7/3/09

Llamémoslo simplemente "N"

Los gobiernos nacionalizan bancos, pero la palabra es tabú .
Este intervencionismo desata el miedo atávico a los totalitarismos
ARIADNA TRILLAS
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Hay palabras que significan cosas. Y luego existen las palabras con aura, que significan cosas y, además, sugieren otras. Las meras palabras se emplean y no ocurre nada. En cuanto a las otras, las del aura, a menudo sale caro mentarlas. El verbo "nacionalizar", por ejemplo. El diccionario de la Real Academia Española lo define así: "Hacer que pasen a depender del Gobierno de la nación propiedades industriales o servicios explotados por los particulares". Pero políticos con mando en plaza han recurrido a la palabra en las últimas semanas y, acto seguido, han visto cómo se hundían Wall Street y las contagiosas bolsas mundiales.
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Crisis financiera mundial
A FONDO
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Los partidarios de la estatalización lo plantean como una solución temporal

EE UU y Reino Unido subrayan que toca al sector privado gestionar la banca

Los mercados se hunden cada vez que se oye el verbo �nacionalizar�

Una intervención no enérgica corre el riesgo de que sea demasiado tarde

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En el subconsciente de las principales economías occidentales, y especialmente en mecas del capitalismo como Estados Unidos y Reino Unido, hablar de "nacionalizar bancos" es recuperar algunos ecos de la ya enterrada Guerra Fría y de modelos políticos no democráticos como el comunismo o el fascismo. Y esa aura de la palabra explica el esmero de la nueva Administración Obama en evitar el término, que algunos comentaristas de la prensa económica internacional denominan ya con ironía la "palabra n".

"Es mejor no usar la palabra para evitar debates ideológicos: nacionalizar bancos suena a comunismo", resume Charles Wyplosz, economista del Graduate Institute of International Studies de Ginebra.

El experto en finanzas públicas y privadas del Brooking Institute de EE UU Douglas J. Elliott puntualiza que "en este país se duda en emplear la palabra nacionalización porque implica una fe en el Gobierno sobre los mercados que aquí es francamente impopular". Elliott acaba de publicar un estudio sobre pros y contras de nacionalizar bancos en el que concluye que la "plena nacionalización" puede revelarse necesaria sólo como último recurso para un par de gigantes bancarios. Ve, sin embargo, improbable una toma de control generalizada de bancos a menos que la economía empeore mucho más. Y sí ve venir más tomas de participaciones parciales de acciones. Ya se constata en Citigroup y Bank of America.

Elliot es una de tantas voces que intenta vaciar el debate al máximo (o en lo posible) de ideología. "Los americanos sospechamos de cualquier implicación del Gobierno en los negocios, sobre todo porque no creemos que negocios y política se mezclen bien. Es una cuestión de ser competente o no, no de comunismo".

Pero la incomodidad demócrata al hablar de nacionalizaciones es evidente. "Bueno, pueden llamarlo como quieran", espetó hace unos días Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, cuando en una entrevista se le preguntó si era favorable a intervenir los mayores bancos estadounidenses.

Y la incomodidad viene de la intencionalidad en el uso del término. Desde la Universidad de Tejas, el economista James Galbraith, experto en relaciones entre Gobierno y empresa, corrobora que el empeño del uso frecuente del vocablo maldito proviene "mayoritariamente de sectores muy a la derecha, que intentan sacar ventaja del hecho de que el término tiene sus connotaciones de decisiones políticas de naturaleza anticapitalista, de decisiones tomadas como un castigo".

Galbraith niega que el Gobierno de EE UU esté ante una decisión política o ideológica, sino técnica: hay que evitar como sea poner en peligro el sistema financiero mundial. "Precisamente por esta razón no creo que emplear la palabra nacionalización ayude", dice, para añadir que "aquí solemos hablar de 'puesta bajo tutela" de la Administración. Eso se dijo en el caso de las hipotecarias Fanny Mae y Freddie Mac.

Hay que actuar y punto, viene a decir, para evitar que todo el sistema enferme entre bancos zombi que ni se dejan caer, luego no están muertos, ni prestan dinero porque no se sabe qué bomba de relojería llevan dentro y siguen sin prestarse dinero entre sí. Ya se actuó en tiempos de vientos liberales: el verano pasado, con George Bush hijo aún en la Casa Blanca, fue nacionalizado el banco hipotecario californiano IndyMac. Una vez saneado, volvió a manos privadas a los pocos meses. También bajo el imperio de alguien poco sospechoso de antiliberalismo como Ronald Reagan, en 1984, se nacionalizó el Continental Illinois. Pero, atención: llevó siete años encontrar un nuevo novio privado para esta entidad, pese a la bonanza económica. Y eso que, siendo el séptimo banco del país entonces, era 50 veces más pequeño (por activos) que Citigroup, recuerda Elliott.

Cuando se sugieren las nacionalizaciones, se etiquetan ipso facto como "temporales", como si el Tesoro y la Fed fueran una especie de administradores fiduciarios que ponen la casa en orden unos meses desbrozando activos y bancos aprovechables e inservibles: ¿Será posible para el Estado acometer nacionalizaciones acotadas por poco tiempo de gigantes financieros complejísimos? En el reto han fracasado las figuras de Wall Street. ¿Es demasiado riesgo para el contribuyente?

"El debate asusta en EE UU porque en la cultura americana la nacionalización remite a fantasmas, a guerra fría, a comunismo", corrobora el catedrático en Ciencias Políticas Gabriel Colomer, porque "todos los partidos comunistas llevaban en su programa la toma de control de los bancos". Colomer ve "lógico, en tanto que herederos del New Deal, que los demócratas hablen aún menos del tema". The Financial Times atribuía esta semana la elipsis de la palabra nacionalización al "principio Richard Nixon en China". Éste consiste en que el ex presidente republicano, en pura Guerra Fría, podía visitar China y aproximarse al gigante comunista. Eso no se le hubiera tolerado a un demócrata.

Lo sabe ya el senador demócrata Christopher Dodd, quien, pese a enfatizar que el presidente Obama intentará evitar la estatalización de bancos, es posible "una toma de capital momentánea". Las Bolsas enloquecieron a la baja. A Barak Obama ya le llaman socialista. "Lo mismo ocurrió en su día con Franklin D. Roosevelt, que tuvo a toda la derecha empresarial preparada para atacar las políticas del New Deal. Si encima Obama hablara de nacionalización, se le echarían encima", opina el historiador Josep Fontana.

