28/8/08

OMC: Doha Round, el fin de las negociaciones

El régimen comercial multilateral ha permitido un gran crecimiento de la economía mundial aunque no ha logrado redistribuir equitativamente la riqueza. El Doha Round tenía la intención de mejorar este sistema, pero ha fracasado por hacer prevalecer las visiones nacionales. Al mismo tiempo, debería haber afrontado la complejidad de la situación económica mundial, que requeriría una cooperación entre los gobiernos para afrontar las amenazas al crecimiento. El estancamiento no tendrá repercusiones sobre la economía mundial, pero decidirá sobre grandes cambios en el sistema económico. El futuro desarrollo podría hacer prevalecer el regionalismo en áreas regionales en competición; retomar el sistema proteccionista o impulsar de nuevo un multilateralismo que tenga en cuenta los nuevos equilibrios de poder mundial surgidos tras la Cumbre.
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Marco Cammarata
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Las negociaciones acerca de la liberalización del comercio mundial, denominadas Doha round pueden definirse como un fracaso. El Doha Round nacía en noviembre de 2001, con el objetivo de apoyar el crecimiento de los países en vía de desarrollo, mediante la liberalización de la economía mundial. En el transfondo se encontraba la voluntad de Estados Unidos de llevar a cabo una serie de iniciativas para preservar la correspondiente leadership mundial tras los atentados del 11 de septiembre. Después de 7 años de encuentros entre las delegaciones de los 152 países miembros y, los esfuerzos de la OMC, organización a cuyo amparo se desarrollan las negociaciones, hace unos días el Presidente de la Organización Mundial del Comercio, Paascal Lamy, anunció la suspensión de los trabajos.
El fracaso de las negociaciones coincidió con el momento en que Estados Unidos, por un lado, India, China, e Indonesia, por otro, no han llegado a un acuerdo sobre el nivel en el que activar el “mecanismo de protección”, instrumento con el que los países en vía de desarrollo podrían proteger sus mercados agrícolas de un posible aumento de las importaciones. Este era el mecanismo previsto para apoyar la agricultura de estos países, claves para su desarrollo y su integración en el mercado internacional. En realidad, este es uno de los tantos puntos que existen, e India y E.E.U.U. son algunos de los protagonistas que se han obstinado recíprocamente en defender sus posiciones, lo que les ha llevado a un resultado negativo. Entre los países en vías de desarrollo, los más influyentes, es decir, China, India y Brasil, se han mostrado muy intransigentes en referencia a las barreras que obstaculizan las importaciones en sus mercados, en sus productos industriales y servicios, condiciones que han causado molestias a los países desarrollados. Los Estados Unidos se han manifestado contrarios a la disminución de las subvenciones, pero por otra parte, los europeos evidencian su intransigencia sobre las tarifas impuestas a las importaciones.
La desilusión se incrementa de la sensación general, que pocas horas antes de finalizar los encuentros celebrados en Ginebra, habían alcanzado un acuerdo sobre la gran mayoría de los puntos en cuestión. Por lo tanto, este fracaso no se puede definir como casual, sino más bien ligado a la voluntad de quiénes prefieren no alcanzar ningún acuerdo a uno que sea más complicado para cada uno de los Estados participantes, en un momento en que las interdependencias económicas internacionales se ven con recelo por la opinión pública, y muestran las consecuencias negativas de que son capaces debido a la falta de un sistema de reglas y controles claros y rigurosos. En los Estados Unidos el Congreso se ha comprometido en una lucha por la tutela de puestos de trabajo, una de las obsesiones de la campaña electoral. En India está prevista una vuelta electoral en la que el Partido del Congreso tiene entre sus principales puntos el apoyo de los agricultores pobres del país.
China se ha mostrado inamovible en tema del proteccionismo en los sectores agrícolas del algodón, arroz, azúcar, pero también en las barreras impuestas a los productos industriales para no poner en peligro el desarrollo industrial y afincamiento urbano consecuente, válvula de escape para las masas de campesinos de las provincias chinas más pobres. En Europa, a pesar de la posición oficial de la Comisión muchos países miembros, entre los que Francia e Italia, han demostrado muy poco entusiasmo por las concesiones a las negociaciones de los sectores agrícolas, debilitando las posciones del Comisariado Europeo por el Comercio Exterior Mandelson.
