“Rebasar por la izquierda”
21/08/2007
Opinión
Manuel Camacho Solís*
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Se dice que el gobierno de Felipe Calderón está rebasando a la izquierda, por la izquierda. Para demostrarlo, el mejor ejemplo es la mejoría alcanzada en las relaciones de México con Argentina, Brasil, Cuba y Venezuela, todos ellos gobernados por la izquierda o el centro izquierda. La rectificación que ha hecho el gobierno, a través de un trabajo eficiente de la Cancillería, más que rebasar a la izquierda, pone de manifiesto los excesos a los que había llegado la derecha, las necesidades de legitimación del gobierno de Felipe Calderón y la ausencia de una política interna consecuente.
El gobierno le debe una explicación a la opinión pública. ¿Por qué, si el presidente de Venezuela fue utilizado por el gobierno de Fox para polarizar a la vida política mexicana y si Felipe Calderón lo convirtió en una pieza central de su estrategia electoral del miedo, ahora fuma la pipa de la paz con Chávez, como si nada hubiera ocurrido? ¿Por qué el gobierno de Vicente Fox llevó la relación con Cuba a la práctica ruptura y ahora se busca un acercamiento, sin que se expliquen las razones del cambio? ¿Qué pudo haber justificado las descortesías con el presidente Kirchner que tensaron la relación bilateral? La rectificación que está haciendo la Cancillería es positiva, pero Felipe Calderón debiera fijar su posición con mayor claridad para que, precisamente, no parezca que su rectificación se debe exclusivamente a su deseo de restarle puntos a Andrés Manuel López Obrador.
El gobierno no debiera necesitar de un corrimiento al centro en la política exterior para legitimarse. En México no es novedad que la política exterior sea un instrumento de legitimación interna. Desde los años 70, Mario Ojeda, de El Colegio de México, ya veía esa función de la política exterior. El que hoy se tenga que hacer uso de ese instrumento, debiera ser un motivo de preocupación para el gobierno de Felipe Calderón. En el antiguo régimen, la política exterior —digna y profesional— jugaba ese papel, precisamente por la falta de legitimidad democrática del régimen. El régimen autoritario necesitaba legitimarse con una política exterior progresista.
En las visitas de Estado, el cuidado de las formas diplomáticas debiera reflejarse en un manejo más cauto de las conferencias de prensa. Una cosa es que a un presidente de Brasil, Argentina o España le interese mejorar su relación con México, y otra distinta es que les agrade ser utilizados groseramente para propósitos de política interior, o que se aproveche su presencia para fijar posiciones ante los medios que nada tienen que ver con la visita oficial. A su cortesía debiera responderse con cortesía.
El problema de fondo con la estrategia gubernamental de “rebasar por la izquierda” es la incongruencia con su política interior. De poco sirve a un gobierno tener las mejores relaciones públicas internacionales si no resuelve los problemas internos. Un ejemplo paradigmático fue el de Gorbachov: construyó las mejores relaciones internacionales, mientras su país se desmoronaba por dentro, hasta llegar al colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
La situación interna no está como para distraerse o confundirse. La situación económica no está fácil; empieza a afectar a las remesas, la bolsa, las exportaciones y el consumo interno. Tenemos un sistema electoral dañado en su credibilidad. La violencia criminal continúa haciendo estragos todos los días. En los conflictos sociales no hay soluciones negociadas y sí violaciones a los derechos humanos. El escándalo de Ye Gon continúa, sin que haya sido esclarecido.
De nada servirán los juegos fatuos del “rebasar por la izquierda”, si el gobierno no demuestra que posee la capacidad para enfrentar los problemas que tiene en sus narices. Lo que se necesita, no es que Felipe Calderón pretenda rebasar a Andrés Manuel López Obrador por la izquierda. Nadie espera ni pretende que un gobierno de derecha sea de izquierda. Lo que es imperioso y urgente es salir de esa competencia vana para hacer la política que el país necesita: plural, sustantiva, responsable y eficaz.
