4/3/07

GIRA DE CHAVEZ EN RESPUESTA A BUSH

Chávez visitará la próxima semana Bolivia y Argentina.
Joaquín Morales Solá

"Un gobierno demasiado pendiente de Chávez y D'Elía"

Infolatam
Caracas, 2 de marzo 2007

Hugo Chávez ha programado para la semana que viene la visita oficial a Argentina y Bolivia coincidiendo con la gira de seis días de George Bush por Guatemala, Brasil, Colombia, México y Uruguay. Chávez ha acusado a Bush de querer dividir con su viaje a los gobiernos de la región.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, sostiene que la gira de George W. Bush de la semana que viene será "un fracaso". En su programa diario de radio ¡Aló, Presidente! dijo que "Ojalá sea exitosa, aunque lo dudo, porque creo que es un fracaso de antemano".

Chávez dijo no tener ninguna intención de "sabotear" el viaje del presidente de EEUU, como han señalado algunos medios informativos "detrás de los cuales está la CIA", según el mandatario venezolano. Bush visita la semana que viene Sao Paulo (Brasil), Montevideo (Uruguay), Bogotá (Colombia), Ciudad de Guatemala (Guatemala) y Mérida (México) entre el 8 y el 14 de marzo. Mantendrá reuniones con presidentes muy cercanos a su administración como el colombiano Álvaro Uribe, el mexicano Felipe Calderón o el guatemalteco Óscar Berger. También mantiene buenas relaciones con Luiz Inácio Lula da Silva y el uruguayo Tabaré Vázquez, pese al perfil izquierdista de ambos.


En paralelo a la gira de Bush Chávez visitará Argentina y Bolivia, en viajes que, aseguró, estaban programados "desde antes de conocerse que Mr. Danger vendría a América del Sur". Chávez aclaró que "nuestro viaje a Buenos Aires estaba previsto desde hace tiempo, lo mismo que el de Bolivia. Tenemos un conjunto de convenios con Argentina y aunque aquí, en la visita de Kirchner, adelantamos algunos, nos hace falta adelantar otros muy importantes".

El viaje de Chávez tendrá como primer punto del recorrido la Argentina de Néstor Kirchner el 9 de marzo, visita que se producirá 15 días después de que Kirchner visitara a Chávez en Caracas. Luego se dirigirá a Bolivia con el objetivo de otorgar nuevas ayudas al gobierno de Evo Morales que se encuentra en un difícil momento por las inundaciones que están afectando al país. En Argentina, Chávez secundará un acto organizado por piqueteros en rechazo a la gira de Bush.


El embajador de Estados Unidos en Brasilia, Clifford Sobel, afirmó que su país está preocupado ante el aumento de las compras de armas por parte de Venezuela, y atento al posible deterioro de la democracia en ese país. En una extensa entrevista publicada por el diario "Valor" para detallar la agenda que los presidentes de Estados Unidos y Brasil discutirán en su encuentro de la próxima semana en Sao Paulo, Sobel dijo desconocer si Venezuela será uno de esos asuntos, aunque manifestó las preocupaciones de Washington respecto al país caribeño.

Sobel aseguró que "el asunto importante es que estamos preocupados con el aumento de las existencias de armas y del tipo de armas que vienen siendo compradas (en Venezuela)...Nos preocupa cualquier país que aumente dramáticamente sus compras. No soy el embajador en Venezuela. No soy quien debe hablar de eso, pero evidentemente estamos preocupados con la estabilidad regional y con cualquier país que adquiera el tipo de armas que Venezuela viene adquiriendo".


Sobel negó que el viaje de Bush a Latinoamérica responda a una estrategia para frenar la influencia del presidente venezolano en la región, aunque aclaró que, como muchos países, Estados Unidos está interesado en mantener la estabilidad en el continente.

El presidente venezolano se entrevistará con Morales y Kirchner.

En Argentina Chávez secundará un acto piquetero en protesta contra Bush.

EEUU DICE QUE NO LEGITIMARA UN GOBIERNO DE RAÚL CASTRO

Cuba Transición

Raul Castro no debe ser legitimado como sucesor, según el secretario de Cmercio de EE.UU, Carlos Gutierrez.

