17/5/09

EN CHINA SÍ LE CREYERON ….. EN ACAPULCO ¡NO!

Por: Manú Dornbierer <manoudornbierer@gmail.com>
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Seguramente el gobierno de la República Popular China, amén de haber recibido noticias de la escandalosa propaganda para desarticular a la sociedad mexicana so pretexto de impedir la difusión del virus de la inicialmente llamada “gripe porcina”, apelativo que le pegó duramente a los porcicultores mundiales que quieren demandar a México por daños y perjuicios, debe tener en sus manos una traducción del decreto que Calderón emitió el 24- 25 de abril 2009 para paralizar al país. En opinión de juristas nacionales es absolutamente inconstitucional.

A ese respecto , en el diario “ El Universal” de la fecha Jorge Ramos comentó : La Secretaría de Gobernación publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto mediante el cual el Poder Ejecutivo asume el control de las acciones en el país para prevenir, controlar y combatir el virus de la influenza. El documento, publicado en una edición extraordinaria del Diario Oficial, contiene medidas y ordenamientos, entre ellos, la posibilidad de clausura temporal de sitios con alta concentración de personas como locales o centros de espectáculos. El decreto, firmado por el presidente Felipe Calderón y el secretario de salud, José Ángel Córdova Villalobos, entra en vigor este mismo sábado.

Y Ramos procede a describir los fascistas poderes que se autoadjudicó Calderón para “salvar a la humanidad” gracias a una especie de “golpe de estado”:

