ARGENTINA: EL QUE CALLA OTORGA
CINCUENTA SACERDOTES Y OTROS TANTOS LAICOS CRITICARON A LA JERARQUIA CATOLICA POR NO DEFINIRSE SOBRE GRASSI
CRITICAS A LA CUPULA ECLESIASTICA POR SU SILENCIO ANTE EL CASO GRASSI
Cincuenta sacerdotes acusaron a la jerarquía de la Iglesia de callar frente a las condenas a Grassi y Von Wernich. También le ofrecieron su solidaridad a los jóvenes víctimas del cura y cuestionaron que el condenado por “pederastia y pedofilia” se mantenga en libertad
“Este silencio tiene la apariencia de otorgar”
En un documento, los sacerdotes se solidarizaron con las víctimas del cura condenado por pedofilia y que permanece libre hasta que el fallo quede firme. En el texto lamentan que la cúpula de la Iglesia no se pronunciara sobre el tema, como tampoco en el caso Von Wernich.
En un documento, los sacerdotes se solidarizaron con las víctimas del cura condenado por pedofilia y que permanece libre hasta que el fallo quede firme. En el texto lamentan que la cúpula de la Iglesia no se pronunciara sobre el tema, como tampoco en el caso Von Wernich.
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Los sacerdotes repudiaron que el condenado Julio Grassi pueda entrar en la Fundación que dirige.
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Por Carlos Rodríguez
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Por Carlos Rodríguez
Foto Guadalupe Lombardo
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En un comunicado, cerca de un centenar de sacerdotes y laicos de la Iglesia Católica de todo el país expresaron ayer su “saludo solidario” a los tres jóvenes que denunciaron al cura Julio César Grassi y expresaron que “el peligro” de que el condenado siga en libertad “no es el procesal”, es decir que se presente o no ante los llamados de la Justicia, sino “la posibilidad de que reincida en aquello por lo que se lo ha condenado en primera instancia”, en referencia a la pena de 15 años de prisión que se le aplicó por “pederastia y pedofilia”. Al mismo tiempo, los firmantes de la declaración pública, a la que tuvo acceso Página/12, lamentaron “el silencio de las cúpulas eclesiásticas ante este caso, y otros como el de (Christian) Von Wernich”, condenado a prisión perpetua por siete homicidios y 34 casos de tortura ocurridos durante la dictadura militar. Los firmantes resaltaron que no entienden “este silencio que tiene la apariencia de callar y otorgar”.
Entre los curas y religiosos que suscriben el documento figuran Eduardo de la Serna, párroco de la Iglesia Jesús, el buen pastor, de San Francisco Solano y miembro del Grupo de Curas en Opción Preferencial por los Pobres; el sacerdote neuquino Rubén Capitanio, que fue colaborador del fallecido obispo de Neuquén Jaime de Nevares, uno de los pocos miembros de la Iglesia que se manifestaron públicamente en contra de la dictadura militar, y el presbítero Ernesto Narcisi, que ahora desempeña su tarea sacerdotal en Añatuya, Santiago del Estero, de recordada actuación en la parroquia de la villa del Bajo Flores. Entre los laicos que adhirieron al texto del documento figuran docentes, psicólogos, trabajadores sociales, catequistas, periodistas y estudiantes.
En diálogo con Página/12, De la Serna comentó que la declaración es el resultado “de una serie de manifestaciones aisladas y reiteradas que se vienen produciendo en los últimos tiempos, desde el comienzo del juicio contra Grassi y que decidimos aunar para expresar la opinión de un sector importante de personas relacionadas con la Iglesia”. Según De la Serna, después de la difusión de la carta “han aparecido nuevas adhesiones y seguramente seguirán apareciendo, pero creíamos necesario darla a conocer ahora y no esperar más tiempo”. La declaración dice en forma textual:
“Ante el fallo que encuentra culpable al presbítero Julio César Grassi por pederastia y pedofilia, pero que a su vez le concede libertad e incluso la posibilidad de ir, con alguien por él elegido, a la Fundación Felices los Niños, queremos señalar:
“1. Nuestra mirada pretende ser –como lo hemos dicho muchas veces– desde las ‘víctimas’, que son, en este caso, evidentemente, los menores abusados;
“2. Creemos que la fuerza de los curas no puede ni debe estar dada por su cercanía al poder sino por la credibilidad, y –por lo tanto– no entendemos la negativa a someterse a pericias, ni su presencia coercitiva en la Fundación;
“3. Nos parece que ‘el peligro’ principal no es el procesal (esto es, que Grassi comparezca o no a los llamados de la Justicia), sino la posibilidad de que reincida en aquello por lo que se lo ha condenado en primera instancia. Eso sería gravísimo y responsabilidad directa de quienes le conceden la libertad;
“4. Lamentamos el silencio de las cúpulas eclesiásticas ante este caso, y otros como el de von Wernich. Vemos que otros episcopados como el colombiano han hecha pública su voz en casos semejantes y no entendemos este silencio, que tiene la apariencia de ‘callar’ y ‘otorgar’.
“Desde nuestro lugar de curas, religiosos, religiosas y laicos/as hacemos llegar nuestro saludo solidario a los menores víctimas y a otros que eventualmente existieran, y como miembros de la comunidad eclesial les pedimos perdón por la violencia que surgió contra ellos desde nuestra ‘casa’.”
Luego siguen las firmas de 49 curas y religiosos, y las de 50 laicos que trabajan en parroquias e iglesias de Córdoba, Neuquén, Chascomús, Rosario, San Isidro, Quilmes, Formosa, Santiago del Estero, Avellaneda, San Nicolás, La Rioja, Mendoza, San Justo, San Miguel, Merlo, Moreno, Rafaela, Lomas de Zamora, Morón, La Plata y en la ciudad de Buenos Aires.
