16/9/08

Bolivia: el empeoramiento de la crisis interna y las posibles repercusiones en la región sudamericana

La situación boliviana se agravó recientemente con asaltos, bloqueos en el suministro de gas, estados de asedio en la región Pando, enfrentamientos y muertes en la carretera. Mientras Evo Morales intenta encontrar una solución sin ceder a las presiones de las provincias autonomistas, América Latina afronta una prueba muy significativa para las ambiciones de la unión política.
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Lucia Conti
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Al día siguiente, tras el éxito del referéndum para reconfirmar su mandato y el del Presidente Evo Morales, envió tanto a sus seguidores, como a los separatistas de la zona de “Media Luna”, a abrir una mesa de negociaciones. Sin embargo, la tensión que recorría Bolivia desde hace varios meses, y que había llevado a la consultación, explotó de forma violenta los primeros días de septiembre, cuando el Gobierno anunció la fecha del siguiente referéndum para ratificar la nueva Constitución. Teniendo en cuenta el sensible aumento de poder del Jefe de Estado, previsto por el documento de la Asamblea Constituyente, entre los que destaca la posibilidad de reelección hasta hoy prohibida, los gobernadores de Santa Cruz, Chiquisaca, Taria, Beni y Pando han reavivado las protestas. Detrás del recrudecimiento de la oposición frente al Ejecutivo, está la delicada cuestión fiscal: el peso de los impuestos sobre los royalti que perciben de las compañías extranjeras para la extracción de gas ha crecido considerablemente. Morales, que intentaba drenar los fondos de las cinco provincias más ricas para financiar el Estado Social, se encontró frente a una nueva oleada de manifestaciones aún peor que aquella que recorrió el país el pasado mes de agosto.Se han registrado saqueos y enfrentamientos violentos entre aquellos los que apoyan al Presidente y sus detractores, durante los cuáles se han contado varios muertos (se habla de 15, según las primeras estimaciones, principalmente campesinos que apoyan a Evo Morales) y muchos heridos. En definitiva, el 13 de septiembre el Gobierno declaró el Estado de emergencia en la región más agitada, Pando, apelando a la lealtad del Ejército, llamado a defender la constitución y la integridad territorial de la Nación. Algunas horas después Mario Cossio, Gobernador de Tarija y uno de los más decididos seguidores de la autonomía en la región de Media Luna, declaró estar preparado para el diálogo con Evo Morales, para lograr que esta apertura haga cesar la violencia que ya muchos analistas han definido como “guerra civil”.
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Repercusiones en el continente americano
El día después del referéndum de agosto, los mayores aliados del Gobierno boliviano manifestaron su complacencia por la confirmación de Morales de nuevo como Presidente; Venezuela, Ecuador, Argentina y Brasil, pero también Estados Unidos que también frente a la victoria de MAS (Movimiento al Socialismo) no escondía una cierta desconfianza hacia el nuevo elegido Jefe del Estado. Las relaciones bilaterales, según declaró Condoleezza Rice, Secretaria del Estado americano, están determinadas por el modo de actuar de la nueva administración boliviana. El país que ha tenido siempre relaciones económicas muy estrechas con la Casa Blanca, tanto por las grandes cantidades de dinero que reciben para la lucha al narcotráfico, como por la suma de ayudas humanitarias que provienen de Norte América. A pesar de algunas tensiones durante los primeros años de administración socialista, no se habían dado hasta ahora interrupciones de las relaciones entre La Paz y Washington. Pero el 11 de septiembre Evo Morales anunció la decisión de expulsar al embajador estadounidense de Bolivia, acusando, al mismo tiempo, a E.E.U.U. de apoyar y fomentar las impulsos autonomistas. Inmediatamente, Estados Unidos han alejado a su vez, al representante boliviano de su territorio, provocando una reacción de compatibilidad junto al pequeño estado latinoamericano. En Venezuela, con Hugo Chávez a la cabeza, políticamente muy cercano a Morales en una conferencia previa a las elecciones administrativas, se dirigió a su embajador en Estados Unidos para pedirle que regrese (con la promesa de enviarlo cuando la Casa Blanca tenga un Ejecutivo digno), y concedió 72 horas al embajador estadounidense para abandonar el País. Hugo Chávez reivindicó el apoyo a Bolivia, y el derecho a sentirse libres del pueblo sudamericano, sin la intromisión de la Casa Blanca, que a su parecer, están detrás de muchos sucesos del continente sudamericano. Incluso recordó a E.E.U.U. la importancia del petróleo venezolano, amenazando con suspender la venta en caso de acciones contra su Gobierno. En definitiva, ha subrayado que los bombarderos rusos, llegados a Venezuela el 10 de septiembre, son un “mensaje al Imperio”, cerrando así el círculo de alianza que se ha estrechado cada vez más con Rusia (además de su relación ya consolidada desde hace tiempo con Irán). Argentina, a su vez, apoya totalmente a Bolivia, e incluso sin haber expulsado al representante estadounidense en Buenos Aires, el Ministro de Exteriores Jorge Taiana condenó “todas aquellas intervenciones del exterior con el objetivo de desestabilizar los gobiernos populares elegidos democráticamente en elecciones libres y correctas”. A su vez, en Brasil, Lula dio todo su apoyo, proponiendo incluso enviar una misión diplomática a La Paz para intentar una conciliación de las partes. También Ecuador ha enviado a Morales apoyo y solidaridad, pero el Presidente Rafael Correa ha excluido la posibilidad de expulsar al embajador estadounidense. Sin embargo, la reacción de Alan García, Presidente de Perú se aleja bastante del resto, considerando “exagerada” la reacción de Hugo Chávez. De un matiz diferente del propio Ejecutivo frente a las medidas adoptadas por La Paz y Caracas, todas las Naciones de UNASUR (Unión de las Naciones Suramericanas) han enviado, mediante sus respectivos cancilleres, un mensaje unido de deseo para que la paz y la democracia regresen rápidamente a Bolivia y se abra un diálogo fructífero entre el Gobierno y la oposición.
