Hay que reflexionar mucho: luchar contra el verdadero imperio, corregir los errores del pasado, evitarlos en el presente y crear un buen futuro.
18/07/2007
Opinión
El verdadero imperio
El verdadero imperio
José Gregorio Sotillo
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Históricamente el hombre, en su afán de querer sobreponerse a los demás y hacer valer su poderío, ha pretendido dominar algunas civilizaciones. Tal es el caso de los imperios del pasado, los cuales basándose en su fuerza militar, y política, hicieron que otras culturas se mantuvieran por largos periodos obedeciendo lineamientos caprichosos. Buena parte de lo que estos imperios han querido transmitir a los pueblos dominados es su cultura, para fortalecer su poderío económico y consolidar su ideología. Unos de los primeros que se impuso en el mundo fue el Imperio persa, que domino todo el medio Oriente, luego el Imperio macedonio que se hizo sentir desde Grecia hasta la India, el Imperio romano que sometió a Europa y que se extendió hasta el Asia Menor. Al caer el Imperio romano surgió el Sacro Imperio románico y luego el Sacro Imperio germánico. También la historia habla del Imperio español, como también del Imperio napoleónico que por muy poco tiempo dominó toda Europa y dejó tras de sí, por capricho de un grupo muy reducido que sólo deseaba beneficios personales, sangre, odio, divisiones y miseria. Detrás de todas estas imposiciones existen intereses bastardos de los líderes, quienes anteponen sus caprichos en la búsqueda de un trofeo que satisfaga sus acciones, olvidando los genuinos intereses y beneficios legítimos de los pueblos, los cuales les pertenece por mandato de Dios y de las leyes. Por otra parte, los entornos formados alrededor de estos líderes están guiados por intereses muy personales que los convierten en cómplices de esas acciones negativas que tanto perjudican a la gran mayoría de los pueblos, víctimas de estos grupos paranoicos e individualidades megalómanas. En el mundo globalizado de hoy, escuchamos discursos acerca del Imperio norteamericano el cual, supuestamente, pretende imponerse sobre otras naciones y en especial nuestro país. También se dice que el actual gobierno "revolucionario" está dando una lucha "frontal" para poner fin "al pisoteo" de la bota norteamericana, olvidando que el verdadero imperio está aquí, en nuestro territorio, porque lo que verdaderamente impera es el desempleo, el hambre y la miseria que día a día se hace dueña de nuestro pueblo. Asimismo, imperan los malos servicios públicos, el deterioro físico de las carreteras y de la infraestructura en general. A gran escala impera también la inseguridad, el hacinamiento en las cárceles, la crisis hospitalaria, la escasez de vivienda y el fracaso del sector agropecuario.Es decir, sigue imperando una serie de vicios del pasado, como el imperio de la corrupción, con nuevos y viejos protagonistas que se enriquecen cada día más, pero nada o muy poco se está haciendo para combatirlos y que, como decía anteriormente, el pueblo soberano es el que paga la ineficiencia y los caprichos personales de los responsables de dirigir esta "lucha antiimperialista". Sobre esto hay que reflexionar mucho y luchar contra el verdadero imperio, para, de esta forma, corregir los errores del pasado, del presente y del futuro; y poder, todos los venezolanos, estar contentos, satisfechos y sobre todo gozar de los beneficios y las riquezas que el Gran Arquitecto del Universo ha puesto en nuestra bella nación.
Históricamente el hombre, en su afán de querer sobreponerse a los demás y hacer valer su poderío, ha pretendido dominar algunas civilizaciones. Tal es el caso de los imperios del pasado, los cuales basándose en su fuerza militar, y política, hicieron que otras culturas se mantuvieran por largos periodos obedeciendo lineamientos caprichosos. Buena parte de lo que estos imperios han querido transmitir a los pueblos dominados es su cultura, para fortalecer su poderío económico y consolidar su ideología. Unos de los primeros que se impuso en el mundo fue el Imperio persa, que domino todo el medio Oriente, luego el Imperio macedonio que se hizo sentir desde Grecia hasta la India, el Imperio romano que sometió a Europa y que se extendió hasta el Asia Menor. Al caer el Imperio romano surgió el Sacro Imperio románico y luego el Sacro Imperio germánico. También la historia habla del Imperio español, como también del Imperio napoleónico que por muy poco tiempo dominó toda Europa y dejó tras de sí, por capricho de un grupo muy reducido que sólo deseaba beneficios personales, sangre, odio, divisiones y miseria. Detrás de todas estas imposiciones existen intereses bastardos de los líderes, quienes anteponen sus caprichos en la búsqueda de un trofeo que satisfaga sus acciones, olvidando los genuinos intereses y beneficios legítimos de los pueblos, los cuales les pertenece por mandato de Dios y de las leyes. Por otra parte, los entornos formados alrededor de estos líderes están guiados por intereses muy personales que los convierten en cómplices de esas acciones negativas que tanto perjudican a la gran mayoría de los pueblos, víctimas de estos grupos paranoicos e individualidades megalómanas. En el mundo globalizado de hoy, escuchamos discursos acerca del Imperio norteamericano el cual, supuestamente, pretende imponerse sobre otras naciones y en especial nuestro país. También se dice que el actual gobierno "revolucionario" está dando una lucha "frontal" para poner fin "al pisoteo" de la bota norteamericana, olvidando que el verdadero imperio está aquí, en nuestro territorio, porque lo que verdaderamente impera es el desempleo, el hambre y la miseria que día a día se hace dueña de nuestro pueblo. Asimismo, imperan los malos servicios públicos, el deterioro físico de las carreteras y de la infraestructura en general. A gran escala impera también la inseguridad, el hacinamiento en las cárceles, la crisis hospitalaria, la escasez de vivienda y el fracaso del sector agropecuario.Es decir, sigue imperando una serie de vicios del pasado, como el imperio de la corrupción, con nuevos y viejos protagonistas que se enriquecen cada día más, pero nada o muy poco se está haciendo para combatirlos y que, como decía anteriormente, el pueblo soberano es el que paga la ineficiencia y los caprichos personales de los responsables de dirigir esta "lucha antiimperialista". Sobre esto hay que reflexionar mucho y luchar contra el verdadero imperio, para, de esta forma, corregir los errores del pasado, del presente y del futuro; y poder, todos los venezolanos, estar contentos, satisfechos y sobre todo gozar de los beneficios y las riquezas que el Gran Arquitecto del Universo ha puesto en nuestra bella nación.
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