Menchú intentará ser la primera presidenta indígena de AL
Proceso violento y salpicado de crímenes
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Por A. W.
Por A. W.
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México DF - (CIMAC/Artemisa) - El próximo domingo, Rigoberta Menchu Tum intentará convertirse en la primera mujer indígena que gobierne un país de Latinoamérica, Guatemala, pero suma una intención de voto que al parecer la dejará en el cuarto lugar.
Dice que le faltó tiempo y recursos para mejorar su oportunidad, pero en un país sacudido por la violencia no parecen las únicas razones. Ella misma tuvo que suspender su campaña por falta de financiamiento y el 27 de agosto le mataron acribillada de siete balazos a una candidata a concejala.
En medio de un proceso electoral violento y salpicado de crímenes, Guatemala elegirá nuevas autoridades. Rigoberta Menchú Tum pelea por la presidencia en un país marcado por la desigualdad de género y donde las mujeres apenas participan en las elecciones y en el poder local.
Más de 5.9 millones de guatemaltecas y guatemaltecos están convocados a las urnas el domingo 9, donde deberán elegir presidente o presidenta, 332 autoridades municipales y 158 diputados y diputadas nacionales.
En el proceso electoral de este año, uno de los más violentos desde el retorno de la institucionalidad en 1985, sólo una mujer pelea por la presidencia.
Los postulantes presidenciales de las fórmulas restantes, todos varones, seguirán en competencia hasta el inicio de la veda electoral el viernes 7.
Ganadora del Premio Nobel de La Paz 1992, Menchú Tum, según un sondeo publicado por el diario local Prensa Libre el miércoles 29 de agosto, tiene un poco más de 4 por ciento de respaldo de los y las votantes, ubicándose en el quinto lugar de una nómina de 14 aspirantes presidenciales.
“Lo único que nos faltó fue tiempo y recursos económicos”, explicó la reconocida activista por los derechos indígenas y encarnizada defensora de las víctimas de la guerra civil que se produjo entre 1960 y 1996, en el acto de cierre de su campaña el 26 de agosto.
Menchú Tum cuenta con una buena imagen entre los pueblos indígenas, que representan 60 por ciento de la población, sin embargo no logrará disminuir la diferencia que la separa de los líderes de la carrera electoral, el centroizquierdista Álvaro Colom y el general retirado de derecha Otto Pérez Molina.
Según el sondeo realizado el miércoles 29 por la consultora Vox Latina para Prensa Libre, Colom de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), tiene 22 por ciento de intención de voto, seguido de Pérez Molina, del Partido Patriota (PP), con 17.50 por ciento. Ninguno de los dos contrincantes ganaría en primera vuelta.
Entre los favoritos y la candidata por el partido EG, aparece Alejandro Giammattei, de la Gran Alianza Nacional, con 7.67 por ciento a su favor, y Eduardo Suger, del Centro de Acción Social, cuya postulación despierta la simpatía de 5.4 por ciento de los y las encuestadas. El resto de los aspirantes a la primera magistratura no rebasa el margen de error de la muestra, que es de 4.1 por ciento.
INEQUIDAD
La obtención de la máxima candidatura por parte de Rigoberta Menchú Tum es una excepción y no un reflejo de que este año en Guatemala hubo una distribución más equitativa de puestos en los listados de elección popular entre varones y mujeres o de un crecimiento significativo en el índice de participación femenina.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, que calificó de “dramática” la presencia femenina en las propuestas de los partidos políticos para promoverlas a cargos electorales, las coaliciones más fuertes tienen 92 por ciento de postulaciones masculinas y sólo 8 por ciento corresponden a mujeres.
Se sabe que las guatemaltecas apenas se involucran en las contiendas electorales y cuando lo hacen suelen ser relegadas a los últimos puestos, con lo que jamás llegan a ocupar lugares de decisión, denunciaron referentes de movimientos sociales y de mujeres.
Para Ana María Monzón, de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, “hay que reformar la Ley Electoral y de Partidos a fin de que las mujeres participen en los primeros lugares”.
La información estadística indica que este año de un total de 29 mil 364 postulaciones, sólo 3 mil 762 mujeres aspiran a un cargo, es decir 12 por ciento, mientras que en las elecciones generales de 2003 únicamente representaron 9.5 por ciento.
Este crecimiento no deja de ser positivo, dijo Raquel Zelaya, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, quien explicó que “significa que las mujeres luchan más por aquellos espacios que son ocupados por hombres”.
