EL REGRESO DE RATO CONMOCIONA LA POLÍTICA ESPAÑOLA
Carlos E. Rodríguez
La noticia desplazó a todas las demás en el centro del interés informativo nacional. El anuncio hecho por Rodrigo Rato de que, por razones personales y familiares, dejará de estar al frente del FMI tan cerca como el próximo octubre, generó ayer un auténtico terremoto político en Madrid.
Es general el convencimiento, incluso en las filas socialistas, de que el actual “empate técnico” que señalan las encuestas entre PP y PSOE se descompensaría a favor del centroderecha si el prestigioso político que volverá de Washington asumiera la candidatura.
Recordado como el gran protagonista del salto modernizador de la economía española, la popularidad de Rato es enorme en todo el país, con el importante añadido de que no tiene prácticamente el temido “voto contra”, que tantas incertidumbres crea en torno a políticos como Aznar o Rodríguez Zapatero.
UNA DECISIÓN PERSONAL CON CARGA POLÍTICA
Rato niega totalmente que su prematuro abandono de uno de los puestos más codiciados y prestigiosos del escenario internacional tenga relación alguna con ese regreso a la política al que no ha dejado de ser continuamente tentado por el interminable rosario de visitantes políticos de paso por Washington.
En su entorno de colaboradores eran, ayer, rotundos: “las razones son exactamente las que ha dicho, personales y familiares”.
JEFE DURO, NEGOCIADOR FLEXIBLE
Rodrigo Rato es hombre de legítima e intensa ambición política. Se decía de él en Madrid que había sido educado, desde niño, para ser presidente del Gobierno. Es hombre cortés y amable, pero muy lejano al carácter blando y complaciente de Pedro Solbes.
Se parece más al nuevo primer ministro inglés, también cerebro de la política económica de su país. Como el escocés Gordon Brown, el asturiano - madrileño Rodrigo Rato es duro, serio, determinado, con dotes de mando, sin blandenguerías a la hora de ejercer su autoridad.
Y es sin embargo un buen y flexible negociador, como lo probó, por ejemplo, en 1996 a la hora de armar la mayoría con los nacionalistas que permitió la investidura de Aznar.
UN POLÍTICO “PREDECIBLE”
Estrecho aliado y colaborador de Aznar, Rato tuvo también, como Blair y Brown, sus más y sus menos en las mutuas relaciones, con algunos momentos difíciles, como su discrepancia con aspectos de la intervención española en Irak, que él quiso guardar en discreta reserva, pero que otros quisieron que trascendiera a la opinión pública.
Sin embargo, en estos años al frente del FMI se ha ganado el respeto y la amistad de la clase política de Washington. Los dirigentes norteamericanos aceptan que le ven como “un hombre de fiar y de convicciones, con evidentes dotes para gobernar”, en frase debida a quien puede tener mucha relación con él tras su retorno a Madrid.
Rato es político de comportamiento hasta cierto punto, predecibles. No moverá la silla a Mariano Rajoy, ni permitirá que otros lo hagan usando su nombre en vano. Todo lo contrario, y lo veremos en los próximos meses: apoyará a Rajoy todo lo que éste le pida y contribuirá seriamente a la cohesión interna del PP.
EXIGENTE CON LA UNIDAD DEL PP
Lo tiene todo a favor. El apoyo de prácticamente todos los grandes barones del PP, empezando por el actual líder, y desde luego, por ejemplo en Madrid, lo mismo por Alberto Ruiz-Gallardón que por Esperanza Aguirre. Si alguien puede hacer del PP una piña con espíritu de victoria es, sin duda, Rodrigo Rato.
Sin embargo, el candidato del PP en marzo –o antes, si se adelantan las elecciones– será Mariano Rajoy. A todos los visitantes de este tiempo en Washington, Rato les dejó claro su apoyo personal a Rajoy y su convencimiento de que es un buen candidato, al que quiere ayudar.
No es que Rato, temas personales y familiares al margen, haga ascos a la idea de liderar su propuesta política y ser el candidato, pero sólo si lo fuera a propuesta de Rajoy y llamado clara, unitaria y convincentemente por el partido. De otra manera, arrimará sinceramente el hombro y esperará, tiempo al tiempo.
FERNANDO MARTÍN ATERRIZA BIEN EN FADESA
Otro que vuelve al primer plano, en terreno muy distinto aunque, en los tiempos que corren, casi más difícil, es Fernando Martín, ya presidente de la inmobiliaria gallega FADESA, una vez fusionada con MARTINSA.
Superada –de todo se aprende– su efímera experiencia en el Real Madrid, Fernando Martin ha entrado con buen pie en un territorio difícil y receloso, como es Galicia. La junta general de FADESA discurrió sin el menor problema. Martín, a quien todavía se le notan tics de político centrista, de los de verdad, de los tiempos de la transición, ha caído además bien entre el empresariado gallego.
