8/6/07

El dirigente 'abertzale' fue arrestado cuando se dirigía a ofrecer una rueda de prensa

LA OFENSIVA TERRORISTA
Otegi ingresa en prisión para cumplir una condena de 15 meses
El Tribunal Supremo confirma la pena de 15 meses contra el portavoz de Batasuna por enaltercer el terrorismo durante un homenaje a un etarra en 2003
Batasuna: "Es una detención de máxima gravedad"
El Gobierno "respeta" la decisión de los jueces
Texto íntegro de la sentencia del Supremo

El plan de paz propone que Israel arrende los Altos del Golán durante 25 años.

Fidel, con claridad

Las mentiras y los embustes de Bush, un artículo de Fidel Castro

"No me gusta la idea de parecer una persona vengativa y deseosa de acosar a un adversario. Me había prometido a mí mismo esperar un poco para ver cómo se desarrollaban las contradicciones entre Bush y sus aliados europeos sobre el tema vital del cambio de clima. Pero George W. Bush se pasó de rosca cuando hizo una declaración que conocimos por un cable de la AP del pasado viernes. El Presidente de los Estados Unidos afirmó que llegará al Vaticano "con la mente abierta y con muchas ganas de escuchar al Papa", y aseguró que "con él comparte los valores del respeto por la vida, la dignidad del hombre y la libertad". Así comienza un artículo publicado por el diario Granma hace apenas unas horas. "Leer más..."
Granma/inSurGente /J.L./08/06/2007

La Albert Einstein Institution


Hugo Chávez, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, siempre ha denunciado las tentativas de Golpe de Estado del tipo “revoluciones de colores”, técnica que últimamente la CIA ha desarrollado en el mundo, para derribar gobiernos que no le son sumisos, dicha técnica utilizada sobre todo contra su gobierno bolivariano y social. Estas operaciones de inteligencia fueron dadas a conocer a la opinión pública por el periodista francés Thierry Meyssan, director de la Red Voltaire, con sede en París, Francia. "Leer más..."

Red Voltaire/inSurGente/08/06/2007

Política internacional

08/06/2007
Globalización del poder militar/La expansión de la OTAN
Mahdi Darius Nazemroaya
Rebelión/Global Research
Traducción para Rebelión Horacio Garetto hgaretto@wilnet.com.ar
Que se sepa la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no cambió nunca formalmente su mandato constitutivo después de que se disolviera la organización del Pacto de Varsovia y de la desintegración de la Unión Soviética. Pero no obstante el fin de la Guerra Fría la Otan continuó expandiéndose. En 1999, ya antes de la guerra contra Yugoslavia, se expandió por Europa del Este. La Otan está abocada evidentemente a un programa expansivo tanto de sus estados miembros como de sus fines originales. Y está, crecientemente incorporando la temática de la “seguridad energética” de sus estados miembros como uno de los fines de la organización. Esto se traduce en una militarización de las arterias mundiales, del trayecto de los oleoductos, de la ruta de los tankeros petroleros y de las aguas internacionales.
¿El pacto de defensa mutua de la OTAN se utilizará para el control de los recursos energéticos?
Ya el senador Richard Lugar propuso que la OTAN acuda en ayuda de cualquier miembro de la alianza militar, como Estados Unidos por ejemplo, cuyas fuentes de energía pueden ser amenazadas. Esta propuesta recibió fuerte apoyo de los países del este europeo dependientes del aprovisionamiento energético ruso. La intervención vendría de la mano de una laxa interpretación del art. 5 del Tratado.
El senador fue citado declarando que, según el, “la OTAN debería terminar de ver que, en definitiva no hay demasiada diferencia entre un bloqueo militar o una demostración de fuerza militar en una frontera, por ejemplo, con la posibilidad de ver a un miembro de la alianza coercionado por la posibilidad de un corte de energía.
El artículo 5 es la columna vertebral del Tratado. Por el se considera como un ataque a todos el ataque contra uno de sus miembros. Uno de esos países miembros podría en algún momento en el que sienta que su “seguridad energética” esté afectada reclamar la intervención de la alianza militar. Y corresponde observar que la mayoría de los países de la OTAN son deficitarios en energía.
No sorprende que esta evolución de las cosas irrite e inquiete a Rusia. Si este pensamiento se convirtiere en doctrina oficial en cualquier momento se puede transformar en la justificación para la imposición de sanciones políticas o económicas contra Rusia o cualquier otro país productor de energía, incluyendo Irán, Turkmenistán, Libia o Venezuela, con vistas a dominar y disponer de sus recursos.
Peter Mandelson, a cargo de la Comisión de Comercio de Estados Unidos, emitió una declaración según la cual “los dos países (EU y Rusia) piensan que es el otro el que quiere utilizar el arma energética como un instrumento político”. Y que la relación está en su peor momento desde el fin de la guerra fría y que Europa quiere “seguridad energética”
Por todo esto, y por otras cosas también, es que Rusia y sus aliados perciben el proyecto del escudo antimisiles de la Otan como un medio para coercionar a Rusia y para ejercer presión sobres sus recursos energéticos por medio de la amenaza del uso de la fuerza. Rusia, como China y como Irán, están en curso de ir siendo militarmente rodeados por un cinturón de bases militares.
La expansión de la OTAN en dirección de una alianza militar mundial
“La OTAN se ha ido transformando de su estructura de la época de la guerra fría y de la década de los 90 en una institución transatlántica, de alcance global y socios globales. Esta transformación es más evidente en Afganistán, dónde la OTAN está en plena tarea, pero ya se ha cruzado la línea entre lo que está dentro del área y lo que está afuera, que era el debate en los años 90 y que llevó tiempo superar. No hay cosa tal como “dentro del área y fuera del área”. Potencialmente, todo puede ser área de incumbencia de la OTAN. Esto no significa que sea una organización global. Es una organización transatlántica, pero su artículo 5 tiene ahora implicaciones globales. La Otan está en un proceso de desarrollo de capacidades y extensión de horizontes políticos como para tratar con problemas y contingencias alrededor del mundo. Es un enorme desafío”.
- Daniel Fried, Subsecretario de Estado para asuntos Europeos y asiáticos (17 de abril de 2007)
La Otan está considerando la posibilidad de ser una organización de alcance global (“global reach”) tal que la transforme en una fuerza militar global que incluya miembros de afuera de la zona original de Norteamérica y el continente europeo. Si bien no es oficial es un hecho que la OTAN ya ha iniciado un proceso de transición hacia una mundialización (globalization en el original, N. del T.) de sus operaciones y fuerzas militares. La OTAN se ha comprometido fuertemente en Afganistán, tiene sus asuntos en Asia Central; hay bases de la OTAN en Afganistán, cerca de las fronteras con China y con Irán. Extendió su presencia en los Balcanes (visible a través de su implicación en la guerra contra la antigua Yugoslavia). Tiene también previstas amplias operaciones militares en Sudán, y en el continente africano en general, todo bajo la máscara de un compromiso de “mantenimiento de la paz”. Aunque informalmente, la OTAN participa en operaciones sobre el terreno en el Líbano. Barcos de guerra de la organización están desplegados en las aguas del este africano, en el Mar Rojo, y en el mar arábigo. Barcos daneses y alemanes, pertenecientes a la OTAN están presentes en el mar mediterráneo oriental y, en la eventualidad de una guerra, podrían atacar Siria.
Deslizándose hacia Irán. La expansión de la Otan en el Golfo Pérsico: “la iniciativa de seguridad del Golfo”
La OTAN viene buscando la forma de entrometerse más formalmente en el Golfo. De hecho las fuerzas de la OTAN están operando por allí desde la época de la Guerra Fría. El director del Aparato Nacional de Seguridad de Kuwait, el Sheikh Thamer Ali Sabah Al-Salem Al-Sabah, anunció que Kuwait firmó un acuerdo de seguridad con la OTAN durante la conferencia que reunió al Consejo de Cooperación del Golfo con la OTAN que tuvo lugar del 11 al 12 de diciembre de 2006. Ese Consejo, luego rebautizado Consejo de Cooperación de los Estados Arabes del Golfo incluye a Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Arabes Unidos, Qatar, Bahrein y Oman. Ya hay entre ellos un acuerdo militar, el Gulf Shield Defense Force, y también hay acuerdos de seguridad de varios de ellos, cada uno por su parte, con Estados Unidos y con Gran Bretaña. La OTAN dialoga con varios de ellos como Qatar y Kuwait en busca de formalizar su presencia militar en el Golfo.

