Resultados para Hillary, ¿producto del sexismo o de méritos?
Con todo, su participación es un hecho histórico
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Por Leticia Puente Beresford
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Nueva York, EU - Tras la adhesión de mujeres y organizaciones feministas, como Naral Pro-Choice America, a la causa de Barack Obama, candidato a la nominación presidencial demócrata, Hillary Rodham Clinton, afirmó que ella está en la lucha presidencial para romper el más alto y duro techo de vidrio de la nación, informa el diario New York Times (NYT).
Señala el rotativo que ante las débiles esperanzas de Hillary para alcanzar la nominación presidencial del Partido Demócrata, la problemática de género se revive. Y acompaña el texto con una fotografía tomada en Ohio, donde dos niñas sostienen una cartulina que dice “I plan to be the second woman president”.
Jodi Kantor, periodista del NYT, dice que al paso de los días parece menos posible que el próximo presidente vista falda. Señala también que aún si no se concreta el triunfo de Hillary, la contienda electoral representará un hecho histórico, pero podría resultar en un recuerdo depresivo que evocaría por qué muchas mujeres no luchan por altos puestos administrativos.
GÉNERO Y POLÍTICA
A estas alturas de la lucha por la nominación del Partido Demócrata, todas las opiniones tienen implicaciones políticas. El NYT se pregunta cómo las seguidoras de Clinton aceptarán o abrazarán con entusiasmo al senador Obama, si es el hombre que derrotó a Hillary.
Las mujeres que apoyan a Hillary sentían que esta era su oportunidad, su momento, su tiempo y éste les ha sido robado, dice Marilu Cochor, agente de ventas de 48 años, habitante de Ohio y seguidora de Clinton. El sexismo, considera, ha jugado realmente un rol grande en la contienda.
Pero no todas están de acuerdo con esta afirmación. Doris Kearns Goodwin, historiadora presidencial considera que la campaña de Hillary está decayendo por sus estrategias, por razones tácticas que nada tienen que ver con que sea mujer.
Goodwin explica que los comentarios molestos e interrupciones que Hillary sufrió, es decir el sexismo que confrontó, en votos y donaciones económicas. En New Hampshire, recuerda, algunos hombres le dijeron que fuera a planchar las camisas y las llamaron con nombres desagradables. “¿Cómo derrotaremos a esa puta?”, le preguntaron al senador John Machain en un evento.
Y la respuesta en apoyo a Clinton llegó de parte de la indignación de las mujeres, como respuesta ante estos ataques. Mujeres comunes, con vidas comunes, veían a Hillary como un ángel guardián, dice el NYT.
Por eso la apoyaron mujeres como Judith Henri, de 67 años, trabajadora de una compañía telefónica, quien afirma que a ella los hombres siempre las redujeron a trabajos de oficina y decían que no podían llegar a mantener una familia.
O como su hija Susan, de 45 años, empleada de almacén, que relata inconforme cómo uno de sus compañeros hace menos trabajo que ella y le pagan más.
Décadas después del inicio del movimiento feminista, muchas mujeres que apoyan a Clinton, como activistas en sus actos de campaña o como donadoras (que alcanzaron a reunir 170 millones de dólares) también han tenido en su vida experiencias de insultos y aislamiento en sus trabajos.
A la médica Moitri Chowdhury Savard, un supervisor le preguntó por qué no estaba en su casa cocinando para su esposo. Y Liz Kuoppala, de 37 años, es la única mujer en el consejo de la ciudad. Ellas apoyaron a Hillary. Lo mismo Kamarck de 57 años, profesora de Harvard, consejera de candidatos demócratas, quien relata que los hombres se van a tomar su almuerzo sin invitarla, pues descubrió que ellos iban a un strip club.
Para Janet Napolitano, gobernadora demócrata de Arizona, el mundo, sobre todo el mundo político, es diferente ahora, gracias en parte a Hillary. “Nunca he escuchado a nadie decir que ella no puede ser electa porque es mujer”, dice Napolitano, quien apoyó a Obama.
Pero reconoce que la senadora por Nueva York sufrió comentarios más fuertes de los hombres en los medios de comunicación, referentes a su voz, a su ropa, con llamadas para que se retirara de la contienda.
Nancy Wait, de 55 años, dice que Obama está menos calificado que Hillary, por lo cual “absoluta y positivamente no” votará por él en noviembre”.