Se dice que el gobierno de Felipe Calderón está rebasando a la izquierda, por la izquierda. Para demostrarlo, el mejor ejemplo es la mejoría alcanzada en las relaciones de México con Argentina, Brasil, Cuba y Venezuela, todos ellos gobernados por la izquierda o el centro izquierda. La rectificación que ha hecho el gobierno, a través de un trabajo eficiente de la Cancillería, más que rebasar a la izquierda, pone de manifiesto los excesos a los que había llegado la derecha, las necesidades de legitimación del gobierno de Felipe Calderón y la ausencia de una política interna consecuente.
El gobierno le debe una explicación a la opinión pública. ¿Por qué, si el presidente de Venezuela fue utilizado por el gobierno de Fox para polarizar a la vida política mexicana y si Felipe Calderón lo convirtió en una pieza central de su estrategia electoral del miedo, ahora fuma la pipa de la paz con Chávez, como si nada hubiera ocurrido? ¿Por qué el gobierno de Vicente Fox llevó la relación con Cuba a la práctica ruptura y ahora se busca un acercamiento, sin que se expliquen las razones del cambio? ¿Qué pudo haber justificado las descortesías con el presidente Kirchner que tensaron la relación bilateral? La rectificación que está haciendo la Cancillería es positiva, pero Felipe Calderón debiera fijar su posición con mayor claridad para que, precisamente, no parezca que su rectificación se debe exclusivamente a su deseo de restarle puntos a Andrés Manuel López Obrador.
El gobierno no debiera necesitar de un corrimiento al centro en la política exterior para legitimarse. En México no es novedad que la política exterior sea un instrumento de legitimación interna. Desde los años 70, Mario Ojeda, de El Colegio de México, ya veía esa función de la política exterior. El que hoy se tenga que hacer uso de ese instrumento, debiera ser un motivo de preocupación para el gobierno de Felipe Calderón. En el antiguo régimen, la política exterior —digna y profesional— jugaba ese papel, precisamente por la falta de legitimidad democrática del régimen. El régimen autoritario necesitaba legitimarse con una política exterior progresista.
En las visitas de Estado, el cuidado de las formas diplomáticas debiera reflejarse en un manejo más cauto de las conferencias de prensa. Una cosa es que a un presidente de Brasil, Argentina o España le interese mejorar su relación con México, y otra distinta es que les agrade ser utilizados groseramente para propósitos de política interior, o que se aproveche su presencia para fijar posiciones ante los medios que nada tienen que ver con la visita oficial. A su cortesía debiera responderse con cortesía.
El problema de fondo con la estrategia gubernamental de “rebasar por la izquierda” es la incongruencia con su política interior. De poco sirve a un gobierno tener las mejores relaciones públicas internacionales si no resuelve los problemas internos. Un ejemplo paradigmático fue el de Gorbachov: construyó las mejores relaciones internacionales, mientras su país se desmoronaba por dentro, hasta llegar al colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
La situación interna no está como para distraerse o confundirse. La situación económica no está fácil; empieza a afectar a las remesas, la bolsa, las exportaciones y el consumo interno. Tenemos un sistema electoral dañado en su credibilidad. La violencia criminal continúa haciendo estragos todos los días. En los conflictos sociales no hay soluciones negociadas y sí violaciones a los derechos humanos. El escándalo de Ye Gon continúa, sin que haya sido esclarecido.
De nada servirán los juegos fatuos del “rebasar por la izquierda”, si el gobierno no demuestra que posee la capacidad para enfrentar los problemas que tiene en sus narices. Lo que se necesita, no es que Felipe Calderón pretenda rebasar a Andrés Manuel López Obrador por la izquierda. Nadie espera ni pretende que un gobierno de derecha sea de izquierda. Lo que es imperioso y urgente es salir de esa competencia vana para hacer la política que el país necesita: plural, sustantiva, responsable y eficaz.
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*Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista
*Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista
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