Convencido de que las dimensiones y profundidad de esta crisis global obligará a revisar algunos tabúes, Fontana advierte de que, "aunque nos gusta decir que en EE UU se excitan los ánimos, si en Europa se plantearan nacionalizaciones permanentes se oiría bramar a empresarios, banqueros y hasta obispos". Basta recordar la experiencia de François Mitterrand en su primer año en el Elíseo, cuando en 1981 nacionalizó la banca. La experiencia duró un año. El dinero huyó a Suiza.

La hemeroteca cuenta que, en 2007, Felipe González evocó una anécdota en la 70ª Convención Bancaria de México, a la que había sido invitado. En 1982, González había mantenido un encuentro en Madrid con el ex secretario de Estado Henry Kissinger. En él, Kissinger le había preguntado si González era socialista y cómo era que, siéndolo, no estaba por nacionalizar la banca. González le replicó: "Usted cree que ser socialista y ser tonto es la misma cosa. Y no es la misma cosa".

Hoy, de nacionalizaciones hablan casi todos en Occidente. La canciller alemana, Angela Merkel, ha impulsado una ley -pensada para el Hypo Real Estate- que permite expropiar bancos como "último recurso". Dexia y Fortis le deben la vida a los gobiernos del Benelux y a Francia, que acaba de bendecir la creación del segundo banco del país (Caisse d'Épargne más Banque Populaire) con más de 2.500 millones. O un 15% del capital.

Los partidarios de actuar -y no por motivos ideológicos, sino para que el contribuyente pueda ser compensado de algún modo con los beneficios futuros del banco- advierten de los riesgos de intervenir tarde. "Obama lo probará todo antes que nacionalizar. Pero cuidado con actuar tarde. Ocurrió en Japón, frente al modelo que suele ponerse como ejemplo de acción rápida y enérgica en los noventa, el de Suecia", señala Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). "De alguna manera, estamos lanzando el mensaje de que el Estado da dinero pero no acaba de tomar las riendas, porque el debate está siendo mal recibido por los mercados, a pesar de que no estamos ante intervenciones ideológicas, sino ante la constatación de que dejar caer a Lehman Brothers fue un error", sentencia Alberto Montero, miembro del Centro de Estudios Políticos y Sociales. De nacionalizaciones han hablado senadores republicanos (Lindsey Graham) y ex secretarios republicanos (James Baker), como algo feo pero irremediable. Y temporal.

"Muchos no se oponen a que el Estado intervenga, no por ideología, sino por pragmatismo. Pero sí rechazan que mande. Asociamos nacionalizar a que, además de poner dinero, el Estado mande y la retórica, el eufemismo, tiene su papel en las políticas públicas", considera el catedrático Antón Costas. Y de nacionalizaciones ha hablado una (ex) vaca sagrada como el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan: "Podría ser necesario nacionalizar temporalmente algunos bancos para facilitar una rápida y ordenada reestructuración. Una vez cada cien años, es algo que hay que hacer".

El nerviosismo de los inversores ha provocado mensajes contundentes. El ministro de Economía británico, Alistair Darling, ha subrayado que "los bancos se gestionan mejor en manos privadas" Pero hasta un 95% del capital del Royal Bank of Scotland está a punto de ser público. Por no hablar del caso Northern Rock.

También el secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner, ha expresado la "firme presunción de que los bancos deben permanecer en manos privadas". Mientras, reforzaba el control sobre la aseguradora AIG, de facto nacionalizada en septiembre, y el Estado tomaba un 36% del Citigroup. Esta semana, además, ha entrado en vigor un nuevo programa para inyectar capital en las entidades no capaces de asegurarse el dinero privado. Como paso previo, la Administración somete estos días a los primeros 19 bancos del país a un examen para ver hasta qué punto podrían aguantar un deterioro de la economía aún peor. Según Bloomberg, 335.000 millones de dólares se han destinado en EE UU a reforzar el capital de bancos. Pero no se habla de nacionalizar.
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El Pais - España/07/03/2009

Para el sionismo de Wall Street es la hora de "comprar barato" en los mercados globales