Infolatam/Efe
Washington, 21 feb (EFE).-

El secretario de Comercio de EEUU, Carlos Gutiérrez, dijo hoy que su país no "legitimará" un gobierno de Raúl Castro en Cuba y no levantará el embargo a la isla, mientras el Congreso analiza propuestas para suavizar las sanciones.

Gutiérrez pronunció un duro discurso en una conferencia empresarial en nombre de la administración del presidente George W. Bush, en el que descartó cualquier apertura hacia la isla si Raúl Castro releva a su hermano en el poder de manera permanente.

"Sería un error trágico reconocer a un régimen sucesor en Cuba", dijo Gutiérrez en una conferencia organizada por el Consejo de las Américas, una organización que agrupa a las mayores multinacionales que invierten en América Latina.

"Raúl Castro trae consigo una militarización aún más profunda de la sociedad cubana", añadió el funcionario, quien dijo que el líder cubano es el ministro de Defensa que lleva más tiempo en el cargo en el mundo.

Con la enfermedad de Fidel, que desde julio pasado dejó en manos de su hermano el poder, y el dominio de los demócratas en el Congreso de EEUU, algunos legisladores en Washington han sugerido suavizar el embargo.

Un grupo de congresistas republicanos y demócratas ha pedido reducir las restricciones a la venta de alimentos a Cuba y permitir las operaciones bancarias entre ambos países.

Además, Charles Rangel, uno de los demócratas más poderosos de la Cámara Baja, y el republicano Jeff Flake impulsan un proyecto de ley para suprimir todas las prohibiciones de viajes a Cuba.

Actualmente los estadounidenses de origen cubano pueden visitar a sus familiares solamente una vez cada tres años y Gutiérrez dijo que permitir más viajes supondría dar una fuente de dinero al régimen.

El secretario de Comercio, quien nació en La Habana en 1953 pero emigró a EEUU con su familia siete años después, descartó cualquier relajación del embargo.

"Es muy ingenuo sugerir que levantar las sanciones económicas estadounidenses debilitará al régimen y forzará un cambio", dijo.

Pero EEUU tampoco ha logrado un cambio con su política de mano dura, según destacan los que quieren una apertura.

"Hemos intentado ese camino y no ha funcionado, debemos intentar otra cosa", dijo Mavis Anderson, de la organización no gubernamental "Latin America Working Group".

Gutiérrez señaló que la culpa de los problemas de Cuba la tiene el gobierno comunista y que "es totalmente equivocado" decir que el embargo ha empeorado las cosas.

Como prueba, recordó que un tercio de los alimentos y las medicinas que hay en Cuba llegan de Estados Unidos. No obstante, para Anderson es paradójico que el gobierno de Washington se apropie del crédito por esa ayuda, que se debe a remesas y paquetes que mandan los familiares desde Estados Unidos, y cuyo envío intenta limitar la administración de Bush.

Como en otras ocasiones, Gutiérrez destacó la falta de libertad política y la "opresión" de los trabajadores en la isla. Estas condiciones también están presentes en China y aún así EEUU mantiene relaciones políticas y económicas con Pekín.

El secretario de Comercio dijo que las situaciones no son comparables, pues en China hay libertad de empresa y de movimiento, y a Cuba la colocó, en cambio, "en la misma liga" que Corea del Norte. El mensaje de dureza es lo que la mayoría de los cubanos en el exilio, concentrados en Florida, quiere oír.

Gutiérrez advirtió sin embargo de que EEUU "no confiscará propiedades, ni apoyará cualquier demanda arbitraria de propiedades" en Cuba, algo que temen muchos cubanos de la isla. Afirmó que, al contrario de lo que reitera el gobierno de La Habana, el presidente Bush no tiene intereses imperialistas en la isla y no planea una ocupación militar.

"El futuro de Cuba está en las manos de la gente en Cuba", señaló. Además, se manifestó en desacuerdo con la inversión europea, especialmente española, y canadiense en el sector turístico de Cuba.

Destacó que los 2.100 millones de dólares que esa industria generó en 2003 no han mejorado la vida diaria en la isla y recordó que los hoteles están destinados a visitantes extranjeros, lo que crea "un apartheid turístico que refuerza la represión del pueblo cubano".

