Las bofetadas del voto
Rossana Rossanda *
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Junto a la abstención, que ha castigado a todas las voces cantantes de Europa sean cuales sean, las elecciones del 7 de junio han repartido en Italia varias severas bofetadas. La primera es la de los dos pendencieros jirones de Refundación, ninguno de los cuales ha alcanzado el 4 por ciento, y ha dispersado más del 6 por ciento de los votos emitidos. Que no lo vuelvan a probar, porque no pillarían ni tan siquiera éstos. La segunda es la del PD, que ha encajado el bofetón que le ha propinado el Sheriff de Italia de los Valores y que con su chapucero programa ha sufrido el mismo porrazo que los otros socialismos europeos, por completo carentes de cualquier idea. La tercera bofetada se la ha llevado Berlusconi, cuyo sueño de superar el 40 % para gobernar en solitario con el apoyo de la Liga se ha mostrado irrealizable. El PDL no ha superado el 35 % y la Liga no es el gregario de nadie, es la expresión nacional de una derecha europea particularmente sucia, que echa raíces en todas partes y condiciona al PDL en lugar de ser condicionado por él. En cuanto a los católicos o ex DC, ahora seguirán a Casini, apostamos a que va a ser así. Por último, es cierto que los hombres de Fini no se han afanado mucho que digamos en favor del Cavaliere: si trabajan, trabajan para su jefe que se está fabricando voluntariosamente una imagen de derecha presentable, cosa que a Berlusconi y a Bossi les resulta imposible. Ni el PDL, ni el PD ni la izquierda radical han acertado a motivar al electorado, eso en el caso de que la abstención haya sido más bien de izquierdas, siempre según la estúpida idea que las izquierdas proyectarán seguramente sobre quienes les han rehusado por desdén el voto. La abstención nunca les ha hecho enmendarse. Todavía resulta más risible el que algunos de sus miembros más preclaros , ya seguros , contra cualquier tipo de verosimilitud histórica, de la vocación bipartidista de los italianos, -que en el 7 de junio resulta ser, para los políticos, la víctima principal- declaren que los resultados son bastante buenos. Impresiona escuchar de parte del PD que él "está aguantando bien". El PD debe reconocer lo más rápidamente posible que la mezcolanza de la que está hecho resulta indigerible para todo aquel que desearía un reformismo dotado de un mínimo de sentido. No se puede estar con el Opus Dei y negar derechos civiles a un electorado laico o incluso católico adulto. No se puede, con la excusa de no demonizar a Berlusconi, hacer tragar a un electorado simplemente democrático las leyes hechas ad personam, las insolencias con la magistratura, las porquerías fiscales y las otras personales del Cavaliere. Estoy dispuesta a aceptar que un tercio de los italianos se habituado a admirar la desfachatez y la impunidad, pero para los otros dos tercios eso resulta difícil de tragar. Para terminar, la carencia en el PD de la mínima sensibilidad social, por moderada que sea, el deseo nada oculto de pegarse a la rueda de Emma Mercegaglia[empresaria y presidenta de la Confindustria, organización de la patronal italiana; T.], y al mismo tiempo, la ausencia de cualquier otra creíble izquierda social –creíble en el sentido de darle a los trabajadores por cuenta ajena mayor importancia que a las propias veleidades de protagonismo- ha regalado, probablemente a la abstención o al proteccionismo de Tremonti una parte de los votos de aquellos trabajadores, los cuales tienen pocas opciones si pierden el trabajo y con él la subsistencia. Leer hoy que Máximo D´Alema ha reunido a los suyos, no para proponer una corrección de línea sino para confirmar su promesa de nombrar secretario del partido a Bersani, liberalizador del taxi, hace que se le caiga a una el alma a los pies. Por último, dos palabras sobre la desaparición de la izquierda radical, la que ha dispersado, entre otros, también mi propio voto. Se equivoca Asor Rosa al decir en el Corriere que nadie ha procurado evitarles el resbalón que han dado. Muchos de nosotros hemos tratado de hacerlo y precisamente sin pretender sacar provecho de ello para nosotros mismos. Solo por temor de que ocurriese lo que era muy probable y que al fin es lo que ha ocurrido. Y no proponíamos un pasteleo de partidos, solo darle una cierta representatividad a una lista unitaria, por consiguiente también de sensibilidades parcialmente diversas, pero de probada honestidad, fidelidad de izquierdas y competencia. No han querido. Es más, y que se me corrija si me equivoco, en concreto, Ferrero y Filiberto, no han querido. No es que con eso, precisamente, hayan salvado el comunismo. Al PD, Refundación y a Izquierda y libertad les sugerimos que despidan de inmediato a sus dirigentes. Y si entre ellos hay –y sabemos que hay- personas serias y razonables, pedimos que reflexionen cuanto antes sobre cómo leer sin desbarrar demasiado los problemas que 2009 desparramó sobre la izquierda. Es verdad que éstos son al menos dos, pero ambos tienen que ver con los desastres producidos por el capitalismo, más o menos salvaje, o la falta de libertades políticas y civiles. Todo está escrito, basta con saber leer.
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*Rossana Rossanda es una escritora y analista política italiana, cofundadora del cotidiano comunista italiano Il Manifesto.
