1/5/07

Acusado en el banco mundial de actos de corrupción. Chau Wolfowitz, te salvaste en el Pentágono pero vas a caer en el Banco Mundial

Opinión
Emilio Marín (LA ARENA)

El 30 de abril hay una reunión cumbre entre Estados Unidos y la Unión Europea, cuyo parlamento ha pedido la remoción de Paul Wolfowitz, titular del Banco Mundial, por nepotismo y corruptelas. ¿Será su final?

Empezamos con una ironía. El informe del Banco Mundial titulado “Indicadores del Desarrollo Mundial 2007” fue dado a conocer en la asamblea anual de la entidad y el Fondo Monetario Internacional, el 14 de abril de este año. Allí se lamentaba la continuidad de la pobreza, que según la estadística de esos organismos aún aprieta el cuello de 985 millones de habitantes del planeta. Y se puntualizaba sobre la situación de la mujer: “la pobreza persistente y las diferentes oportunidades para mujeres frenan el desarrollo e impiden que los Objetivos del Milenio puedan cumplirse”.

Ese papel estaba firmado por Wolfowitz. Puede ser que, preocupado por mejorar la situación de inferioridad de la mujer, rubricara unas semanas antes un memorando donde ordenaba un aumento salarial de 50.000 dólares para su novia. La joven británica de origen libio, Shaha Riza, pasaba del BM al Departamento de Estado y según los corresponsales en Estados Unidos, ganaría más sueldo que la secretaria Condoleezza Rice. La novia no caería jamás en la pobreza relatada en los documentos pero posiblemente Wolfowitz caiga de su puesto de mandamás del banco.

Ese favoritismo con su pareja fue negado en principio por el presidente de la entidad. Pero la divulgación de los papeles internos con su firma lo dejó como un corrupto, con el añadido de falsificador o mentiroso. Y por supuesto, sus adversarios dentro de la institución, más el fogoneo de los opositores demócratas que buscan explotar cada desliz de la administración republicana y el fisgoneo de los medios de comunicación, hicieron el resto. El escándalo estaba servido.

Por supuesto, el personaje en cuestión se lo merece y en enhorabuena que termine perdiendo el sillón mayor. Es elemental pues desde ese sitio salen –junto con dolorosas recetas de ajuste para los gobiernos del Tercer Mundo, preconizando los ajustes salariales hacia abajo- cuerpos doctrinarios alusivos al “combate contra la corrupción”. Y resulta que en casa, en Washington, hacen todo lo contrario…

Pero no deja de llamar la atención que en EEUU Wolfowitz pueda terminar destituido de su cargo por ese delito y no por los crímenes de lesa humanidad que cometió como viceministro de Defensa entre 2001 y 2005. Al promover junto a su jefe de entonces, Donald Rumsfeld, las guerras e invasiones de Afganistán en 2001 y de Irak en 2003, aquél fue corresponsable de la muerte de centenares de miles de personas.

Suena risible que al final tenga un traspié por ordenar un pago de unos miles de dólares de más a su amante. Si así ocurre, una vez más una sociedad hipócrita quedará en paz con sus preceptos religiosos de superficie. Y sus mandatarios seguirán bombardeando a países más débiles, en regla con los presupuestos de Defensa votados regularmente en el Capitolio y nutridos de los ciudadanos que se ufanan de pagar puntualmente sus impuestos.

Apoyo insuficiente

George Bush brindó un firme apoyo al funcionario cuestionado. “El presidente confía en Wolfowitz y en su trabajo”, comentó a la prensa la vocero de la Casa Blanca, Dana Perino, el 13 de abril último. Ese aval era lógico, teniendo en cuenta que el texano fue quien sostuvo a toda la cúpula del Pentágono contra viento y marea en los últimos años, y que ubicó a Wolfowitz en el Banco Mundial en 2005 en reemplazo del jubilado James Wolfensohn. Lo hizo a pesar de las críticas que ya en ese momento se levantaron contra la designación del “halcón” pentagonista en sus nuevas funciones de banquero.

Pero la situación del aquél es muy endeble, luego que el directorio del BM, de 24 miembros, dijera públicamente que su presidente no lo consultó ni lo informó sobre sus resoluciones salariales respecto al empleo de Shaha Riza. Los directivos puntualizaron que tampoco habían sido anoticiados el Consejo ni el Comité de Etica (¿existe esa materia en semejante tugurio?).