Ratificó la línea de expansión internacional de la inmobiliaria y lanzó una receta muy ajustada al horizonte de dificultades del sector: “Diversificación de viviendas, descentralización de territorios, diversificación de actividades”. No se puede decir mejor en menos palabras. Los accionistas lo entendieron y respaldaron.
Todo indica que la diversificación de territorios que pretende es ambiciosa. No sólo por todas partes de España, sino que hay indicios de proyectos de FADESA en otros países de Europa, en el norte occidental de África e incluso al otro lado del Atlántico.
UN MAL SUEÑO
Lo pasó mal Fernando Martín en su aventura deportiva. Hasta en los mejores sitios hay momentos malos y éxitos deportivos al margen, parece claro que el club del inolvidable Santiago Bernabeu pasa, en su gestión, por uno de los peores.
Todavía están asombrados los telespectadores por el demoledor reportaje de “cámara oculta” sobre los chanchullos electorales.. No era la “casa blanca”, como ahora se está viendo, el mejor escenario para un hombre ambicioso, pero moderado y con valores, como Fernando Martín. Cuando se vea con la perspectiva de algunos años, es posible que haya tenido la suerte de que esa aventura le saliera mal.
ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE
El centro de todas las miradas, análisis y especulaciones sigue siendo Iberdrola. Los dos personajes que dominan la escena, el presidente de la energética Ignacio Sánchez Galán y su primer accionista como presidente de ACS, Florentino Pérez, no son de segunda derivada, sino de tercera o cuarta. Por grande que sea Iberdrola, nunca habrá sitio para dos ambiciones de liderazgo tan intensas.
La situación es kafkiana. Iberdrola crece más y más y multiplica sus movimientos para hacerse inaprensible. Pero no disminuye a su alrededor el oscuro movimiento de los depredadores al acecho.
Sánchez Galán se apuntaba el miércoles el tanto de captar en bolsa la fruslería de casi 3.400 millones de euros ¡en poco más de una hora! Eso sí, los hombres de Florentino Pérez estuvieron ágiles y compraron lo suficiente para mantener la participación porcentual como primer accionista.
¿Quién acabará comprando a quién? Nada está resuelto. Sánchez Galán gana, sin duda, en las maniobras financieras y en la planificación estratégica empresarial. Pero Florentino Pérez es el empresario que mejor se mueve en las aguas procelosas de la política, algo muy importante en estos raros años de intervencionismo del poder. Franceses, vascos y catalanes están un poco desconcertados por la agilidad de movimientos de ambos.
La noticia desplazó a todas las demás en el centro del interés informativo nacional. El anuncio hecho por Rodrigo Rato de que, por razones personales y familiares, dejará de estar al frente del FMI tan cerca como el próximo octubre, generó ayer un auténtico terremoto político en Madrid.
Es general el convencimiento, incluso en las filas socialistas, de que el actual “empate técnico” que señalan las encuestas entre PP y PSOE se descompensaría a favor del centroderecha si el prestigioso político que volverá de Washington asumiera la candidatura.
Recordado como el gran protagonista del salto modernizador de la economía española, la popularidad de Rato es enorme en todo el país, con el importante añadido de que no tiene prácticamente el temido “voto contra”, que tantas incertidumbres crea en torno a políticos como Aznar o Rodríguez Zapatero.
UNA DECISIÓN PERSONAL CON CARGA POLÍTICA
Rato niega totalmente que su prematuro abandono de uno de los puestos más codiciados y prestigiosos del escenario internacional tenga relación alguna con ese regreso a la política al que no ha dejado de ser continuamente tentado por el interminable rosario de visitantes políticos de paso por Washington.
En su entorno de colaboradores eran, ayer, rotundos: “las razones son exactamente las que ha dicho, personales y familiares”.
JEFE DURO, NEGOCIADOR FLEXIBLE
Rodrigo Rato es hombre de legítima e intensa ambición política. Se decía de él en Madrid que había sido educado, desde niño, para ser presidente del Gobierno. Es hombre cortés y amable, pero muy lejano al carácter blando y complaciente de Pedro Solbes.
Se parece más al nuevo primer ministro inglés, también cerebro de la política económica de su país. Como el escocés Gordon Brown, el asturiano - madrileño Rodrigo Rato es duro, serio, determinado, con dotes de mando, sin blandenguerías a la hora de ejercer su autoridad.
Y es sin embargo un buen y flexible negociador, como lo probó, por ejemplo, en 1996 a la hora de armar la mayoría con los nacionalistas que permitió la investidura de Aznar.
UN POLÍTICO “PREDECIBLE”
Estrecho aliado y colaborador de Aznar, Rato tuvo también, como Blair y Brown, sus más y sus menos en las mutuas relaciones, con algunos momentos difíciles, como su discrepancia con aspectos de la intervención española en Irak, que él quiso guardar en discreta reserva, pero que otros quisieron que trascendiera a la opinión pública.
