Moncloa estudia las posibilidades de la energía nuclear en el Plan de I+D+i
El Gobierno califica el programa de innovación de “pilar esencial” para transformar el patrón de crecimiento hacia la nueva economía. Apostará por impulsar los ‘campeones nacionales’ del sector tecnológico.
La nueva estrategia tecnológica supone un “giro fundamental” hacia la nueva economía, asegura Pedro Marín, director del Departamento de la Sociedad del Bienestar de la Oficina Económica de Moncloa. A su juicio, las novedades que permiten calificar al Plan Nacional de I+D+i como “pilar básico” de la transformación del actual patrón de crecimiento español “se aprecian” en que, por primera vez, “contempla una planificación presupuestaria” a medio plazo, que culmina en 2011 con un objetivo de gasto tecnológico equivalente al 2,18% del PIB. O, dicho de forma cuantitativa, el modelo productivo dispondrá, al término del cuatrienio que comenzará con el próximo proyecto presupuestario, con un colchón de 22.000 millones de euros, frente a los 11.300 millones del presente ejercicio, similar al 1,13% del PIB. Xosé Antón García Díaz, asesor de Sociedad del Bienestar de la oficina económica, destaca una de las grandes particularidad del plan. “La apuesta investigadora e innovadora en materia energética”, una estrategia que se impulsa “en paralelo” a la recién estrenada política de energía común europea, que se inserta en la diplomacia exterior de la Unión y “se enfoca al cambio climático”. En este sentido –afirma García Diaz–, las partidas financieras “no olvidan la investigación científica sobre la energía nuclear, pese a la moratoria vigente”. No sólo como legado futuro, sino porque “deben considerarse las consignas europeas” o de la Agencia Internacional de la Energía, que la cataloga de “limpia y respetuosa” con las emisiones de CO2. “El plan no plantea ninguna restricción”, aseguran Marín y García Díaz. Pero, además, el plan, recién aprobado en Consejo de Ministros –y que recoge las líneas maestras del Programa Ingenio 2010 y los acuerdos de la Conferencia de Presidentes Autonómicos del pasado mes de enero para mejorar la coordinación de las políticas en este terreno– “abandona” el cajón de sastre, de “grandes listados de reivindicaciones sectoriales por una estructura de cuatro áreas de trabajo”: generación de conocimiento y capacidad científica y tecnológica; fomento de la cooperación de I+D+i; desarrollo e innovación por segmentos empresariales relevantes, e identificación de líneas de actuación . En este último apartado, las directrices se circunscriben a cinco ámbitos –salud; biotecnología, Tecnología de la Información y Comunicaciones; la energía y el cambio climático, y la nanotecnología e investigación de nuevos materiales–, “con una visión de futuro que transciende del periodo de vida del plan”. La intención declarada de la Oficina Económica es que, “en quince años”, se supere una de las carencias más notables de la economía española, la ausencia de grandes multinacionales industriales o tecnológicas. “La perspectiva de la renovada política de I+D+i es que irrumpan en el panorama global una serie de poderosas firmas tecnológicas españolas”, aclara Marín. E identifica a estos posibles campeones nacionales. En el campo tecnológico, Telefónica “tiene todas las posibilidades”, con una partida destinada a I+D+i de 4.301 millones de euros en 2006 y una “fulgurante” trayectoria internacional. Pero también en el terreno de la electrónica, “con compañías como Eliop o Page”, que acaban de integrar sus divisiones de defensa, energía, seguridad, transportes y aeropuertos en Gala Proyectos Aeronáuticos (GPA).Dentro de la industria del software, Indra o Telvent, filial del ramo de Abengoa. Además del “arsenal privado español” de las energías renovables, y del “sector estrella de la biotecnología”, donde empresas como Pharma Mar, que pertenece a Zeltia, y que acaba de lograr los permisos europeos para la comercialización de su fármaco Yondelis para combatir el cáncer a partir de la investigación de organismos marinos, o Genetrics, “están bien situadas para dar el salto”, dice Marín.Cotec aconseja no perder el tren de la