Un  grupo reducido de esta burguesía, plutócratas, han estado al margen de esas  disputas, estos son a resultas, los que ahora van de la mano de Mauricio Funes  en el Gobierno y que tras bambalinas dirigen al presidente, y quienes de alguna  forma y otra utilizaron al FMLN para llegar al poder. Mientras que el partido  que le llevó el FMLN, fue (sólo) el medio – necesario – e imprescindible para  tales menesteres. El gobierno que Mauricio Funes, es el reflejo de esa  contradicción tanto de la derecha salvadoreña y de la descomposición ideológica  que ha venido sufriendo el FMLN. 
Las preguntas surgen de inmediato ¿Qué  queda de aquélla organización guerrillera que fue capaz de hacer temblar los  cimientos de un estado burgués - y dependiente - del Imperio? ¿Dónde está ese  pozo ideológico que en algunos movimientos revolucionarios permanecen y no en el  FMLN? Para responder a estas preguntas es necesario volver la vista atrás y  hacer memoria de cómo se ha venido produciendo ese cambio ideológico en quienes  hoy por hoy dirigen el frente. Sólo así, quizás, podamos atisbar y entender qué  pasa con el frente y porqué no es capaz de, desde la práctica política y  militante, cuestionar al sistema capitalista burgués y corrupto que sigue  enquistado, tanto en algunos miembros del gobierno que ha diseñado Mauricio  Funes como en el de los anteriores cuando estaba el partido fascista y de  extrema derecha ARENA. 
¿Cuándo surge en el país esas organizaciones que  deciden combinar todos los medios de lucha y en qué momento se inicia realmente  el proceso revolucionario en el país?. Y ¿cómo influyó en los partidos de  izquierdas ya existentes el surgimiento de esas organizaciones revolucionarias o  de nuevo tipo como se les dio en llamar en su momento?. Y una última pregunta no  por ello menos importante… ¿Porqué el partido comunista salvadoreño no fue capaz  de combinar todos los métodos de lucha?. Tal vez ahí están las respuestas que  buscamos para entender las posturas políticas del frente en estos momentos y  porqué va a la deriva en el plano político e ideológico sin poder concretar una  lista de carácter electorero y que no dependiera de foráneos al partido para que  ganara las elecciones. Las elecciones, de momento es a lo que se aferran cómo la  única vía posible para llegar al poder. 
Nadie propugna en este momento  el volver a tomar las armas para la llegar al poder, y nadie lo hace, porque a  estas alturas de la historia, sería ridículo, como dicen algunos intelectuales  concienzudos y eficaces en sus análisis al espetar con contundencia mística que,  ese momento ya pasó. Sin embargo como ya he escrito antes, quienes sí optan por  la vía de la represión y el asesinato, es siempre la extrema derecha. La  izquierda no busca ni buscó la toma del poder sólo por la vía armada. La lucha  revolucionaria no depende de si se opta o no para poder llegar a ella, desde el  punto de vista marxista, se tienen que cumplir algunos factores históricos.  Huelga decir que ésta vía, es para un revolucionario, la última de las opciones.  Ahora en el país se está apostando por el proceso electoral y no está mal,  siempre y cuando la derecha jugase bien sus cartas en su proyecto electorero  burgués. Si es necesario apuntar, sin embargo, algunas de las que considero, son  claves para comprender lo que en este momento le pasa a la izquierda  salvadoreña, el porqué y cómo es que ha llegado a esta situación. 
De  entrada digamos como algo ya zanjado y que ya no supone debate alguno y es que  desde hace años, la izquierda salvadoreña – el FMLN - ya no es un movimiento  revolucionario, y entiéndase este concepto en el sentido más amplio y riguroso  de la palabra. ¿Ahora es un partido político más de “izquierdas”?, puede ser, si  pensamos que hay muchos que creen que la social democracia europea es de  izquierdas. Un ejemplo claro es el PSOE en el estado español que predica  posturas dice que de izquierdas y en la práctica hace una clara política  neoliberal. 
El FMLN, es quien ha dado un paso atrás en sus convicciones  de este tipo. De ser un movimiento revolucionario pasó a ser un partido  parecido, para que se me entienda, al Partido Socialista Obrero Español y en el  caso no tan extremo a Izquierda Unida. Son ellos en definitiva quienes se han  lanzado a los brazos de la social democracia, mejor aún es la dirigencia quienes  han olvidado y dejado atrás los principios con los que nacieron los movimientos  revolucionarios en el Salvador y en América latina. 
Se podrá argüir sin  embargo, que tanto el discursos y las políticas de la izquierdas revolucionarias  tiene que cambiar si se quiere ir de la mano de la historia, se tenemos en  cuenta los cambios que se han producido en estos 20 años en el mundo; para que  dejemos atrás los argumentos “trasnochados” y románticos de la izquierda  revolucionaria, y dejarlos donde tienen que estar, en el “olvido”. En el olvido  de una historia que se empecina en recordarnos que la realidad sigue siendo la  misma, a pesar de que la izquierda revolucionaria salvadoreña haya dejado en el  cajón del “olvido” los principios revolucionario. Mientras la derecha, la  extrema derecha, no sólo de El Salvador, la derecha en general. Esa, no ha  cambiado ni un ápice sus discursos y sus planteamientos políticos ni económicos  ni ideológicos. Es más parece que ellos siguen viviendo en las antípodas de la  historia. Siempre son los partidos que se dicen de izquierdas los que optan por  dejar a un lado las luchas sociales. La historia y la realidad, sin embargo, es  tozuda y nos recuerda que la miseria y la pobreza, hoy es más evidente y  profunda que hace 20 años.
Si la dirigencia del FMLN ha abrazado los  planteamientos políticos de la social democracia, podemos entender por tanto  porque en el país, si alguien de ese partido político de izquierdas dice que es  comunista, nadie les cree, y no les creen no porque la derecha piensa que no lo  sean, si lo son, participando de un sistema electoral burgués. Un sistema que  los necesita o se necesitan ambos. La izquierda para apoltronarse en ese juego  democrático burgués y, el sistema burgués, para argumentar - entre otras cosas -  que en el país los antiguos guerrilleros ahora hacen política y, por tanto, hay  democracia. Esa es la necesidad mutua, esa que se pierde entre los principios de  unos y los interés egoístas de los otros para seguir explotando a los de  siempre, con la venia democrática de los que se dicen de izquierdas. 
Hagamos pues, una breve reseña de cómo se ha venido gestando esos  cambios dentro de la izquierda salvadoreña para que podamos ver, desde mi punto  de vista, lo que le sucede a la izquierda reformista salvadoreña.