I. El aislamiento de personas que puedan padecer la enfermedad y de los portadores de gérmenes de la misma, por el tiempo que resulte estrictamente necesario, así como la limitación de sus actividades, cuando así se amerite por razones epidemiológicas.
II. La aplicación de sueros, vacunas y otros recursos preventivos y terapéuticos.
III. La inspección de pasajeros que puedan ser portadores de gérmenes, así como de equipajes, medios de transporte, mercancías y otros objetos que puedan ser fuentes o vehículos de agentes patógenos.
IV. El ingreso a todo tipo de local o casa habitación para el cumplimiento de actividades dirigidas al control y combate de la epidemia.
V. La utilización de todos los recursos médicos y de asistencia social de los sectores público, social y privado existentes.
VI. La adquisición a nivel nacional o internacional, de equipo médico, agentes de diagnóstico, material quirúrgico y de curación y productos higiénicos, así como todo tipo de mercancías, objetos, bienes y servicios que resulten necesarios para hacer frente a la contingencia, sin necesidad de agotar el procedimiento de licitación pública, por las cantidades o conceptos necesarios para afrontarla.
VII. Importar y autorizar la importación de los bienes y servicios citados en el inciso anterior, sin necesidad de agotar trámite administrativo alguno, por las cantidades o conceptos necesarios para afrontar la contingencia objeto de este decreto.
VIII. Ordenar las medidas atingentes a fin de evitar congregaciones de personas en cualquier lugar de reunión, incluyendo la clausura temporal de locales o centros de espectáculo.
IX. La encomienda a las autoridades federales, estatales y municipales, así como a los profesionales técnicos y auxiliares de las disciplinas para la salud, el desempeño de las actividades que estime necesarias.
X. La regulación del tránsito terrestre, marítimo y aéreo, así como disponer libremente de todos los medios de transporte de propiedad del Estado y de servicio público, cualquiera que sea el régimen legal a que estén sujetos estos últimos.
XI. La utilización libre y prioritaria de los servicios telefónicos, telegráficos y de correos, así como las transmisiones de radio y televisión, estableciendo las directrices informativas necesarias a fin de transmitir clara y oportunamente las medidas que se adopten para afrontar la contingencia.
¿SÓLO PARA CONSUMO INTERNO?
En ningún otro país en que “apareció” el extraño virus mutante pero NO LETAL ,ni en su país de origen Estados Unidos , se dio ninguna de las medidas que Felipe Mussolini y su titubeante secretario guanajuatizador de Salud aplicaron sin mayor reflexión a los mexicanos. En semejante situación era de esperarse que muchos países se asustaran profundamente ante la “gravedad “ mexicana y trataran de protegerse de tan pavoroso peligro. Hasta el momento, los países están en todo su derecho de autoprotegerse tras la información antes expuesta y el escándalo mediático de las televisoras y radiodifusoras aztecas que las 24 horas alimentaron el pánico. Así pues las medidas tomadas por China como la cuarentena a viajeros mexicanos son lógicas y los pobres discriminados deben reclamarle a su “gobierno federal” no al de China. Lo mismo reza para la reacción de Singapore, Perú, Ecuador Argentina y Cuba que detuvieron sus vuelos a México y viceversa. ¿ Qué esperaba Calderón? ¿Qué no le creyeran?
Pero en lugar de agradecer a dichos países por respetar lo que se ha cansado de preconizar y aplicarlo para d efender a su gente de tan anunciada pandemia , Lipe Calderón ha perdido los estribos y se los está poniendo como lazo de cochino _ viene muy al caso tal expresión - por actuar en consecuencia de sus propias recomendaciones a los mexicanos. . ¿Quién en lo entiende? No acierta a medir sus palabras y está metiendo a México con sus actuales argumentos patrioteros en una verdadera maraña de problemas internacionales. Da la impresión de que quería la admiración global, empezando por la de la OMS, Organización Mundial de la Salud , pero la indiferencia absoluta de los países respecto a cuidar a su propia población . Absurdo que estén siendo regañados y groseramente tratados por haberle creído a Calderón. Pero ninguno con tanta vileza como el pequeño y paupérrimo Haití que no aceptó un barco de alimentos que le envió México de limosna. Y Lipe a decir: En Haití se mueren de hambre , no del virus, arriesgándose a que muchos mexicanos arruinados por los gobiernos panistas le contesten : ¡Igual que en México! ya que son pocos y aún sin identificar debidamente las víctimas del virus y hay demasiados millones en miseria extrema . Asimismo se aprovecha el escándalo para cargarle al H1N1 todos los muertitos del momento , como es el caso del lamentabilísimo deceso del “niñito mexicano de Brownsville” enfermo desde que nació.
LOS DAÑOS ECONOMICOS Y UN PANORAMA NEGRO.
El peor de los daños a la economía mexicana fue el del turismo. El resto del año no va a aparecer por aquí ningún turista extranjero. Un ejemplo: Se cancelaron todos los cruceros que tocan nuestras costas y estamos empezando mayo. Faltaban los mejores barcos. La CANACO - SERVYTUR, calculan que la alerta sanitaria costó 12 mil 645 millones de pesos. Y por otra parte, se dejaron de captar durante el primer trimestre del año 30 mil 337.1 millones de pesos de tributos , dice el FMI. El turismo es la 3ª o a veces la 2ª fuente de divisas del país ya que las remesas se están secando por la crisis en USA.
El petróleo de los altísimos sobreprecios provocados por el siniestro dueto Bush-Cheney, ya no es “el de Fox” que nunca explicó qué hizo con los excedentes . Y como era de preverse, no obstante el foro patriótico de los especialistas para la defensa del petróleo ,hoy está yendo a dar a manos extranjeras. El empleo cayó en todo el país , pero como bien dice la gente cada vez más irritada : “Pero ELLOS siguen cobrando”
Como regalo “De madres” veremos la próxima semana como se van a aplicar las medidas policiacas anunciadas para salvarnos del virus, que aunadas a las de la “guerra contra el narco” tienen por objeto ocultar al mal gobierno realizado por el PAN en los dos últimos sexenios, de cara a las elecciones de julio. En lo personal y profesional me preocupa la indudable censura que ya se aplica hasta en el Internet (ojo con Hotmail) . Pero en fin seamos optimistas, a ver si Calderón o su asesor (al parecer) aquel Lozano Gracia, procurador de Zedillo, que tiene tanta influencia sobre el que llaman “el Viejerío panista”, redactan un manifiesto preciso para combatir los megaefectos económicos de la minipandemia.
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Colaboración Gaston Pardo<pardo.gaston@gmail.com>

Socialismo venezolano con Argentina de aliado

LA ESTRATEGIA Y EL MODELO QUE LLEVA ADELANTE CHAVEZ EN LA CIENCIA Y LA INDUSTRIA, Y COMO JUEGA LA ARGENTINA EN ELLOS
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El intercambio científico aplicado en agroalimentación y energía es un eje central de la nueva relación Argentina-Venezuela. Jessie Chacon, ministro de Ciencia, Tecnología e Industrias de Hugo Chávez, explicó aspectos clave del modelo.
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Por Raúl Dellatorre
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Cristina Fernández y Hugo Chávez, de paseo por el lago Argentino. La estrategia y el rélax.
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Los trece nuevos acuerdos de cooperación que firmaron Argentina y Venezuela esta semana tuvieron, como eje estratégico, la agroalimentación y el área energética. “Identificamos en Argentina un socio estratégico, un aliado, en el que podemos confiar para desarrollar nuestra agricultura y nuestra agroindustria; pero no pretendemos recibirlo por nada, estamos en condiciones de brindarle todo lo que nosotros hemos avanzado en materia de desarrollo energético”, afirmó Jessie Chacon, actual ministro de Ciencia, Tecnología e Industrias, e integrante de la misión que acompañó al presidente Hugo Chávez durante su paso por Buenos Aires. Chacon va más allá de eso en su definición: sostiene que el aporte de los países aliados será fundamental para que Venezuela pueda avanzar velozmente en la construcción de su modelo industrial socialista.

