23/11/07

Armenia: el ex presidente Ter-Petrossian anuncia su candidatura a las próximas elecciones presidenciales

La vuelta a la vida política de Ter-Petrossian, ya olvidado por muchos analistas políticos del país caucásico, podría representar un auténtico terremoto político para Armenia y complicar notablemente los planes de sucesión del actual presidente Robert Kocharyan y del primer ministro Serzk Sarkisian, cuya elección como presidente del país era casi un hecho. El próximo febrero, una hipotética victoria del ex presidente, ausente de la vida política armenia desde hace diez años, podría modificar el rol de Armenia a nivel regional e internacional.
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Manlio Urbano
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El retorno de Ter-Petrossian
Levon Ter-Petrossian, el primer presidente de la Armenia post-soviética, anunció el pasado 26 de octubre ante 20.000 personas reunidas en la capital Yerevan, su vuelta al panorama político nacional, haciendo oficial su candidatura a las presidenciales del próximo febrero. La vuelta política de Ter-Petrossian se caracterizó por sus duras críticas hacia la actual elite política armenia; el ex presidente, en su discurso de 90 minutos, arremetió contra el presidente Kocharyan y contra el primer ministro Sarkisian, acusándolos abiertamente de presidir un “régimen criminal” corrupto que monopoliza la economía del país y que controla las fuerzas del orden, el sistema judicial y los medios de comunicación. Esta “política feroz”, según Ter-Petrossian, ha contribuido enormemente a institucionalizar la criminalidad y la mafia dentro de las estructuras de poder de Yerevan, favoreciendo la creación de un poderoso grupo de presión, y la aparición de una “atmósfera de terror” en la sociedad civil. La gestión económica del país también fue objeto de sus críticas. El ex presidente valoró la caída del crecimiento del país, que se resiente de la emigración masiva al extranjero de miles de armenios. Según Ter-Petrossian, no sólo se ha hecho poco para atenuar y frenar este éxodo, sino que tampoco se han creado nuevos puestos de trabajo ni se ha luchado por la igualdad de oportunidades,ni por aumentar la competitividad económica regional e internacional. Por ello, Ter-Petrossian señaló al dúo Kocharyan-Sarkisian como uno de los problemas más importantes y uno de los más difíciles de solventar para Armenia, además del eterno conflicto de Nagorno Karabaj, punto cardinal de la agenda política del país. La pésima gestión de la cuestión ha representado, según el ex presidente, el mayor fracaso del actual gobierno: no se han tomado medidas para estabilizar la región y la crisis diplomática entre Armenia y Azerbaiyán se ha agudizado, dañando la imagen de Armenia en el exterior. Este tema representará uno de los puntos claves de la campaña electoral de Ter-Petrossian: el desarrollo de Armenia, afirma el ex presidente, pasa obligatoriamente por una resolución del conflicto de Nagorno Karabaj; hasta que no se resuelva y las relaciones entre los dos países fronterizos se normalicen y hasta que Armenia no esté mejor integrada, el país caucásico no podrá desarrollarse ni fortalecerse de acuerdo con la sociedad y el mundo contemporáneo. Ter-Petrossian, que ya había decidido volver a la vida política, afirmó que su intención de retrasar el anuncio de su candidatura se vio frustrada por los hechos del 23 de octubre, cuando una manifestación organizada por los seguidores de Ter-Petrossian, que hacían público su retorno a la política, acabó con una carga policial y una docena de detenciones. Los detenidos, entre ellos dos directores de periódicos, fueron liberados a la mañana siguiente tras cuatro horas de negociaciones entre Ter-Petrossian y los oficiales de policía. Los manifestantes decidieron salir a la calle ya que ninguna de las principales televisiones armenias fieles a Korcharyan había publicado la noticia. Estos hechos aceleraron las intenciones políticas del ex presidente.
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Consecuencias internas
La rivalidad entre el ex presidente y la actual clase dirigente liderada por Kocharyan y Sarkisian se remonta a febrero de 1998, año en que Ter-Petrossian fue obligado a dimitir por las duras críticas recibidas por Kocharyan y Sarkisian, primer ministro y ministro del Interior respectivamente, que lo acusaban de mantener una línea diplomática débil en las negociaciones para acabar con el conflicto de Nagorno Karabaj. La situación empeoró al año siguiente, cuando dos diputados, Karen Demirchian y Vazgen Sarkisian, fueron asesinados en el Parlamento: muchos pensaron, y siguen pensando, que detrás de estos homicidios estaban Kocharyan y Sarkisian. Entre los que creen en esta posibilidad se incluye el propio Ter-Petrossian, que sostiene que en octubre de 1999, cuando se cometieron los homicidios, fue cuando comenzó a formarse y a desarrollarse el actual “régimen criminal”. Ni Kocharyan ni Sarkisian han dado mucha importancia al retorno de Ter-Petrossian: el actual presidente se ha limitado a decir que no es el principal adversario para conseguir la presidencia. Kocharyan aseguró que hay al menos dos o tres candidatos más peligrosos. Además, declaró estar convencido de que los armenios no quieren volver al período entre 1991 y 1998 (años de gobierno de Ter-Petrossian), que se caracterizó por una grave crisis económica y energética y por las noticias trágicas que llegaban desde Nagorno Karabaj. La importancia de la vuelta de Ter-Petrossian consiste en la posible transformación del panorama político interno que, hasta ahora, parecía ya definido. Esto podría frenar el vertiginoso