El adelanto exclusivo de IAR-Noticias - El gran negociado capitalista con la crisis bursátil
En su informe: "Cómo se originó y quién se beneficia con el colapso bursátil mundial", Manuel Freytas explica la estrategia de concentración financiera de los grupos sionistas que controlan la Reserva Federal, el Tesoro y los ciclos del dólar, y el mecanismo por el cual cosechan multimillonarias ganancias tanto con las "burbujas" (expansión y ganancias) como con las crisis (contracción y pérdidas) en los mercados del dinero globalizado. Curiosamente, uno de los máximos gurúes y operadores financieros del sionismo hegemónico de Wall Street, Warren Buffett, está en tratos para comprar el principal banco prestamista hipotecario de EEUU, el Countrywide Financial Corp, cuya quiebra precipitó la crisis de los mercados bursátiles globales. Por si faltara algo, Buffett ha dicho que la actual crisis financiera mundial significa una cosa: "comprar barato". Como si hubiese leído el informe de IAR-Noticias.
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Informe especial
IAR Noticias
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Dice este miércoles The Wall Street Journal, el máximo vocero de los grupos super-concentrados de Wall Street: "El mercado de bonos se ha paralizado, los títulos bursátiles siguen un curso caótico, los fondos de capital privado están marginados de la acción y muchos gestores de fondos de cobertura y prestamistas ofrecen sus productos a precios de liquidación".
Dice Manuel Freytas: "Las "crisis financieras globales" (o colapsos de los mercados bursátiles) activadas por los monopolios súper-concentrados de Wall Street, les sirve a esos mismos monopolios para comprar acciones y bonos devaluados en los mercados globales apoderándose de esa manera de los activos y porciones del mercado de las empresas y grupos financieros perdedores.
"Esto, a su vez, genera más concentración monopólica de los grupos financieros que controlan el Imperio sionista desde la Reserva Federal, el Tesoro de EEUU y los bancos centrales de Europa, mientras las leyes de rentabilidad y concentración capitalista siguen funcionando desde un nuevo estadio de desarrollo", señala Freytas.
Refiriéndose a la actual crisis bursátil, The Wall Street Journal puntualiza que estos son buenos tiempos para el emblemático gurú de los "inversores" transnacionales, Warren Buffett. "Cuando las cosas están bien, yo puedo gastar dinero más rápido que Imelda Marcos", dice en referencia a la ex primera dama de Filipinas, conocida por sus compras desenfrenadas."En los últimos tres años -sigue el diario- , la tradicional estrategia de inversión de Buffett, que consiste en buscar gangas, se vio obstaculizada porque las firmas de adquisiciones y los fondos de cobertura elevaron muchísimo los precios de los activos. Así, muchas compañías resultaban demasiado caras para el gusto del inversionista que vive en Omaha, Nevada. A cambio, se guardó el dinero. ¿El resultado? Buffett tiene a su disposición casi US$50.000 millones en efectivo para salir de compras".
Lo que, obviamente The Wall Street Journal, omite decir es lo que explica Manuel Freytas: "Los bancos y fondos de inversión (incluidos los llamados "buitres") que colocaron y ganaron sumas millonarias con los bonos subprime de la "burbuja hipotecaria" a escala global, y que ahora están comprando bonos y acciones devaluadas para hacer otro negociado financiero descomunal con la "crisis hipotecaria", pertenecen (a través de infinitos vasos comunicantes) a los mismos grupos sionistas ultra-concentrados que controlan la Reserva Federal y el Tesoro de EEUU.
Según nuestro analista, "esos grupos (al cual pertenece el legendario "inversor" Warren Buffett) manejan información fidedigna y confidencial respecto de las decisiones de la Reserva Federal sobre el dólar y las tasas que luego utilizan para "comprar" o "vender" en el momento oportuno, generando, según más les convenga, las "burbujas" o las "crisis" en los mercados globales".
Según The Wall Street Journal, "Ahora que la crisis en el mercado hipotecario está provocando el fin del dinero fácil y la venta desesperada de activos, muchos consideran que Buffett, el presidente del conglomerado Berkshire Hathaway Inc., es uno de los pocos compradores que quedan en pie".
Según el más influyente diario financiero del Imperio, "no es aventurado pensar que vendedores de todas las clases y tamaños -desde prestamistas afectados por la crisis del crédito a firmas de adquisiciones que temen que sus acuerdos no se concreten por falta de liquidez en los mercados de deuda- intenten acercarse a él".Y aquí está la clave dicha por el mismo The Wall Street Journal: "Algunos inversionistas especulan que Berkshire (de Buffett) podría comprar algunas partes del prestamista hipotecario Countrywide Financial Corp.(el grupo más poderoso de EEUU y el más afectado por la crisis), cuyas acciones se han desplomado ante los temores por las hipotecas de alto riesgo, llamadas subprime. Los activos de Countrywide, entre ellos su negocio de servicio de deuda y su portafolio de hipotecas de alta calidad y títulos respaldados por hipotecas, podrían ser atractivos para Berkshire, afirman estos inversionistas".Como si fuéramos "magos" señalaba nuestro informe escrito por Manuel Freytas: Las "crisis financieras globales" (o colapsos de los mercados bursátiles) activadas por los monopolios súper-concentrados de Wall Street, les sirve a esos mismos monopolios para comprar acciones y bonos devaluados en los mercados globales apoderándose de esa manera de los activos y porciones del mercado de las empresas y grupos financieros perdedores".
Como lo sabe cualquier experto que maneja información clasificada de Wall Street, Warren Buffett, es uno de los "operadores" más emblemáticos (una especie de Greenspan de las operaciones financieras a gran escala) del lobby sionista que controla la Reserva Federal y el Tesoro de EEUU, además de los bancos centrales europeos y las instituciones crediticias a escala global.
Esos grupos súper-concentrados sionistas (que controlan bancos, trasnacionales y grupos de inversión a lo largo y a lo ancho del planeta) están agrupados en el llamado Club Bilderberg, el CFR, y la Comisión Trilateral, entidades emblemáticas y regentes del capitalismo transnacional que algunos califican acertadamente como el "Gobierno Mundial".
En la era del "capitalismo sin fronteras", el imperialismo ya no es el imperialismo de los monopolios estatales (que se repartían el mundo a través de las guerras) que estudiaba Lenin, sino grupos súper-concentrados de bancos y trasnacionales que controlan países, economías y gobiernos despojándolos de su soberanía y convirtiéndoles en gerencias de enclave de sus operaciones comerciales a escala global.
A las reuniones secretas del Grupo Bildelberg, acuden los personajes y directivos más representativos del poder mundial (léase, el lobby sionista que controla los resortes decisivos de la política, la economía y las finanzas a escala mundial), entre ellos el secretario del Tesoro de EEUU, el presidente de la Reserva Federal, el presidente del Banco Central Europeo, el del FMI y el Banco Mundial, los grandes charman y presidentes de conglomerados multinacionales, los presidentes de las grandes cadenas mediáticas, en suma, los amos del mundo capitalista.
Este año la reunión del Grupo Bilderberg se realizó en Rottach-Egern, a unos 60 km de Münich, Alemania. El año pasado se realizó en Stresa, a unos 40 km de Milán, Italia.
En la reuniones de este grupo (ocultadas sistemáticamente por la prensa del sistema en manos del sionismo), se toman decisiones sobre el diseño de la política mundial realizada por los "tanques de pensamiento" del lobby (principalmente de EEUU y Europa) que luego se cristalizan en proyectos del G8 y a las reuniones de Davos, además de los gobiernos y bancos centrales de EEUU, Europa y Asia.