De la Serna, a título personal, consideró que “un pedófilo es una persona enferma, como lo es un torturador, pero no es un enfermo cualquiera. Es un enfermo peligroso, porque hay enfermos que no le hacen mal a nadie. Grassi es una persona enferma, pero hay que tener en cuenta que el único lugar en el que puede curarse es la cárcel”. Sobre el rol de la cúpula de la Iglesia, el religioso sostuvo que los firmantes se consideran “parte de la institución y por eso salimos a disculparnos”.
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En un comunicado, cerca de un centenar de sacerdotes y laicos de la Iglesia Católica de todo el país expresaron ayer su “saludo solidario” a los tres jóvenes que denunciaron al cura Julio César Grassi y expresaron que “el peligro” de que el condenado siga en libertad “no es el procesal”, es decir que se presente o no ante los llamados de la Justicia, sino “la posibilidad de que reincida en aquello por lo que se lo ha condenado en primera instancia”, en referencia a la pena de 15 años de prisión que se le aplicó por “pederastia y pedofilia”. Al mismo tiempo, los firmantes de la declaración pública, a la que tuvo acceso Página/12, lamentaron “el silencio de las cúpulas eclesiásticas ante este caso, y otros como el de (Christian) Von Wernich”, condenado a prisión perpetua por siete homicidios y 34 casos de tortura ocurridos durante la dictadura militar. Los firmantes resaltaron que no entienden “este silencio que tiene la apariencia de callar y otorgar”.
Entre los curas y religiosos que suscriben el documento figuran Eduardo de la Serna, párroco de la Iglesia Jesús, el buen pastor, de San Francisco Solano y miembro del Grupo de Curas en Opción Preferencial por los Pobres; el sacerdote neuquino Rubén Capitanio, que fue colaborador del fallecido obispo de Neuquén Jaime de Nevares, uno de los pocos miembros de la Iglesia que se manifestaron públicamente en contra de la dictadura militar, y el presbítero Ernesto Narcisi, que ahora desempeña su tarea sacerdotal en Añatuya, Santiago del Estero, de recordada actuación en la parroquia de la villa del Bajo Flores. Entre los laicos que adhirieron al texto del documento figuran docentes, psicólogos, trabajadores sociales, catequistas, periodistas y estudiantes.
En diálogo con Página/12, De la Serna comentó que la declaración es el resultado “de una serie de manifestaciones aisladas y reiteradas que se vienen produciendo en los últimos tiempos, desde el comienzo del juicio contra Grassi y que decidimos aunar para expresar la opinión de un sector importante de personas relacionadas con la Iglesia”. Según De la Serna, después de la difusión de la carta “han aparecido nuevas adhesiones y seguramente seguirán apareciendo, pero creíamos necesario darla a conocer ahora y no esperar más tiempo”. La declaración dice en forma textual:
“Ante el fallo que encuentra culpable al presbítero Julio César Grassi por pederastia y pedofilia, pero que a su vez le concede libertad e incluso la posibilidad de ir, con alguien por él elegido, a la Fundación Felices los Niños, queremos señalar:
“1. Nuestra mirada pretende ser –como lo hemos dicho muchas veces– desde las ‘víctimas’, que son, en este caso, evidentemente, los menores abusados;
“2. Creemos que la fuerza de los curas no puede ni debe estar dada por su cercanía al poder sino por la credibilidad, y –por lo tanto– no entendemos la negativa a someterse a pericias, ni su presencia coercitiva en la Fundación;
“3. Nos parece que ‘el peligro’ principal no es el procesal (esto es, que Grassi comparezca o no a los llamados de la Justicia), sino la posibilidad de que reincida en aquello por lo que se lo ha condenado en primera instancia. Eso sería gravísimo y responsabilidad directa de quienes le conceden la libertad;
“4. Lamentamos el silencio de las cúpulas eclesiásticas ante este caso, y otros como el de von Wernich. Vemos que otros episcopados como el colombiano han hecha pública su voz en casos semejantes y no entendemos este silencio, que tiene la apariencia de ‘callar’ y ‘otorgar’.
“Desde nuestro lugar de curas, religiosos, religiosas y laicos/as hacemos llegar nuestro saludo solidario a los menores víctimas y a otros que eventualmente existieran, y como miembros de la comunidad eclesial les pedimos perdón por la violencia que surgió contra ellos desde nuestra ‘casa’.”
Luego siguen las firmas de 49 curas y religiosos, y las de 50 laicos que trabajan en parroquias e iglesias de Córdoba, Neuquén, Chascomús, Rosario, San Isidro, Quilmes, Formosa, Santiago del Estero, Avellaneda, San Nicolás, La Rioja, Mendoza, San Justo, San Miguel, Merlo, Moreno, Rafaela, Lomas de Zamora, Morón, La Plata y en la ciudad de Buenos Aires.
De la Serna, a título personal, consideró que “un pedófilo es una persona enferma, como lo es un torturador, pero no es un enfermo cualquiera. Es un enfermo peligroso, porque hay enfermos que no le hacen mal a nadie. Grassi es una persona enferma, pero hay que tener en cuenta que el único lugar en el que puede curarse es la cárcel”. Sobre el rol de la cúpula de la Iglesia, el religioso sostuvo que los firmantes se consideran “parte de la institución y por eso salimos a disculparnos”.
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Apelación con freno de mano
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Página/12 Web - Argentina/20/06/2009
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