“Sólo aceptaremos el desmantelamiento”
OTRA MARCHA, HAYA O NO HAYA
DECENAS DE MILES DE PERSONAS EN GUALEGUAYCHU CONTRA EL FALLO DE LA HAYA POR LA PASTERA
Pese a las informaciones sobre diferencias entre los vecinos de Gualeguaychú por el camino a seguir tras el fallo de La Haya, la convocatoria de ayer fue multitudinaria. Críticas a los gobiernos de Uruguay y Argentina.
En una multitudinaria marcha que ayer congregó a miles de personas sobre el puente Internacional General San Martín, la comunidad de Gualeguaychú rechazó la resolución del Tribunal Internacional de La Haya y volvió a exigir el desmantelamiento de la planta de celulosa UPM Botnia. La sexta manifestación anual de este tipo desde que comenzó el conflicto, puso de manifiesto la vitalidad del reclamo, más allá de las diferencias al interior de la comunidad acerca del mantenimiento del corte en la ruta 136 que comunica con la localidad oriental de Fray Bentos. El descontento con el veredicto sobre la contaminación de la pastera motivó fuertes reclamos de los asambleístas hacia el presidente uruguayo, José Mujica, al que exigieron que “pida perdón” por haber violado el Tratado del Río Uruguay, y a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de que tome “decisiones políticas contundentes”. Además, rechazaron el monitoreo conjunto del Río Uruguay entre ambos países, y prometieron continuar con las protestas mientras la planta siga operando a la vera del río compartido.
Había pasado más de una hora de caminata sobre la traza de la ruta, hasta que el comienzo de la tupida columna de manifestantes –que se extendió por un par de kilómetros– alcanzó el límite argentino del puente San Martín. Desde el agua, una treintena de embarcaciones saludaban a la multitud, mientras un helicóptero de la policía de Entre Ríos patrullaba desde el aire. Ese fue el lugar acordado para culminar el acto que la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú viene realizando desde hace seis años en contra de Botnia, y el momento de leer la proclama que, como anticipó Página/12, tuvo un fuerte contenido político. No fue una marcha más: era la primera luego del fallo de la Corte Internacional de La Haya, que encontró culpable al Estado uruguayo de violar el Estatuto del Río Uruguay al no informar a la Argentina debidamente sobre la construcción de la pasteras a orillas del río, pero que desestimó las pruebas de contaminación presentadas por la Cancillería argentina y, por ende no, vio motivos para ordenar el cese de sus operaciones.
Minutos después de las 15, la multitud se detuvo frente a un palco en el que dos asambleístas comenzaron la lectura de la proclama, mientras a lo lejos las chimeneas de Botnia no dejaban de humear. Parlantes distribuidos a lo largo de todo el trayecto reprodujeron las duras palabras que expresaron la postura de los ambientalistas, en lugar de la pegadiza música –que también hacía referencia al conflicto–, la cual acompañó el clima de fiesta que reinó durante el todo el recorrido. La cantidad de gente sobre el puente hizo que cuando saltaban al ritmo de las consignas, realmente se moviera. Himno argentino y uruguayo mediante, comenzó la lectura del documento:
“Jamás aceptaremos el control ni el monitoreo de la planta: nuestra exigencia es el inmediato desmantelamiento de Botnia-UPM”, comenzó el documento crítico hacia el veredicto de la Corte de La Haya y que ponía en palabras todas las consignas escritas en los carteles que portaban los vecinos. “El fallo, lejos de solucionar el conflicto lo agrava”, sostuvieron al cuestionar el hecho de que el Tribunal sólo haya tenido en cuenta las pruebas aportadas por el Estado oriental, puesto que éstas sólo estaban avaladas por organismos que eran parte interesada del conflicto. La queja se centró en el hecho de que a pesar de que Uruguay fue encontrado responsable de violar el tratado bilateral por el río en común, “no hubo castigo ejemplar”. La Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y Finlandia –el país que tiene mayoría accionaria en la planta de celulosa– también fueron criticados.
Con el mandatario oriental José Mujica fueron menos indulgentes aún. “No les mienta a los uruguayos diciendo que el problema es el corte de la ruta 136”, reclamaron, además de tildarlo de servil a las multinacionales. “Usted tiene la llave: si saca a Botnia nosotros nos vamos de ahí”, desafiaron en referencia al corte de Arroyo Verde. “Hágase cargo y pida perdón, porque el Estado que usted conduce violó el Tratado del Río Uruguay y generó este conflicto”, concluyeron al recalcarle que empiece a hacer realidad “sus discursos progresistas”.