El objetivo es dejar las armas atómicas fuera del alcance de agresores

Internacional
Alistan Convención contra Terrorismo Nuclear
El evento entrará en vigor el próximo 7 de julio, dice la ONU
El objetivo es dejar las armas atómicas fuera del alcance de agresoresInternacional
Ordena juez arrestar a Fujimori en Chile
El gobierno de Perú solicita la detención domiciliaria; prevén que hoy por la tarde se lleve a cabo la solicitud
El abogado del acusado apelará sobre el caso, advierte Internacional
Anuncian dimisión del general Peter Pace
El jefe del Estado Mayor conjunto de EU dejará el cargo el próximo 30 de septiembre
Expira la fecha de su mandato, señala Robert Gates
más de Internacional
Implantan nuevo desfibrilador a Cheney
El vicepresidente de EU será sometido a cirugía para cambiar el aparato
El funcionario ya ha sufrido cuatro infartos de miocardio
Descubren sangre humana de color verde
El tono del torrente sanguíneo de un paciente canadiense se debe a la ingestión del fármaco sumatriptan
Los médicos se dieron cuenta del caso cuando le realizaban una cirugía
Sigue en pie el despegue del Atlantis
La NASA alista la salida del transbordador para hoy a las 19:38 hora local
El objetivo del lanzamiento es continuar con la ampliación de la EEI
Se queda sin luz Nicaragua
Prevén un corte en el suministro de energía hasta por siete horas en todo el país
La empresa Unión Fenosa realizará trabajos de racionamiento, la causa
Crece la tensión en Líbano
Las bombas y el sonido de la artillería persisten en el campamento
La milicia de Fatah al Islam se encuentra arrinconada pero continúa los ataques
Hallan bomba de Segunda Guerra Mundial en Varsovia
Desplazan a mil habitantes; el proyectil pesa 1.5 tons
Las autoridades toman las medidas de seguridad necesaria
Pide El Pentágono reconsiderar procesos en Guantánamo
Jueces retiran los cargos contra dos reos por no tener jurisdicción para juzgarlos
La sede de Defensa de EU insiste en que se revise la decisión; la medida supone un desafío al gobierno de Bush
Piden a México invertir en educación
Evitar la fuga de cerebros, el motivo; 80% de los mexicanos que estudian en Texas no regresan a su país de origen
Con la migración de los alumnos, el territorio azteca se queda sin mano de obra calificada, dice experto
Propone Putin colocar antimisiles en Turquía o Irak
Rusia subraya que sería dentro de un sistema conjunto con EU para enfrentar una supuesta amenaza de Irán
Si Washington acepta, no apuntaremos nuestros proyectiles contra blancos en Europa o en ese país, dice
Sacude temblor de 5.9 grados Richter a Guatemala
Las autoridades no reportan víctimas ni daños materiales
El sismo golpea también a El Salvador con una intesidad de 6 grados en misma escala
Concluye la reunión del G-8
Países emergentes acuerdan hacer su parte en cambio climático
Se compromete México a promover combustibles más eficientes
Prevén trabajar en conjunto con la ONU para combatir el calentamiento global
El Financiero en línea
Heiligendamm, 8 de junio.- El grupo de los cinco países emergentes, que incluye a Brasil y México, acordaron el viernes con el G-8 hacer todo lo que esté de su parte para combatir el cambio climático y garantizar un ambiente propicio en sus territorios para las inversiones extranjeras.
Adiós Alemania
La canciller alemana insiste en la vía diplomática sobre el programa nuclear de ese país
Subraya que es inaceptable el objetivo de Teherán contra Israel
Asegura Fujimori que nunca ha pensado en escapar
El ex mandatario peruano considera no haber fracasado ante la fiscalía chilena
Minimiza el informe de sus acusadores para una posible extradición
Rescatan a tripulantes de buque encallado en Australia
22 personas fueron salvadas del Pasha Bulker; el mal clima afecta la zona
Temen que se derrame el petróleo si se rompe el carguero en dos
Cerca del final
Cubre niebla a Buenos Aires
Causa el cierre parcial del aeropuerto de vuelos domésticos
Declaran alerta vial para carreteras; se prevé que el clima mejore al mediodía
Deja Gonu 32 muertos en Omán y tres en Irán
El ciclón tropical provocó además la desaparición de un número similar de personas
Aunque la situación se empieza a normalizar, el fenómeno azotó en los últimos días una zona importante del Golfo Pérsico
Acepta UE financiar el satélite Galileo
La medida será realizada con sus debidas precauciones utilizando los recursos públicos, señala Wolfgang Tiefensee
Se prevén construir y lanzar al espacio 30 equipos en el año 2012
Se va Bush del G-8
EU se marcha sin aceptar un límite en las emisiones del C02
La Unión Europea califica el acuerdo del grupo como un éxito
Consideran poca proyección internacional del G-5 en cumbre del G-8
"Lo que quedó chico en el comunicado es que no asumieron una posición común respecto a Africa" comentó Gunther Maihold
Manifestó que los dos países asiáticos y los dos latinoamericanos no dieron el apoyo que debían haber dado a Sudáfrica
México en el G-8
Los demócratas Bill Richardson y Chris Dodd aceptan la propuesta de Univisión
El resto de los aspirantes analizan la invitación; la discusión se prevé en septiembre
Podrán estadounidenses viajar sin pasaporte
Suspende EU el requisito para salir a Canadá, México, el Caribe y las Bermudas
Busca aliviar el papeleo de los próximos meses sobre solicitudes de este documento
Descartan líderes del G-8 solución militar a conflicto en Darfur
Deploran los ataques realizados por el gobierno de Sudán
Exigen a las partes a cumplir un cese al fuego conforme a una resolución de la ONU
Cuenta regresiva
Aprueba G-8 60 mil mdd contra Sida en África
El dinero también se asignará para combatir la malaria y la tuberculosis
El Financiero en linea/Internacional/08/06/2007

Política internacional

08/06/2007
El otro calentamiento global
Juan Gelman
Página12
El físico ha provocado –entre otras cosas– cambios de clima en todo el mundo, lluvias inesperadas, estaciones que se ponen del revés. El político amenaza con causar más derramamiento de sangre todavía y, se sabe, la sangre no es el mejor fertilizante de la tierra. El empecinamiento de la Casa Blanca en instalar su escudo antimisiles en países del Este europeo que alguna vez fueron zona de influencia soviética ha levantado palabras fuertes en la boca del presidente ruso Vladimir Putin: amenazó con rediseñar viejos y nuevos blancos en Europa occidental que podrían ser atacados con “misiles balísticos o tal vez mediante un sistema completamente nuevo”, si el presidente Bush insiste en instalar un radar en la República Checa y un interceptor de misiles en Polonia (AP, 4-6-07). Washington argumenta que el escudo es necesario para hacer estallar en el aire los misiles que lanzaría Irán, aunque es notorio que no tienen el alcance necesario para tocar tierras europeas y mucho menos las estadounidenses. Moscú afirma que se quiere cercar militarmente a Rusia. Los “halcones-gallina” han acentuado su campaña de acusaciones contra el régimen ruso, al que califican de antidemocrático y fatal para los derechos humanos. Por las dudas, W. afirma que esto no es un retorno a la Guerra Fría. Tiene razón: lo que vendría es una guerra muy caliente.
Otra disputa alimenta el calentamiento político global: la lucha entre EE.UU. y China por el control del petróleo africano. El primero tiene escasas reservas de oro negro y necesita sostener su sistema industrial y agropecuario. El PBI chino crece a un ritmo impresionante –alrededor del 10 por ciento anual– y su demanda de energéticos aumenta a paso rápido. Los dos países emplean métodos diferentes. El Pentágono se atiene a la “filosofía” tipo Irak y Afganistán y ha establecido no hace mucho un comando militar específico para Africa (Africom, por sus siglas en inglés), continúa su intervención encubierta en la guerra civil de Sudán, ha comenzado a bombardear la Somalia también sumida en una guerra civil, teje una red de alianzas militares en Africa del Norte y planea combatir a los insurgentes de Nigeria, su devoto aliado. La injerencia militar norteamericana en Sudán lleva años, léase Darfur. No otra cosa ocurre en Somalia: en los años ‘90, EE.UU. intervino contra los señores de la guerra en nombre del “humanitarismo”, ahora les proporciona grandes cantidades armas y dinero en nombre del “antiterrorismo”. Todo cambia en esta vida. La sed de petróleo, no.
China, por su parte, recorre otro camino: inversiones y más inversiones, ya que –se estima– el 30 por ciento de sus importaciones del energético proviene de Africa. Ofrece créditos blandos sin intereses ni garantías –nada que ver con los “austeros” del Banco Mundial y el FMI– y otorga préstamos para construir caminos, hospitales y escuelas en algunos de los países más endeudados del planeta. Esto viene envuelto en una gorda serie de iniciativas diplomáticas. En noviembre del 2006, Pekín organizó una reunión en la cumbre a la que asistieron 40 jefes de Estado africanos, de Angola, Nigeria, Mali, Argelia, Sudáfrica entre otros. La Compañía Nacional de Petróleo de China (CNPC) acaba de cerrar acuerdos con Nigeria y Sudáfrica para crear un consorcio que incluye a la South African Petroleum Co. y que le dará acceso a otros 175.000 barriles diarios de oro negro el año que viene. La CNPC tendrá el 45 por ciento de las acciones correspondientes a la explotación de un yacimiento submarino de Nigeria. Y luego: Pekín aportó más de 8000 millones de dólares a Angola, Nigeria y Mozambique en el 2006, contra los 2300 millones que el Banco Mundial destinó a toda el Africa subsahariana. Y asoma el cinismo sin fronteras: la Casa Blanca denuesta a China porque quiere “asegurarse el abastecimiento de petróleo en las fuentes”, como si ésa no fuera una preocupación central de EE.UU. desde hace un siglo.
La CNPC es el inversor petrolero más importante de Sudán, país al que ha volcado unos 15.000 millones de dólares desde 1999 y del que toma del 65 al 80 por ciento del medio millón de barriles que produce cada día. Posee una refinería a medias con el gobierno sudanés, ha construido un oleoducto y así satisface el 8 por ciento de su demanda interna de petróleo, que se incrementa un 30 por ciento anual, según datos de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (www.usaid.gov). La cuestión es que los yacimiento de petróleo sudaneses se concentran en el sur del país y la Casa Blanca califica la guerra civil –que alimenta– de “genocidio” a fin de disfrazar su intención de proceder a un “cambio de régimen” drástico en Sudán. Desde que se descubrió petróleo en Darfur, el Pentágono ha intensificado su apoyo al Ejército Popular de Liberación de Sudán –financiación y entrenamiento, incluso en la Escuela de Fuerzas Especiales de Fort Benning, Georgia– y echado más leña a un fuego que ha provocado la muerte de 100 a 200.000 sudaneses y el desplazamiento de un millón desde el 2003, año de la invasión a Irak. En el documento de los “halcones-gallina” titulado “New American Century’s Present Dangers: Crisis and Opportunity in American Foreign and Defense Policy” (rightweb.irc-online.org, 7-6-06) se lee clarito: “Nuestro poderío militar y la voluntad de emplearlo seguirá siendo un factor clave en nuestra capacidad de promover la paz”. Como dijera el novelista y comediógrafo francés Tristan Bernard: “Hay amenazas de paz, pero no estamos preparados todavía”.