Cyntia Ruccia, de 55 años, directora de ventas de la compañía de cosméticos Mary Kay, organiza a mujeres bajo el lema “Clinton Supporters Count Too”, para votar en contra de Obama. “A nosotras, dice, potenciales electoras leales, siempre nos han dicho siéntate, cállate y continua hasta atrás del autobús”.
Clinton parece estar insegura sobre cómo reconciliar su sexo con su personalidad política, señala por su parte Robert Shrum, consultor demócrata sin candidato. Y añade que es contradictorio el papel que desempeña el sexo como factor en la carrera de Hillary.
Para Debbie Walsh, directora de Center for American Women and Politics al Rutgers University, lo que escuchamos sobre Clinton y su candidatura “es la misma conversación que estamos teniendo desde los 70”, la necesidad de un proyecto duro y suave simultáneamente.
COMANDANTE EN JEFE
Muchas mujeres señalan que hay más severidad al calificar a Clinton y existe quien consideró que ella se pasó de fuerte.
De acuerdo con una encuesta de NYT y CBS sobre la o el “commander in chief”, Hillary posiblemente no fue favorecida, sino Obama, porque continuaría la idea de que la mujer es menos apta militarmente para dirigir al Ejército.
Hillary, por su parte, declinó hablar con el NYT a principios del año sobre la dinámica sexual en la contienda.
Aun así, las mujeres adultas continúan con ella, aunque para las jóvenes votantes votar por un candidato sobre una candidata es un signo de progreso y de confianza. A eso ser refiere la historiadora Joan Scott, del Institute for Advanced Study: “la más importante contribución que Hillary ha hecho es mostrar que una mujer candidata es como un candidato hombre”. Y agrega, “tienes que juzgar no con base en su género, sino en su carácter”.
En el curso de la campaña Jennifer Rogers de 28, productora de cine en Los Ángeles, llegó también a esa conclusión. Votó por Clinton porque mantenía la esperanza de ver a una mujer presidenta, pero recientemente perdió entusiasmo. “El problema de Hillary es acerca de quién es ella y no de su género”.
Amy Rees de 35 y madre ama de casa, también está de acuerdo. Dice que ha estado entre las dos opciones. Finalmente voto por Obama y no se arrepiente de ello. Clinton perdió en los méritos, dijo Rees. Y “Obama se ve, más que ella, como los otros presidentes que hemos tenido”, agregó.
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Por Leticia Puente Beresford
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Nueva York, EU - Tras la adhesión de mujeres y organizaciones feministas, como Naral Pro-Choice America, a la causa de Barack Obama, candidato a la nominación presidencial demócrata, Hillary Rodham Clinton, afirmó que ella está en la lucha presidencial para romper el más alto y duro techo de vidrio de la nación, informa el diario New York Times (NYT).
Señala el rotativo que ante las débiles esperanzas de Hillary para alcanzar la nominación presidencial del Partido Demócrata, la problemática de género se revive. Y acompaña el texto con una fotografía tomada en Ohio, donde dos niñas sostienen una cartulina que dice “I plan to be the second woman president”.
Jodi Kantor, periodista del NYT, dice que al paso de los días parece menos posible que el próximo presidente vista falda. Señala también que aún si no se concreta el triunfo de Hillary, la contienda electoral representará un hecho histórico, pero podría resultar en un recuerdo depresivo que evocaría por qué muchas mujeres no luchan por altos puestos administrativos.
GÉNERO Y POLÍTICA
A estas alturas de la lucha por la nominación del Partido Demócrata, todas las opiniones tienen implicaciones políticas. El NYT se pregunta cómo las seguidoras de Clinton aceptarán o abrazarán con entusiasmo al senador Obama, si es el hombre que derrotó a Hillary.
Las mujeres que apoyan a Hillary sentían que esta era su oportunidad, su momento, su tiempo y éste les ha sido robado, dice Marilu Cochor, agente de ventas de 48 años, habitante de Ohio y seguidora de Clinton. El sexismo, considera, ha jugado realmente un rol grande en la contienda.
Pero no todas están de acuerdo con esta afirmación. Doris Kearns Goodwin, historiadora presidencial considera que la campaña de Hillary está decayendo por sus estrategias, por razones tácticas que nada tienen que ver con que sea mujer.
Goodwin explica que los comentarios molestos e interrupciones que Hillary sufrió, es decir el sexismo que confrontó, en votos y donaciones económicas. En New Hampshire, recuerda, algunos hombres le dijeron que fuera a planchar las camisas y las llamaron con nombres desagradables. “¿Cómo derrotaremos a esa puta?”, le preguntaron al senador John Machain en un evento.