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Junto a la abstención, que ha castigado a todas las voces cantantes de Europa sean cuales sean, las elecciones del 7 de junio han repartido en Italia varias severas bofetadas. La primera es la de los dos pendencieros jirones de Refundación, ninguno de los cuales ha alcanzado el 4 por ciento, y ha dispersado más del 6 por ciento de los votos emitidos. Que no lo vuelvan a probar, porque no pillarían ni tan siquiera éstos. La segunda es la del PD, que ha encajado el bofetón que le ha propinado el Sheriff de Italia de los Valores y que con su chapucero programa ha sufrido el mismo porrazo que los otros socialismos europeos, por completo carentes de cualquier idea. La tercera bofetada se la ha llevado Berlusconi, cuyo sueño de superar el 40 % para gobernar en solitario con el apoyo de la Liga se ha mostrado irrealizable. El PDL no ha superado el 35 % y la Liga no es el gregario de nadie, es la expresión nacional de una derecha europea particularmente sucia, que echa raíces en todas partes y condiciona al PDL en lugar de ser condicionado por él. En cuanto a los católicos o ex DC, ahora seguirán a Casini, apostamos a que va a ser así. Por último, es cierto que los hombres de Fini no se han afanado mucho que digamos en favor del Cavaliere: si trabajan, trabajan para su jefe que se está fabricando voluntariosamente una imagen de derecha presentable, cosa que a Berlusconi y a Bossi les resulta imposible. Ni el PDL, ni el PD ni la izquierda radical han acertado a motivar al electorado, eso en el caso de que la abstención haya sido más bien de izquierdas, siempre según la estúpida idea que las izquierdas proyectarán seguramente sobre quienes les han rehusado por desdén el voto. La abstención nunca les ha hecho enmendarse. Todavía resulta más risible el que algunos de sus miembros más preclaros , ya seguros , contra cualquier tipo de verosimilitud histórica, de la vocación bipartidista de los italianos, -que en el 7 de junio resulta ser, para los políticos, la víctima principal- declaren que los resultados son bastante buenos. Impresiona escuchar de parte del PD que él "está aguantando bien". El PD debe reconocer lo más rápidamente posible que la mezcolanza de la que está hecho resulta indigerible para todo aquel que desearía un reformismo dotado de un mínimo de sentido. No se puede estar con el Opus Dei y negar derechos civiles a un electorado laico o incluso católico adulto. No se puede, con la excusa de no demonizar a Berlusconi, hacer tragar a un electorado simplemente democrático las leyes hechas ad personam, las insolencias con la magistratura, las porquerías fiscales y las otras personales del Cavaliere. Estoy dispuesta a aceptar que un tercio de los italianos se habituado a admirar la desfachatez y la impunidad, pero para los otros dos tercios eso resulta difícil de tragar. Para terminar, la carencia en el PD de la mínima sensibilidad social, por moderada que sea, el deseo nada oculto de pegarse a la rueda de Emma Mercegaglia[empresaria y presidenta de la Confindustria, organización de la patronal italiana; T.], y al mismo tiempo, la ausencia de cualquier otra creíble izquierda social –creíble en el sentido de darle a los trabajadores por cuenta ajena mayor importancia que a las propias veleidades de protagonismo- ha regalado, probablemente a la abstención o al proteccionismo de Tremonti una parte de los votos de aquellos trabajadores, los cuales tienen pocas opciones si pierden el trabajo y con él la subsistencia. Leer hoy que Máximo D´Alema ha reunido a los suyos, no para proponer una corrección de línea sino para confirmar su promesa de nombrar secretario del partido a Bersani, liberalizador del taxi, hace que se le caiga a una el alma a los pies. Por último, dos palabras sobre la desaparición de la izquierda radical, la que ha dispersado, entre otros, también mi propio voto. Se equivoca Asor Rosa al decir en el Corriere que nadie ha procurado evitarles el resbalón que han dado. Muchos de nosotros hemos tratado de hacerlo y precisamente sin pretender sacar provecho de ello para nosotros mismos. Solo por temor de que ocurriese lo que era muy probable y que al fin es lo que ha ocurrido. Y no proponíamos un pasteleo de partidos, solo darle una cierta representatividad a una lista unitaria, por consiguiente también de sensibilidades parcialmente diversas, pero de probada honestidad, fidelidad de izquierdas y competencia. No han querido. Es más, y que se me corrija si me equivoco, en concreto, Ferrero y Filiberto, no han querido. No es que con eso, precisamente, hayan salvado el comunismo. Al PD, Refundación y a Izquierda y libertad les sugerimos que despidan de inmediato a sus dirigentes. Y si entre ellos hay –y sabemos que hay- personas serias y razonables, pedimos que reflexionen cuanto antes sobre cómo leer sin desbarrar demasiado los problemas que 2009 desparramó sobre la izquierda. Es verdad que éstos son al menos dos, pero ambos tienen que ver con los desastres producidos por el capitalismo, más o menos salvaje, o la falta de libertades políticas y civiles. Todo está escrito, basta con saber leer.
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*Rossana Rossanda es una escritora y analista política italiana, cofundadora del cotidiano comunista italiano Il Manifesto.
Acaba de aparecer en España la versión castellana de sus muy recomendables memorias políticas: La ragazza del secolo scorso [La muchacha del siglo pasado, Editorial Foca, Madrid, 2008].
Rossana Rossanda es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO.
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Traducción para www.sinpermiso.info: Joaquín Miras
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Sin Permiso/15/06/2009
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