El capitalismo, estúpidos, el capitalismo

08/06/2007
Opinión
Entrevista con Slavoj Žižek
Sonia Arribas y Howard Rouse

Minerva

Comencemos hablando de tus más recientes publicaciones: ensayos introductorios a los discursos y escritos de Robespierre y Mao (Verso, 2007). En estos textos mantienes –como ya hiciste anteriormente con Lenin– que, en cierto modo, hoy día tenemos que «repetir» los gestos revolucionarios de estas dos figuras. ¿Por qué?

Es muy simple: son las figuras revolucionarias por antonomasia. Y Mao es la última gran figura. Grande en el sentido de que realmente llevó a cabo una revolución. En una situación como la nuestra, en la que la izquierda no puede hacer mucho, lo importante es mirar al pasado y ver qué es lo que estuvo bien –los grandes momentos emancipadores–, y también lo que salió mal. El éxito y el fracaso son inseparables. Se trata de aislar el momento emancipador, pero analizando al mismo tiempo por qué fracasó de una forma terrible. Por consiguiente, cuando digo «repetir» –ya lo expliqué en el libro sobre Lenin– soy muy preciso; uso esta palabra no en el sentido literal de «hacer lo mismo»; lo que está en juego es más bien el plano teológico de la repetición: Kierkegaard, Walter Benjamin… Es decir, las cosas se repiten porque fracasan. Haces algo mal y tienes que repetirlo para que la segunda vez salga bien. Yo sigo siendo marxista en un sentido irónico: ¿acaso los mejores libros marxistas no son siempre historias sobre un fracaso? Por ejemplo: Trotsky escribió sobre el fracaso de la revolución de Octubre, Marx sobre las causas del malogro de la comuna de París… Siempre se trata de narrar un fracaso; más aún, se trata de corregir los errores. Por ejemplo, a propósito de Lenin, yo no soy uno de esos trotskistas que sueñan que si Lenin hubiera sobrevivido dos años más y hubiese pactado con Trotsky, todo habría ido bien. Eso no es cierto: habrían tenido que enfrentarse a los mismos problemas, la misma situación… Y soy extremadamente crítico con Mao. Mi amigo, el maoísta Alain Badiou, me escribió una carta feroz en la que me atacaba brutalmente porque no le había gustado nada mi ensayo de presentación de los textos de Mao, donde escribo que la verdadera revolución cultural es hoy el capitalismo, que lo que Mao intentó hacer fracasó miserablemente frente al capitalismo.

http://www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva-LeerMinervaCompleto.php?art=144
A diferencia de los tópicos liberales o conservadores que sostienen que cualquier deseo de cambio acabará necesariamente en el Gulag, afirmas que Robespierre y Mao fracasaron porque no fueron lo suficientemente radicales. Ni la revolución jacobina de Robespierre ni la cultural de Mao llegaron verdaderamente a intervenir en el nivel de la economía; ambas se quedaron en el nivel de la «pura política». Sugieres incluso que la ferocidad de estas revoluciones fue un síntoma de su fracaso en la transformación de la economía.

En el nuevo libro que estoy escribiendo (In Defense of Lost Causes, Verso, 2007) repito irónicamente incluso a Brecht, quien dijo, a propósito de un espíritu malo en un poema japonés, que lo difícil es ser verdaderamente malo. Es decir, lo difícil es ser verdaderamente violento en la historia. Todas las grandes explosiones de violencia que conocemos son fundamentalmente signos de impotencia, fracasos. La furia jacobina (con toda la simpatía que siento por ella –y nadie me va a despojar de mi jacobinismo–) fue tan sólo eso: furia, impotencia. Si tratamos de imponer la igualdad sin cambiar las condiciones económicas, todo lo que hacemos es explotar con furia. Lo mismo le pasó a Mao, e incluso a Stalin. ¿Fueron las grandes purgas estalinistas –tal y como dirían hoy los anticomunistas– el divertimento de un amo supremo? No, la verdad es que el sistema generaba un estado de pánico total. Es interesantísimo leer los nuevos libros que van saliendo sobre el estalinismo, basados en los archivos que se han abiertos recientemente. En ellos se ve que la atmósfera que se respiraba en los niveles superiores de la nomenclatura era de pánico. No había nada de transparencia, nada estaba bajo su control, no sabían lo que estaban haciendo.

Regresemos a Mao: a pesar de tus críticas, aprecias muchos de sus logros. Por ejemplo, a diferencia de la ortodoxia marxista –que siempre enfatizó el papel central del proletariado– Mao logró la movilización masiva del campesinado, una clase generalmente considerada conservadora o, cuando menos, apática. ¿Hay equivalentes contemporáneos de ese campesinado de Mao? ¿Quizá el «proletariado informal» de las favelas que describe Mike Davis en Planeta de las ciudades miseria (Akal, 2007)?

Para cualquier persona de izquierdas seria, las ciudades miseria y las favelas tienen que ser hoy una fuente de esperanza utópica. Son un fenómeno extremadamente interesante. Estamos hablando de grandes grupos de gente junta, pero no unida por ningún tipo de vínculo religioso o ideológico. Hoy está muy de moda decir –el último Deleuze lo sostuvo en su desarrollo de Foucault– que la sociedad contemporánea ya no se basa en la represión directa, sino en el control, el registro, la administración... El control se incrementa: pensad en Estados Unidos, no creo que haya habido nunca en la historia de la humanidad una sociedad que controlase tanto y con tanto detalle a sus ciudadanos. En las favelas o ciudades miseria el estado ultracontrolador se retira de una parte considerable de su territorio. Los que allí viven son los que Agamben llamaría homini sacer. Son zonas extensas que se están quedando fuera de la soberanía estatal. Ernesto Laclau me ataca en uno de sus textos diciendo que idealizo las favelas, que son realmente lugares de miseria y criminalidad, pero yo soy perfectamente consciente de esa realidad de mafia, economía sumergida, drogas y, en el mejor de los casos, fundamentalismo religioso. Lo que ocurre es que no son sólo eso. La prueba es Hugo Chávez.

¿Chávez?

Sí, aunque tenga serios problemas con él y no me cuente entre quienes lo ensalzan completamente. Pongamos entre paréntesis los detalles cómicos –el que salga como un payaso en la televisión tres horas todos los domingos, etc.–, eso es lo de menos. Su política exterior es hasta cierto punto una catástrofe. Su acercamiento a Irán y Bielorrusia es una locura. Pero, a pesar de todo esto, creo que ha hecho dos o tres cosas interesantes e importantes. Su primer gran logro (algo que no vale para nuestros países, pero que es crucial en el contexto del Tercer Mundo) fue la movilización política de las favelas, que lo salvaron del intento del golpe de estado. Conozco a gente que lo conoce personalmente y me han dicho que a él mismo le sorprendió. Es decir, no conozco ningún otro movimiento político hoy que haya tenido éxito en la organización y la politización de los excluidos de las ciudades miseria. En Brasil, por ejemplo, y hasta donde yo sé, las favelas están más o menos despolitizadas, llenas de fanáticos religiosos, gángsteres, mafiosos, etc. Hay cierta actitud defensiva, pero no una verdadera politización. El segundo gran logro de Chávez es que, al tiempo que obedece formalmente, más o menos, las reglas de la democracia, también trata de conseguir una movilización política de la gente que evite la necesidad de una organización bajo la forma del partido. Pero, tal y como predije, no puede evitarla completamente: según las últimas noticias Chávez ha constituido un partido. Negri y Badiou se van a horrorizar. ¿No dicen que la forma partido es algo del pasado? Pero, por supuesto, ahora se le viene encima el verdadero problema. Bajo una presión económica grave –boicots, escasez de comida…– tendrá que tomar medidas económicas serias; a partir de ahora se va a dar de bruces con el límite.
En tu obra intentas cruzar este límite continuamente cuando te opones a dos formas contemporáneas prominentes –por no decir hegemónicas– de política: la «postpolítica» –la liberal, democrática y despolitizada «administración de cosas» (parodiando la formulación de Engels)– y la «pura política», el pensamiento jacobino de Laclau, Badiou, Rancière y Balibar, quienes se han apartado de la economía política porque les da miedo caer en un «esencialismo económico».

Sí, totalmente. Pero en relación con la postpolítica quisiera aclarar que no soy uno de esos izquierdistas arrogantes y a la antigua que piensan que la Tercera Vía de Blair y Zapatero es una traición. En cierto sentido, es una opción muy honesta que dice: vale, no podemos llevar a cabo un cambio total, aceptemos pues las reglas del capitalismo global y, simplemente, intentemos hacerlo un poquito mejor. Ahora bien, lo que digo es que esta posición tiene un límite. Y me pregunto: ¿funcionará hasta el final? ¿Es ésta la posición última? Si la respuesta es afirmativa, entonces Fukuyama estaba en lo cierto. Nos podemos reír de Fukuyama todo lo que queramos –ese idiota que pensaba que la historia ya había terminado– pero, en lo fundamental, aceptamos calladamente lo que dijo: nadie cuestiona realmente la democracia capitalista, simplemente se trata de hacer pequeñas mejoras. Tal y como dijo Blair, en vez de excluir dogmáticamente el capitalismo, tenemos que luchar con él contra la pobreza.