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El “POPULISMO” EN AMERICA LATINA

El "populismo" sigue siendo tema de controversia. Hace una semana, en una entrevista para un importante periódico argentino, el reconocido escritor y diplomático chileno Jorge Edwards, aseguró que América Latina está contagiada por "una especie de sarampión populista". Para el escritor, la solución a este contagio se encontraría en optar por "gobiernos moderados con políticas económicas razonables".

En los últimos años, en América Latina han surgido gobiernos que en mayor o menor medida se han proclamado en contra del "neoliberalismo". En muchas ocasiones este cambio ha sido denominado como "giro a la izquierda" o "giro progresista". Esquemáticamente, este "giro" estaría compuesto por tres grandes grupos de gobiernos.

En el primero de ellos se encontrarían los que, en realidad, representan una marcada continuidad neoliberal y cuya pauta de integración continental es marcada por los Estados Unidos a través del Área de Libre Comercio para las Américas (llamado ALCA) y de los Tratados de Libre Comercio. Aquí entrarían gobiernos como el de Perú, Chile y Colombia: los denominados gobiernos moderados o "responsables".

Otro grupo estaría compuesto por los gobiernos nacionalistas, indigenistas y socialistas, simpatizantes de Cuba. Estos son Venezuela y Bolivia, que han dado bruscos giros a las políticas neoliberales y que se agruparían principalmente alrededor de propuestas integracionistas como la Alternativa Bolivariana para las Américas (llamado ALBA). Son catalogados como radicales, intransigentes, irresponsables: en definitiva, como "populistas". A este grupo podrían ser incorporados los actuales y recientes gobiernos de Ecuador y Nicaragua.

El tercer grupo se encontraría en un campo intermedio. Son gobiernos que han sido catalogados como "neo-desarrollistas" ya que buscarían el desarrollo de un capitalismo nacional y regional, a través del MERCOSUR; y que en diferentes ocasiones han podido ser desplazados al grupo de la "izquierda responsable" o al de los "populistas".

En diferentes oportunidades, como el caso del escritor chileno Edwards, intelectuales, empresarios y dirigentes políticos, han descalificado a los gobiernos "populistas" al asociarlos a la aplicación de una "distribución irracional de la riqueza" y a la "destrucción de la democracia civilizada". Pero estos críticos que optan por "gobiernos moderados" y por "políticas económicas responsables", en realidad, optan por la continuidad de las políticas de empobrecimiento, pues la riqueza creada bajo los regímenes que defienden sólo se ha derramado de forma limitada.

Tomado de la página web de la emisora Voz de Rusia

PARA LEER

El mito del desarrollo capitalista nacional en la nueva coyuntura política de América Latina
Atilio A. Boron
Argenpress
Una ruta clausurada
Hace casi medio siglo, cuando en las ciencias sociales de la época prevalecían sin contrapeso las teorías de la modernización y la de las “etapas del desarrollo económico”, popularizadas por Walter W. Rostow en su famoso libro, veía la luz un texto de Karl de Schweinitz en el que planteaba una tesis radical, totalmente a contracorriente del consenso dominante de su tiempo. Sintéticamente, ella decía que en lo concerniente al establecimiento de una democracia liberal el camino recorrido por Estados Unidos y los países más avanzados de Europa ya no podía ser transitado nuevamente por las naciones subdesarrolladas. Si bien su pronóstico sobre la industrialización era un poco menos pesimista, entre líneas el mensaje era claro: el mundo de la periferia muy difícilmente podría emular la trayectoria industrial de las potencias metropolitanas. Refiriéndose especialmente al caso de la democracia su diagnóstico era aún más terminante: “el desarrollo de la democracia en el siglo diecinueve fue el resultado de una inusual configuración de circunstancias históricas que no pueden repetirse. La ruta “euro-norteamericana” hacia la democracia está clausurada.” (de Schweinitz, pp. 10-11)

