Puntos de contacto entre Argentina y el "milagro irlandés"
Por Daniel Sticco
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El modelo de Irlanda es apropiado en momentos en que el país se prepara un pacto social para poder pasar del crecimiento al desarrollo sustentable. Fortalezas y debilidades de un cambio que empezó en 1987
El Instituto para el Modelo Argentino, junto con el Centro de Estrategias y Mercado, la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y el Sindicato Unido de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh), convocaron a un seminario internacional en el que el profesor y politólogo Peadar Kirby disertó sobre “El diseño de largo plazo: la política económica de Irlanda”.
El motivo del encuentro fue considerar los diversos y sugerentes puntos de contacto que unen a la transición de Irlanda con los tiempos que vive la Argentina, aunque con la convicción de que una nación no puede imitar otras experiencias, sino que debe mantener su autonomía, aún tomando lo mejor de los casos exitosos.
El despegue que tuvo la ex colonia inglesa (hasta 1922) desde 1987 se basó en tres pilares: una economía planificada, con vigencia trienal, un acuerdo social (no fue un pacto salarial, sino de inversión, de aumento de la productividad y el crecimiento) y la economía del bienestar.
Aunque, reseñó Kirby, detrás de esos tres pilares están “el Gobierno y el apoyo de la Unión Europea, que posibilitaron elevar el PBI por habitante de u$s10.797 en 1986 a más u$s30.000 por año veinte años después, reducir la pobreza y el desempeño al mínimo y sostener altas tasas de crecimiento”.
No obstante, la gran asignatura pendiente es la mejora relativa de la distribución del ingreso, esto es la brecha entre los que más y menos ganan, porque es un 20% más alta que economías similares.
Economía planificada
El denominado “tigre celta”, se sustentó en el diseño de Planes de Desarrollo Nacionales, con un rol muy activo del Estado en la promoción de la inversión, en particular la extranjera, apoyada en una coyuntura externa muy favorable, con la ampliación de la Unión Europea y el boom de los EE.UU., especialmente en lo que respecta a la plataforma tecnológica; la reducción del gasto público en todas las áreas, con excepción de la educación.
En este último aspecto, destacó Kirby, el gobierno había advertido las fallas en los planes de estudios y decidió notables cambios en los programas, los cuales contemplaron la incorporación de las nuevas disciplinas e innovaciones tecnológicas que comenzaban a emerger en las economías más desarrolladas, para lo cual se crearon institutos en el interior del país, así como también dos universidades que se concentraron en los nuevos “nichos” de la ciencia, como la biotecnología, la investigación tecnológica, además de la preocupación del Estado por elevar la formación de la fuerza laboral para ocuparse en la industria.
Esa estrategia determinó que Irlanda se convirtiera en el segundo receptor de las inversiones provenientes de empresas de los EEUU, detrás de China, las cuales dieron auge a las industrias tecnológicas, farmacéuticas y de servicios financieros, atraídas por una política de impuestos bajos y subsidios.
Acuerdo social
Recordó el experto que cada plan trienal está basado en un informe sobre la situación económica y política del país, acordado con representantes sociales (universitaros, análisis de coyuntura privados) el cual es presentado al gobierno.
A partir de allí se estableció que “los salarios, el empleo, la pobreza, la productividad , la inflación y la equidad en la distribución del ingreso” son parte esencial del éxito, porque todas esas variables fueron controladas y los objetivos cumplidos, a excepción de la equidad distributiva.
Estado de Bienestar
El gobierno proporciona la educación pública y gratuita y también se encuentra profundamente involucrado en la cobertura de la salud, aunque dijo el profesor Kirby que el Servicio Nacional de Salud ha sufrido recortes presupuestarios a fines de los `80 los cuales nunca han sido recuperados”.
Con esta estrategia, que incorporó a partir de 2006 la planificación a 10 años, el Estado pasó a ser visto más como un regulador que como un operador, mientras que el mercado adquirió una relevancia destacable.