Durante una visita al INTI (organismo que está ocupando un rol central en toda la dinámica de interrelación Argentina-Venezuela, al igual que el INTA), Chacon dialogó con miembros de la comunidad científica argentina y definió muchos de los aspectos que caracterizan la actual etapa estratégica de Venezuela.

“El modelo industrial venezolano está en proceso de definirse, no podemos decir que ya esté”, sostiene. Pero subraya que en ese camino hay cuestiones avanzadas, como la identificación de potencialidades en la relación con aliados (China en el desarrollo satelital, Argentina en agroalimentos), o el desarrollo de nuevas industrias a partir de la demanda y necesidades populares. Dio un ejemplo: “Venezuela es uno de los mayores exportadores de cacao a Suiza, pero los chocolates y bombones se los compramos a ellos; ahí se comprendió que había una necesidad de empezar a producir chocolate venezolano, con las familias de plantadores y cosechadores participando en el proceso de apropiación del conocimiento, de cómo llegar a hacerlo. Y ya hemos empezado a hacerlo”. Otro aspecto interesante es que todo el desarrollo industrial se da en la misma región campesina pobre en la que antes se extraía el cacao para exportar, con mínima o nula apropiación local de la renta.

La investigación científica del modelo venezolano es alentada con el mismo criterio de dar prioridad a las necesidades del pueblo. “La investigación es alentada o subsidiada, siempre que la investigación básica se transforme en ciencia aplicada que pueda volcarse en la producción y satisfaga necesidades del pueblo. Si no hay aplicación, no hay recursos. No se subsidia para que el estudio termine en un ‘paper’ que simplemente prestigie a su autor”, resumió Jessie Chacon.

Pero este ordenamiento de prioridades también lleva a permanentes conflictos políticos. La cadena de producción de bienes para atender necesidades básicas de la población está mayoritariamente dominada por empresas privadas, que en muchos casos no acompañan el proceso de desarrollo del gobierno y en algunos, incluso, hasta buscan ponerle palos en la rueda. En estos casos, el gobierno venezolano no vacila en tomar el camino de la expropiación. Tal fue el caso de Sidor, la empresa siderúrgica cuyo accionista mayoritario es el grupo Techint. Sidor adquiere el mineral de hierro que le vende una empresa extractora estatal a precios subsidiados. Sidor es la mayor productora de acero de Venezuela, y como tal había entrado en conflicto con la industria metalmecánica, que se quejaba de que le vendía la chapa a precios de monopolio, abusando de su posición dominante.

Si no colocaba en el mercado local, Sidor exportaba el acero, aun a precios inferiores a los exigidos internamente, a sus propias filiales en el extranjero para procesarlo allí. Sidor terminó nacionalizada, porque se juzgó que “su actitud rompía el encadenamiento productivo que posibilitaba poner más bienes a disposición de la población”.

Venezuela no le compra soja a la Argentina, porque no admite la venta de transgénicos producidos en base a semillas híbridas y fumigadas con glifosato. Pero está interesada en la maquinaria agrícola y en los sistemas de producción agrícola que está aportando el INTA. En este sentido, el país de Hugo Chávez se encamina a convertirse en un aliado estratégico de peso, aunque medido por una vara diferente a la suma de cantidades comercializadas, en las que se destacan los que hoy adquieren las oleaginosas y derivados que inundaron el suelo argentino.
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Página/12 Web - Argentina/17/05/2009

Dominio público: Opinión a fondo

AUGUSTO KLAPPENBACH*
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Desde hace días tenemos una nueva razón para tener miedo: la gripe porcina. Nuestros enemigos ya no son los pollos sino los cerdos, esos inocentes animales de los cuales se aprovecha todo menos, por lo visto, sus virus. No se trata, por supuesto, de trivializar el peligro de esta nueva gripe, grave para algunos afectados y preocupante para todos. Es razonable que los poderes públicos tomen precauciones y establezcan normas que pueden resultar tan necesarias como molestas. Pero quizás se pueda aprovechar la ocasión para sacar algunas conclusiones sobre un sentimiento que está en la base de nuestra civilización: el miedo.