competitividadDesde la Fundación Cotec se aplaude el giro estratégico del Plan de I+D+i. Sobre todo, en lo que respecta a la “nueva estructura de gestión”, que pone a disposición de los “diferentes agentes” instrumentos más acordes para aprovechar el tránsito hacia la nueva economía, y a un “esfuerzo inversor y de gasto” que ayudará a mitigar la brecha digital con Europa, explica Juan Mulet, director general de la prestigiosa institución tecnológica. Mulet admite que el gasto en I+D+i ha crecido, desde 1995, por encima del incremento del PIB –de los 3.550 millones de euros de ese año a los 10.000 millones en 2005–, con un grado de ejecución inversora por parte de las empresas equivalente al 53,8% del conjunto de la financiación total, y con Madrid, Cataluña y País Vasco como regiones a la vanguardia de estos desembolsos: el 62,4% del total nacional. Sin embargo, para Cotec, “resulta necesario que España se siga mirando en el espejo europeo”. En especial, para aprovechar el tirón de las tecnologías en un “momento clave de cambio de modelo económico” , lo que exige “impulsar la competitividad y la productividadl”. Poco aprovechadoMulet recuerda que las exportaciones e importaciones de tecnología “han experimentado un recorrido errático, con un crecimiento a buen ritmo hasta 2000 y, con posterioridad, una trayectoria de paulatina ralentización y repuntes modestos”. A su juicio, es preciso “avanzar en la compra pública y privada de innovación, tanto productos como en servicios” e impulsar la actividad de I+D+i de las empresas. Hasta alcanzar el 66% del gasto total “a la mayor brevedad posible”. España –dice– sólo aprovecha el 6% de la inversión en tecnología, frente al 18% de la media de la UE. En un contexto de baja competitividad, como lo revelan las clasificaciones de competitividad de IMD Business School, que sitúa el indicador español actual en el 58% del potencial de EEUU, dos puntos menos que en 2004. O el barómetro 2006 del World Economic Forum (WEF), que relega a España al puesto 23 entre las economías mundiales, en el furgón de cola de los socios europeos. En su opinión, el plan debe cumplir sus metas de “generar atractivo a los distintos agentes involucrados”.
La nueva estrategia tecnológica supone un “giro fundamental” hacia la nueva economía, asegura Pedro Marín, director del Departamento de la Sociedad del Bienestar de la Oficina Económica de Moncloa. A su juicio, las novedades que permiten calificar al Plan Nacional de I+D+i como “pilar básico” de la transformación del actual patrón de crecimiento español “se aprecian” en que, por primera vez, “contempla una planificación presupuestaria” a medio plazo, que culmina en 2011 con un objetivo de gasto tecnológico equivalente al 2,18% del PIB. O, dicho de forma cuantitativa, el modelo productivo dispondrá, al término del cuatrienio que comenzará con el próximo proyecto presupuestario, con un colchón de 22.000 millones de euros, frente a los 11.300 millones del presente ejercicio, similar al 1,13% del PIB. Xosé Antón García Díaz, asesor de Sociedad del Bienestar de la oficina económica, destaca una de las grandes particularidad del plan. “La apuesta investigadora e innovadora en materia energética”, una estrategia que se impulsa “en paralelo” a la recién estrenada política de energía común europea, que se inserta en la diplomacia exterior de la Unión y “se enfoca al cambio climático”. En este sentido –afirma García Diaz–, las partidas financieras “no olvidan la investigación científica sobre la energía nuclear, pese a la moratoria vigente”. No sólo como legado futuro, sino porque “deben considerarse las consignas europeas” o de la Agencia Internacional de la Energía, que la cataloga de “limpia y respetuosa” con las emisiones de CO2. “El plan no plantea ninguna restricción”, aseguran Marín y García Díaz. Pero, además, el plan, recién aprobado en Consejo de Ministros –y que recoge las líneas maestras del Programa Ingenio 2010 y los acuerdos de la Conferencia de Presidentes Autonómicos del pasado mes de enero para mejorar la coordinación de las políticas en este terreno– “abandona” el cajón de sastre, de “grandes listados de reivindicaciones