Así que, repitamos la pregunta: ¿tienen la «postpolítica» y la «pura política» un límite definido? Sí, aunque no diría que se trate de fenómenos separados, sino extrañamente suplementarios. Cuando la política se limita a la «pura política», en el plano de la economía nos quedamos con la mera administración. Éste sería, a mi juicio, el problema fundamental del pensamiento de Alain Badiou. Por ejemplo, cuando Badiou y su amigo Sylvain Lazarus juzgan el período revolucionario en Rusia, sostienen que el Lenin de ¿Qué hacer? es el bueno, el de una política nueva. Luego todo empieza a marchar mal ya con la Revolución de Octubre, con su regresión a la política de estado. A mí, en cambio, lo que me fascina es precisamente el problema de cómo imponer un orden nuevo. Dar un golpe de estado es fácil. Lo que los bolcheviques trataron de hacer a principios de los años veinte fue ir más allá: reorganizar la economía y los rituales de la vida cotidiana. Era un momento maravilloso, la guerra civil había terminado y la gente se enfrentaba con la cuestión de cómo reorganizar sus vidas: las bodas, los funerales, la educación, etc. Es aquí, en la esfera de los rituales cotidianos, donde se hace la verdadera revolución. Así que fue una señal del fracaso de Stalin el que a principios de los años treinta reintrodujera, a marchas forzadas, la cultura tradicional rusa. De repente, renunció al sueño del hombre nuevo socialista y se volvió al modelo de las grandes figuras culturales rusas (Pushkin, Chaikovski, etc.), y occidentales (Shakespeare, Goethe, etc.). Fue como admitir la derrota. Por tanto, sospecho de la idea de revolución como puro momento de libertad en el que el amo es puesto en suspenso y de pronto todos nos fraternizamos. Lo que me interesa es la resaca, lo que viene después, el problema de cómo imponer y organizar un orden nuevo.

Sobre este problema, llama muchísimo la atención que en tu texto sobre Robespierre digas que todavía quieres defender el concepto de Marx de la «dictadura del proletariado».

¿Quiénes son hoy el proletariado? Son precisamente, tal y como lo expresaría Jacques Rancière, «la parte sin parte», los que están en el nivel cero, los excluidos de toda forma de representación política. Permanezco fiel a la vieja lógica marxista según la cual los excluidos son los que representan la universalidad. La «dictadura del proletariado» sería, a mi juicio, el momento en que ellos reivindican su universalidad. ¿Cuándo, por ejemplo, devino verdaderamente política la Revolución Francesa? No cuando el tercer estamento quería tener su propio papel en el juego, sino cuando le dijo a los otros: «No sois nada. Nosotros somos el pueblo». Es un momento de universalización violenta sin el cual la democracia no tiene sentido. Siempre hay una tensión entre el procedimiento puro, un buen aspecto de la democracia, y el momento violento de la universalización. Recordad, por ejemplo, la primera victoria de Bush Jr. en Florida: fue un caso de democracia procedimental pura. Se establece un conjunto de normas y hay que seguirlo independientemente de lo que pase. Ningún demócrata cuestionó el juicio de la corte suprema sobre la validez del recuento de votos. Y, por otro lado, están los momentos de «dictadura del proletariado». Toda revolución auténtica contiene ese aspecto «terrorista» –y no hablo de bombas– en el que la estructura es aniquilada y se atraviesa un nivel cero. No estoy diciendo que algo así pueda durar eternamente; lo que digo es que para que haya una verdadera renovación de la sociedad tenemos que atravesar este momento y que sólo así se abre terreno a lo nuevo.

Pero, ¿no hay cierta ambivalencia en tu uso «democrático» –incluso «puramente político»– del concepto de Marx? Es una ambivalencia que aparece una y otra vez en tu obra: a veces sugieres que la «dictadura del proletariado» no es más que otro nombre para los estallidos igualitarios, radicales y democráticos en los que los excluidos reivindican la universalidad, y otras propones –con Alain Badiou– que para pensar hoy la posibilidad de un nuevo orden necesitamos cuestionar rigurosamente el concepto mismo de democracia. Este segundo sentido, según el cual la «dictadura del proletariado» trascendería las concepciones actuales, «puramente políticas», de la democracia –tal vez mediante la democratización de la economía– está mucho más próximo al significado originario de Marx.

Lo que admiro de Lenin es que a él no le bastó la mera explosión igualitaria. Quiso traducir esta explosión en un nuevo orden. Hay que romper el ciclo de las explosiones revolucionarias ocasionales y a las que inevitablemente sigue una vuelta al antiguo orden. No es que yo sea ambiguo sobre la democracia, sino que la democracia como tal es ambigua. Lo que la mantiene viva es el momento «terrorista» de negatividad abstracta. Y tendremos que reinventarlo porque hoy día está absolutamente excluido de la postpolítica administrativa contemporánea. Ahora sólo lo experimentamos en tanto que explosiones irracionales.

Y para reinventar ese momento y transformar la explosiones irracionales en una verdadera movilización política, defiendes que hay que empezar a hablar otra vez del capitalismo. Eres uno de los muy pocos pensadores importantes actuales que sigue enfatizando que el funcionamiento del capitalismo global constituye el verdadero marco universal de todas nuestras acciones sociales y políticas.

Sí, creo que el verdadero problema hoy sigue siendo el capitalismo como tal. No es que lo odie. Seamos francos: si uno es de izquierdas y honesto, ha de reconocer, aun siendo un poco patético, que nunca en la historia ha habido tanta gente viviendo una vida tan relativamente buena y segura como la que se vive hoy en día por término medio en Europa occidental. Hay que ser justos hasta con el diablo. Todo lo que estoy diciendo es que el capitalismo está generando antagonismos que van a explotar. De modo que, volviendo a lo que dije antes, hemos de retrotraernos al pasado para ver qué salió bien y qué mal, y estar alerta para afrontar problemas similares. Acepto la famosa formulación de Walter Benjamin de que lo que tenemos que hacer no es seguir subidos en el tren de la historia, sino más bien ponerle frenos. El tren es el capitalismo.

Lo que no significa que apoyes toda esa serie de esfuerzos contemporáneos que intentan aminorar la velocidad del tren al tiempo que lo dejan marchar tranquilamente por su vía, ¿no es así?

En efecto. En mi libro sobre Irak, La tetera prestada (Losada, 2006), usé la expresión «capitalismo laxante de chocolate» para describir a Gates y Soros. Un laxante de chocolate –y este tipo de cosas realmente existen en Estados Unidos– te permite comer chocolate pero sin engordar. El capitalismo de Gates y Soros opera del mismo modo: durante la mitad del día acumulan dinero, durante la otra mitad lo devuelven.

Has llamado a Soros un «hipócrita andante», una «contradicción viviente».

Sí, pero no lo digo en sentido psicológico. No dudo de que sea una persona honesta. Y tampoco es una excentricidad. Tal y como argumenta Peter Sloterdijk en su último libro, la caridad ya no es, como en los viejos tiempos de Carnegie, una excentricidad al sistema: un capitalista que se vuelve loco cuando se hace viejo y se deshace de todo su dinero. No, estrictamente hablando, forma parte cada vez más del ciclo de la reproducción capitalista. Primero se acumula dinero y luego, para restablecer la balanza, hay que devolverlo. A mi juicio, es un triste reconocimiento de fracaso. Significa que el sistema no puede hoy sobrevivir en sus propios términos. Tiene que incluir la caridad, que es hoy una categoría político-económica central.

Continuemos con la metáfora de Benjamin de intentar parar o ralentizar el tren del capitalismo. Has criticado también el movimiento altermundialista o antiglobalización ya que, a tu juicio, no ha podido o querido hacer frente a la cuestión necesaria y difícil de la asunción del poder, por lo que se arriesga a condenarse a sí mismo a una impotencia bienintencionada.

Escribí un texto muy cruel y por el que se me odia llamado «Porto Davos». El argumento está claro en el mismo título: ya no hay una oposición entre los ricos en Davos y los pobres en Porto Alegre porque los de Porto Alegre han sido invitados a los debates de Davos. Pero incluso antes de que esto ocurriera ya me parecía que la atmósfera en Porto Alegre era demasiado carnavalesca. También me resultan sospechosas figuras como el Subcomandante Marcos. Ha adoptado en lo fundamental el papel carnavalesco de un poeta de poder alternativo. No es de extrañar que nadie se pusiera en su contra; gusta incluso a los medios de comunicación. Es demasiado fácil adoptar una alternativa moral y estética.

También eres escéptico ante el antiamericanismo habitual en muchos de los intentos recientes de desarrollo de modelos «alternativos» de capitalismo o de modernidad.

Tengo muchas dudas sobre el antiamericanismo. En primer lugar, coincido con Alain Badiou, quien está totalmente en contra de la tentación en la que caen tantos izquierdistas europeos de simpatizar con Hezbolá y Hamás. Es esa idea de que, bueno, tal vez sean islamistas, pero también son movimientos antiimperalistas. No acepto ese chantaje por el cual el enemigo de mi enemigo tiene que ser mi amigo. Pero yo cuestionaría asimismo esta definición del enemigo. El antiamericanismo es a menudo una especie de sustituto, una forma de evitar el anticapitalismo. Si dices que el enemigo no es el capitalismo global sino el imperialismo americano, entonces dejas la puerta abierta a tu particular forma de capitalismo –patriota, nacionalista, etc.–. Lo que me lleva a otro mito que condeno totalmente. Está de moda ahora –también entre la izquierda– el hablar de una «modernidad alternativa»: la modernidad occidental no es la única y es posible otra modernidad propia y distinta. A esto replicaría diciendo que en Europa ya conocimos un gran movimiento de modernidad alternativa: se llamó fascismo.

¿Y el estado de bienestar? ¿Se puede seguir usando para frenar un capitalismo de por sí desenfrenado?