Los viejos epicúreos decían que los temores y los deseos son enemigos de la felicidad. Y razonaban más o menos así: el bien y el mal –el placer y el dolor– están en la sensación. Pero ni temores ni deseos son sensaciones. Y, por lo tanto, si los eliminamos, o los reducimos al mínimo, estaremos dispuestos a gozar de todos los bienes que se nos ofrezcan sin enturbiarlos por el deseo de bienes mayores ni por el temor de perderlos. En particular, el miedo a la muerte es un temor absurdo: cuando estamos vivos no sufrimos la muerte y cuando estamos muertos tampoco. La muerte no es nada, por lo tanto, ni para los vivos ni para los muertos. ¿Por qué entonces la tememos? Porque conservamos el deseo irracional de la inmortalidad; si nos reconciliáramos con nuestra finitud, estaríamos siempre preparados para recibir la felicidad que el presente nos ofrece y que muchas veces dejamos pasar de largo, pendientes de un futuro que todavía no existe.
Un discurso tan sobrado de razones como carente de todo poder de convicción. Porque Epicuro olvida que lo que distingue la vida humana de la animal es precisamente su capacidad de actualizar el futuro (tanto como el pasado). Por eso los miedos y los deseos, que habitan en el futuro, tienen un papel determinante en nuestras vidas.

Una cultura del miedo es necesariamente conservadora. El miedo paraliza o provoca reacciones histéricas y agresiones inútiles, pero nunca es capaz de generar conductas creativas. Una persona aterrada suele sentirse inclinada a seguir los pasos de quien le prometa eliminar el peligro que le acecha, dejar que otros piensen y decidan por ella, consagrando así la vieja alianza del miedo y la obediencia. Y, en cualquier caso, tiende a evitar cualquier cambio, ya que teme que una nueva situación le obligue a enfrentarse con nuevas amenazas, siempre peores en su imaginación que aquellas cuyo rostro ya conoce.

Las razones del miedo han proliferado en los últimos años. Mucho antes de la gripe porcina, el sida auguró un terrible castigo para nuestras conductas licenciosas, el efecto 2000 iba a provocar una crisis informática universal, descontrol de misiles nucleares incluido, las vacas locas nos convertirían a todos en descerebrados, el humo del tabaco asfixiaría el planeta entero, la llegada del euro provocaría innumerables efectos perversos en nuestras economías, la gripe aviar convertiría en temible enemiga a la más inocente de las palomas, el calentamiento global inundaría ciudades enteras y, por supuesto y ante todo, las huestes de Bin Laden –y, ya puestos, el mundo islámico en su conjunto– dominarían nuestra Europa. Peligros de especies muy diversas, y algunos de ellos reales y francamente preocupantes, pero que tienen en común la parálisis que genera su anuncio: poco podemos hacer individualmente para conjurarlos, ante lo cual se nos invita a delegar nuestras decisiones en manos de quienes tienen el poder de gestionarlos.
Y ahora, al temor que provoca la gripe se une el pánico por la crisis de la economía globalizada. Poco importa que, por el momento, sus víctimas sean sólo quienes perdieron su empleo o sus medios de vida, mientras que los demás reciben de esta crisis (insisto, por el momento) algunos beneficios, como la disminución del importe de su hipoteca o la moderación de la inflación. La crisis es, en efecto, de consecuencias devastadoras para quienes han perdido o disminuido sus ingresos, especialmente para los inmigrantes que no tienen un colchón familiar que amortigüe su caída. Y estos son muchos. Pero el terror de quienes siguen cobrando normalmente su salario (es decir, la mayoría de la población) no se basa en hechos, sino en un miedo difuso ante un futuro acerca del cual sospecho que nadie sabe gran cosa.

La función social de este temor generalizado es evidente: se está ayudando con enormes cantidades de dinero público a los mismos que provocaron la crisis, bancos y entidades financieras. Nuestro dinero se utiliza para avalar sus deudas y sanear sus finanzas, sin exigirles a cambio casi ninguna contrapartida. ¿Serían tolerables estas decisiones si no estuviéramos paralizados por un difuso temor a que todo podría ser peor sin conceder estas ayudas? Con una disminución del miedo ambiente quizás se podría discutir, por ejemplo, si ha llegado el momento de extender la democracia al mundo financiero, encomendando su gestión a representantes elegidos y controlados por los ciudadanos, en lugar de dejarla en manos de anónimos despachos que toman sus decisiones con una impunidad casi total. Pero ya sabemos que la esencia del miedo es conservadora: el ciudadano aterrado ante borrosos peligros no está dispuesto a internarse en aventuras que pongan en cuestión una seguridad de la que aún disfruta pese a las amenazas futuras.

Creo que un repaso de la moral epicúrea no nos vendría mal en estos momentos. Quizás podríamos, si no eliminar los miedos y los deseos, al menos elegirlos por nuestra propia cuenta. Y tal vez descubriríamos que no tienen por qué coincidir con los que nos están proponiendo.
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*Augusto Klappenbach es filosofo y escritor.
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Ilustración de Jordi Duró.
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Público - España/17/05/2009

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