ascenso del primer ministro Sarkisian. Las elecciones parlamentarias celebradas el pasado mayo, que constituían el banco de prueba de las presidenciales, confirmaron el triunfo del Partido Republicano, liderado por el eje Kocharyan-Sarkisian. El presidente Kocharyan, en el cargo desde 1998, no puede optar a un tercer mandato, por lo que ha preparado el terreno para su fiel aliado Sarkisian, que pasaría de primer ministro a presidente de la República, mientras que Kocharyan haría el camino inverso para pasar a ser primer ministro.La fuerte imagen que Ter-Petrossian tiene en la sociedad armenia puede hacer peligrar los planes de Kocharian y Sarkisian. El primer presidente de la República fue el artífice de la independencia armenia de la Unión Soviética en 1991 y guió al país, aunque de una manera un tanto discutible, durante siete años. La batalla para Ter-Petrossian y para sus aliados no será fácil ya que todas las actuales cadenas de televisión apoyan al actual gobierno, mientras que las televisiones y radios independientes, ya en el punto de mira del gobierno armenio, tienen una audiencia muy reducida respecto a los grandes medios. La lucha desigual, al menos desde un punto de vista mediático, dependerá de la capacidad de Ter-Petrossian para encontrar recursos humanos y financieros dispuestos a romper los esquemas de la elite armenia. Probablemente, la victoria electoral dependerá de la capacidad de los líderes de afrontar y ofrecer soluciones a los dos temas que desde hace décadas monopolizan la vida política del país caucásico: la resolución definitiva del conflicto de Nagorno Karabaj, estancado desde hace tiempo, y la mejora de las relaciones con los países vecinos, sobre todo con Turquía y Azerbaiyán. Otra importante diferencia entre los dos líderes consiste en la visión que ambos tienen de la política exterior: Ter-Petrossian, que es visto con buenos ojos en Occidente por su actitud conciliadora en el conflicto del Alto Karabaj, aboga por una mayor integración regional e internacional de Armenia, reafirmando la independencia incondicional de Armenia en sus relaciones con el aliado histórico ruso tanto desde un punto de vista económico como energético; el eje Kocharyan-Sarkisian, por su parte, ve indispensable tener a la Rusia de Putin como un aliado estratégico.
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Implicaciones internacionales
La vuelta de Petrossian también ha tenido repercusiones en el exterior, sobre todo en su enemigo histórico, Azerbaiyán. Algunos analistas azeríes han mostrado su preocupación, ya que probablemente Estados Unidos y la Unión Europea se mostrarían favorables a una presidencia de Ter-Petrossian, buscando que Armenia adopte una posición más filo-occidental y conseguir reducir la influencia rusa. Según el analista azerí Rauf Radjabov, Washington apoyaría al país para que realizara una revolución “de colores”, a través de un acuerdo con Ter-Petrossian y los servicios secretos armenios, tal y como ya se produjo en Georgia, Ucrania y Kirguistán. Radjabov afirma además que en el caso de que Estados Unidos impulsara la vuelta al poder de Ter-Petrossian las consecuencias podrían ser peligrosas para Azerbaiyán, ya que se presionaría a Bakú para que aceptara una resolución del conflicto de Karabaj contraria a los intereses azeríes. Por otra parte Rusia, que vigila todo lo que ocurre en los países de la antigua Unión Soviética, no vería con buenos ojos un movimiento de este tipo por parte de EE.UU. Para Putin, el Cáucaso representa una zona de máxima importancia estratégica. Mientras sus relaciones con Azerbaiyán y Georgia, filo-occidentales, son algo complicadas, su alianza estratégica con Yerevan está consolidada: de hecho, Armenia ha formado parte de todos los movimientos estratégicos que Rusia ha llevado a cabo en el área ex soviética. Las relaciones entre ambos países son muy estrechas y se han reforzado con la creación de una base militar rusa permanente en territorio armenio, lo que constituye un punto de apoyo importante para el control del Cáucaso. La posición de Armenia es interesante: Yerevan, por causas culturales debidas a la diáspora hacia Francia y Estados Unidos, se puede considerar filo-occidental y mantiene relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos; pero por otro lado, el estrecho vínculo que mantiene con Rusia, y sobre todo su posición geográfica, su difícil relación con los países vecinos y su falta de recursos, la obligan a depender de Moscú, y también de Teherán. Por ello, Armenia no se ha decantado claramente por políticas explícitamente pro-occidentales como sí han hecho Georgia y Azerbaiyán. El propio Ter-Petrossian simboliza esta ambigüedad: habla de una mayor integridad, pero en caso de que ganara, sería improbable que rompiera con Moscú ya que durante su anterior presidencia, se estrecharon los vínculos entre Armenia y Rusia.
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Conclusiones
La vuelta de Ter-Petrossian podría tensar el clima político con enfrentamientos y acusaciones. Aunque el ex presidente es un peso pesado de la política armenia, sus recursos humanos y financieros no son suficientes para hacer frente al dúo Kocharyan-Sarkisian, que dispone de numerosos medios para asegurarse la victoria electoral. Todo dependerá de la capacidad de Ter-Petrossian de atraer a sus aliados, y de impulsar a los armenios a romper el pacto preestablecido entre Kocharyan y Sarkisian.
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Traducción de Diana Quintero Rodríguez
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Equilibri.net - Italy/23/11/2007

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