Para tener una idea de su dimensión, hay que consignar que Warren Buffett (en la foto), es uno de los contertulios habituales de las "exclusivas" reuniones del Club Bilderberg.
Según The Wall Street Journal, "en1991 el inversionista (léase, operador financiero encubierto del Grupo Bilderberg) asumió el puesto de presidente ejecutivo de la firma de Wall Street, Salomon Brothers, la cual estaba siendo investigada por un escándalo relacionado con el mercado de papeles del Tesoro".
Siete años después (con las crisis bursátiles de Asia y Rusia), según el Journal, estuvo apunto de "rescatar" (léase comprar a precio devaluado) al fondo de cobertura Long-Term Capital Management, gestionado por gente de su antiguo equipo en Salomon Brothers.
Pero más tarde -según el diario- cambió de opinión, en parte porque quería conseguir los activos de la firma (sus acciones, bonos y otros valores devaluados por la crisis bursátil) pero no la gerencia de la compañía y su compleja estructura de asociadas.
Según The Wall Street Journal, Berkshire, de Warren Buffet, está por comprar las acciones devaluadas del mayor prestamista hipotecario de EEUU, Countrywide Financial Corp., cuya quiebra precipitó, la semana pasada, el "jueves negro" en Wall Street y los mercados globales.A diferencia de Long-Term Capital Management -apunta The Wall Street Journal- cuyo colapso en 1998 estuvo a punto de desencadenar una crisis financiera en Estados Unidos, Countrywide Financial Corp. (el grupo en proceso de quiebra por la actual crisis hipotecaria en EEUU) gestiona negocios de préstamo, y es una marca sólida y activos de hipoteca de alta calidad que podrían complementar otras inversiones financieras de Berkshire. Crudamente, The Wall Street Journal apunta que la compra de empresas y acciones devaluadas por crisis bursátiles, son el "terreno fértil para el "Oráculo de Omaha", como lo llaman muchos a Buffett en Estados Unidos debido a su sólido historial de inversiones; son los acuerdos de adquisiciones -los cuales dependen de los mercados de deuda para financiarse- que se están tambaleando".
Y sin lugar dudas, puede citarse a Buffett como el ejemplo más emblemático y visible de los grupos financieros súper-concentrados de Wall Street (los controladores de la Reserva Federal) que salen en masa a "comprar barato" acciones y los activos de las empresas y los bancos devaluados por la crisis bursátil con epicentro en el mercado inmobiliario de EEUU.
Y se cumple lo anticipado Manuel Freytas en IAR Noticias:
"Tal cual como lo predijo Alan Greenspan (el gurú más emblemático de los grupos sionistas que controlan el dólar y la Reserva Federal), y lo acaba de afirmar el presidente del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, (ex director de Goldman Sach), la "crisis hipotecaria" estadounidense va a dar como resultante una quiebra generalizada de empresas, tanto en EEUU como en el resto del mundo.Y como en el sistema capitalista todo se compra y se vende (incluidos los activos empresarios y las acciones devaluadas en los mercados globales), los mismos grupos sionistas que lanzaron y se beneficiaron de la "burbuja hipotecaria", hoy ya están comprando, a precio de regalo, los bonos y acciones devaluadas por la "crisis hipotecaria".
"Pregunta: ¿Dónde están los bonos (y acciones de bolsa) devaluados vendidos en masa por los tenedores en los mercados globales durante el colapso bursátil detonado por la "crisis hipotecaria" en EEUU ?Respuesta: Eso bonos y acciones están (o van a estar) en los bolsillos de los mismos grupos súper-concentrados que detonaron la "burbuja" y luego detonaron la "crisis", que los compraron (o los van a comprar) para apoderarse de activos empresariales a precio devaluado", se preguntaba y respondía Manuel Freytas.
Y ejemplificando el adelanto de Manuel Freytas en IAR Noticias, Warren Buffet, el operador más influyente del lobby sionista que controla el Tesoro y la Reserva Federal, salió en punta a "comprar barato" en el escenario de escombros bursátiles dejados por la crisis hipotecaria de EEUU.
Y se cumple el axioma, también adelantado por nosotros: La lógica funcional del lobby sionista es vender caro y comprar barato, lo que da como resumen la ganancia capitalista y la concentración de riquezas en pocas manos.
Eso exactamente es lo que hicieron los bancos y grupos financieros sionistas de Grupo Bildelberg que controlan la Reserva Federal y las tasas de interés, con la "burbuja hipotecaria", primero, y con la "crisis hipotecaria" después.
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Ver informe de Manuel Freytas:
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Informes relacionados:
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IAR Noticias/07/03/2009

El turno

Por Alfredo Zaiat
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La caída del Muro de Wall Street ha dejado expuesta la inconsistencia de las ideas del liberalismo conservador dispersas por gran parte del mundo en los últimos treinta años. Los resultados desastrosos de la política económica que se derivaron de esa base teórica se difunden diariamente por las grandes cadenas de medios, generando esa angustia colectiva que nace en momentos que indican el fin de una era. Este rotundo fracaso del paradigma del mercado para unos pocos como ordenador principal de la sociedad no significa necesariamente la decadencia del poder económico–financiero consolidado en ese proceso. Ni tampoco la renovación de una dirigencia política e intelectual formada en esa escuela de pensamiento. La improvisación de las estrategias implementadas por los líderes de las potencias mundiales y el fracaso de las medidas para frenar la crisis permiten entender esa dinámica de lo desconocido que agudiza la decadencia en lugar de revertirla. El fiasco de los megapaquetes de estímulo no tiene que ver con las cualidades de sus ejecutores, sino con su propia concepción del mundo de la economía. Esta consiste exclusivamente en la preservación del capital privado como eje único del desarrollo y, por lo tanto, de la recuperación de una crisis. Este sendero que conduce hacia un callejón sin salida queda cada vez más en evidencia en los salvatajes a los bancos. Se siguen destinando planes billonarios para sostener entidades financieras quebradas mientras la actividad productiva se desmorona provocando una fuerte suba de la desocupación. La situación del sector real de la economía, en especial el empleo, queda así subordinada a la financiera, como lo ha sido en este período de la globalización que ha construido un complejo entramado industrial-bancario. Esto refleja que las ideas del fundamentalismo liberal puede que hayan recibido un fuerte mazazo en su autoestima, pero no han retrocedido casi nada su poder emergente.

Un signo contundente de esa presencia dominante se ofrece en el tratamiento de la crisis. Las impactantes caídas de los índices de las principales Bolsas mundiales se reflejan en títulos catástrofe provocando zozobra en una mayoría que nunca ha invertido una moneda en el mercado bursátil. En cambio, no reciben igual importancia cifras dramáticas de despidos masivos y tasas de desocupación record, cuando es un tema indudablemente mucho más relevante para la población que el subibaja de acciones y bonos. Este estándar de relevancia en el análisis de los acontecimientos económicos surge de la preeminencia de un discurso dominado por el capital concentrado y el financiero, cuya expresión ideológica es el fundamentalismo liberal.