Críticas al pensamiento convencional

Por supuesto, el libro de de Schweinitz -riguroso, documentado, persuasivo- fue olímpicamente ignorado por la academia, los intelectuales “bienpensantes” y los medios de comunicación de masas. El gran público ni se enteró, y en el mundo de la periferia las pesimistas ideas de nuestro autor -que contradecían abiertamente las rosadas expectativas cultivadas por la Alianza para el Progreso y, más generalmente, la autoimpuesta misión de la Casa Blanca de “exportar la democracia” a todo el mundo- fueron totalmente desconocidas. Estamos hablando de 1964; eran las épocas en que la alternativa a la teoría de la modernización y las etapas del desarrollo económico eran una vertiente crítica de la CEPAL, encabezada por Raúl Prebisch, o bien la elaboración de los teóricos de la dependencia que comenzaba a resonar con creciente fuerza en América Latina, estimulados por la radicalidad de los pioneros planteamientos que André Gunder Frank expusiera en su clásico libro sobre el “desarrollo del subdesarrollo” en Brasil y Chile.(Frank, 1964) Fuera del mundo académico y anticipándose a él la Segunda Declaración de La Habana y el célebre discurso del Che en Punta del Este habían planteado con total claridad los límites infranqueables del desarrollo capitalista en la periferia.(1) Pero el impacto de estas ideas en el debate de las ciencias sociales no sería inmediato. Su origen “extramuros” de la academia arrojaba sobre ellas un manto de sospecha que para la ortodoxia positivista dominante las descalificaba por completo. Sin embargo, con el paso del tiempo tanto la Segunda Declaración como el discurso del Che habrían de convertirse en referencias insoslayables del nuevo pensamiento crítico latinoamericano. El libro de Rostow, cuyo título completo era Las etapas del crecimiento económico y cuyo subtítulo, privado de toda sutileza era Un manifiesto no comunista había sido publicado en inglés en 1960 y al año siguiente se traducía al español por el Fondo de Cultura Económica. Este libro ejerció una influencia arrolladora sobre las ciencias sociales latinoamericanas de aquellos años y, ni hablar, sobre los gobiernos y expertos en el área económica. (2) La idea básica del argumento rostowiano era que había un solo proceso de desarrollo y que éste era lineal, acumulativo e igual para todos los países. La palabra “capitalismo” había sido cuidadosamente desterrada del texto, con el obvio propósito de reforzar la naturalización de este modo de producción: al describir sus leyes de desarrollo el supuesto era que cualquier economía, sin excepción, debía enfrentarse a una serie de imperativos técnicos, no políticos. La consecuencia de todo esto era que había un solo modo de enfrentar los problemas económicos, y que este modo estaba dictado por cuestiones técnicas que no admitían transgresión alguna. El proceso de desarrollo capitalista -con sus luchas, despojos y saqueos, que lo hacen llegar al mundo “chorreando sangre y barro por todos sus poros”, como dijera Marx en El Capital- es así sublimado y descontextualizado hasta llegar a convertirse en un despliegue ahistórico, formal y lineal de potencialidades presentes en cada una de las formaciones sociales del planeta. Por eso, para esta tradición de pensamiento los países hoy desarrollados fueron, en un tiempo no demasiado remoto, naciones pobres y subdesarrolladas. Este razonamiento se asentaba sobre dos falsos supuestos: primero, que las sociedades localizadas en ambos extremos del continuo compartían la misma naturaleza y eran, en lo esencial, lo mismo. Sus diferencias, cuando existían, eran de grado, como casi medio siglo después repetirían sin brillo y sin gracia Hardt y Negri, lo cual era -y es- a todas luces falso.
Segundo supuesto: la organización de los mercados internacionales carecía de asimetrías estructurales que pudieran afectar las chances de desarrollo de las naciones de la periferia. Para autores como los arriba mencionados, términos tales como “dependencia” o “imperialismo” no servían para describir las realidades del sistema y eran antes que nada un tributo a enfoques políticos, y por lo tanto no científicos, con los cuales se pretendía comprender los problemas del desarrollo económico. (3) En consecuencia, los llamados “obstáculos” al desarrollo no tenían fundamentos estructurales o restricciones ancladas en la economía mundial, sino que eran el producto de torpes decisiones políticas, elecciones desafortunadas de los gobernantes o de factores inerciales fácilmente removibles. Las implicaciones conservadoras de este razonamiento, que descartaba apriorísticamente cualquier otra forma de organización económica alternativa al capitalismo y que ignora olímpicamente la realidad del imperialismo y la dependencia, son tan evidentes que no requieren de ninguna demostración más allá de su sola enunciación. Como se ve, el “pensamiento único” no es tan novedoso como se supone. Y su impacto sobre el pensamiento supuestamente contestatario fue tan deletéreo ayer como hoy. (4)