El martes de esta semana, el parlamento europeo reunido en Estrasburgo, Francia, votó por amplia mayoría (333 legisladores) una resolución que pide “a la Presidencia de turno (Alemania) de la UE y al gobierno de EEUU que indiquen al presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, que su retirada del puesto constituiría una decisión positiva para evitar que la política del Banco de lucha contra la corrupción resulte perjudicada”.

Así las cosas se han puesto lo suficientemente graves para el banquero enamorado como para dudar si podrá sobrevivir aún con los espaldarazos de Bush. Recordamos que el texano apoyó a Rumsfeld todo cuanto pudo pero tiró la toalla el 7 de noviembre de 2006, el mismo día que perdió las elecciones de mitad de su segundo mandato. Ese resultado final puede tener la historia de Wolfowitz.

Los diarios financieros, que son como cuervos sobrevolando moribundos, ya han lanzado al ruedo los nombres de los candidatos a sucederlo. Entre ellos se menciona a Stanley Fischer, que fue economista jefe del Banco Mundial con Wolfensohn. Los argentinos lo recordamos perfectamente porque fue uno de los arquitectos de las políticas de privatizaciones, transferencias de activos a multinacionales, achicamiento del plantel de mano de obra ocupada y pago sistemático de la deuda externa a tasas usurarias.

¿Será mucho pedir?

Si se va el nepotista y viene alguno como Fischer, actual mandamás del Banco Central de Israel, es obvio que el Banco no mudará su esencia de servidor del capital financiero internacional.

De éste y de su gemelo FMI no cabe esperar ninguna acción positiva para Argentina y el Tercer Mundo. Un pequeño ejemplo: este año nuestro país recibiría préstamos del BM por 700 millones de dólares para obras de infraestructura, la ruta 19 en Santa Fe y otras en Buenos Aires. El detalle es que Argentina le pagará en el mismo lapso mil millones de dólares por los servicios y amortizaciones de su deuda externa. Estos tipos nunca pierden, por lo menos con el Sur.

Sí pueden perder políticamente, como ocurrió en Ecuador, donde el presidente Rafael Correa declaró persona no grata y ordenó la expulsión del representante del Banco Mundial. Eduardo Somensatto deberá dejar Quito, acusado de haber chantajeado a Correa en 2005, cuando éste era ministro de Economía, con un préstamo de 100 millones de dólares.

La plana mayor del Banco se entromete en las políticas internas. Lo hizo Pamela Cox, la vicepresidente para América Latina y el Caribe, al visitar Buenos Aires en febrero de este año. Ella afirmó que “las estadísticas oficiales deben ser confiables y el Gobierno debe brindar previsibilidad para atraer más inversiones, sobre todo en infraestructura”, abogando por mayores concesiones al capital extranjero en ese rubro.

Cox también visitó Uruguay, donde tiene en ejecución siete proyectos, por un total de 351 millones de dólares. Una parte es para la construcción de la polémica pastera Botnia, autorizada por Wolfowitz, el eje de la discordia de los dos países vecinos.

Como Argentina le debe en total 10.400 millones de dólares, tendrá que aguantar nuevos consejos como ése y en otras tantas áreas, como Educación. El Banco interviene con los programas Prodymes en educación primaria y secundaria oficial, Fomec para la universidad e IFC para el sector privado. Su representante en Buenos Aires, Axel van Trotsenburg, vela porque así sea, y aceita sus relaciones con los directivos del establishment local y los ministerios de Felisa Miceli y Julio de Vido.

No vaya a creerse que la injerencia del BM terminó cuando los legisladores, incluyendo cinco “dipu-truchos”, votaron la privatización de Gas del Estado siguiendo un proyecto suyo redactado en inglés. En su página de Internet aseguran que entre los objetivos fijados en nuestro país figuran las reformas de “segunda generación” como las judiciales y de lucha anticorrupción…

Wolfowitz es de lo peor de la clase dirigente estadounidense, porque ha participado como número 2 del Pentágono, promoviendo varias guerras injustas que incluyeron las violaciones a los derechos humanos en la cárcel de Abu Ghraib y Guantánamo. Como pope del Banco Mundial, ha facilitado la expoliación de las naciones más pobres, que no tienen el poder de voto de EEUU en el directorio, que siempre designó uno de los suyos. ¿Será mucho pedir que algún día vaya a juicio, junto a otros criminales de guerra como Bush, Rumsfeld, Rice, Richard Cheney y Richard Armitage?

ARGENPRESS.info

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