En estos meses de zozobra, variadas expresiones institucionales a nivel internacional, de organismos multilaterales como de cumbres de líderes mundiales, se han revelado tributarias de ese modelo forjador de ruinas. Una de las más provocativas, en un contexto de alza violenta del desempleo, fue realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El economista jefe del considerado “club de los países desarrollados”, Klaus Schmidt-Hebbel, propuso una mayor flexibilidad como medida necesaria para enfrentar la fragilidad del mercado laboral. Para España recomienda, por ejemplo, reducir las indemnizaciones por despidos a los trabajadores fijos porque considera que son muy elevadas en comparación con las de los empleados con contrato temporal. Esta reforma estructural, sostiene Schmidt-Hebbel en la quinta edición anual del estudio “Objetivo crecimiento y crisis financiera” de la OCDE, es la “más apropiada para incrementar la demanda tanto a corto como a largo plazo”. La inconsistencia de esa recomendación es evidente. España tiene la tasa de desempleo más alta de Europa con el 14 por ciento a fines del año pasado. Ese porcentaje siguió subiendo en el primer bimestre de 2009: unos 354 mil personas se quedaron sin trabajo en esos meses, elevando a 3,5 millones los desempleados, una cifra nunca vista desde 1996. Este fuerte salto que describió la tasa de desocupación tiene su origen en que España es uno de los países de la Unión Europea con mayor proporción de trabajadores temporales, que supera el 30 por ciento frente a una media del 15 por ciento en el resto de la región. Pese a ello, el principal economista de la OCDE, que expresa el paradigma conceptual de las potencias europeas, recomienda más flexibilización laboral.

La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) advirtió en su informe Tendencias Mundiales del Empleo que se espera que la crisis económica mundial produzca un aumento espectacular del número de personas que engrosen las filas de desempleados, trabajadores pobres y trabajadores con empleos vulnerables. En ese documento se señala que el desempleo en el mundo podría aumentar en 2009 respecto de 2007 en una cifra de entre 18 y 30 millones de trabajadores, y hasta más de 50 millones si la situación sigue deteriorándose. De producirse este último escenario, cerca de 200 millones de trabajadores, en especial en las economías en desarrollo, podrían pasar a integrar las filas de la pobreza extrema, calcula esa institución internacional. “El mensaje de la OIT es realista, no alarmista. Nos enfrentamos a una crisis del empleo de alcance mundial. Muchos gobiernos son conscientes de la situación y están tomando medidas, pero es necesario emprender acciones más enérgicas y coordinadas para evitar una recesión social mundial. La reducción de la pobreza está en retroceso y las clases medias a nivel global se están debilitando. Las consecuencias políticas y de seguridad son de proporciones gigantescas”, declaró Juan Somavía, director general de la OIT.

En ese escenario internacional inquietante, la perspectiva del empleo en Argentina se jugará en la fortaleza de los sindicatos, en normas de protección a los trabajadores y en políticas oficiales activas de defensa del empleo. Así se podrá construir un dique al avance de propuestas, como la del economista de la OCDE, que encuentran la variable de ajuste en los ingresos, condiciones laborales o directamente en los puestos de los trabajadores. Para ciertos sectores del progresismo prolijo y para los conservadores, los sindicatos representan uno de los principales factores que detienen el desarrollo virtuoso de las fuerzas productivas en el país. Sin embargo, pese a la violencia para desestructurarlo durante la dictadura y al objetivo de travestirlos en sociedades anónimas durante el menemismo, la presencia relevante de las organizaciones gremiales en la economía argentina, con sus defectos, deficiencias y falta de transparencia, constituyen una significativa diferencia cualitativa en relación con experiencias de otros países. Más aun cuando existe cierta comunión de objetivos con la administración gubernamental para frenar despidos. De todos modos, esa alianza puede resultar insuficiente en un mercado laboral fragmentado y heterogéneo. En estos meses no pudo detener el avance de la expulsión del mercado de trabajadores tercerizados e informales, y en algunos sectores, como el automotriz o el siderúrgico, las cesantías se pospusieron a cambio del desembolso de subsidios del Estado dejando latente la cruel amenaza.

Ante una crisis inédita se requiere estar preparados y adelantarse a tormentas en el mercado laboral creando instrumentos novedosos de intervención para evitar despidos. Un marco de prioridades para transitarla la ofreció el líder sindical brasileño Luiz Carlos Prates, secretario general del Sindicato de Metalúrgicos de Sao José dos Campos. Ante la pérdida de casi un millón de puestos de trabajo en Brasil desde noviembre pasado, que elevó el desempleo a 8,2 por ciento en enero, reclamó que “el gobierno tiene que hacer un decreto de inmediato para garantizar la estabilidad del empleo de los trabajadores. Ya dieron mucho dinero a los banqueros y a los empresarios. Ahora debe ser nuestro turno”.
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Página/12 Web - Argentina/07/03/2009

¿Nos reconciliamos o luchamos?

