Antonio Machado y el 18 de julio
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El pasado 7 de julio, Unitat Cívica per la República (UCR) de Barcelona organizó un viaje republicano para amigos y simpatizantes. Con éxito creemos. Nos acompañaron unas cincuenta personas, entre amigos y simpatizantes.
Fuimos primero a Port Bou a visitar el cementerio y el memorial dedicado a Walter Benjamin, que por cierto sigue siendo pasto de gamberradas, algunas de ellas, probablemente, con intencionalidad política. Se nos unieron allí Miguel Casado y Olvido García Valdés, y dos amigos más. Francisco Fernández Buey, que colaboró con nosotros en la organización del viaje, nos leyó en el cementerio un hermoso poema de juventud de Benjamin.
Una hora más tarde llegamos a Cotlliure. Visitamos el hostal donde se hospedaron en sus últimos días Antonio Machado y su madre, muy cerca del cementerio donde fue enterrado, en la calle que hoy lleva su nombre. Depositamos unos limones en la tumba, en recuerdo de su autorretrato y “su huerto claro donde madura el limonero”, y recitamos poemas. Antoni Lucchetti nos leyó tres poemas machadianos y un amigo entonó “Cantares”. Un último compañero cantó por soleares.
Al mediodía comimos en Elna, en el restaurante del antiguo mercado. Allí visitamos la maternidad, donde dieron luz unas 400 mujeres republicanas, poco después del final de la guerra, y 200 mujeres judías que huían del nazismo. Un representante municipal, en un catalán correctísimo, nos informó de la historia del palacete y de su reconversación en museo dedicado a la memoria del lugar. En una exposición, que aún podía visitarse en aquellas fechas, aparecían fotografías de la huida, de la difícil huida, en un frío enero de 1939, de casi medio millón de refugiados republicanos españoles. Mujeres derrotadas, niños, niñas, gente mayor, hombres cansados, combatientes… ¿Cuántos perecieron en el intento?
A media tarde, llegamos a un local cívico que nos fue facilitado por el ayuntamiento de la ciudad. Allí concelebramos el acto final de la jornada. Se leyeron poemas, dijimos tres textos en prosa de Machado, Francisco Fernández Buey nos dictó una sentida conferencia sobre los últimos días de Benjamín que finalizó con la lectura de otro hermoso poema de juventud, y finalmente entonamos un ¡Viva-visca la 3ª República española!, y leímos el hermoso y duro poema que Antonio Machado dedicó al asesinato de Federico García Lorca: la muerte fue en Granada, en su Granada, un vil asesinato que nunca debería ser olvidado.
Uno de los textos en prosa leídos de Machado tiene que ver con el 18 de julio, con el levantamiento fascista contra la República. Está escrito en 1938. Lleva por título “En 19 de julio de 1938”, y apareció en Voz de Madrid, Semanario de Información y Orientación de la Ayuda a la Democracia Española. Edición en París. Yo lo tomo de la biografía de Gibson: Ligero de equipaje.
En el segundo aniversario de la sublevación militar con que dio comienzo la llamada guerra de España, los leales al Gobierno legítimo de la República Española tenemos una plena conciencia de nuestra posición y de nuestra fuerza. Luchamos contra los traidores de casa y los ladrones de fuera; contra pandillas de militares, dispersos y mediatizados, que ya no pueden llamase españoles, aunque antaño lo fueron, porque la traición desnaturaliza, y contra las fuerzas armadas (no menos viles, aunque mucho más poderosas) que el racismo alemán, el fascismo italiano y el hambre mora han introducido en España, con auxilio de un pequeño pueblo servil1 de la hipocresía diplomática, imperante en las esferas conservadoras de las democracias del Occidente europeo. Luchamos contra todos ellos, sin ánimo de rendirnos, seguros de la victoria, seguros, sobre todo, de merecerla. La guerra ha entrado en su tercera fase. Primero, la traición; después, la invasión cobarde y disfrazada; hoy, la guerra descarada contra la independencia de una nación.
Nuestro problema básico es la defensa del territorio español y del destino de nuestro pueblo. Estamos seguros de que los hombres de la España [¿sometida?], los que sufren más directamente el yugo de Italia y de Alemania, no han de renunciar a ser españoles. El pueblo de España ha podido, como otros muchos pueblos, albergar la traición de algunos de sus hijos, pero no ha sido nunca un país de traidores. Porque suponemos que esta convicción ha de abrirse paso en sus conciencias, les tendemos nuestros brazos leales, en este solemne día 19 de julio de 1938, les llamamos a luchar, como nosotros, al lado del Gobierno legítimo de España, sin otro título que el de españoles, contra la invasión extranjera.
Es el gran Machado, el ciudadano que resistió hasta el final, el gran poeta partidario del socialismo, que ya en proverbios y cantares: “Hoy es siempre todavía” - había advertido con razón una verdad inalterable: Todo necio confunde valor y precio.