Sin embargo, la gran asignatura pendiente que tiene el “modelo irlandés es la mejora en la distribución del ingreso”.
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El modelo de Irlanda es apropiado en momentos en que el país se prepara un pacto social para poder pasar del crecimiento al desarrollo sustentable. Fortalezas y debilidades de un cambio que empezó en 1987
El Instituto para el Modelo Argentino, junto con el Centro de Estrategias y Mercado, la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y el Sindicato Unido de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suterh), convocaron a un seminario internacional en el que el profesor y politólogo Peadar Kirby disertó sobre “El diseño de largo plazo: la política económica de Irlanda”.
El motivo del encuentro fue considerar los diversos y sugerentes puntos de contacto que unen a la transición de Irlanda con los tiempos que vive la Argentina, aunque con la convicción de que una nación no puede imitar otras experiencias, sino que debe mantener su autonomía, aún tomando lo mejor de los casos exitosos.
El despegue que tuvo la ex colonia inglesa (hasta 1922) desde 1987 se basó en tres pilares: una economía planificada, con vigencia trienal, un acuerdo social (no fue un pacto salarial, sino de inversión, de aumento de la productividad y el crecimiento) y la economía del bienestar.
Aunque, reseñó Kirby, detrás de esos tres pilares están “el Gobierno y el apoyo de la Unión Europea, que posibilitaron elevar el PBI por habitante de u$s10.797 en 1986 a más u$s30.000 por año veinte años después, reducir la pobreza y el desempeño al mínimo y sostener altas tasas de crecimiento”.
No obstante, la gran asignatura pendiente es la mejora relativa de la distribución del ingreso, esto es la brecha entre los que más y menos ganan, porque es un 20% más alta que economías similares.
Economía planificada
El denominado “tigre celta”, se sustentó en el diseño de Planes de Desarrollo Nacionales, con un rol muy activo del Estado en la promoción de la inversión, en particular la extranjera, apoyada en una coyuntura externa muy favorable, con la ampliación de la Unión Europea y el boom de los EE.UU., especialmente en lo que respecta a la plataforma tecnológica; la reducción del gasto público en todas las áreas, con excepción de la educación.
En este último aspecto, destacó Kirby, el gobierno había advertido las fallas en los planes de estudios y decidió notables cambios en los programas, los cuales contemplaron la incorporación de las nuevas disciplinas e innovaciones tecnológicas que comenzaban a emerger en las economías más desarrolladas, para lo cual se crearon institutos en el interior del país, así como también dos universidades que se concentraron en los nuevos “nichos” de la ciencia, como la biotecnología, la investigación tecnológica, además de la preocupación del Estado por elevar la formación de la fuerza laboral para ocuparse en la industria.
Esa estrategia determinó que Irlanda se convirtiera en el segundo receptor de las inversiones provenientes de empresas de los EEUU, detrás de China, las cuales dieron auge a las industrias tecnológicas, farmacéuticas y de servicios financieros, atraídas por una política de impuestos bajos y subsidios.
Acuerdo social
Recordó el experto que cada plan trienal está basado en un informe sobre la situación económica y política del país, acordado con representantes sociales (universitaros, análisis de coyuntura privados) el cual es presentado al gobierno.
A partir de allí se estableció que “los salarios, el empleo, la pobreza, la productividad , la inflación y la equidad en la distribución del ingreso” son parte esencial del éxito, porque todas esas variables fueron controladas y los objetivos cumplidos, a excepción de la equidad distributiva.
Estado de Bienestar
El gobierno proporciona la educación pública y gratuita y también se encuentra profundamente involucrado en la cobertura de la salud, aunque dijo el profesor Kirby que el Servicio Nacional de Salud ha sufrido recortes presupuestarios a fines de los `80 los cuales nunca han sido recuperados”.
Con esta estrategia, que incorporó a partir de 2006 la planificación a 10 años, el Estado pasó a ser visto más como un regulador que como un operador, mientras que el mercado adquirió una relevancia destacable.