Por su parte, el investigador Gustavo Palma, de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala, opinó que el leve incremento en las candidaturas de mujeres no indica una transformación significativa. “El sistema político está fuertemente afirmado sobre la perspectiva patriarcal y machista y será un proceso largo transformar las desigualdades de género”, advirtió.
En la región de América Central y el Caribe, Guatemala tiene el porcentaje más bajo de representación femenina en el poder local. Ellas suman sólo el 2.7 por ciento del total de los puestos.
La secretaria de La Paz, Catalina Soberanis, ex presidenta del Congreso guatemalteco, sostuvo que “en política el contraste en cuanto a géneros está muy marcado” y puso como ejemplo que de un total de 158 diputados y diputadas, sólo 14 son mujeres. “La discriminación va más allá, pues únicamente una de ellas representa a las indígenas, pese a que la población de origen maya alcanza los seis millones de habitantes”, agregó.
La escasa participación femenina también ocurre a nivel de las alcaldías: de 332 corporaciones, sólo 8 están presididas por mujeres. Es más, desde el inicio de la era democrática en 1985 hasta la actualidad, únicamente 22 guatemaltecas ocuparon el sillón principal en las administraciones municipales, según el archivo del Tribunal Supremo Electoral.
Asimismo, una investigación de Naciones Unidas muestra que en Guatemala las mujeres constituyen 51 por ciento de los 13 millones de habitantes y que sin embargo la ausencia femenina en diputaciones y municipios es notoria.
Según esa indagación, ciudadanas de distintos lugares del país dijeron que no se involucran en las campañas electorales “por los celos de esposos y padres, el temor a que el pueblo hable mal de ellas o por haber llegado sólo al tercer grado de primaria”.
Hace unas semanas agrupaciones como la Asociación Política de Mujeres Mayas Moloj, la alianza de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y la Convergencia Cívico Política de Mujeres comenzaron a trabajar en forma conjunta para romper el “techo de vidrio” reflejado por Naciones Unidas. Entre otras actividades, realizan foros, encuestas y publicaciones de afiches exigiendo más mujeres en los cargos públicos.
VIOLENCIA
Los medios de comunicación locales están informando que en Guatemala se desarrolla la pelea electoral más violenta de los últimos años. La organización no gubernamental Mirador Electoral comunicó inclusive que son más de 40 las personas asesinadas entre candidatos, candidatas, activistas y familiares de éstos, y que los partidos políticos sufrieron alrededor de 60 atentados.
El último homicidio golpeó especialmente a la alianza política liderada por Rigoberta Menchú Tum y ocurrió el lunes 27 de agosto. Clara Luz López Marroquín, que era candidata a concejal por esa coalición, murió tras recibir siete balazos en un camino que llevaba a su casa en el departamento de Santa Rosa.
“No es la primera agresión, ni el primero que pierde la vida en esta campaña”, denunció Menchú Tum, al expresar su profundo dolor por la muerte de la correligionaria López Marroquín. Recordó que en mayo en el departamento de Zacapa fue asesinado el candidato a alcalde y miembro del comité ejecutivo de Encuentro por Guatemala (EG), Liberato Granados.
En agosto, esa coalición sufrió hasta cuatro ataques, entre éstos el atentado contra el dirigente guerrillero César Montes, miembro de la dirección de EG, quien salió ileso y también una balacera contra la vivienda de una postulante a la diputación, donde hirieron a sus dos hijas.
La Unidad Nacional de la Esperanza, que propone a Álvaro Colom para la presidencia –está primero en las encuestas– perdió unos 15 miembros, entre ellos dos diputados.
Desde la oposición hasta el gobierno de Oscar Berger admiten que grupos mafiosos vinculados al narcotráfico están infiltrando partidos y presentan candidatos en diversos municipios, y que también intervienen núcleos derechistas afines a las viejas dictaduras.
En ese contexto, este fin de semana se inició un plan de seguridad nacional, con el despliegue de unos 19 mil 500 agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y alrededor de 11 mil soldados a lo largo y ancho del país. “Es para dar confianza y tranquilidad a la población durante los últimos días de la campaña electoral, el día de las votaciones y los días posteriores”, justificó un vocero de la PNC.
Por su parte, el jefe de la Misión de Observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) Jorge García reconoció que la violencia en el país centroamericano preocupa, y explicó que se trata de un proceso electoral “complejo”. Esta es la quinta elección que el organismo supervisa en Guatemala pero los problemas actuales que registra la OEA se producen debido a la falta de información, el elevado número de candidatos y la descentralización de los centros de sufragio. El Tribunal Supremo Electoral instaló 2 mil 060 centros de votación.