Michel Balivo
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Vivir lo nuevo, ser lo nuevo
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Una vez aprobada en Venezuela, por más de un millón de votos de diferencia la enmienda constitucional, mediante la cual los que optan por cargos de pública elección pueden postularse cuantas veces quieran, quedando en manos del pueblo decidir si amerita que repitan o no en esa función, irrumpe con fuerza una matriz mediática de que es ineludible ahora la reconciliación entre los que votaron por el sí y el no a la enmienda.
De no hacerlo el país entero puede naufragar, puede todo el conflicto devenir, estallar en violencia. Para esta matriz el país antes no estaba dividido. No se sabe entonces como 20 años antes el pueblo salió a la calle hambriento a saquear negocios y fue masacrado en aras del orden social. ¿Será tal vez que el hambre de la mayoría en un país rico no tiene nada que ver con política? ¿O tal vez los estómagos vacíos que solo pueden soñar en llenarse, no se dividen y separan de los que insensibles a su entorno frotan sus satisfechas barrigas?
Pero en todo caso cuál es esa reconciliación que piden. ¿Quieren acaso que para que los barriga llena vuelvan a recuperar su paz y felicidad, es decir su insensibilidad, los barriga a medio llenar vuelvan a ser silenciados e invisibilizados, depauperados nuevamente? Porque que yo sepa, el que la gran mayoría comience a conocer lo que es comer decentemente, en oportunidades hasta tres veces por día, no ha implicado que nadie dejase de hacerlo.
Solo se han distribuido mejor los dividendos de la nación, dando por supuesto prioridad a los que estaban en condición de miseria. Solo se ha desviado hacia el gasto social lo que antes desviaban haca sus propios intereses, las élites nacionales e internacionales con diferentes excusas.
Por otra parte no se de donde ha salido ese cuarenta, a veces cuarenta y pico por ciento de votantes de la oposición al gobierno. Porque entiendo que cerca del ochenta por ciento de la población vivía en condiciones precarias al llegar al poder la revolución bolivariana. Eso de decir que llegó al poder es solo un eufemismo. Porque, ¿qué poder puede tener un estado que había privatizado la mayoría de sus empresas y servicios, incluyendo el petróleo?
De hecho ya ha recibido un golpe de estado virtual y un sabotaje petrolero, que incluyó una huelga de patronos y sacar los alimentos y el gas del mercado, y aún ahora, diez años después, continúa el acaparamiento y especulación con los alimentos. Dicen que gran parte de ese cuarenta por ciento, es gente pobre engañada y atemorizada por los medios.
Me parece que eso no es decir mucho, porque hace miles de años que el pueblo antes o después, de un modo u otro se ha puesto de parte de los que lo explotan y en contra de los que intentan hacerle cobrar conciencia de su explotación y elevar su nivel de vida. Da la impresión más bien de que las diferencias de clase tienen que ver con distintas posibilidades de acceder a satisfacer las necesidades y sueños.
Pero en lo que a modelos mentales se refiere no se ven muy claras las diferencias, ya que tanto pobres como ricos sienten, piensan, tienen los mismos sistemas de intereses y aspiran a los mismos logros. Solo que las reglas del juego son de competencia y unos lo van ganando y otros perdiendo. Es decir, se supone que no da para que todos seamos ricos, así que alguien tiene que pagar el precio de que algunos lo puedan experimentar.
O tal vez hay gente que le gusta menos esforzarse que a otros, y prefieren dedicarse a obtener el poder y la capacidad de engañar para que otros hagan el esfuerzo por ellos. Tampoco es una novedad, de eso se trataban los reinados y los señores feudales que aún perduran de modos explícitos o disimulados.
Pero más allá de las inútiles, inoperantes explicaciones, están los sucesos, los hechos a los cuales se refieren y pretenden explicar. Y esos hechos dicen que un modelo mental y una práctica económica de creciente acumulación de recursos y explotación se desmorona. Y en el seno de ese sistema comienzan a agrandarse más aún las distancias entre ricos y pobres.
El cuento del neoliberalismo, que no es más que la implementación y justificación moderna de una forma milenaria de vida, se cae por su propio peso cuando en EEUU y Europa se escuchan rumores de nacionalización de la banca. La paradoja es que se haga para intentar salvar al sistema que genera esas enormes e inhumanas diferencias.
Podemos seguir intentando explicarlo cuanto queramos, pero el verdadero tema es si la creciente cantidad de gente excluida, aceptará morir de hambre como esclavos o si llegado a los umbrales de tolerancia se rebelará. También podríamos preguntarnos hasta donde la sensibilidad humana es capaz de tolerar la miseria de su prójimo que desfallece ante sus ojos.
Hasta no hace muchos años nos decíamos apolíticos, estábamos hartos y desesperanzados de las sinverguenzuras de esa gente. Pero hoy que los cinturones aprietan y las barrigas hacen ruido, ¿podemos seguir ingenuamente diciendo lo mismo, dejando las decisiones que afectan nuestras vidas en sus manos? ¿Dejaremos llegar el fin diciendo que solo nos importa lo que sucede puertas adentro de nuestras casas?
A mi me da la impresión de que aún no hemos entendido que el ser humano vive en su conciencia, en su modelo mental, y no en un mundo externo y objetivo común a todos. Por eso hay seres, conciencias que se adelantan a la sensibilidad de su época chocando con los modelos que aún imperan, y siendo rechazados por las grandes mayorías.
Esas conciencias son condenadas a la muerte o al ostracismo, que es otra forma de muerte en lo que a aceptación de la conciencia colectiva se refiere. Sin embargo decenas, a veces hasta centenas de años después, cambian las condiciones generales de ese modelo mental simultáneamente con la sensibililidad colectiva, y aquellas ideas rechazadas irrumpen con fuerza y son aceptadas y conductualizadas con naturalidad.
Algo así sucedió luego de mil quinientos años de oscurantismo, cuando la católica Europa medieval en medio de las llamas de la inquisición, retomó las ideas y formas de vida de la Grecia y Roma antigua, deviniendo el llamado renacimiento.
Tal vez algo similar sucede hoy en día cuando las democracias representativas comienzan a convertirse en participativas y protagónicas, reformando o enmendando mediante plesbicito popular las constituciones, cada vez que las necesidades del proceso las evidencian limitativas para transferir mayor poder al pueblo.
Cuando toda esta ampliación de la organización social imperante hacia una mayor inclusividad, se realiza por la vía democrática, sin violencia, represiones, encarcelamientos y torturas políticas, sin limitaciones siquiera a la libertad de expresión. Doscientos años atrás moría solo, enfermo y abandonado Simón Bolivar, por ideas mucho más moderadas que estas.
No es necesario repetir que hasta hace solo diez años, esta apertura y ampliación democrática había resultado totalmente imposible e impensable. Por lo tanto algo ha cambiado o está en plena transición, como dice el presidente Correa no es una época de cambios sino un cambio de época.
