COMERCIO: Un estudio a medida para la OMC
Por Gustavo Capdevila
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GINEBRA - (IPS) - A la OMC le "cayó del cielo" el tema de su Informe sobre el Comercio Mundial 2009, que se ocupa del difícil equilibrio entre la necesidad de amparar las producciones nacionales y las consecuencias económicas desfavorables que esas medidas podrían acarrear en estos tiempos de crisis internacional.
Desde que arreció la crisis, a fines de 2008, ese asunto se ha convertido en el caballo de batalla de la secretaría de la OMC (Organización Mundial del Comercio), que ha logrado el apoyo de muchos de los 153 estados miembros de la institución a su iniciativa de registrar e informar de medidas, acusadas de proteccionistas, que adopten los países.
El Grupo de los 20 (G-20), integrado por las naciones más ricas y por algunas de las economías emergentes, dio en Londres, en abril pasado, un aval a las autoridades de la OMC al solicitarles esa tarea de verificación y de información periódica de probables nuevas barreras al comercio.
Sin embargo, algunos países miembros de la OMC todavía argumentan que la secretaría carece de mandato para arrogarse esa función de control, aunque sea efectuada de manera informal.
Otras naciones atenuaron sus objeciones al encontrar que los informes de la OMC sobre las presuntas medidas de proteccionismo habían disminuido su sesgo político.
Empero, mantuvieron sus observaciones al cuestionar el método de elaboración de los informes de la OMC, que sientan en el banquillo a países pequeños o medianos por el solo hecho de haber adoptado un número apreciable de esas medidas, sin tomar en cuenta su efecto relativo ni las reales distorsiones que causan en el comercio.
Otras críticas aluden a la escasa relevancia que los informes de la OMC otorgan a los paquetes gubernamentales de salvataje y de estímulo otorgados, por ejemplo, a grandes bancos, aseguradoras e industrias automotrices, en Estados Unidos y en Europa.
A esas cuestiones, aunque sin identificarlas, se refiere el Informe sobre el Comercio Mundial 2009 que la OMC divulgó este miércoles en Singapur y en Ginebra. El documento analiza en detalle los "Compromisos de política comercial y medidas de contingencia".
El diplomático chileno Alejandro Jara, uno de los cuatro subdirectores generales de la OMC, observó que la elección del tema, hace más de un año, había sido una "afortunada casualidad". Por esa época "teníamos poca idea de a qué nos enfrentaríamos ahora", dijo.
La actual certidumbre es que ni la presente crisis, ni la última de una magnitud semejante, en la década de 1930, fueron causadas por políticas comerciales, sostuvo.
Sin embargo, sabemos que las políticas comerciales proteccionistas desempeñaron un papel significativo en la profundización y la prolongación del retroceso económico de aquella época, dijo Jara.
Los registros obtenidos por la OMC en su análisis del desarrollo de las políticas comerciales muestran un incremento de las medidas restrictivas desde que comenzó la recesión mundial. En consecuencia, no hay lugar para la complacencia. Aunque no ha llegado la hora de sonar las alarmas, debemos permanecer vigilantes, arengó Jara.
En otros términos, el documento de la OMC describe que en tiempos de crisis económica se ejercen presiones en los gobiernos para que adopten medidas que pueden restringir el comercio.
En tales circunstancias, existe el peligro real de que esas presiones, si no se abordan adecuadamente, provoquen una peligrosa escalada de medidas, prosigue el informe.
Cuando esos casos se producen, las medidas de contingencia pueden servir de válvula de seguridad y pueden desempeñar una importante función en la preservación de un sistema multilateral de comercio basado en normas, recomienda la OMC.
Con mayor precisión, el informe se refiere a medidas que pueden aplicar los gobiernos cuando afrontan dificultades económicas, como las potencialmente derivadas de la actual situación internacional.
Una de esas disposiciones son las salvaguardias, unas flexibilidades contempladas en los acuerdos comerciales que permiten a los gobiernos emplear, de manera temporal, algunas medidas para responder al aumento de determinadas importaciones.
La cuestión de las salvaguardias alcanzó suma notoriedad hace un año cuando, aplicadas a las importaciones agrícolas, Estados Unidos rechazó la intención de India de incorporar esas flexibilidades en sus compromisos de la Ronda de Doha.
La divergencia interrumpió las negociaciones de ese proceso de profundización de la apertura del comercio mundial, lanzado en la capital de Qatar en 2001, y que todavía siguen estancadas.