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México DF - (CIMAC/Artemisa) - El próximo domingo, Rigoberta Menchu Tum intentará convertirse en la primera mujer indígena que gobierne un país de Latinoamérica, Guatemala, pero suma una intención de voto que al parecer la dejará en el cuarto lugar.
Dice que le faltó tiempo y recursos para mejorar su oportunidad, pero en un país sacudido por la violencia no parecen las únicas razones. Ella misma tuvo que suspender su campaña por falta de financiamiento y el 27 de agosto le mataron acribillada de siete balazos a una candidata a concejala.
En medio de un proceso electoral violento y salpicado de crímenes, Guatemala elegirá nuevas autoridades. Rigoberta Menchú Tum pelea por la presidencia en un país marcado por la desigualdad de género y donde las mujeres apenas participan en las elecciones y en el poder local.
Más de 5.9 millones de guatemaltecas y guatemaltecos están convocados a las urnas el domingo 9, donde deberán elegir presidente o presidenta, 332 autoridades municipales y 158 diputados y diputadas nacionales.
En el proceso electoral de este año, uno de los más violentos desde el retorno de la institucionalidad en 1985, sólo una mujer pelea por la presidencia.
Los postulantes presidenciales de las fórmulas restantes, todos varones, seguirán en competencia hasta el inicio de la veda electoral el viernes 7.
Ganadora del Premio Nobel de La Paz 1992, Menchú Tum, según un sondeo publicado por el diario local Prensa Libre el miércoles 29 de agosto, tiene un poco más de 4 por ciento de respaldo de los y las votantes, ubicándose en el quinto lugar de una nómina de 14 aspirantes presidenciales.
“Lo único que nos faltó fue tiempo y recursos económicos”, explicó la reconocida activista por los derechos indígenas y encarnizada defensora de las víctimas de la guerra civil que se produjo entre 1960 y 1996, en el acto de cierre de su campaña el 26 de agosto.
Menchú Tum cuenta con una buena imagen entre los pueblos indígenas, que representan 60 por ciento de la población, sin embargo no logrará disminuir la diferencia que la separa de los líderes de la carrera electoral, el centroizquierdista Álvaro Colom y el general retirado de derecha Otto Pérez Molina.
Según el sondeo realizado el miércoles 29 por la consultora Vox Latina para Prensa Libre, Colom de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), tiene 22 por ciento de intención de voto, seguido de Pérez Molina, del Partido Patriota (PP), con 17.50 por ciento. Ninguno de los dos contrincantes ganaría en primera vuelta.
Entre los favoritos y la candidata por el partido EG, aparece Alejandro Giammattei, de la Gran Alianza Nacional, con 7.67 por ciento a su favor, y Eduardo Suger, del Centro de Acción Social, cuya postulación despierta la simpatía de 5.4 por ciento de los y las encuestadas. El resto de los aspirantes a la primera magistratura no rebasa el margen de error de la muestra, que es de 4.1 por ciento.
INEQUIDAD
La obtención de la máxima candidatura por parte de Rigoberta Menchú Tum es una excepción y no un reflejo de que este año en Guatemala hubo una distribución más equitativa de puestos en los listados de elección popular entre varones y mujeres o de un crecimiento significativo en el índice de participación femenina.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, que calificó de “dramática” la presencia femenina en las propuestas de los partidos políticos para promoverlas a cargos electorales, las coaliciones más fuertes tienen 92 por ciento de postulaciones masculinas y sólo 8 por ciento corresponden a mujeres.
Se sabe que las guatemaltecas apenas se involucran en las contiendas electorales y cuando lo hacen suelen ser relegadas a los últimos puestos, con lo que jamás llegan a ocupar lugares de decisión, denunciaron referentes de movimientos sociales y de mujeres.
Para Ana María Monzón, de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas, “hay que reformar la Ley Electoral y de Partidos a fin de que las mujeres participen en los primeros lugares”.
La información estadística indica que este año de un total de 29 mil 364 postulaciones, sólo 3 mil 762 mujeres aspiran a un cargo, es decir 12 por ciento, mientras que en las elecciones generales de 2003 únicamente representaron 9.5 por ciento.
Este crecimiento no deja de ser positivo, dijo Raquel Zelaya, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, quien explicó que “significa que las mujeres luchan más por aquellos espacios que son ocupados por hombres”.
Por su parte, el investigador Gustavo Palma, de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala, opinó que el leve incremento en las candidaturas de mujeres no indica una transformación significativa. “El sistema político está fuertemente afirmado sobre la perspectiva patriarcal y machista y será un proceso largo transformar las desigualdades de género”, advirtió.
