16/4/07

Costa Rica: Vamos al referéndum

Repasemos algunos datos. Dos años atrás las encuestas de La Nación y demás medios oligárquicos hablaban de porcentajes de apoyo a favor del TLC que superaban el 80%. En cambio, la encuesta más reciente del citado medio mostraba un 63% de la población expresándose en términos negativos (“regular”, “malo”, “muy malo”). Entre tanto, las opiniones favorables se derrumbaban al 37%. No olvidemos que, sin duda, ha de haber sido una encuesta tan tendenciosa como sus antecesoras; si no en la selección de la muestra o el manejo de los datos, sí, como mínimo, en la formulación de las preguntas.
Luis Paulino Vargas Solís (especial para ARGENPRESS.info)

Esto sin duda alguna resulta desconsolador para los telecistas. Sumemos: millones de millones –imposible estimar cuántos- que han despilfarrado en propaganda; medios de comunicación comerciales –desde Telenoticias a La Nación; de Columbia a Repretel- manipulando información en un torneo propagandístico cínico y desembozado. Y, desde luego, todo un Premio Nóbel de la Paz, capitán, águila imperial y, sobre todo, vocero personal de oligarquías criollas y corporaciones transnacionales, dedicado a vomitar cotidianos exabruptos de intransigencia y extravío.

Para quienes venimos luchando contra el TLC estos resultados constituyen, todo lo contrario, signo de que las cosas se han venido haciendo bien. La clave creo que ha sido fundamentalmente una: el respeto por nuestro pueblo. Respetarlo significa respetar su inteligencia y su sensibilidad. Los telecitas desconocen lo que tal cosa significa. Ello se refleja, por ejemplo, en su dispendiosa propaganda, diseñada en clave de estupidez; como si el pueblo costarricense estuviese constituido por una recua de idiotas. A fin de cuentas, esto es síntoma de problemas más profundos: la inteligencia de las oligarquías telecistas está cegada por el oropel de las opulencias estadounidenses y su sensibilidad embotada de tanta avaricia. Por ello son incapaces de entender cómo piensa y siente nuestro pueblo.

Nosotros y nosotras –los del Movimiento del No al TLC- no tenemos ni un cinco para propaganda. En cambio nos sobra convicción y pasión en nuestros corazones y una inteligencia despierta y crítica. Y el amor necesario para sabernos parte de este pueblo y la humildad suficiente para entender que cuando intentamos educar a nuestra gente, ahí mismo nos estamos educando, porque la vida de este pueblo –y sus luchas, sufrimientos y esperanzas- son una inmensa escuela desde la cual aprender el cómo construir una Costa Rica nueva y distinta.

Y, en fin, ¿cómo lo hemos hecho? Dialogando y razonando con la gente; hablándole con respeto y escuchándola con respeto. No se ha necesitado de la violencia, cuando, por el contrario, hemos construido desde la paz. Y desde la paz sembramos la semilla de un país y un mundo mejores, que cualquier mundo posible, para ser realmente mejor, necesariamente ha de ser un mundo de paz.

Viene el referéndum. Con su usual incapacidad para leer la sensibilidad popular, Ottón Solís se une a los libertarios para demandar que sea el gobierno el que convoque, por medio de acuerdo de la Asamblea Legislativa, al referéndum. Ahí se pone de manifiesto lo pernicioso de los principimos, que sustituyen la vida concreta por reglas inmutables e inertes. En cambio, los verdaderos demócratas vemos en el proceso de recolección de las firmas, una enorme escuela de educación democrática y popular, desde la cual dar continuidad, y elevar a nuevos niveles, la lucha contra el TLC.

Meses atrás me pronuncié en contra de esta alternativa. Pero lo cierto es que la nuestra es una realidad compleja y, por ello, sumamente dinámica. Y, por cierto, nada en el mundo socio-político puede ser peor que no aprender de la realidad y no ser capaces de interpretar sus evoluciones. Hoy las condiciones han alcanzado un punto tal de maduración, que hacen factible derrotar el TLC desde un referéndum. Nuestra estrategia –basada en la resistencia y protesta pacíficas; en el diálogo y la persuasión; y, por encima de todo, basada en el respeto a nuestro pueblo- ha dado frutos muy significativos. Y de paso hemos ido consolidado una inmensa red organizativa de base que cubre todo el territorio de Costa Rica.

La estrategia ahora, en el contexto de esta convocatoria, se vuelve mucho más clara: una inmensa movilización, barrio por barrio y casa por casa, de recolección de firmas, donde cada firma ha de ser, al mismo tiempo, ocasión para el diálogo, la educación y la persuasión. El inicio, pues, del triunfo del No que ha de ser, enseguida, las bases desde las cuales trascender el TLC cosa que, en verdad, es la realmente más importante y significativa.

Las minorías ultraizquierdistas dentro del Movimiento del No –otro reducto de principismos abstractos- seguramente no entenderán lo que esto significa y se dedicarán a meter bulla. Habrá que confrontarlos y ponerlos en su lugar. Al fin de cuentas, y por propia decisión, terminarán donde les gusta estar: aislados.

Entre tanto, debe haber una exigencia clara y contundente dirigida al Tribunal Electoral y al gobierno de la República: la de la equidad en las posibilidades de difusión de información y debate. El gobierno debe mantenerse al margen y evitar toda manipulación. Al Tribunal le compete establecer y garantizar condiciones paritarias. A nosotros y nosotras nos corresponde velar porque esto se cumpla; denunciar implacablemente cuando se irrespete; recurrir a todos los medios a nuestra disposición –institucionales; internacionales; de protesta y resistencia pacífica; de convencimiento y movilización popular- para frenar cualquier atropello.

Con el referéndum nadie ni nada se desmoviliza. El Movimiento del No entra en una nueva etapa donde el trabajo de educación popular ha de volverse mucho más intenso. El respeto por la inteligencia y sensibilidad de nuestro pueblo y la capacidad para hablar su lenguaje y meter en la médula de nuestros huesos sus dolores e ilusiones, son la clave insustituible del triunfo.

ARGENPRESS.info/15/04/2007

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