17/5/08

ESCARBANDO,,,LQ somos.

¿Para raros, nosotros o para malos nosotros?
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Para empezar, voy a ofrecerles algunos datos sobre las diferentes religiones en el mundo, o mejor dicho, sobre el número de seguidores que cada una de ellas tiene:
Número de creyentes de las tres religiones monoteístas de modelo creacionista:
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Número de cristianos en el mundo: 1.590.000.000.
De ellos:
Son católicos: 1.115.000.000
Son ortodoxos: 200.000.000
Son protestantes: 75.000.000
Otros cristianos: 200.000.000
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Número de musulmanes en el mundo: 1.322.000.000
De ellos:
Son sunnitas: 1.152.000.000
Son chiítas: 172.000.000
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El número aproximado de personas que pertenecen a la religión judía en el mundo se supone que es de 25.000.000.(Aunque los datos son diversos y controvertidos y oscilan entre 14.000.000 y 25.000.000.).
Me quedo con esta última cifra.
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De modo que el número de personas que por lo que parece creen en un Dios Creador, aunque sean más o menos practicantes, asciende a unos:
2.937.000.000 millones.
Si bien estas estadísticas sólo se basan en inscritos y no contemplan abandonos.
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Religiones no monoteístas pero con modelos creacionistas:
Dioses creadores:
El número de hinduistas en el mundo se cree que es de 750.000.000 personas.
El número de budistas en el mundo sería de unas 700.000.000 personas.
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Religiones:
Sin dioses creadores:
El sintoísmo tiene más de 10.000 Dioses, pero ninguno de ellos es creador.
El número de sintoístas en el mundo se estima en unas 110.000.000 de personas.
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Religiones -o sistemas filosóficos- carentes de dioses y de creadores:
El taoísmo, ni tiene dioses –propiamente dichos- ni responde al modelo creacionista, pero sí puede considerarse como un fenómeno religioso transcendente –yo diría que cuántico-.
El número de taoístas en el mundo es difícil de precisar, pero se estima que son más de 500.000.000, considerando que China cuenta con un amplio número de seguidores.
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Del confucionismo, no he encontrado datos numéricos de seguidores; pero deben ser bastantes a juzgar del número de ellos que hay sólo en China. Tampoco sería el confucionismo una religión que respondiera al modelo creacionista ni a la tenencia de dioses, sino, más bien, a un sistema filosófico religioso.
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Otras religiones diversas:Se estima que son seguidores de religiones primitivas animistas y derivadas de animismo mezclado con otras religiones y creencias, unos 400.000.000.
De ellos:
En el mundo, a excepción de África, 300.000.000
En África 100.000.000
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Por último se estima que de otras religiones y sectas gnósticas además de las citadas, hay unos 65.000.000 de personas.
Todo esto –si es que es verdad y que esas personas que pertenecen a los distintos credos se lo creen realmente y los practican- nos da un cómputo total de “fieles creyentes” de los diferentes credos de 4.962.000.000
Si la población total mundial asciende a unos 6.550.000.000 de habitantes, podemos decir que en el mundo hay –por lo menos- 1.538.000.000 de personas que dicen no creer, repartidos entre agnósticos y ateos.
De modo que más o menos dos tercios de la población mundial poseen creencias teistas o sobrenaturales, mientras que, al parecer, más o menos un tercio de la humanidad carece de ellas. Por otro lado, de ese tercio de la humanidad que se declara más o menos agnóstico o más o menos ateo, no se puede decir que esté carente de ética, de valores así como de una cierta espiritualidad, ya que si nos paramos a comparar los valores y principios éticos de agnósticos y ateos, éstos no son muy distintos de los valores y principios religiosos de los creyentes, ya que, con algunos matices y con algunas diferencias, se asemejan bastante. Matices y diferencias que vendrían determinados por la carencia de creencias en el más allá, en otras vidas, en considerar “vida humana” dónde aún no la hay y en creer que la vida ha sido dada por algún dios y que por lo tanto no nos pertenece la propia, ni tampoco el decidir con absoluta libertad que hacer con ella. Diferencias y matices determinados también por la carencia de creencias en fenómenos transcendentes y sobrenaturales del tipo que sean.