Sin embargo, la gran asignatura pendiente que tiene el “modelo irlandés es la mejora en la distribución del ingreso”.
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NOTA:
Dependencias inquietantes de cara al futuro:
En su disertación Peadar Kirby, profesor de Política Internacional y política Pública de la universidad de Limerick (Irlanda), enumeró las siguientes debilidades que actualmente presenta Irlanda: Económicas: El éxito se sustenta en la alta dependencia de la inversión extranjera directa (IED), que ha determinado que el PBI resulte 20% más alto que el PBN, porque un quinto de la generación de riqueza proviene de empresas transnacionales. Además, se ha producido una enorme brecha de productividad entre las empresas nacionales, más baja, y las extranjeras, más alta. Por otra parte, a partir del 2001 el boom de la construcción ha determinado que ese sector captara el 14% de la fuerza laboral y hoy con la crisis inmobiliaria en el resto del mundo, se teme que eso repercuta sobre esta actividad y erosione la tasa de crecimiento global de la economía. Además, por primera vez desde fines de los 90 se observa una política de recorte del presupuesto educativo, aunque se invierte más en los centros de investigación que están dentro de las universidades, con lo que se generan “islas de excelencias”. En cuanto a la política social, se observa que la pobreza relativa como la desigualdad social están creciendo en comparación con la evolución de los 27 países que forman parte de la Unión Europea. Además se ve una contradicción entre los programas sociales y la realidad del debilitamiento del esfuerzo del bienestar. En porcentaje del PBI, hoy Irlanda destina menos que resto de los miembros de la UE para la provisión social, pese a que se ve una sociedad más polartizada, con tasas crecientes de criminalidad y violencia. En tanto el Estado es activo, pero no es un estado desarrollista, porque siempre da prioridad a la competencia internacional, mientras que ha tenido poco éxito en fortalecer la industria nacional. Por lo tanto, ahora el modelo irlandés enfrenta la prueba de enfrentar esas debilidades en una economía internacional que enfrenta turbulencias financieras.
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En su disertación Peadar Kirby, profesor de Política Internacional y política Pública de la universidad de Limerick (Irlanda), enumeró las siguientes debilidades que actualmente presenta Irlanda: Económicas: El éxito se sustenta en la alta dependencia de la inversión extranjera directa (IED), que ha determinado que el PBI resulte 20% más alto que el PBN, porque un quinto de la generación de riqueza proviene de empresas transnacionales. Además, se ha producido una enorme brecha de productividad entre las empresas nacionales, más baja, y las extranjeras, más alta. Por otra parte, a partir del 2001 el boom de la construcción ha determinado que ese sector captara el 14% de la fuerza laboral y hoy con la crisis inmobiliaria en el resto del mundo, se teme que eso repercuta sobre esta actividad y erosione la tasa de crecimiento global de la economía. Además, por primera vez desde fines de los 90 se observa una política de recorte del presupuesto educativo, aunque se invierte más en los centros de investigación que están dentro de las universidades, con lo que se generan “islas de excelencias”. En cuanto a la política social, se observa que la pobreza relativa como la desigualdad social están creciendo en comparación con la evolución de los 27 países que forman parte de la Unión Europea. Además se ve una contradicción entre los programas sociales y la realidad del debilitamiento del esfuerzo del bienestar. En porcentaje del PBI, hoy Irlanda destina menos que resto de los miembros de la UE para la provisión social, pese a que se ve una sociedad más polartizada, con tasas crecientes de criminalidad y violencia. En tanto el Estado es activo, pero no es un estado desarrollista, porque siempre da prioridad a la competencia internacional, mientras que ha tenido poco éxito en fortalecer la industria nacional. Por lo tanto, ahora el modelo irlandés enfrenta la prueba de enfrentar esas debilidades en una economía internacional que enfrenta turbulencias financieras.
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InfoBAE.com - Argentina/29/11/2007
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