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Un desafío para la UNASUR
Michelle Bachelet, Presidenta de Chile, el día después a los enfrentamientos más cruentos en Pando, decidió convocar una reunión de urgencia de los miembros de UNASUR, ya que Chile posee la presidencia temporal: la Organización, muy deseada por Brasil, debería conducir a América del Sur a una unión sobre la pauta de la UE. La crisis boliviana será, por lo tanto, una demostración para las aspiraciones políticas del continente sudamericano. Las posiciones, a día de hoy parecen de acuerdo para apoyar el Gobierno de Morales, elegido democráticamente, aunque, con un tono más o menos encendido según las Cancillerías (muy prudente, por ejemplo, la Colombiana), pero es posible que en sus relaciones con Estados Unidos se darán muchas rupturas en la región. La denuncia de Evo Morales, de que existen infiltraciones estadounidenses en su País con fines desestabilizadores para su Gobierno, ha hecho resurgir, en algunos Ejecutivos (Venezuela en primer lugar, pero también Argentina), la histórica intolerancia hacia el vecino norteamericano, acusado muy a menudo de haber participado en las peores dictaduras de la región y de haber causado las grandes crisis financieras de los años noventa, mediante el FMI.Sin embargo, las relaciones económicas estrechas que intervienen entre muchas Naciones sudamericanas y los Estados Unidos, constituyen un freno a una separación definitiva o a una inclinación rígida en oposición a la Casa Blanca. La misma Bolivia depende fuertemente del apoyo financiero con Washington, y así además Argentina, que incluye a Estados Unidos como uno de los principales inversores extranjeros sobre su territorio.
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Conclusiones y posibles progresos
Después de la decisión de expulsar al embajador americano de Bolivia primero, y después de Venezuela, la crisis que está viviendo el Gobierno de Morales se ha bifurcado en dos caminos, uno interno, y otro dirigido hacia el exterior. En lo que respecta al primero, la situación a día de hoy continúa grave, y la decisión de arrestar al gobernador de Pando, acusado de fomentar los ánimos de los autonomistas, no ayuda a calmar los ánimos en la Nación. Por otro lado, Morales tiene pocas vías de salida: por una parte, debe asegurarse que los electores aún la apoyan, ya que justo debido a su negativa al federalismo le confirmaron en el referéndum de agosto. Por otra parte, la idea de dejar a la Media Luna con una casi total autonomía económica sería muy dañino para su programa de desarrollo social, sobre los que basó su campaña electoral en 2005. En definitiva, en un contexto fuertemente polarizado, conceder lo reivindicado en el referéndum, pondría en riesgo la actuación de los Presidentes. Desde el punto de vista del equilibrio regional, América del Sur ha mostrado ser compacta junto a Bolivia; y si llegase un paso decisivo por parte de UNASUR, será un paso importante para el papel internacional del continente sudamericano. Además, para Estados Unidos sería un mensaje muy importante, tanto para la Administración que abandonará el Gobierno, como para aquella que llegará nueva, ya sea Republicana, ya sea Demócrata: incluso sin interrumpir las relaciones bilaterales de las que América Latina es muy dependiente (incluso Estados Unidos tienen fuerte interés en mantener vivas estas relaciones), el hecho de mostrarse como Países muy unidos, pondrá en la tesitura al Gobierno norteamericano de tener que resolver, en un futuro, todos los conflictos no sólo con los Estados individuales, sino también con UNASUR.
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Traducido por Mari Carmen Martín González
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Equilibri.net - Italia/16/09/2008
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