Otro instrumento son las medidas "antidumping", adoptadas por los gobiernos para contrarrestar el comercio desleal, o "dumping", que consiste en la exportación de bienes a un precio inferior al vigente en el mercado del país exportador.
Una variante que también emplean los países es el aumento de los aranceles, o derechos de importación, hasta los topes máximos permitidos por los acuerdos de la OMC.
Con mucha frecuencia, especialmente en productos industriales, los países importadores imponen un arancel, llamado arancel aplicado, que es inferior al denominado arancel consolidado, el límite máximo al que se ha comprometido el país importador.
Cuando atraviesan dificultades, los países suelen defenderse recurriendo al aumento del arancel aplicado hasta niveles cercanos al arancel consolidado.
El informe recomienda encontrar un equilibrio entre la flexibilidad de los gobiernos para amparar sus economías y la preservación de los compromisos que esos mismos gobiernos han asumido en los tratados multilaterales de comercio que la OMC administra.
Los autores del estudio aconsejan ejercer moderación pues "la flexibilidad tiene consecuencias negativas". También apelan a la cooperación entre los países que enfrentan la crisis, para lo cual deberán hacer circular libremente la información sobre las políticas que afectan al comercio.
Ese tema de la información se relaciona con la obligación que tienen los miembros de la OMC de notificar de manera completa y puntual las medidas comerciales de contingencia que adopten, lo que constituye uno de los pilares del funcionamiento del sistema multilateral.
El documento, a diferencia de informes anuales anteriores, omite referencias a las perspectivas de la marcha del comercio para 2010.
Con respecto a 2009, confirma que el movimiento del comercio será muy negativo. Aunque parece que esta contracción está perdiendo impulso, la situación económica sigue siendo frágil.
A causa del persistente riesgo de empeoramiento de la situación, los economistas de la OMC han revisado a la baja sus pronósticos para el comercio mundial de mercancías de 2009 y han previsto una reducción de su volumen de 10 por ciento, en lugar del nueve por ciento calculado anteriormente.
Jara dijo que "lo peor aún está por llegar", anticipó aumentos del desempleo en el mundo y advirtió de que "las presiones permanecerán por algún tiempo".
GINEBRA - (IPS) - A la OMC le "cayó del cielo" el tema de su Informe sobre el Comercio Mundial 2009, que se ocupa del difícil equilibrio entre la necesidad de amparar las producciones nacionales y las consecuencias económicas desfavorables que esas medidas podrían acarrear en estos tiempos de crisis internacional.
Desde que arreció la crisis, a fines de 2008, ese asunto se ha convertido en el caballo de batalla de la secretaría de la OMC (Organización Mundial del Comercio), que ha logrado el apoyo de muchos de los 153 estados miembros de la institución a su iniciativa de registrar e informar de medidas, acusadas de proteccionistas, que adopten los países.
El Grupo de los 20 (G-20), integrado por las naciones más ricas y por algunas de las economías emergentes, dio en Londres, en abril pasado, un aval a las autoridades de la OMC al solicitarles esa tarea de verificación y de información periódica de probables nuevas barreras al comercio.
Sin embargo, algunos países miembros de la OMC todavía argumentan que la secretaría carece de mandato para arrogarse esa función de control, aunque sea efectuada de manera informal.
Otras naciones atenuaron sus objeciones al encontrar que los informes de la OMC sobre las presuntas medidas de proteccionismo habían disminuido su sesgo político.
Empero, mantuvieron sus observaciones al cuestionar el método de elaboración de los informes de la OMC, que sientan en el banquillo a países pequeños o medianos por el solo hecho de haber adoptado un número apreciable de esas medidas, sin tomar en cuenta su efecto relativo ni las reales distorsiones que causan en el comercio.
Otras críticas aluden a la escasa relevancia que los informes de la OMC otorgan a los paquetes gubernamentales de salvataje y de estímulo otorgados, por ejemplo, a grandes bancos, aseguradoras e industrias automotrices, en Estados Unidos y en Europa.
A esas cuestiones, aunque sin identificarlas, se refiere el Informe sobre el Comercio Mundial 2009 que la OMC divulgó este miércoles en Singapur y en Ginebra. El documento analiza en detalle los "Compromisos de política comercial y medidas de contingencia".