El modelo del estado de bienestar está muerto. Hay que inventar algo nuevo. Ésta es la razón por la que no estoy de acuerdo con mi amigo Richard Rorty –es un liberal, pero nos llevamos bien–. Le pregunté un día: «¿qué es lo que quieres de verdad?» Me respondió que su ideal son los demócratas norteamericanos de los años cincuenta, un New Deal liberal y de izquierdas. De veras cree que algo así se puede poner en marcha hoy en día. En cierto modo, es una posición muy idealista. Según él, lo único que hay que hacer es convencer a la elite para que crean otra vez en el estado de bienestar. Pero no es así. Y la razón no es otra que la existencia del mercado internacional. Lo que me lleva a otra postura: mucha gente piensa que dado que ya tenemos el capitalismo global, lo que nos falta es simplemente la correspondiente estructura jurídica mundial, con leyes que pudieran ser impuestas y no meras proclamaciones abstractas. Me parece una fantasía. Los liberales de izquierda –incluso los seguidores de la Tercera Vía– consideran que hay organismos expertos –como la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial– que de verdad toman decisiones que nos afectan a todos, así que defienden que hay que democratizarlos. Pero esto es imposible, no se puede imaginar elecciones mundiales a este tipo de instituciones, nos topamos con un límite de la democracia. Pensar que podemos suplementar el capitalismo global con mecanismos estatales globales y democráticos es un sueño. Son problemas muy serios que estamos empezando a afrontar y mi pronóstico es bastante negro.

Frente a estos problemas, ¿crees que es imposible o ingenuo ignorar –como hacen hoy muchos– la cuestión del poder del estado?

No tengo ningún tipo de problemas con que el estado tenga un papel fuerte. Aquí es donde me opongo más ferozmente a Antonio Negri y su idea de que el modelo de estado centralista ha llegado a su fin. ¿Dónde? El estado se está fortaleciendo más que nunca. Jamás ha habido, en términos de sus mecanismos de control, un estado más poderoso que el que existe ahora en Estados Unidos. Creo que la izquierda debería usar sin reparos el poder estatal siempre y cuando le sea posible. Todos conocemos la retórica postmoderna según la cual ya llegó a su fin la era de la toma de decisiones centralizada y jerárquica; en su lugar habría ahora autoorganización, autopóiesis, agentes múltiples, etc. Aquí llegamos a la contradicción del último Negri, quien se ve forzado, cada vez más, a pensar que el capitalismo de hoy ya opera según la lógica de la multitud. Es cierto que fluctúa entre varias posiciones, pero en una entrevista reciente que mantuvo en Brasil dijo abiertamente que el capitalismo contemporáneo ya es prácticamente comunista, y que no hace falta combatirlo más. Yo creo que debemos volver a hablar de la acción colectiva transformadora. ¿No nos están obligando a rehabilitar la noción de una gran acción colectiva, incluso transnacional, para afrontar problemas como el de la crisis ecológica? Todo el mundo nos chantajea diciendo que las grandes acciones colectivas terminan necesariamente en el Gulag, pero si hay una cosa que necesitamos hoy son las grandes decisiones colectivas.

Y esta acción colectiva, ¿debería limitarse a influir en el estado? ¿Es el estado el único nivel realista de la movilización política?

¿Por qué sólo el estado? A largo plazo, ¿por qué no apoderarse de él o, por ejemplo, hacer algo similar a Chávez: introducir nuevas formas de autoorganización a través del estado, usándolo cuando sea necesario? Lo que no me gusta es la idea de que el estado es malo en sí mismo. Creo que «resistencia» es una de esas palabras que debería ser prohibida. Hoy todo el mundo «resiste»; Bill Gates lo hace frente al poder del estado cuando éste intenta restringir su monopolio, etc. Otro ejemplo: el conflicto típico hoy en Estados Unidos es el que se da entre comunidades locales autoorganizadas conservadoras, que quieren, por ejemplo, que la enseñanza de la teoría de la evolución sea prohibida en las escuelas, o quitar derechos a los homosexuales, y el estado que interviene para proteger una posición más abierta. Por tanto, no estoy diciendo que el estado haya de ser nuestro horizonte último, sino que su poder no puede ser simplemente ignorado o «resistido». No acepto la idea –que el propio Badiou a veces defiende– de que la política verdadera tiene lugar fuera del estado. ¿Qué significa tal cosa? ¿Significa fuera del estado en el sentido de que debemos transformarlo o en el sentido de que tenemos nuestro pequeño espacio desde el que «resistimos», al tiempo que todavía dependemos del trabajo sucio del estado? Por ejemplo, en su enormemente interesante texto sobre la revolución cultural, Badiou admite prácticamente que lo que en verdad arruinó la revolución fue la necesidad de que el estado y la economía tuvieran que seguir funcionando. Mao se hizo cargo de la revolución cultural y Zhou Enlai se aseguraba de que el estado funcionara y la gente no muriera de hambre. Para mí, ésta es la mayor tragedia posible. La revolución no es un gran acto político; se debe hacer precisamente a ese nivel de la vida cotidiana que Badiou tanto desprecia.

Bueno, pero, ¿no es el trabajo la parte principal de la vida diaria de la gran mayoría? Es decir, ¿no requeriría esa revolución en la vida cotidiana una repolitización de las condiciones del trabajo, algo que afecta a lo puramente «económico», supuestamente?

Sí, pero no me preguntéis cómo. No tengo ninguna solución. Todo lo que estoy diciendo es que el problema fundamental es el funcionamiento global del capital y que todo lo demás es negociable. Para regresar a Badiou, aunque se opone formalmente al capitalismo, el edificio completo de su pensamiento funciona sin referencia alguna a la crítica de la economía política. Ésta es su paradoja: sigue diciendo, como yo, que no es postmarxista sino, simplemente, marxista, pero el foco central de la obra de Marx es la crítica de la economía política. ¿Menciona Badiou en alguna parte la crítica de la economía política? En su obra es como si esta esfera ni siquiera existiese.

Y, ¿cómo crees que deberíamos conectar la política con la economía? En tu último gran libro, Visión de paralaje (FCE, 2006), propones la idea de una «perspectiva de paralaje» sobre la relación que se da entre la economía y la política: aunque siempre tenemos que hablar sobre ambas, no lo podemos hacer simultáneamente. Hablar sobre la una excluye hablar sobre la otra.

Sí, correcto. Pero, al mismo tiempo, hay que moverse siempre de la una a la otra, de la política a la economía y viceversa. Por ejemplo, siempre cito ese maravilloso hecho de que el manuscrito de Marx de El capital termine justamente con la introducción del tema de la lucha de clases, como si en su obra económica fuera imposible hablar políticamente sobre este tema.

Pero no fue ahí donde el texto tenía que haber terminado; Marx murió antes de completarlo. De hecho, sólo completó una fracción de lo que se propuso escribir.

Sí, pero aquí es posible volverse medio religioso. A los teóricos y los artistas siempre les gusta morir en el momento justo. Marx murió exactamente cuando tenía que haber solucionado el problema de la lucha de clases. De una manera similar, todo el mundo dice que es muy triste que Puccini muriese antes de que pudiera finalizar el último acto de Turandot. Pero se enfrentaba a un problema insoluble: se quedó atrapado en una contradicción formal y murió en el momento justo para evitarla.

Es un tanto duro decir algo así sobre Marx. ¿No es el objetivo central de El capital mostrar que es imposible separar lo «puramente político» de lo «puramente económico», que la «economía» está enteramente atravesada por la lucha de clases «política»? Para Marx, una necesidad económica –el que el trabajador tenga que trabajar para el capitalista– es siempre de antemano política, el resultado de una organización histórica y política determinada.

Quizás, quizás. Todo lo que estoy diciendo es que el problema fundamental hoy es el capitalismo y la posibilidad de reorganizar nuestra vida cotidiana. Y que aunque –por lo menos en Europa occidental– todavía vivimos en tiempos relativamente tranquilos, se aproximan grandes tormentas por el horizonte.
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© Sonia Arribas y Howard Rouse, 2007. Entrevista publicada bajo una licencia Creative Commons. Reconocimiento - No comercial - Sin obra derivada 2.5. Se permite copiar, distribuir y comunicar públicamente por cualquier medio, siempre que sea de forma literal, citando autoría y fuente y sin fines comerciales.

Órganos sin cuerpo, Valencia, Pre-Textos, 2007 En defensa de la intolerancia, Madrid, Sequitur, 2007 Visión de paralaje, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2006 Arriesgar lo imposible: conversaciones con Glyn Daly, Madrid, Trotta, 2006 Lacrimae rerum: ensayos sobre cine moderno y ciberespacio, Barcelona, Debate, 2006 Irak, la tetera prestada, Madrid, Losada, 2006 Bienvenidos al desierto de lo real, Madrid, Akal, 2005 La suspensión política de la ética, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005 El títere y el enano: el núcleo perverso del cristianismo, Buenos Aires, Paidós, 2005 Repetir Lenin, Madrid, Akal, 2004 Amor sin piedad: hacia una política de la verdad, Madrid, Síntesis, 2004 La revolución blanda, Madrid, Atuel, 2004 Violencia en acto. Conferencias en Buenos Aires, Buenos Aires, Paidós, 2004 Contingencia, hegemonía, universalidad: diálogos contemporáneos en la izquierda, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003 Las metástasis del goce: seis ensayos sobre la mujer y la causalidad, Buenos Aires, Paidós, 2003 El frágil absoluto o ¿por qué merece la pena luchar por el legado cristiano?, Valencia, Pre-Textos, 2002 ¿Quién dijo totalitarismo?: cinco intervenciones sobre el (mal) uso de una noción, Valencia, Pre-Textos, 2002 El espinoso sujeto: el centro ausente de la ontología política, Buenos Aires, Paidós, 2001 Mirando al sesgo: una introducción a Jacques Lacan a través de la cultura popular, Buenos Aires, Paidós, 2000 La política de la diferencia sexual, Valencia, Episteme, 1996