En tanto, el discurso tampoco ahorro críticas al Ejecutivo nacional. A la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le pidieron “coherencia”, y le exigieron “acciones concretas” para lograr el desmantelamiento de la pastera, al tiempo que remarcaron no querer ser “objeto de negocios”. Los reclamos puntuales a la Presidenta giraron en torno de la aplicación del código aduanero para no permitir que Botnia utilice insumos argentinos y la prohibición a empresas nacionales para que comercialicen con ella. De la misma forma, también refirieron a las pruebas de contaminación presentadas ante La Haya, exigiendo su publicación. En uno de los tramos más duros de la proclama le preguntaron a CFK “¿Qué festejan usted y los funcionarios nacionales de este fallo? ¿No cree que debe darnos explicaciones acerca de su derrota en el aspecto científico del juicio?”, rebatiendo así la postura oficial que se había mostrado conforme al haber logrado una condena moral al Uruguay por la violación del tratado bilateral, a la vez que pidieron “decisiones políticas contundentes”. Las declaraciones de ambos mandatarios la semana pasada, dejaron entrever que la cuestión de fondo había sido zanjada por el veredicto, postura que los asambleístas consideraron “inadmisible”, al exigir a Fernández el rechazo “al control y monitoreo conjunto de la planta”. “Será usted la responsable de lo que suceda de aquí en adelante”, amenazaron.
También aprovecharon la ocasión para dirigir los dardos hacia el gobernador provincial Sergio Urribarri por su intención de desarrollar el corredor vial del Río Uruguay, lo que –según estiman– obedece a un proyecto de extracción compulsiva de bienes naturales desde nuestro territorio en beneficio de compañías privadas. “Usted traiciona y entrega a su pueblo”, acusaron.
La pastera UPM pasó a un segundo plano en este documento que sólo detalló la cantidad de desechos arrojados por la planta de celulosa y el riesgo que entraña para el ecosistema de la cuenca acuífera.
Dos horas antes de ese momento, el ritual comenzó con una concentración pasando el corte de Arroyo Verde. Desde temprano colectivos y micros habían recogido gente desde el Corsódromo de Gualeguaychú y cientos de autos estacionaban a la vera de la ruta. Puntualmente a las 13 comenzó la oración ecuménica a cargo del obispo local, Jorge Lozano, el rabino Sergio Bergman, y pastores evangélicos. Bergman, cuya presencia fue significativa por el tinte político que agrega, llamó a respetar la ley aun cuando “la Justicia resulte imperfecta”. El ex gobernador entrerriano Jorge Busti y el intendente local Juan José Bahillo escuchaban con atención desde la primera fila. Más lejos Vilma Ripoll y Alfredo de Angelis se perdían en la multitud. Puestos de merchandising vendían desde ojotas, remeras y gorros hasta termos con calcomanías alusivas al reclamo.
“Fuera Botnia UPM ilegal”, “Uruguay violador” eran las consignas que más se repetían entre los carteles y pancartas que portaban los manifestantes. Una cuenta regresiva dio inicio a la caminata justo a las 14. Agrupaciones ambientalistas de todo el país suscribían a la marcha y hasta en algunos casos enviaron sus propias delegaciones. Corriente Clasista y Combativa y Federación Agraria estuvieron entre las entidades que apoyaron la movilización que no son ambientalistas. Bombas de estruendo y baile de los más jóvenes que encabezaban la marcha señalaban el camino.
Todo fue organizado y en orden: una veintena de gendarmes estaba apostada arriba del puente como una presencia simbólica que aseguraba que los posibles incidentes azuzados desde el Uruguay no prosperarían. En el río, lanchas, barcos y hasta kayaks lanzaron bengalas, tras lo cual se acercaron al ilegal puerto de UPM para manifestarse.
Lejos de aplacarse tras el dictamen de La Haya, el conflicto recibió un masivo apoyo, y en la postura que adoptaron los ambientalistas, el foco de atención giró hacia las futuras decisiones políticas que tomen los mandatarios del Río de La Plata. La reunión bilateral del miércoles se aguarda con expectativas en Gualeguaychú, y los ambientalistas anunciaron que trasladarán la protesta al sitio donde tenga lugar la reunión entre los presidentes. De su lado queda definir qué sucederá a partir de ahora con el corte en Arroyo Verde en una asamblea ampliada para la cual aún no hay fecha firme.
Informe: Gabriel Morini
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