El diplomático chileno Alejandro Jara, uno de los cuatro subdirectores generales de la OMC, observó que la elección del tema, hace más de un año, había sido una "afortunada casualidad". Por esa época "teníamos poca idea de a qué nos enfrentaríamos ahora", dijo.
La actual certidumbre es que ni la presente crisis, ni la última de una magnitud semejante, en la década de 1930, fueron causadas por políticas comerciales, sostuvo.
Sin embargo, sabemos que las políticas comerciales proteccionistas desempeñaron un papel significativo en la profundización y la prolongación del retroceso económico de aquella época, dijo Jara.
Los registros obtenidos por la OMC en su análisis del desarrollo de las políticas comerciales muestran un incremento de las medidas restrictivas desde que comenzó la recesión mundial. En consecuencia, no hay lugar para la complacencia. Aunque no ha llegado la hora de sonar las alarmas, debemos permanecer vigilantes, arengó Jara.
En otros términos, el documento de la OMC describe que en tiempos de crisis económica se ejercen presiones en los gobiernos para que adopten medidas que pueden restringir el comercio.
En tales circunstancias, existe el peligro real de que esas presiones, si no se abordan adecuadamente, provoquen una peligrosa escalada de medidas, prosigue el informe.
Cuando esos casos se producen, las medidas de contingencia pueden servir de válvula de seguridad y pueden desempeñar una importante función en la preservación de un sistema multilateral de comercio basado en normas, recomienda la OMC.
Con mayor precisión, el informe se refiere a medidas que pueden aplicar los gobiernos cuando afrontan dificultades económicas, como las potencialmente derivadas de la actual situación internacional.
Una de esas disposiciones son las salvaguardias, unas flexibilidades contempladas en los acuerdos comerciales que permiten a los gobiernos emplear, de manera temporal, algunas medidas para responder al aumento de determinadas importaciones.
La cuestión de las salvaguardias alcanzó suma notoriedad hace un año cuando, aplicadas a las importaciones agrícolas, Estados Unidos rechazó la intención de India de incorporar esas flexibilidades en sus compromisos de la Ronda de Doha.
La divergencia interrumpió las negociaciones de ese proceso de profundización de la apertura del comercio mundial, lanzado en la capital de Qatar en 2001, y que todavía siguen estancadas.
Otro instrumento son las medidas "antidumping", adoptadas por los gobiernos para contrarrestar el comercio desleal, o "dumping", que consiste en la exportación de bienes a un precio inferior al vigente en el mercado del país exportador.
Una variante que también emplean los países es el aumento de los aranceles, o derechos de importación, hasta los topes máximos permitidos por los acuerdos de la OMC.
Con mucha frecuencia, especialmente en productos industriales, los países importadores imponen un arancel, llamado arancel aplicado, que es inferior al denominado arancel consolidado, el límite máximo al que se ha comprometido el país importador.
Cuando atraviesan dificultades, los países suelen defenderse recurriendo al aumento del arancel aplicado hasta niveles cercanos al arancel consolidado.
El informe recomienda encontrar un equilibrio entre la flexibilidad de los gobiernos para amparar sus economías y la preservación de los compromisos que esos mismos gobiernos han asumido en los tratados multilaterales de comercio que la OMC administra.
Los autores del estudio aconsejan ejercer moderación pues "la flexibilidad tiene consecuencias negativas". También apelan a la cooperación entre los países que enfrentan la crisis, para lo cual deberán hacer circular libremente la información sobre las políticas que afectan al comercio.
Ese tema de la información se relaciona con la obligación que tienen los miembros de la OMC de notificar de manera completa y puntual las medidas comerciales de contingencia que adopten, lo que constituye uno de los pilares del funcionamiento del sistema multilateral.
El documento, a diferencia de informes anuales anteriores, omite referencias a las perspectivas de la marcha del comercio para 2010.
Con respecto a 2009, confirma que el movimiento del comercio será muy negativo. Aunque parece que esta contracción está perdiendo impulso, la situación económica sigue siendo frágil.
A causa del persistente riesgo de empeoramiento de la situación, los economistas de la OMC han revisado a la baja sus pronósticos para el comercio mundial de mercancías de 2009 y han previsto una reducción de su volumen de 10 por ciento, en lugar del nueve por ciento calculado anteriormente.
Jara dijo que "lo peor aún está por llegar", anticipó aumentos del desempleo en el mundo y advirtió de que "las presiones permanecerán por algún tiempo".
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IPS/24/07/2004
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