Ya desde el inicio la negociación aparecía cuesta arriba y en muchas ocasiones parecía estar interrumpida, un ejemplo es el fallo de la conferencia de Cancún en 2003 y de Hong Kong en 2005, pero a diferencia de otras ocasiones en el día de hoy la crisis económica internacional se caracteriza por la desconfianza en la apertura de mercados, a lo que se añade la debilidad de los Estados Unidos en el campo económico y político sobre todo en el plano internacional, cuyo papel en el pasado fue el de promotor y garante informal de los acuerdos internacionales caracterizados por una gran participación de los estados miembros. Además la vuelta del Doha Round está condicionada a los eventos que se verificaran próximamente: en los Estados Unidos y en India las elecciones, y en Europa la nueva Comisión Europea que se llevara a cabo después de las elecciones continentales.
No se prevé, por lo tanto, a corto plazo la posible reapertura de la mesa de las negociaciones.
Uno de los otros elementos que convierte en altamente improbable la vuelta a las negociaciones en un breve periodo y que podría convertir en inútil su reapertura es la preferencia de acuerdos bilaterales antes que acuerdos de naturaleza multilateral, factor prevalente en los últimos años. Poniendo en este caso una problemática de marginalización del WTO, esta organización perdería la connotación de lugar de elaboración política para la guía de la economía mundial. Debilitar una de las principales instituciones internacionales, potencialmente capaz de regular parte de la economía internacional y que podría ser también garante de este sistema de reglas y controles capaces de evitar parte de las degeneraciones del capitalismo internacional, podría tener mayor repercusión en el futuro. A partir de los costes ambientales de la producción en masa y la falta de redistribución de la riqueza.
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El posible desarrollo del regionalismo
Una de las consecuencias de las negociaciones por 7 años después de ser fallidas es el vertiginoso incremento de los acuerdos bilaterales y regionales: a día de hoy se calcula que están en vigor en el ámbito comercial unas 200, al que se le suman otro centenar negociados, o están en vía de ser negociados estos años. La consecuencia más evidente es la disminución del carácter multilateral como ambiente negociable. Esto significa reducir la gobernabilidad de la economía mundial poniendo en primer lugar las exigencias y los objetivos de las partes sin una visión total de las exigencias y de otros actores que sufren la decisión. Sin contar que en el ámbito multilateral los actores débiles tiene la posibilidad de afrontar las negociaciones sin sufrir excesivamente las relaciones de fuerza que pueden resultar desiguales. Además están marginalizadas las instituciones internacionales que constituyen el sistema para la solución de las controversias, una de las principales conquistas del sistema internacional. El regionalismo puede convertirse en peligroso en cuanto que cabe la posibilidad de un juego antagonista entre áreas regionales diversas que no tienen recíprocamente intereses compartidos. Conseguirán negatividad de orden político, y de ineficiencia del sistema económico.
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Conclusiones
El equilibrio político que había asegurado el éxito de los acuerdos comerciales, primero en la sede GATT y después en el WTO estaba ligado al indiscutible liderazgo americano, y al rol de la principal contrapartida jugada por Europa. A partir de los años el equilibrio el equilibrio ha comenzado a disminuir ya que los países emergentes han modificado el equilibrio económico y político. En los años 2000 al progresivo incremento de las prestaciones económicas de los países como China, India y Brasil se le suma la progresiva reorganización del liderazgo de los Estados Unidos. Se ha alcanzado un debilitamiento del sistema multilateral construido a partir del final de la segunda guerra mundial promovido desde la iniciativa americana. Los EEUU garantizan el sistema con su indiscutible liderazgo, por lo que la fidelidad en el sistema multilateral está haciendo falta. Debilitamiento determinado también, a causa de los mecanismos de decisión confusos e ineficientes de los organismos internacionales, que por ejemplo como el el caso de WTO, preven la unanimidad para las decisiones.
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Traducido por Mª del Carmen Martín González y Diana Casal
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Equilibri.net - Italy/28/08/2008

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