrollo reclaman que con el poder económico también debería venir la influencia política.
Ahí es donde radica otro de los puntos de discordia entre América Latina y el FMI, pues la región, liderada por Brasil, exige más poder de voto en sus órganos de decisión.
El organismo está inmerso en una revisión de las cuotas, que reflejan básicamente el peso económico de los países cuando la institución se fundó en 1944.
No obstante, la negociación está empantanada porque las naciones en desarrollo exigen más voto de lo que los países avanzados que están sobre-representados están dispuestos a ofrecer.
La nueva fórmula actualmente sobre la mesa prevé que las naciones industrializadas cedan tan sólo un 2 por ciento del poder, algo que rechazó ayer el G24, un grupo que reúne a naciones en desarrollo.
Mantega incluyó hoy una amenaza en su discurso. 'Los países en desarrollo, o buena parte de ellos, tomarán su propio rumbo, en caso de que se perciba que la reforma no ocurrirá o que tendremos un mero simulacro de reforma', dijo.
Sus palabras llegan después de que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, recomendara a las naciones en desarrollo que creen nuevas instituciones que sustituyan al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Una de esas instituciones está casi en andamiento. Se trata del Banco del Sur, que formarán Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela, y al que la semana pasada pidió su integración también Colombia.
Brasil también tiene en mente la posibilidad de un acuerdo entre países latinoamericanos para compartir sus reservas, del mismo modo que en Asia funciona la llamada Iniciativa Chiang Mai, según dijo Mantega a la prensa.
Puede que no fuera el tiro de gracia del FMI, pero una iniciativa de ese porte reduciría aún más la importancia de la institución.
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Terra Actualidad/EFE/21/10/2007
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