Sin embargo, en estos años al frente del FMI se ha ganado el respeto y la amistad de la clase política de Washington. Los dirigentes norteamericanos aceptan que le ven como “un hombre de fiar y de convicciones, con evidentes dotes para gobernar”, en frase debida a quien puede tener mucha relación con él tras su retorno a Madrid.
Rato es político de comportamiento hasta cierto punto, predecibles. No moverá la silla a Mariano Rajoy, ni permitirá que otros lo hagan usando su nombre en vano. Todo lo contrario, y lo veremos en los próximos meses: apoyará a Rajoy todo lo que éste le pida y contribuirá seriamente a la cohesión interna del PP.
EXIGENTE CON LA UNIDAD DEL PP
Lo tiene todo a favor. El apoyo de prácticamente todos los grandes barones del PP, empezando por el actual líder, y desde luego, por ejemplo en Madrid, lo mismo por Alberto Ruiz-Gallardón que por Esperanza Aguirre. Si alguien puede hacer del PP una piña con espíritu de victoria es, sin duda, Rodrigo Rato.
Sin embargo, el candidato del PP en marzo –o antes, si se adelantan las elecciones– será Mariano Rajoy. A todos los visitantes de este tiempo en Washington, Rato les dejó claro su apoyo personal a Rajoy y su convencimiento de que es un buen candidato, al que quiere ayudar.
No es que Rato, temas personales y familiares al margen, haga ascos a la idea de liderar su propuesta política y ser el candidato, pero sólo si lo fuera a propuesta de Rajoy y llamado clara, unitaria y convincentemente por el partido. De otra manera, arrimará sinceramente el hombro y esperará, tiempo al tiempo.
FERNANDO MARTÍN ATERRIZA BIEN EN FADESA
Otro que vuelve al primer plano, en terreno muy distinto aunque, en los tiempos que corren, casi más difícil, es Fernando Martín, ya presidente de la inmobiliaria gallega FADESA, una vez fusionada con MARTINSA.
Superada –de todo se aprende– su efímera experiencia en el Real Madrid, Fernando Martin ha entrado con buen pie en un territorio difícil y receloso, como es Galicia. La junta general de FADESA discurrió sin el menor problema. Martín, a quien todavía se le notan tics de político centrista, de los de verdad, de los tiempos de la transición, ha caído además bien entre el empresariado gallego.
Ratificó la línea de expansión internacional de la inmobiliaria y lanzó una receta muy ajustada al horizonte de dificultades del sector: “Diversificación de viviendas, descentralización de territorios, diversificación de actividades”. No se puede decir mejor en menos palabras. Los accionistas lo entendieron y respaldaron.
Todo indica que la diversificación de territorios que pretende es ambiciosa. No sólo por todas partes de España, sino que hay indicios de proyectos de FADESA en otros países de Europa, en el norte occidental de África e incluso al otro lado del Atlántico.
UN MAL SUEÑO
Lo pasó mal Fernando Martín en su aventura deportiva. Hasta en los mejores sitios hay momentos malos y éxitos deportivos al margen, parece claro que el club del inolvidable Santiago Bernabeu pasa, en su gestión, por uno de los peores.
Todavía están asombrados los telespectadores por el demoledor reportaje de “cámara oculta” sobre los chanchullos electorales.. No era la “casa blanca”, como ahora se está viendo, el mejor escenario para un hombre ambicioso, pero moderado y con valores, como Fernando Martín. Cuando se vea con la perspectiva de algunos años, es posible que haya tenido la suerte de que esa aventura le saliera mal.
ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE
El centro de todas las miradas, análisis y especulaciones sigue siendo Iberdrola. Los dos personajes que dominan la escena, el presidente de la energética Ignacio Sánchez Galán y su primer accionista como presidente de ACS, Florentino Pérez, no son de segunda derivada, sino de tercera o cuarta. Por grande que sea Iberdrola, nunca habrá sitio para dos ambiciones de liderazgo tan intensas.
La situación es kafkiana. Iberdrola crece más y más y multiplica sus movimientos para hacerse inaprensible. Pero no disminuye a su alrededor el oscuro movimiento de los depredadores al acecho.
Sánchez Galán se apuntaba el miércoles el tanto de captar en bolsa la fruslería de casi 3.400 millones de euros ¡en poco más de una hora! Eso sí, los hombres de Florentino Pérez estuvieron ágiles y compraron lo suficiente para mantener la participación porcentual como primer accionista.
¿Quién acabará comprando a quién? Nada está resuelto. Sánchez Galán gana, sin duda, en las maniobras financieras y en la planificación estratégica empresarial. Pero Florentino Pérez es el empresario que mejor se mueve en las aguas procelosas de la política, algo muy importante en estos raros años de intervencionismo del poder. Franceses, vascos y catalanes están un poco desconcertados por la agilidad de movimientos de ambos.
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Diariocrítico.com-Madrid/Última hora/29/06/2007
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