10/4/07

México: Comentario a tiempo / Genocidio

(foto: - SABER COMO)

Por: Teodoro Rentería Arróyave (especial para ARGENPRESS.info)
Fecha publicación: 08/04/2007

Tema: Energía renovable
País/es: México

El convertir los alimentos en combustibles es propiciar el crimen más grande del mundo, ha advertido el presidente, Fidel Castro Ruz, en un documento que la organización Solidaridad con Cuba distribuyó puntualmente y que titula “Reflexiones de Fidel, la Internacionalización del Genocidio”, que hoy es tema de esta entrega en días cuando menos para la meditación, sin que en ello se entrometa religión alguna.

El documento hace referencia a la reunión de Camp David, recién concluida y la conferencia de prensa conjunta de los Presidentes de los Estados Unidos, George W. Bush y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, en la cual el segundo enfrentó a Bush sobre sus demandas a las tarifas arancelarias y subsidios que protegen y apoyan la producción estadounidense de etanol, a la cual el estadounidense no hizo la más mínima concesión.

El presidente Lula había puesto el dedo en la llaga al atribuir el encarecimiento del maíz, que por cierto ha afectado a todas las naciones, principalmente las nuestras consumidoras del grano, que de acuerdo con sus palabras se había elevado en más de un 85 por ciento, sin dejar de favorecer la fabricación de los biocombuistibles, antes, el periódico The Washington Post publicó el artículo de la máxima autoridad de Brasil, donde expuso la idea de convertir los alimentos en combustibles.

No es mi intención, explica Fidel, lastimar a Brasil, ni mezclarme en asuntos relacionados con la política interna de ese gran país., al recordar que fue precisamente en Río de Janeiro, sede de la Reunión Internacional sobre el Medio Ambiente, hace exactamente 15 años, donde denuncié con vehemencia, en un discurso de 7 minutos los peligros medioambientales que amenazaban la existencia de nuestra especie. En aquella reunión estaba presente Bush padre como presidente de Estados Unidos, que en gesto de cortesía aplaudió aquellas palabras, igual que todos los demás presidentes.

Nadie en Camp David ha respondido a la cuestión fundamental. ¿Dónde y quiénes van a suministrar los más de 500 millones de toneladas de maíz y otros cereales que Estados Unidos, Europa y los países ricos necesitan para producir la cantidad de galones de etanol que las grandes empresas norteamericanas y de otras naciones exigen como contrapartida de sus cuantiosas inversiones? ¿Dónde y quiénes van a producir la soya, las semillas de girasol y colza, con cuyos aceites esenciales esos mismos países ricos van a convertir en combustible?

“Este colosal derroche de cereales, abunda Fidel, para producir combustibles, sin incluir las semillas oleaginosas, sólo servirá para ahorrarles a los países ricos menos del 15 por ciento del consumo anual de sus voraces automóviles”. Es de mencionarse que los reconocidos economistas de la Universidad de Minnesota, Ford Runge y Benjamín Senauer han advertido que “ampararse en los biocombustibles es exacerbar el hambre mundial”.

A continuación las reflexiones de Fidel: 'Los gobiernos que se entusiasmaron mucho; deberían tener una mirada fría acerca de sí debe haber apoyo tan robusto al etanol”. 'La producción de etanol sólo es viable en Estados Unidos; en ningún otro país, salvo que se apliquen subsidios”.

'Esto no es maná del cielo y no nos tenemos que comprometer ciegamente'. 'Hoy los países desarrollados impulsan que los combustibles fósiles sean mezclados con biocombustibles en cerca del 5 por ciento y eso ya presiona los precios agrícolas. Si ese corte se elevara a 10 por ciento, se necesitaría 30 por ciento de la superficie sembrada en Estados Unidos y 50 por ciento de la de Europa.

Ante todo esto concluye el Presidente cubano, que aún en su estado de convalecencia, nos invita a la cavilación con este su propio cuestionamiento: “Pregunto si esto es sustentable, el permitir que la demanda de cultivos para etanol produzca precios más altos e inestables de los alimentos.'

Todos en el mundo debemos de oponernos solidariamente a favorecer a una desmesurada e inhumana industria, ya que está comprobado fehacientemente que la producción de los biocombustibles producirá hambrunas con todas sus terribles secuelas sociales. Opongámonos a la internacionalización del genocidio.

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