Venezuela posee la quinta fuerza militar de Latinoamérica


Venezuela ocupa el séptimo lugar en la tabla que registra la cantidad de militares por cada 10 mil habitantes en Latinoamérica (Archivo)
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La FAN cuenta con 129.150 efectivos, 49% de ellos integrantes del Ejército
MARÍA DANIELA ESPINOZA
Precedida por Brasil, México, Colombia y Perú, Venezuela tiene la quinta Fuerza Armada más grande de Latinoamérica y ocupa el séptimo lugar en la tabla que registra la cantidad de militares por cada 10 mil habitantes, después de Uruguay, República Dominicana, Colombia, Chile, Bolivia y Perú.
De acuerdo al Atlas Comparativo de la Defensa, edición 2007, que realizó la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal), la Fuerza Armada Nacional (FAN) está integrada por 92.350 hombres, sin contar con la Guardia Nacional -que en el estudio la consideran una "policía administrativa"- y los "cuerpos" complementarios como la Reserva y la Guardia Territorial.
Si se contabilizan los cuatro componentes del estamento militar (Ejército, Aviación, Armada y Guardia Nacional), 129.150 efectivos están en las filas castrenses, casi la mitad de ellos (49%) en el Ejército (63.350 efectivos); 28,5% en la Guardia Nacional (36.800); 13,6% en la Armada (17.500) y 8,9% en la Aviación (11.500), precisó Rocío San Miguel, una de las representantes por Venezuela en la red cooperativa, fundada en 2001.
En total, Latinoamérica cuenta con 1.426.077 efectivos, siendo la Fuerza Armada de Brasil la más grande de la región con 367.906 militares, seguida por México con 245.366; Colombia con 244.564; Perú con 113.810 y Venezuela. Honduras es la nación que tiene menos uniformados con 8.492.
Para San Miguel, la FAN ocupa un "lugar privilegiado" estando en el quinto escalafón de América Latina, pues advierte que las naciones que la anteceden tienen una "población considerablemente mayor a la de Venezuela".
"Podría decirse que la Fuerza Armada Nacional está sobredimensionada, porque en Brasil y Colombia, por ejemplo, son muchos más los habitantes. Y adicionalmente hay que tomar en cuenta el crecimiento de la Reserva y la Guardia Territorial en el país", comentó la ex asesora jurídica del Consejo Nacional de Fronteras, tras destacar que el número de efectivos en la Fuerza Armada se debe determinar en función de las amenazas y el concepto estratégico de la nación, "y en Venezuela, eso se desconoce". "Es grave que el país no sepa los parámetros por los cuales aumenta su FAN", acotó.
A su juicio, es preferible contar con un estamento castrense que tenga menos efectivos, pero con mayor profesionalización y dotación. "De qué sirve tener tantos militares si no tengo operativos los sistemas de armas respectivos", se preguntó.
mdespinoza@eluniversal.com

EL UNIVERSAL/08/06/2007

Vinculan tráfico en EE.UU. con violencia en Latinoamérica

México, 8 jun (PL) El tráfico de armas con origen en Estados Unidos propicia los niveles inaceptables de violencia que azotan hoy a todo Latinoamérica, afirmó el procurador general de México, Eduardo Medina.
De acuerdo con Medina, es indispensable construir un esquema efectivo para evitar el trasiego de armamentos de alto poder procedentes de territorio estadounidense con destino a organizaciones criminales en el continente.
En una reunión de trabajo con procuradores y fiscales generales de México, Estados Unidos, Colombia y Centroamérica que concluye este viernes en el estado de Morelos, el funcionario exhortó a construir un frente común contra el tráfico de armas de norte a sur.
Ante su homólogo estadounidense, Alberto González, el procurador mexicano urgió evitar ese delito que arma a organizaciones de sicarios y delincuentes comunes o pandillas, los cuales intimidan a las autoridades locales.
Consideró que en el mundo globalizado de hoy, la inseguridad de un país y la debilidad de sus instituciones de policía y de justicia repercuten en la seguridad y tranquilidad de otras naciones, de ahí la necesidad de cooperar para detener al crimen organizado.
Según Medina, prevenir y reprimir debe ser una constante en el accionar diario de las autoridades nacionales, así como la generación de políticas que acaben con las causas del delito y ataquen sus efectos.
En ese sentido, demandó la unión de todos los estados para laborar a favor de la disminución del consumo y el tráfico de drogas y detener el lavado de dinero, considerado la mayor fortaleza de las organizaciones criminales en la actualidad.
NOTICIAS PRINCIPALES
Prensa Latina/Portada/08/06/2007

Después de la guerra española, la mundial

Estado Español - Memoria histórica
La derrota de la revolución española señalaría el final del movimiento obrero “clásico”, la que sigue es “otra historia”, un movimiento en blanco y negro dominado por los grandes aparatos socialdemócratas y estalinistas que acaban bloqueando todas las iniciativas desde abajo.
Pepe Gutiérrez-Álvarez (Para Kaos en la Red) [08.06.2007 ]

1937, 1936, 1939, el mundo camina a pasos agigantados hacia el mayor desastre de la historia humana: la IIª Guerra Mundial.

Habían transcurrido unos veinte años desde el incierto prólogo de Zimmerwald, y Trotsky, junto con lo quedaba del naufragio, intentará echar un nuevo nudo en el hilo de la continuidad revolucionaria, restablecida por la III Internacional, y concretada en un programa que representó en "todas sus decisiones fundamentales (actitudes ante el imperialismo y el Estado burgués, la democracia y eI reformismo; problema de la insurrección; dictadura del proletariado; actitudes hacia el campesinado y las naciones oprimidas; soviets; trabajo en los sindicatos; parlamentarismo, política de frente único)", o sea de la Internacional en sus cuatro primeros congresos, que fueron "la más alta expresión de la estrategia proletaria en la época de crisis del imperialismo".

Trotsky comienza a justificar esta opción en nombre de una continuidad: "La I Internacional nos dio un programa y una bandera. La II Internacional se levantó sobre la base de grandes movimientos de masas. La III Internacional ha dado el ejemplo de una acción revolucionaria audaz. La IV Internacional dará la victoria mundial". Sin embargo, la suma de obstáculos que se le anteponen, resultan enormes.

Las clases dirigentes se han rearmado contra toda tentativa revolucionaria, lo demostraran en la diversas crisis sociales europeas entre 1918 y 1921; las dictaduras y los gobiernos fuertes se suceden. Una generación revolucionaria había desaparecido, o sea había quedado fuera de la historia. Las jóvenes generaciones que hicieron de Octubre y de la defensa de la URSS su bandera, se encuentran ante un fenómeno inusitado, frente al cual carecen de perspectiva y de instrumentos de análisis. Los acontecimientos han tomado un carácter acelerado. En los años treinta la revolución volverá a plantearse en una nueva cita con la historia en las que no será el pueblo el que falle. Estará presente con sus exigencias de otra vida como lo había estado al final de la "Gran Guerra", pero la palanca arquimediana, la fracción revolucionaria que convierta las situaciones de dualidad de poderes en revolución, va en otra dirección.

A pesar de que Trotsky era bastante consciente de todas estas dificultades, Trotsky nunca dio la batalla como perdida. Aunque cada derrota favorecía su consolidación de la burocracia que se mantenía --y en consecuencia, los obstáculos para la oposición--, estaba convencido de que, al final, la historia se mostraría, en definitiva. más fuerte que los aparatos. El curso de la historia no se podía medir por coyunturas y plazos breves sino por perspectivas mucho más amplias pero a las que había que responder incluso desde las situaciones más insostenibles para tratar de cambiarlas, aceleradamente.

Una minoría experimentada podía convertirse en un factor determinante... entre finales de los años veinte, y principios de los años treinta, esta opción pasaba por una línea de "reformar" dentro de las propias filas del Komintern como expresión de la Oposición de Izquierda Internacional. Esta apuesta se desarrollaba cuando el estalinismo vivía su período ultraizquierdista (o sea cuando aparecía más "revolucionario" que nadie, y denunciaba a todas las demás corrientes socialistas de ser colaboradores con el fascismo), y estaba cerrando las puertas a cualquier tendencia, acusando a los discrepantes de "hacerles el juego" a la contrarrevolución, un argumento tan infamante como eficaz.

Surgida pues contra la corriente, la oposición internacional trata de reafirmarse sobre las bases de unos principios claros que comienzan por una declaración de la "Independencia del partido proletario. siempre y en todas las circunstancias"; o sea que ningún momento podía supeditarse a la burguesía, como había ocurrido en China. Sigue con el "Reconocimiento del carácter internacional y, por lo tanto. permanente de la revolución proletaria y rechazo de la teoría del socialismo en un solo país". En un tercer apartado aparece la "defensa de la URSS", piedra unas discrepancias constantes: "Reconocimiento del Estado soviético como Estado obrero a pesar de la perversión creciente del régimen burocrático". Esto no está en absoluto reñido con la: "Condena de la política económica de la fracción estalinista".

A continuación, Trotsky hará la crítica de la orientación sectaria del "tercer período", y aboga por el "Reconocimiento de la necesidad de un trabajo sistemático en las organizaciones proletarias de masas, sobre todo en los sindicatos reformistas", y por lo mismo: "Rechazo de la teoría de socialfascismo", y en consecuencia: "Reconocimiento de la necesidad de una amplia política de frente único, a todos los niveles, condenando la línea estalinista de "solamente por abajo"; así como: "Reconocimiento de la necesidad de las consignas transitorias y de las consignas democráticas" (un punto que será capital bajo dictaduras fascistas instaladas como en Italia, punto en el que Gramsci coincidirá --sin saberlo-- con la oposición, y que los trotskistas retomaran décadas más tarde en situaciones similares, por ejemplo contra las dictaduras en España o Portugal. También se proclama la: "Distinción en el campo del comunismo actual de tres agrupamientos: derecha (bujarinista), centrista (estalinismo), y marxistas (trotskimo)". Finalmente aboga por el: "Reconocimiento de la democracia interna y la condena implacable del régimen estalinista…".