Y si esto es así no es de extrañar que un cuarenta por ciento de los pueblos, barrigas llenas, vacías o a medio llenar, siga aún fuertemente identificado con el modelo mental que nos ha regido por centurias y milenios, más allá de la apariencia con que se lo presente. Por el contrario, contar con un 60% dispuesto al cambio, sean cuales fueren las infaltables explicaciones, es casi un milagro, una bendición.
Es de notar que en las filas de los que apoyan o dicen apoyar el cambio, muchos tiemblan y desesperan ante todas y cada circunstancia, temiendo que de al traste con la revolución. Buscando culpables en todas y cada parte, para lo que les parece según el cristal con el que miran que no se está haciendo como debería.
Es difícil no ya afirmar con certeza, sino siquiera imaginar como será el cambio. ¿Cómo anticipar lo nuevo desde lo viejo? ¿Sería realmente nuevo si fuera anticipable? Da la impresión más bien que es su identificación con lo viejo lo que genera ese temor al fracaso, esa falta de fé en la vida, en que la renovación y superación de lo ya agotado sí es posible.
Y sin fe en la nueva dirección de ampliación de la vida, timoratas serán sus acciones, bastarán los menores contratiempos para que toda su construcción ideológica se desmorone. No pocos han sido los ejemplos, de los que no han aguantado una pedida para pasarse a la oposición a cambio de un premio módico o mayor, a veces de una simple promesa.
He allí la fuerza y firmeza de sus convicciones. No se trata de una crítica ni de un sermón moral de quien se siente superior a los caídos. Sino de una simple constatación de que la identificación con el modelo mental que muere aún es muy fuerte, y no debe haber muchos que se sientan a salvo de las tentaciones, a no ser por suprema ingenuidad.
El simple hecho de disponer de libertad de elección ante las circunstancias, nos hace a todos deseosos y capaces de vender nuestras más caras ideas y hasta a nuestro hermano, en pos de una rápida liberación de los esfuerzos para sostener a nuestros cuerpos y familias. Que esto se presente como una experiencia íntima de cada persona, o como un modelo mental aceptado epocalmente de organización socioeconómica exitosa, no cambia mucho las cosas.
Claro que el modelo mental de Judas, pinta las consecuencias de los que se traicionan a sí mismos en pos de cantos de sirenas. Los treinta denarios queman luego las manos y la vergüenza ya no te permite vivir contigo mismo, es otra forma de ostracismo y muerte, esta vez autoinfligida por ignorancia.
Decimos que los que no logran ver lo que está sucediendo en el mundo son ciegos o tuertos por lo menos. Pero desde este enfoque habría que decir que están hipnotizados por los hábitos y creencias de un modelo mental que muere. Imaginería acumulada y heredada de generación en generación, que sugestiona sus conciencias y les hace creer ciegamente en lo que solo existe en su mente.
Que es necesaria la reconciliación de los seres humanos nadie puede negarlo. Pero para que eso suceda nuevas ideas fuerza e imágenes han de abirse camino en la conciencia, porque la reconciliación es imposible que suceda desde los viejos intereses y privilegios ya agotados e inviables, que están produciendo la presente hecatombe global de alcances inimaginables.
Así como el demoronamiento del modelo y las circunstancias resultantes se evidencian globales y no respetan creencias ni hábitos de ningún color, del mismo modo una nueva visión del mundo terminará abriéndose camino y conductualizándose. El viejo mundo también es un sistema de creencias, una visión conductualizada.
Su única justificación es el consenso de esas creencias que sugestionan con fuerza de realidad. No hay por tanto ideología racionalizada que pueda operar cambiando un sistema de creencias irracionales. Ese desplazamiento y sustitución de un sistema de creencias se da por desgaste e inoperancia de las mismas. Entonces comienzan a perder su poder sugestivo y a ser vistas crecientemente.
Por eso digo que un 60% que sienta y vea de nuevos modos, y esté dispuesto a aceptar y acompañar el cambio en diferentes medidas, que los hechos irán poniendo en evidencia, es bastante decir si lo comparamos con momentos anteriores y aún recientes de la historia. Cuando un movimiento se muestra global no tiene mucho sentido seguir buscando sus causas y responsables locales. De hecho el movimiento no es para explicarlo sino para vivirlo. Unas pocas explicaciones para facilitar la práctica pueden ser sensatas y útiles. Pero cuando las explicaciones continúan y continúan, ya podemos sospechar que estamos en presencia del temor que se resiste a vivir lo nuevo que va entrando en escena.
En consecuencia más que de buenos y malos, yo hablaría de sensibilidades predispuestas a atreverse a incursionar en un nuevo modo de vida, mientras que otras asustadas se fijan y aferran a lo conocido, aún cuando les estén mostrando que es la causa de todos los presentes males y ya no es viable, que solo nos conduce de mal en peor.
Inútil es seguir hablando de paz y al mismo tiempo proponer todo tipo de luchas fratricidas para alcanzarla. De tal palo tal astilla. Solo rechazando definitivamente la violencia se llega a la justicia y la paz. Solo ampliando la libertad de elegir y la inclusividad social en la práctica cotidiana de convivir, podemos ir más allá de las creencias que generan alienación.
Seguir sintonizados con el viejo modelo y sensibilidad, es volverse insensibles a lo nuevo y reducir cada vez más nuestras posibilidades de ampliación y plenitud vital. No importa cuales sean las apariencias situacionales, una dirección de conducta se va abriendo camino y la otra se encuentra cada vez más desplazada y acorralada, sin importar cuan duro grite.
En estos quehaceres no importa tanto lo que declamas, o de parte de que facción política dices estar e inclusive votas. Lo realmente definitivo es el cambio de sensibilidad y conductas en tu interacción cotidiana y como ello te va transformando jundo con tu entorno inmediato. Más que de discusiones y sermones se trata de dar ejemplo con direcciones de vida.
La fé en la dirección superadora de lo viejo de la vida, es la que guía nuestras acciones más allá de las apariencias circunstanciales del momento. Si a cada paso se desmorona nuestra fe, entonces no estamos en capacidad de hacer más que lo que nos hacen. ¿Cómo sucederá lo nuevo si aún no somos capaces de ir más allá del ojo por ojo y diente por diente?
Reir cuando todos rien es bastante sencillo, aunque habemos quienes ni siquiera entonces estamos en capacidad de hacerlo. Reir en medio de las lágrimas ya es más difícil y sin embargo es posible, y además el único modo de cambiar una situación sufriente.
En algún momento nos encontramos en situación de hacerlo, y el llanto se transforma en carcajada que nos libera del absurdo de un sistema de creencias en el que vivíamos atrapados. Entonces el cambio ya es independiente de lo reactivo, e incontenible. No es un tema de porcentajes sino de sensibilidad y proceso interno, sicológico.
En esencia todo se trata de fe. Fe en lo viejo o fe en lo nuevo, en lo por ser. La fe en lo viejo ya es hábito y creencia anquilosada, inercia resistente al cambio.La fe en lo nuevo es la sonrisa de un niño desnudo, cuando aún no sepregunta nada y es imposible saber en que devendrá. La dificultad a vencer, está en la transición de despegar las emociones de lo viejo cuando lo nuevo aún es solo un presentimiento, una intuición sin forma ni objeto definido.
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L,PyC/07/03/2009