Y la respuesta en apoyo a Clinton llegó de parte de la indignación de las mujeres, como respuesta ante estos ataques. Mujeres comunes, con vidas comunes, veían a Hillary como un ángel guardián, dice el NYT.
Por eso la apoyaron mujeres como Judith Henri, de 67 años, trabajadora de una compañía telefónica, quien afirma que a ella los hombres siempre las redujeron a trabajos de oficina y decían que no podían llegar a mantener una familia.
O como su hija Susan, de 45 años, empleada de almacén, que relata inconforme cómo uno de sus compañeros hace menos trabajo que ella y le pagan más.
Décadas después del inicio del movimiento feminista, muchas mujeres que apoyan a Clinton, como activistas en sus actos de campaña o como donadoras (que alcanzaron a reunir 170 millones de dólares) también han tenido en su vida experiencias de insultos y aislamiento en sus trabajos.
A la médica Moitri Chowdhury Savard, un supervisor le preguntó por qué no estaba en su casa cocinando para su esposo. Y Liz Kuoppala, de 37 años, es la única mujer en el consejo de la ciudad. Ellas apoyaron a Hillary. Lo mismo Kamarck de 57 años, profesora de Harvard, consejera de candidatos demócratas, quien relata que los hombres se van a tomar su almuerzo sin invitarla, pues descubrió que ellos iban a un strip club.
Para Janet Napolitano, gobernadora demócrata de Arizona, el mundo, sobre todo el mundo político, es diferente ahora, gracias en parte a Hillary. “Nunca he escuchado a nadie decir que ella no puede ser electa porque es mujer”, dice Napolitano, quien apoyó a Obama.
Pero reconoce que la senadora por Nueva York sufrió comentarios más fuertes de los hombres en los medios de comunicación, referentes a su voz, a su ropa, con llamadas para que se retirara de la contienda.
Nancy Wait, de 55 años, dice que Obama está menos calificado que Hillary, por lo cual “absoluta y positivamente no” votará por él en noviembre”.
Cyntia Ruccia, de 55 años, directora de ventas de la compañía de cosméticos Mary Kay, organiza a mujeres bajo el lema “Clinton Supporters Count Too”, para votar en contra de Obama. “A nosotras, dice, potenciales electoras leales, siempre nos han dicho siéntate, cállate y continua hasta atrás del autobús”.
Clinton parece estar insegura sobre cómo reconciliar su sexo con su personalidad política, señala por su parte Robert Shrum, consultor demócrata sin candidato. Y añade que es contradictorio el papel que desempeña el sexo como factor en la carrera de Hillary.
Para Debbie Walsh, directora de Center for American Women and Politics al Rutgers University, lo que escuchamos sobre Clinton y su candidatura “es la misma conversación que estamos teniendo desde los 70”, la necesidad de un proyecto duro y suave simultáneamente.
COMANDANTE EN JEFE
Muchas mujeres señalan que hay más severidad al calificar a Clinton y existe quien consideró que ella se pasó de fuerte.
De acuerdo con una encuesta de NYT y CBS sobre la o el “commander in chief”, Hillary posiblemente no fue favorecida, sino Obama, porque continuaría la idea de que la mujer es menos apta militarmente para dirigir al Ejército.
Hillary, por su parte, declinó hablar con el NYT a principios del año sobre la dinámica sexual en la contienda.
Aun así, las mujeres adultas continúan con ella, aunque para las jóvenes votantes votar por un candidato sobre una candidata es un signo de progreso y de confianza. A eso ser refiere la historiadora Joan Scott, del Institute for Advanced Study: “la más importante contribución que Hillary ha hecho es mostrar que una mujer candidata es como un candidato hombre”. Y agrega, “tienes que juzgar no con base en su género, sino en su carácter”.
En el curso de la campaña Jennifer Rogers de 28, productora de cine en Los Ángeles, llegó también a esa conclusión. Votó por Clinton porque mantenía la esperanza de ver a una mujer presidenta, pero recientemente perdió entusiasmo. “El problema de Hillary es acerca de quién es ella y no de su género”.
Amy Rees de 35 y madre ama de casa, también está de acuerdo. Dice que ha estado entre las dos opciones. Finalmente voto por Obama y no se arrepiente de ello. Clinton perdió en los méritos, dijo Rees. Y “Obama se ve, más que ella, como los otros presidentes que hemos tenido”, agregó.
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Cimac - Mexico/20/05/2008
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