La línea por la "reforma" en el Komintern y los partidos comunistas, se mantuvo vigente hasta que el desastre que se vivirá en Alemania tras la victoria de los nazis, una tragedia de proporciones incalculables, marcará el punto de no retorno, un Octubre invertido. La falta de reacción por parte de las secciones del Komintern ante el desastre, vendrá a ser la demostración práctica incuestionable según la cual las secciones del Komintern estaban definitivamente perdidas desde el momento que siguen anteponiendo su "obediencia" a una elemental balance crítico sobre las razones políticas de semejante derrota, la del mayor movimiento obrero occidental, la del mayor partido comunista internacional…

Pero la conmoción en la militancia más avanzada es enorme, sobre todo cuando en 1934 tiene lugar el golpe de Estado de Dollfus en Austria, y cae otro bastión de la socialdemocracia cuyos dirigentes se oponen a una tentativa de insurrección animada desde las bases, al poco Hitler tiene una entrada triunfal en Viena. Entre la disidencia de izquierdas se comienza a hablar de una nueva internacional alternativa. Dicha disidencia resulta a mitad de los años treinta bastante heteróclita. Es un abanico izquierdista que va desde grupos relacionados con la izquierda comunistas hasta formaciones que se encuentran todavía inmersas en los partidos socialdemócratas, y en las juventudes y que decían estar por una Cuarta Internacional. Sin embargo, en la medida en que está tiene que crearse en contra de la política de las internacionales existentes, no todo está tan claro en el terreno de la práctica…

En 1933, tiene lugar una convocatoria efectuada por la izquierda laborista británica, radicalizada desde 1926-1927, el Independent Labour Party (el mismo que llevó a Orwell a las filas del POUM) a favor de una conferencia abierta de las principales organizaciones criticas con los partidos tradicionales. Se trata nada menos que de examinar la situación creada para el socialismo con el triunfo de Hitler. El encuentro desembocará en una Declaración conjunta entre cuatro organizaciones: el Partido Socialista Obrero Alemán (SAP) de Jacob Walcher y Willy Brandt (líder de sus juventudes que estuvo en España colaborando con el POUM), la Organización Socialista Proletaria (OSP), liderada por Henri Sneevliet, una auténtica leyenda del socialismo holandés, el Partido Socialista Revolucionario (RSP) de Holanda, y la Liga Comunista Internacionalista (nombre que toma la antigua oposición de izquierda internacional). Esta declaración tiene una influencia real entre la izquierda y las juventudes socialistas en casi todo el mundo, así como en otros grupos menores como los llamados "bujarinistas", un buen ejemplo de ello será la evolución del Bloc de Maurín. Un cuadro muy amplio sobre el que pesan influencias muy diversas, pero que representaron la segunda ola de izquierda radical en el seno de la Internacional Socialista en combinación con una disidencia comunista creativa..

No resulta fácil ofrecer una orientación sobre estos grupos disidentes que por lo general estiman lo que significa Trotsky en clave pasada, y en muchas de sus críticas a la socialdemocracia y al estalinismo, pero ya no tanto en sus implicaciones bolcheviques que consideran estrechas…En marzo de 1934, en un artículo titulado Centrismo y Cuarta Internacional, Trotsky tratará de desgajar los trazos comunes de este amplio grupo de organizaciones en abierta ruptura con la socialdemocracia y que se habían mantenido al margen del Komintern por diferencias nacionales o por sus inclinaciones ligadas a la fase en la que Bujarin estaba al frente de la internacional. En su argumentación propone, que en vez de una definición general de "centrismo moderno", difícil por su carácter esencialmente coyuntural, una enumeración de trazos en lo que no es difícil de admitir que se aplican perfectamente a algunas de sus expresiones más estables como lo podía ser la corriente pivertista francesa y que se remitía a los criterios organizativos del partido-proceso propio de Rosa Luxemburgo. Trotsky señala el carácter débil de la "teoría" (de sus esquemas estratégicos) y su predilección afirmada por la "práctica" (que le sirvió para justificar sus posiciones "positivas" con relación al Frente Popular), amén del recurso del arsenal menchevique en los argumentos contra el "bolchevismo", y de los bolcheviques-leninista contra el reformismo socialdemócrata, así como contra el estalinismo, un fenómeno sobre el que nunca acabarán de establecer una línea de actuación consecuente.

Estos grupos no quieren admitir la existencia de una corriente "centrista", es más, tratan de justificarla como una opción más realista, lo mismo que rechazan tomar una determinación en función una respuesta de principios a todo lo que están viviendo, una realidad insólita que les sobrepasaba, y cuyo estupor queda reflejado en la obra de un George Orwell, y en las oscilaciones de un sector del POUM.

A pesar de estas diferencias, Trotsky hizo una apuesta a fondo de frente único con ellos, y en la Declaración de los cuatro, escrita por él mismo, proclama la necesidad de una Internacional de nuevos partidos fundamentados en un programa que, en lo esencial, coincide la propuesta trotskista, sin embargo, a la hora de la verdad los resultados de este agrupamiento fueron mínimos.

En esta primera fase, el trotskismo mostró una enorme capacidad de flexibilidad táctica en situaciones en que resultaron necesarias. En este sentido resultan clarificadores los giros operados por la sección francesa entre 1932 y 1939. En 1932 se trataba de construir una oposición de izquierdas en el partido comunista; en 1933, de crear una organización autónoma; en 1934, de operar el llamado "giro francés" (que era lo que se auspiciaba en España previendo la radicalización en el PSOE), ingresar en la socialdemocracia francesa para ayudar a constituir un nuevo polo de la izquierda revolucionaria de la que será expresión el pivertismo); en 1935, salir para crear un polo independiente frente al acercamiento entre Blum y Thorez; en 1939, ingresar en el partido hermanos del POUM, el PSOP de Marceau Pivert que acaba de abandonar la socialdemocracia por la izquierda…

Todos estos giros suscitaron debates y conflictos que dieron lugar a amplios debates de tendencias, a rupturas y a reagrupamientos, pero lo cierto es que, a) el trotskismo jugó un papel muy por encima de su implantación; b) la sección francesa jugaría un papel capital en la marcha de la internacional, incluido en sus rupturas.

Los días 29, 30 y 31 de julio1936 tendría lugar en Ginebra la primera Conferencia por la IV Internacionales que reúne delegados de Francia, Bélgica, Holanda, Gran Bretaña, Suiza, Alemania, Italia, URSS, Estados Unidos, pero también han sido "invitados, pero no han podido dar curso a la invitación, por razones materiales, los bolcheviques-leninistas de Austria, de Checoslovaquia, de Rumania, de Grecia, de Polonia y de Basilea", y que además, tampoco habían podido ser invitadas por razones tan poderosas como la distancia, la ilegalidad, la represión o más simplemente por el corto plazo de tiempo, las organizaciones de Bulgaria, Dinamarca. España (G. Munis), Lituania, Canadá, México, Brasil, Argentina, Chile, Cuba, Perú, Bolivia, Puerto Rico, China, Indochina, Australia, África del Sur. Sus animadores suelen ser antiguos militantes comunistas de primera hora, sindicalistas duros, intelectuales disidentes, gente –dirá Trotsky- con mal carácter, no pocos judíos, escritores inconformistas.

En los años siguientes, se le unirán una hornada de jóvenes procedentes de las juventudes socialistas en un momento en que, con un programa y un análisis adecuado, la revolución todavía todo parecía posible. Existió y fue posible desde dentro en Yugoslavia, o sea al margen del ejército soviético. Indudablemente, lo fue también en Italia (recordad Novecento), Italia y Grecia, pero estos países habían “caído” en la parte “occidental” de Yalta, y sus partidos comunistas se volcaron en la tarea de la “reconstrucción nacional”. Unas páginas centrales en la historia del movimiento obrero que aquí quedaron muy lejos durante décadas. Solamente algunos medios y autores se han acercado a estos acontecimientos. Quizás e4l más preparado de todos fue el hoy olvidado Fernando Claudín, quien en su etapa disidente, al calor de acontecimientos como el mayo del 68, escribió su monumental obra sobre La crisis del movimiento comunista. Desde el KOMINTERN al KOMINFORN que editó en Paris Ruedo Ibérico, y que no debería faltar en ninguna buena biblioteca socialista.

Sin estos capítulos, faltaran siempre piezas primordiales para comprender lo que fue y lo que no fue el siglo XX, las vísperas de nuestro tiempo..
Artículos de Pepe Gutiérrez-Álvarez en Kaos en la Red