UNA IZQUIERDA POSIBLE

07-03-2009
Cayo Lara*
Rebelión/Público
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Las coincidencias temporales resultan en ocasiones muy caprichosas. El mismo fin de semana de noviembre pasado en que Izquierda Unida acordaba en su IX Asamblea Federal las bases para el fortalecimiento de su futuro político –con una línea claramente anticapitalista y en el que la centralidad se situaba en la contradicción capital-trabajo y en la apuesta seria por un modelo de desarrollo sostenible ante la crisis multidimensional que sufre la economía–, los miembros del G-20 se reunían en Washington para “refundar el capitalismo”. Se referían a ese capitalismo que, obsesionado por el beneficio inmediato, nos ha arrastrado a la situación actual de crisis mundial de un modelo productivo que ha revelado la imposibilidad de ese mismo sistema para organizar el mundo de forma estable, justa y democrática.
La paradoja radica en que, desde las mismas tribunas que detestaban el papel legítimo de los Estados para intervenir y regular, ahora se solicitan multimillonarias ayudas públicas para salvar a las empresas que han originado este desaguisado, creando un shock en la economía real, provocando el cierre de miles de empresas y la expulsión del mercado laboral de millones de trabajadores en todo el mundo. Los gobiernos sí encuentran dinero para ayudar a los culpables, pero no ocurre lo mismo con las víctimas. Eso no es más que la burda reedición de la vieja práctica de privatizar los beneficios y socializar las pérdidas.

Ante esta situación, es el tiempo de plantear alternativas. Izquierda Unida se ha puesto a ello de forma decidida. Pero construir la alternativa no es un camino fácil cuando, además de nuestras propias debilidades internas, llevamos más de 30 años enfrentándonos a un sistema electoral maquiavélico que trata de imponer un bipartidismo excluyente, fomenta la polarización y hace casi imposible el desarrollo normal de un tercer partido de ámbito estatal.

No nos vamos a cansar de repetir que la Ley Electoral vigente fue concebida para castigar, primero al PCE y, luego, a IU. Un sistema electoral que con la complicidad de los dos grandes partidos trata de empujarnos al limbo de la marginalidad, como han reconocido públicamente personalidades de la vida política nada sospechosos de comulgar con nuestras ideas, como Calvo-Sotelo o Rodríguez de Miñón. Es el mismo sistema injusto que recorta su voz en el Parlamento a una parte importante de electores y que hace que cada escaño nos cueste siete veces más que a populares o socialistas.

Con una ley verdaderamente proporcional que garantizara no sólo la libertad del elector, sino también la justicia del resultado y la igualdad del voto, IU tendría hoy 14 escaños. Los beneficiarios directos de este sistema preconstitucional –PP y PSOE– siguen prefiriendo gobernar con partidos nacionalistas conservadores en lugar de profundizar en la democracia. Es precisa una reforma de la Ley Electoral para que los distintos partidos, y en concreto IU, tengan en el Parlamento la representación real y el peso específico que los ciudadanos nos otorgan elección tras elección.

Pero estas cuestiones, por importantes que sean, no distraen nuestras prioridades. Ante la gravedad de la crisis en nuestro país, IU apuesta sin rodeos por un modelo de desarrollo distinto. En primer lugar, consideramos que el objetivo fundamental de toda política económica debe ser la defensa del empleo existente y la creación de nuevos puestos de trabajo. Por ello aprobamos en febrero pasado, en la primera reunión de nuestro Consejo Político Federal, un plan contra la crisis y por la creación de empleo. Contiene medidas realistas y pegadas al terreno con las que se podrían generar 1.900.000 empleos en tres años y en las que se presta una detallada atención a quienes se han convertido –más rápido y en más cantidad que en los países de nuestro entorno– en los grandes sacrificados de una crisis que no han contribuido a generar: los parados y, en especial, ese 1,1 millones de desempleados que han agotado ya cualquier prestación pública y las familias que tienen a todos sus miembros sin trabajo y no perciben ingreso alguno.

En segundo lugar, precisamos un modelo que priorice el interés social sobre el beneficio privado. Lo basamos en un desarrollo social y ecológicamente sostenible –dada la existencia de recursos limitados–, en el control público y social de la economía, la planificación democrática de la misma y la intervención de los trabajadores en la organización del trabajo y el control del excedente económico.

Es un modelo que impulsa una fiscalidad que hace efectivo el principio de progresividad de los impuestos, lo que no significa que paguen más los que menos tienen, sino al contrario, y potencie la equidad combatiendo el fraude fiscal. Queremos un sector público fuerte que incluya desde una banca pública, pasando por el resto de sectores estratégicos, hasta la decidida defensa de la propiedad y la gestión pública de los servicios públicos. Queremos un reconocimiento de los derechos sociales básicos que establece la Constitución (trabajo, vivienda, salud, educación, atención a la dependencia…) como derechos subjetivos y exigibles.

En tercer lugar, debemos encontrar las alianzas necesarias para poder superar al neoliberalismo y que los más débiles no sigan pagando la crisis. Los sindicatos son una fuerza decisiva. Más allá de sus contradicciones, son indispensables. Y sería iluso pensar que esta nueva realidad no tendrá repercusión en la vida interna de los mismos y en su papel.

Nos unen los documentos aprobados en nuestra IX Asamblea, la profunda crisis del sistema capitalista y la voluntad decidida de trabajar para la construcción de la alternativa que hemos definido como el socialismo del siglo XXI. Es nuestra alternativa al neoliberalismo de la derecha política y de la socialdemocracia, que han renunciado a sus principios ideológicos en muchas materias y, especialmente, en la política económica.
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*Cayo Lara es coordinador general de Izquierda Unida

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