UE: Los 27 eligen como líderes a dos semidesconocidos
El primer ministro belga y la comisaria británica se convierten en presidente y jefa de Exteriores de la UE. Zapatero confía en que Almunia logre «"un cargo principal" en la Comisión Europea
El primer presidente estable de la UE, Herman Van Rompuy, se convirtió el año pasado en primer ministro belga tras la dimisión de Yves Leterme y desde entonces ha logrado una inusitada calma regional en Bélgica. La nueva jefa de la diplomacia en sustitución de Javier Solana, Catherine Ashton, fue nombrada el año pasado comisaria europea de Comercio como recambio de Peter Mandelson, hoy hombre fuerte de Gordon Brown en el Gobierno británico.
Ambos tienen en común ser irreconocibles fuera de sus países y no haber sido elegidos democráticamente para el puesto que desempeñaban hasta ayer.
"Defenderé los valores de Europa con convicción y entusiasmo"
Van Rompuy agradeció, "honrado", el cargo pese a reconocer que no pidió ser nombrado. "Defenderé los valores de Europa con convicción y entusiasmo", aseguró. Su designación como presidente cierra las puertas a Turquía, ya que el político belga se opone a su ingreso en la UE para defender las "raíces cristianas" europeas, si bien ha querido dejar claro que su opinión personal no importa y que sólo expresará la visión del Consejo, informa Daniel del Pino.
Ashton, a la que el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el primer ministro sueco, Friedrik Reinfeldt, se refirieron como "Cathy", provocó una carcajada al reconocer que no le había dado tiempo a escribir un discurso.
"Júzguenme por lo que haga"
Se defendió de las críticas que le recriminan su falta de experiencia y no haber sido elegida para ningún puesto en una votación popular. "Soy una negociadora", aseguró enarbolando su trayectoria. "Júzguenme por lo que haga y creo que quedará satisfecho", añadió.
Las convicciones cristianas del nuevo presidente cierran el paso a Turquía
Brown jugó hasta el último minuto la carta de Tony Blair para la presidencia del Consejo, pese a que no había consenso en torno a él. Al final se desprendió de Blair "a cambio de asegurarse la máxima representación para el Reino Unido", explican fuentes británicas en referencia a Ashton. Ello despejó el camino para que Van Rompuy, un discreto "artífice de consensos" apadrinado por Francia y Alemania, se hiciese con la presidencia.
Tras la elección de esos dos cargos, seguirá la de los 25 miembros de la Comisión.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó su satisfacción por que la UE haya elegido a una mujer para uno de sus dos "altísimos puestos de responsabilidad" y afirmó que para él habría sido "difícilmente entendible" que los hombres ocuparan todos los cargos.
Zapatero se mostró confiado en que el nuevo reparto de la Comisión incluya un buen cargo para Joaquín Almunia. "Confío en que su responsabilidad sea principal en el área económica", dijo.
El secretismo ha marcado un proceso sin debates ni candidaturas
El proceso de selección ha recibido numerosas críticas por su falta de transparencia. No ha habido ni debates electorales ni candidaturas públicas, sino que la elección de los altos cargos comunitarios la han ido tejiendo en las últimas semanas los jefes de Gobierno de los 27 en discretas reuniones y llamadas de teléfono.
¿Cómo se elige a un presidente para Europa? "La Unión Europea ha importado la técnica de selección de personal que utiliza el Vaticano para escoger papa", explica Thomas Klau, director de la oficina parisina del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, un centro de estudios especializado.
Desafección ciudadana
"La falta de transparencia no ayuda en nada a la legitimidad del cargo y a la autoridad de la UE", asegura Klau, quien cree que el método escogido por los 27 para escoger a su presidente y al alto representante es "una mezcla mala de dos sistemas diferentes". "El primero -indica- consiste en encerrar un fin de semana a los líderes hasta que tomen una decisión". El segundo "podría ser un debate abierto, público y con audiencias".
El eurodiputado Ramón Jáuregui, miembro de la comisión de asuntos constitucionales de la Eurocámara, lamenta el riesgo de que la falta de transparencia pueda tener un impacto en la creciente desafección ciudadana por la UE.
"Es necesario mejorar la calidad democrática y someter la diferentes candidaturas a los ciudadanos, representados en el Parlamento", opina Jáuregui. Para eso hace falta, como él mismo reconoce sin muchas esperanzas, que los 27 gobiernos se pongan de acuerdo en modificar unas reglas de juego que hasta ahora les han beneficiado.
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