Kaosenlared/PRINCIPAL/08/06/2007

La falaz encrucijada - Literatura

El autor responde a un artículo aparecido recientemente en la publicación digital castrista 'La Jiribilla'.
Jorge Luis Arzola
Colonia-Cuando hace días leí la crítica (elogio o ataque, según se mire) que La Jiribilla ha publicado (y que otros múltiples sitios vinculados al castrismo y la extrema izquierda internacional, tales como Rebelión, han reproducido en internet), sobre mi novela Todos los buitres y el Tigre, publicada hace un año por la editorial madrileña Siruela, pensé en escribir un artículo de agradecimiento, no tanto a la mencionada publicación, sino al articulista, Daniel García Santos, una persona con la que siempre tuve una relación muy cordial, aunque no tan cercana, a pesar de que él era (y es) director de Letras Cubanas, mi editorial en la Isla hasta que hace poco menos de seis años me fui al exilio.
En efecto, tras superar la perplejidad que me produjo la lectura del artículo, y luego de intercambiar puntos de vista con mi buen amigo Jorge Pomar —antiguo compañero de trabajo del articulista en el Instituto Cubano del Libro (ICL)—, mi primera intención fue escribir una simple nota de agradecimiento a Daniel, donde le hacía notar que cuando se quería complacer al jefe de La Jiribilla y de todo el feudo de la esfera de la literatura, el presidente del ICL, Iroél Sánchez, no era acertado concebir críticas donde se le reconocía al adversario talento literario, ni a su obra valor intrínseco.
Es decir, agradecerle a Daniel que me hubiera reconocido, en medio de un ataque claramente fraguado en el Alto Comisariado de la cultura cubana, rasgos humanos, cualidades intelectuales como el talento, y que si acaso me achacase alguna leve malformación ética, justificable incluso si se tiene en cuenta las "circunstancias perentorias" que "me condicionan en Alemania, mi actual país de residencia".
"No, Daniel —pensaba escribirle a manera de carta abierta—, ése no es el camino, ahora que se me considera en Cuba una de esas criaturas infecciosas, uno de esos Enemigos de la Revolución, carroñeros insaciables que se alimentan de dólares imperiales, desvergonzados depredadores dispuestos siempre a abalanzarse sobre la Gran Víctima Heroica, esa Cuba que sólo existe en la imaginación de una decrépita caricatura de Dictador y sus aduladores dentro y fuera de Cuba, tales como el mencionado Presidente del ICL, o como el otro, Ignacio Ramonet, más inteligente, que vive sus fantasías cómodamente instalado en Francia".
"Mira Daniel —pensaba continuar—, se ve a simple vista que en tu artículo no había nada personal, que lo escribiste como de mala gana, y que los argumentos que usaste contra la novela (contra mí, que soy en el fondo a quien querían apuntar los medios de la Dictadura) carecen de pura lógica, y a veces hasta dan la impresión de haber sido concebidos así a propósito, para decir cosas entre líneas o para que se interprete lo contrario de lo que se afirma. Cito un párrafo delicioso donde luces especialmente tus sutiles artes:
'A todo esto habría que agregar recursos sutiles, como el empleo de sinónimos para armonizar frases al uso en el español de Cuba, con giros propios del español de España, habitual recurso de mercadotecnia en este tipo de literatura: el club literario, el asesor del club, en Cuba decimos taller literario; temblona de coraje, sustituido por trémula de coraje; tomatal, por campo de tomate; puré de tomate, por pasta de tomate; cuartón, por cobertizo; tragos gratis, por copas gratis; traguito de café, por vaso de café'. Pero vayamos por partes:
"No solamente en nuestra isla, sino en todas partes, incluyendo a España y toda Latinoamérica, se le llama 'taller literario' a un taller literario; 'club literario' es un término que acaso no se usa en el ámbito hispanoamericano, sino sólo en el ambiente medio mítico del relato que se narra dentro de la novela y que se desarrolla en Kubba, no en Cuba, fíjate bien. Por lo demás, en el relato El cuento más terrible del mundo, publicado por tu editorial hace ahora siete años, y que como bien dices es un claro antecedente de la novela, no se mencionan ninguno de los dos términos.
"Temblona (que tiembla mucho, según la RAE), de coraje o de lo que sea, no es ningún cubanismo, y si te fijas es tan castellana como trémula (que tiembla, siempre según la RAE); obviamente la sustituí sólo por cómo suena dentro de la oración; Borges es uno de mis maestros, y mi ambición la precisión y la belleza de la lengua castellana.
"Por lo demás, tomatal, por campo de tomate, y puré de tomate, por pasta de tomate; cuartón, por cobertizo; tragos gratis, por copas gratis; traguito de café, por vaso de café, no son, por supuesto, los cambios que haría un autor dispuesto a venderse al mejor postor editorial, ni los ejemplos que pones son los que van a convencer a los lectores de que es así; más bien son los imprescindibles cambios que cualquier autor hace a su obra cuando vuelve sobre ella, para lograr el legítimo objetivo que se proponga, ya sea contraerla, expandirla o simplemente afinarla.
"En efecto: como conocen todos aquellos (incluyéndote a ti) que han seguido mi obra a través de mi ya larga carrera literaria, soy de esos autores que crean, granito a granito y a través de décadas, mundos cerrados, esféricos, donde los personajes vienen, van, pasan, se miran entre sí, ofreciendo de paso los unos de los otros visiones tangenciales a través de sus particulares perspectivas; si te fijas bien, no solamente están integrados en Todos los buitres y el Tigre ( Siruela, Madrid, España, 2006) dos de los cuentos del cuaderno La bandada infinita (editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba, 2000), cómo señalas en tú artículo: el hombre enloquecido que sale al final de la novela, y que no aspira a otra cosa que a escarbar la tierra en busca de huesos y de culpas, no es otro que el protagonista de uno de mis cuentos más conocidos, Prisionero en el círculo del horizonte, que publicó en Cuba por segunda y tercera ocasión la editorial que diriges, la primera de ellas como parte de la antología Los últimos serán los primeros (Letras Cubanas, 1993) y la otra como parte del libro de cuentos homónimo (Letras Cubanas, 1994).
"Desde luego, puedes encontrar montones de autores que antes que yo se obsesionaron con la construcción de tales mundos, entre los cuales los mejores ejemplos son quizá Balzac, Sherwood Anderson y J. D. Salinger; eso por no mencionar al socorrido García Márquez, que hizo más o menos lo mismo, es decir: volver sobre viejos cuentos y a veces incluso incorporarlos a sus novelas.
"Por si todo esto fuera poco, me gustaría contarte que antes de ser un cuaderno de cuentos La bandada infinita fue un proyecto de novela, que intenté ejecutar por primera vez alrededor de 1996, tomando directamente de la realidad que me rodeaba historias y personajes. Para ser exactos, pretendía, en fin, que mi novela reflejara lo que dices que refleja finalmente el libro publicado por Siruela: 'Asco, sordidez, traición, violencia, represión, acoso policial, abuso de poder, ambiente carcelario, frustración'.
cubaencuentro.com/08/06/2007

Escritores y mercado editorial en Iberoamérica

Por: Rogelio Riverón
No queremos que quede una idea hegemónica sobre un tema que es en realidad polémico, que al menos suscita en ocasiones opiniones acaloradas. El tema es el siguiente: “Escritores y mercado editorial en Iberoamérica” , y, repito, no deja de ser contradictorio, sobre todo en el momento actual donde al parecer hay tanta dinámica editorial, donde se publican tantos libros si uno lo mira de manera rápida. Habría que entrar a analizar después el predominio de los géneros, de los estilos, enfoques, etc.
A propósito del tema recordaba una reseña que hace La Jornada de la visita que realizara a México Erich Hackl, el conocido escritor austriaco, lamento que sigan siendo muy pesimistas estas alusiones al mercado. Él decía concretamente que la difusión de la literatura latinoamericana en Europa ―se refería a mercados no hispanohablantes― tuviera que pasar primero, de una manera obligatoria por el represivo mercado español. “Represivo” es un epíteto que usa él mismo. Hackl ponía como ejemplo que emporios tan grandes como el grupo Santillana publicara un libro en un país determinado, digamos en Argentina y después se rehusaran a publicarlo en otros o en la propia España, mencionaba excepciones como la de Roberto Bolaños, pero él insiste en que es muy trabajoso conocer a un escritor latinoamericano en Europa que no haya pasado antes por esa especie de filtro que establece el mercado español. En otra parte de su intervención declara que lamentablemente los autores no estaban acostumbrados ya a las polémicas ni a los análisis ―se refiere a los autores que, según él, mima el mercado español―, sino que pueden, por ejemplo, presentarse a una mesa redonda en la que casi invariablemente se presentarán como actores, cuentan cosas para que el público se ría, pero lo hacen entre amigos, no hay polémica.
Sobre la gestión de las editoriales pequeñas yo había anotado fragmentos de una intervención de Manuel Fernández Cuesta, de la editorial Debate, en la Feria del Libro, aquí en La Habana. Fernández Cuesta insistía en la dificultad de las editoriales pequeñas para ver sus títulos en las librerías y ahí se metía en el asunto de la relación con los libreros que, por supuesto, también está condicionada por el mercado, porque según él son los libreros quienes piden tal o más cual cantidad de libros, siempre muy pequeña cantidad, puesto que como las grandes editoriales consideran ya en los costos de los libros que publican ingentes gestiones de publicidad, los libreros piden los libros que ya han sido anunciados en los medios y entonces una editorial como Debate decide las tiradas de sus libros mediante un método cuasi artesanal: dice Fernández Cuesta que ellos imprimen una cubierta o una muestra muy aproximada de lo que sería la cubierta de un libro y se dedican a indagar entre los libreros y los supermercados que ofertan libros como un producto más. La pregunta que hacen es muy simple: ¿cuántos ejemplares de este libro estás dispuesto a adquirir en consignación? La respuesta puede ser diez, ocho, cinco, pero los libros de Debate ―dice él― son devueltos en una significativa proporción a los tres meses, en caso de que no se vendan, y cuenta que se venden con dificultad. Entonces hay que destruirlos porque los costos de almacenaje son siempre superiores a los costos de la destrucción, de quemar los libros. Para desviarse un tanto de ese pesimismo, admite este editor que después del 11 de septiembre la gente busca más libros de pensamiento crítico, si bien en una medida muy pequeña todavía. De modo que opina que las pequeñas editoriales pudieran aprovechar este filón casi minúsculo. De todas maneras nosotros nos podríamos preguntar: ¿No es posible dialogar con el mercado? ¿En qué nivel de su carrera un escritor que supuestamente ha sido construido o ha sido ayudado a adquirir reconocimiento —eso que también llamamos legitimación— por el mercado puede dialogar con ese mercado y entonces proponer algunas de sus condiciones, puesto que no imponer? En definitiva, como se ha dicho, las grandes editoriales tienen en sus catálogos a escritores de prestigio, y reeditan, por ejemplo, a Alejo Carpentier, a Juan Rulfo. Recuerdo una entrevista hace algunos años, en la que Gabriel García Márquez contaba que su novela El otoño del patriarca había sido prácticamente subvencionada por Cien años de soledad, es decir, él pudo publicar esta novela porque ya era conocido como el autor de Cien años de soledad. El otoño del patriarca como ustedes saben es una novela bastante densa, con demorados movimientos internos, y tuvo indudablemente una buena difusión.
Intervención a propósito del tema " Escritores y mercado editorial en Iberoamérica " .
Espacio Ciclos en Movimiento, del Centro Cultural Dulce María Loynaz.
La Habana, 24 de mayo de 2007.
Fuente: La Jiribilla
Cubarte/008/06/2007

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