En la región de América Central y el Caribe, Guatemala tiene el porcentaje más bajo de representación femenina en el poder local. Ellas suman sólo el 2.7 por ciento del total de los puestos.
La secretaria de La Paz, Catalina Soberanis, ex presidenta del Congreso guatemalteco, sostuvo que “en política el contraste en cuanto a géneros está muy marcado” y puso como ejemplo que de un total de 158 diputados y diputadas, sólo 14 son mujeres. “La discriminación va más allá, pues únicamente una de ellas representa a las indígenas, pese a que la población de origen maya alcanza los seis millones de habitantes”, agregó.
La escasa participación femenina también ocurre a nivel de las alcaldías: de 332 corporaciones, sólo 8 están presididas por mujeres. Es más, desde el inicio de la era democrática en 1985 hasta la actualidad, únicamente 22 guatemaltecas ocuparon el sillón principal en las administraciones municipales, según el archivo del Tribunal Supremo Electoral.
Asimismo, una investigación de Naciones Unidas muestra que en Guatemala las mujeres constituyen 51 por ciento de los 13 millones de habitantes y que sin embargo la ausencia femenina en diputaciones y municipios es notoria.
Según esa indagación, ciudadanas de distintos lugares del país dijeron que no se involucran en las campañas electorales “por los celos de esposos y padres, el temor a que el pueblo hable mal de ellas o por haber llegado sólo al tercer grado de primaria”.
Hace unas semanas agrupaciones como la Asociación Política de Mujeres Mayas Moloj, la alianza de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y la Convergencia Cívico Política de Mujeres comenzaron a trabajar en forma conjunta para romper el “techo de vidrio” reflejado por Naciones Unidas. Entre otras actividades, realizan foros, encuestas y publicaciones de afiches exigiendo más mujeres en los cargos públicos.
VIOLENCIA
Los medios de comunicación locales están informando que en Guatemala se desarrolla la pelea electoral más violenta de los últimos años. La organización no gubernamental Mirador Electoral comunicó inclusive que son más de 40 las personas asesinadas entre candidatos, candidatas, activistas y familiares de éstos, y que los partidos políticos sufrieron alrededor de 60 atentados.
El último homicidio golpeó especialmente a la alianza política liderada por Rigoberta Menchú Tum y ocurrió el lunes 27 de agosto. Clara Luz López Marroquín, que era candidata a concejal por esa coalición, murió tras recibir siete balazos en un camino que llevaba a su casa en el departamento de Santa Rosa.
“No es la primera agresión, ni el primero que pierde la vida en esta campaña”, denunció Menchú Tum, al expresar su profundo dolor por la muerte de la correligionaria López Marroquín. Recordó que en mayo en el departamento de Zacapa fue asesinado el candidato a alcalde y miembro del comité ejecutivo de Encuentro por Guatemala (EG), Liberato Granados.
En agosto, esa coalición sufrió hasta cuatro ataques, entre éstos el atentado contra el dirigente guerrillero César Montes, miembro de la dirección de EG, quien salió ileso y también una balacera contra la vivienda de una postulante a la diputación, donde hirieron a sus dos hijas.
La Unidad Nacional de la Esperanza, que propone a Álvaro Colom para la presidencia –está primero en las encuestas– perdió unos 15 miembros, entre ellos dos diputados.
Desde la oposición hasta el gobierno de Oscar Berger admiten que grupos mafiosos vinculados al narcotráfico están infiltrando partidos y presentan candidatos en diversos municipios, y que también intervienen núcleos derechistas afines a las viejas dictaduras.
En ese contexto, este fin de semana se inició un plan de seguridad nacional, con el despliegue de unos 19 mil 500 agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y alrededor de 11 mil soldados a lo largo y ancho del país. “Es para dar confianza y tranquilidad a la población durante los últimos días de la campaña electoral, el día de las votaciones y los días posteriores”, justificó un vocero de la PNC.
Por su parte, el jefe de la Misión de Observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) Jorge García reconoció que la violencia en el país centroamericano preocupa, y explicó que se trata de un proceso electoral “complejo”. Esta es la quinta elección que el organismo supervisa en Guatemala pero los problemas actuales que registra la OEA se producen debido a la falta de información, el elevado número de candidatos y la descentralización de los centros de sufragio. El Tribunal Supremo Electoral instaló 2 mil 060 centros de votación.
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Cimac - México/08/09/2007
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