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1 Gibson pregunta: ¿el Portugal de Salazar? Es posible que ésa sea la referencia.
Fuimos primero a Port Bou a visitar el cementerio y el memorial dedicado a Walter Benjamin, que por cierto sigue siendo pasto de gamberradas, algunas de ellas, probablemente, con intencionalidad política. Se nos unieron allí Miguel Casado y Olvido García Valdés, y dos amigos más. Francisco Fernández Buey, que colaboró con nosotros en la organización del viaje, nos leyó en el cementerio un hermoso poema de juventud de Benjamin.
Una hora más tarde llegamos a Cotlliure. Visitamos el hostal donde se hospedaron en sus últimos días Antonio Machado y su madre, muy cerca del cementerio donde fue enterrado, en la calle que hoy lleva su nombre. Depositamos unos limones en la tumba, en recuerdo de su autorretrato y “su huerto claro donde madura el limonero”, y recitamos poemas. Antoni Lucchetti nos leyó tres poemas machadianos y un amigo entonó “Cantares”. Un último compañero cantó por soleares.
Al mediodía comimos en Elna, en el restaurante del antiguo mercado. Allí visitamos la maternidad, donde dieron luz unas 400 mujeres republicanas, poco después del final de la guerra, y 200 mujeres judías que huían del nazismo. Un representante municipal, en un catalán correctísimo, nos informó de la historia del palacete y de su reconversación en museo dedicado a la memoria del lugar. En una exposición, que aún podía visitarse en aquellas fechas, aparecían fotografías de la huida, de la difícil huida, en un frío enero de 1939, de casi medio millón de refugiados republicanos españoles. Mujeres derrotadas, niños, niñas, gente mayor, hombres cansados, combatientes… ¿Cuántos perecieron en el intento?
A media tarde, llegamos a un local cívico que nos fue facilitado por el ayuntamiento de la ciudad. Allí concelebramos el acto final de la jornada. Se leyeron poemas, dijimos tres textos en prosa de Machado, Francisco Fernández Buey nos dictó una sentida conferencia sobre los últimos días de Benjamín que finalizó con la lectura de otro hermoso poema de juventud, y finalmente entonamos un ¡Viva-visca la 3ª República española!, y leímos el hermoso y duro poema que Antonio Machado dedicó al asesinato de Federico García Lorca: la muerte fue en Granada, en su Granada, un vil asesinato que nunca debería ser olvidado.
Uno de los textos en prosa leídos de Machado tiene que ver con el 18 de julio, con el levantamiento fascista contra la República. Está escrito en 1938. Lleva por título “En 19 de julio de 1938”, y apareció en Voz de Madrid, Semanario de Información y Orientación de la Ayuda a la Democracia Española. Edición en París. Yo lo tomo de la biografía de Gibson: Ligero de equipaje.
En el segundo aniversario de la sublevación militar con que dio comienzo la llamada guerra de España, los leales al Gobierno legítimo de la República Española tenemos una plena conciencia de nuestra posición y de nuestra fuerza. Luchamos contra los traidores de casa y los ladrones de fuera; contra pandillas de militares, dispersos y mediatizados, que ya no pueden llamase españoles, aunque antaño lo fueron, porque la traición desnaturaliza, y contra las fuerzas armadas (no menos viles, aunque mucho más poderosas) que el racismo alemán, el fascismo italiano y el hambre mora han introducido en España, con auxilio de un pequeño pueblo servil1 de la hipocresía diplomática, imperante en las esferas conservadoras de las democracias del Occidente europeo. Luchamos contra todos ellos, sin ánimo de rendirnos, seguros de la victoria, seguros, sobre todo, de merecerla. La guerra ha entrado en su tercera fase. Primero, la traición; después, la invasión cobarde y disfrazada; hoy, la guerra descarada contra la independencia de una nación.
Nuestro problema básico es la defensa del territorio español y del destino de nuestro pueblo. Estamos seguros de que los hombres de la España [¿sometida?], los que sufren más directamente el yugo de Italia y de Alemania, no han de renunciar a ser españoles. El pueblo de España ha podido, como otros muchos pueblos, albergar la traición de algunos de sus hijos, pero no ha sido nunca un país de traidores. Porque suponemos que esta convicción ha de abrirse paso en sus conciencias, les tendemos nuestros brazos leales, en este solemne día 19 de julio de 1938, les llamamos a luchar, como nosotros, al lado del Gobierno legítimo de España, sin otro título que el de españoles, contra la invasión extranjera.
Es el gran Machado, el ciudadano que resistió hasta el final, el gran poeta partidario del socialismo, que ya en proverbios y cantares: “Hoy es siempre todavía” - había advertido con razón una verdad inalterable: Todo necio confunde valor y precio.
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1 Gibson pregunta: ¿el Portugal de Salazar? Es posible que ésa sea la referencia.
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