29/4/07

España: Titulares amarillistas

Opinión
Jaime Richart (especial para ARGENPRESS.info)

Nadie sabe qué va a ocurrir a plazo corto, pero hay pocos que no presientan que va a suceder algo extraordinario. Y es que el ser humano social está dividido irremisiblemente entre optimistas y pesimistas, mientras los realistas hacen su agosto. Los optimistas dicen que todo será de color de rosa, que se producirá un renacimiento global en la especie humana y que desaparecerá todo mal sobre la Tierra (algo de esto está, además, en los textos sagrados del cristianismo). Y los pesimistas, con Al Gore a la cabeza, pronostican las mayores tribulaciones para dentro de poco; tesis que tampoco falta de las biblias. Ya digo, mientras tanto los realistas, que son los que no tienen otra cosa en la cabeza que amasar dinero, ejercer influencia o atenazar el poder, se desentienden de toda visión futurista, y siguen fabricando la historia...

Porque, hablando de historia, a mí lo que no se me va del seso es que la historia, en el nombre de todos la hacen unos pocos, la escriben algunos -entre otros los periódicos-, y el resto de los mortales no hacemos más que padecerla. Nuestro protagonismo, nulo. Por eso, porque los periódicos están escribiendo la historia del presente pero también de ese mañana tenebroso o ilusionante pues las generaciones futuras (si sobreviven) contarán las cosas que suceden hoy basándose en las crónicas y titulares de los rotativos, me duele y me asquea al mismo tiempo cada titular amarillista.

Veamos: una cosa es que la administración bushista (a cualquier cosa llaman administración) ponga en marcha una idea falsa, o sobredimensione el peligro de una organización paramilitar o militar que trata de hacer frente de vez en cuando al enemigo invasor del continente musulmán, y otra cosa es que los periódicos acepten sumisamente, día tras día, patraña tras patraña vomitada por las víboras alojadas en la Casa Blanca y el Pentágono.

Esto es lo que repugna, pues así, lo que hacen esos rotativos es contribuir a que la lucha de civilizaciones sea menos irreal y a agravarla. Lo que hacen, es convertirse en cómplices de las barbaridades del imperio en todas partes: desde los guantánamos, pasando por los vuelos de la tortura, hasta el refrendo, como el que no quiere la cosa, de la presencia de los yanquis en Afganistán e Irak: dos países a los que ya no queda nadie en el mundo que no sepa a qué han ido y por qué siguen allí.

Por consiguiente, aunque parezca un detalle baladí y desprovisto de toda intención como algo lógico dentro de la dinámica forzada por el imperio, es una vergüenza que cada vez que se produce la explosión de coches bombas o suicidas se inmolen en Bagdag, el periódico de turno culpe facilonamente a 'Al Qaeda', en la línea marcada por las agencias de la Casa Blanca. Resulta repulsivo que no se atribuyan esos actos a la 'resistencia' iraquí, aunque por razones complejas sean a menudo víctimas compatriotas “colaboracionistas”. Pues es resistencia como, cuando no media amarillismo periodístico, se denomina desde la noche de los tiempos a todos aquellos que luchan contra el ocupante por las armas, para expulsarle, de una nación.

¿Ven vds? Pues eso es, amarillismo en esta materia, lo que hace cada día El País, el primer periódico español al menos en tirada de ejemplares. En estas condiciones y, como muestra de que a menudo basta un botón, ¿qué se puede esperar sobre rectitud o transparencia informativa por estas latitudes, que es lo que parece justificar la democracia cuando se la compara con la dictadura?

ARGENPRESS.info/27/04/2007

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