sectoriales por una estructura de cuatro áreas de trabajo”: generación de conocimiento y capacidad científica y tecnológica; fomento de la cooperación de I+D+i; desarrollo e innovación por segmentos empresariales relevantes, e identificación de líneas de actuación . En este último apartado, las directrices se circunscriben a cinco ámbitos –salud; biotecnología, Tecnología de la Información y Comunicaciones; la energía y el cambio climático, y la nanotecnología e investigación de nuevos materiales–, “con una visión de futuro que transciende del periodo de vida del plan”. La intención declarada de la Oficina Económica es que, “en quince años”, se supere una de las carencias más notables de la economía española, la ausencia de grandes multinacionales industriales o tecnológicas. “La perspectiva de la renovada política de I+D+i es que irrumpan en el panorama global una serie de poderosas firmas tecnológicas españolas”, aclara Marín. E identifica a estos posibles campeones nacionales. En el campo tecnológico, Telefónica “tiene todas las posibilidades”, con una partida destinada a I+D+i de 4.301 millones de euros en 2006 y una “fulgurante” trayectoria internacional. Pero también en el terreno de la electrónica, “con compañías como Eliop o Page”, que acaban de integrar sus divisiones de defensa, energía, seguridad, transportes y aeropuertos en Gala Proyectos Aeronáuticos (GPA).Dentro de la industria del software, Indra o Telvent, filial del ramo de Abengoa. Además del “arsenal privado español” de las energías renovables, y del “sector estrella de la biotecnología”, donde empresas como Pharma Mar, que pertenece a Zeltia, y que acaba de lograr los permisos europeos para la comercialización de su fármaco Yondelis para combatir el cáncer a partir de la investigación de organismos marinos, o Genetrics, “están bien situadas para dar el salto”, dice Marín.Cotec aconseja no perder el tren de la competitividadDesde la Fundación Cotec se aplaude el giro estratégico del Plan de I+D+i. Sobre todo, en lo que respecta a la “nueva estructura de gestión”, que pone a disposición de los “diferentes agentes” instrumentos más acordes para aprovechar el tránsito hacia la nueva economía, y a un “esfuerzo inversor y de gasto” que ayudará a mitigar la brecha digital con Europa, explica Juan Mulet, director general de la prestigiosa institución tecnológica. Mulet admite que el gasto en I+D+i ha crecido, desde 1995, por encima del incremento del PIB –de los 3.550 millones de euros de ese año a los 10.000 millones en 2005–, con un grado de ejecución inversora por parte de las empresas equivalente al 53,8% del conjunto de la financiación total, y con Madrid, Cataluña y País Vasco como regiones a la vanguardia de estos desembolsos: el 62,4% del total nacional. Sin embargo, para Cotec, “resulta necesario que España se siga mirando en el espejo europeo”. En especial, para aprovechar el tirón de las tecnologías en un “momento clave de cambio de modelo económico” , lo que exige “impulsar la competitividad y la productividadl”. Poco aprovechadoMulet recuerda que las exportaciones e importaciones de tecnología “han experimentado un recorrido errático, con un crecimiento a buen ritmo hasta 2000 y, con posterioridad, una trayectoria de paulatina ralentización y repuntes modestos”. A su juicio, es preciso “avanzar en la compra pública y privada de innovación, tanto productos como en servicios” e impulsar la actividad de I+D+i de las empresas. Hasta alcanzar el 66% del gasto total “a la mayor brevedad posible”. España –dice– sólo aprovecha el 6% de la inversión en tecnología, frente al 18% de la media de la UE. En un contexto de baja competitividad, como lo revelan las clasificaciones de competitividad de IMD Business School, que sitúa el indicador español actual en el 58% del potencial de EEUU, dos puntos menos que en 2004. O el barómetro 2006 del World Economic Forum (WEF), que relega a España al puesto 23 entre las economías mundiales, en el furgón de cola de los socios europeos. En su opinión, el plan debe cumplir sus metas de “generar atractivo a los distintos agentes involucrados”.
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