Vale también que los valores y principios éticos en general vienen igualmente determinados por las diferencias culturales, además de otros factores más allá de los religiosos. Pero, si bien por ello no son ni absolutos, ni universales en su totalidad, insisto en que no se diferencian tanto en sus pretensiones últimas. Así que casi toda la humanidad coincide en tener valores y principios que, con matices y diferencias más o menos amplias, establecen el respeto por la vida, la búsqueda de la paz, de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad, del bien, de la bondad, de la generosidad, de la belleza, de la solidaridad, del amor, del altruismo, de la justicia y al rechazo de la maldad, de la ambición desmedida, etcétera, etcétera, sin profundizar demasiado en la significación de algunos valores en cuanto a la relatividad y subjetividad de los conceptos como bien, bueno, mal, malo, etcétera, lo cual podría llevarme a escribir uno o varios tratados; cosa que ahora no busco, ni pretendo.
Entonces, se preguntarán ustedes, y con razón, qué a dónde quiero llegar con todo esto. que es lo que pretendo y busco con toda esta disertación. ¿A dónde me lleva todo esto? Por supuesto que no a ningún tipo de menosprecio de los creyentes, o por lo menos no me conduce a mí a eso, aunque yo no lo sea. Tampoco a establecer ningún grado de preferencia entre la bondad o maldad de las diferentes religiones y creencias, ni entre el ser creyente o no serlo.
Insisto: ¿Dónde nos lleva pues toda esta perorata mía? Pues, es posible que a ustedes, lectores, sólo les lleve al aburrimiento y a abandonar la lectura de este artículo, pero a mí, a lo que me conduce todo esto, es a formularme las siguientes preguntas: Si un número tan elevado de la humanidad parece dirigir su conducta según principios morales y éticos elevados -ya sean religiosos o laicos-, que, de algún modo, parece que ansían desarrollar conductas basadas en valores tales como el amor, la bondad, el altruismo, la justicia, la recompensa a quienes hagan el bien en esta vida, la solidaridad, la fraternidad, la igualdad, la libertad, el rechazo de la maldad, etcétera, etcétera, ¿cómo son posibles las guerras, las masacres, la esclavitud, los expolios, las corrupciones, los abusos, los acosos, los crímenes de lesa humanidad y también todos y cada uno de los actos criminales que se cometen, el enriquecimiento frío y sin escrúpulos a costa de los demás humanos y de su trabajo, a costa de las otras especies, a costa incluso del mismísimo planeta, etcétera, etcétera...?
¿Y cómo es posible que en tanto acto repulsivo y contrario a lo que los credos propugnan, caigan también, no ya los seguidores, sino los sacerdotes y dignatarios de esos credos, esos que se tienen a sí mismos como intermediarios entre los fieles y sus dioses, a la vez que representantes de esos dioses en la Tierra? ¿Y cómo es posible que los jefes de estado y los gobernantes que dicen pertenecer a esos credos vayan invadiendo países, organizando guerras, robando y expoliando a sus pueblos, instaurando legalmente la tortura, haciendo perdurar la pena de muerte y pisando los derechos humanos cómo si tal cosa? ¿Y cómo es posible que agnósticos y ateos que decimos regirnos según los más altos principios del honor, de la ética laica, y de todo lo repetido hasta aquí, caigamos también en las mismas atrocidades? Esto me lleva a reflexionar profundamente sobre la humanidad y los humanos todos, porque o los valores –religiosos o no- a los que decimos atenernos todos –los ateos, los agnósticos, los creyentes y sus sacerdotes, los jefes de estado y los gobernantes- no lo son tanto y nos importan a todos un “guano”, por lo que nos lo saltamos a la torera todo, y somos todos unos redomados hipócritas en cuanto a valores se refiere, o algo muy hondo y profundo falla en esta especie nuestra que se dice doblemente “sapiens” y resulta ser doblemente necia y cruel… Aunque, después de todo, tal vez sea que los humanos, todos, somos más malos que arrancados –en analogía a toda esa mala hierba que se arranca- y que, según dice un libro muy bueno de antropología cultural,
“para raros nosotros”, aunque el ir por ahí como criminales en potencia sea algo más que una simple rareza.
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LQSomos. Hannah. Abril de 2008
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LQSomos/17/05/2008

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