Derrumbe y resurrección de la ortodoxia

En la década de los sesentas el influjo ideológico de los paradigmas dominantes en las ciencias sociales se desvanece considerablemente: la consolidación de la revolución cubana y su definición socialista luego de Playa Girón; al ascenso del movimiento popular en toda América Latina; el auge de la lucha de clases en Europa, que culminaría con los grandes conmociones de 1968; los impetuosos movimientos en favor de los derechos civiles en los Estados Unidos y la reafirmación de los movimientos de liberación nacional en el Tercer Mundo, a todo lo cual se agregaría, poco después, el demoledor impacto de la Guerra de Vietnam que termina de hacer saltar por los aires el laborioso andamiaje construido por las ciencias sociales norteamericanas desde finales de la segunda guerra mundial. El colapso teórico de la teorización rostowiana tiene su correlato en el derrumbe de la sociología parsoniana, la crisis de las teorías de la modernización y la bancarrota del conductismo en la ciencia política. En América Latina esta crisis teórica se acentúa por la presencia de la Revolución Cubana y el progresivo deterioro de la situación económica, social y política de los países de mayor desarrollo capitalista una vez agotado el ciclo de la industrialización sustitutiva, lo que promovió el breve auge de las diversas corrientes de la teoría de la dependencia. En sus distintas variantes, que van desde la ya mencionada obra de André Gunder Frank, Ruy Mauro Marini y Theotonio dos Santos hasta Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto, pasando por Aníbal Quijano, Agustín Cueva y tantos otros, la teorización de la dependencia tenía como rasgos unificadores la crucial relevancia asignada al carácter histórico del desarrollo capitalista, el papel de sus diversos agentes, la inserción de los países en un mercado mundial signado por profundas asimetrías y la centralidad de la problemática política y estatal. A mediados de los setentas la crisis política generalizada en la región, emblematizada por la violenta liquidación de la “vía chilena al socialismo” liderada por Salvador Allende y la Unidad Popular, del experimento radical democrático de Juan José Torres y la Asamblea Popular en Bolivia, el termidor sufrido por la revolución peruana con el desplazamiento de Velasco Alvarado, y el sangriento desenlace del retorno del peronismo en la Argentina precipitó un nuevo cambio en el paradigma dominante. En este caso se trató mucho menos de una derrota en el plano de las ideas que de las consecuencias del período más ferozmente represivo conocido por la América Latina contemporánea, lo que implicó que muchos de los teóricos de la dependencia y sus seguidores conocieran el exilio, la cárcel y, en no pocos casos, la muerte.

No es el propósito de este trabajo examinar los alcances y límites de las contribuciones de los dependentistas, bien conocidas en nuestra región. Nos basta simplemente con resaltar la coincidencia entre sus pronósticos pesimistas acerca del desarrollo del capitalismo en la periferia, formulados desde una perspectiva de izquierda, y los que brotan de la pluma de de Schweinitz, una nota desafinada en el monocorde ambiente de la academia norteamericana. (5)

La “centro-izquierda” latinoamericana y su apuesta al desarrollo del capitalismo

Si hemos sometido a la consideración del lector estas tesis pesimistas acerca de la imposibilidad del desarrollo en la periferia -¡que no quiere decir imposibilidad de registrar, por momentos, altas tasas de crecimiento económico!- es porque el devenir de la historia ha demostrado, transcurrido casi medio siglo, que los diagnósticos que se oponían al ingenuo más no desinteresado optimismo de Rostow y sus colegas estaban en lo cierto. Actualizar esta certeza es bien oportuno en nuestros días, cuando proliferan una serie de gobiernos de “centro-izquierda” que, en América Latina, proclaman con ciego entusiasmo su confianza en culminar exitosamente su marcha hacia el desarrollo -o entrar al Primer Mundo, como se decía en los noventas- transitando por una ruta que fue clausurada hace mucho tiempo. (6)
En este sentido, los gobiernos de la llamada “centro-izquierda” se han llevado todas las palmas. Su fidelidad a las orientaciones generales del Consenso de Washington, fidelidad que no desmentida por una cierta retórica “progresista” -estentórea, a veces, como en el caso argentino; aflautada, en otros, como en los casos de Brasil, Chile y Uruguay- les hace creer que si persisten en las políticas ortodoxas recomendadas por el FMI, el Banco Mundial y la OMC algún día, más pronto que tarde, llegarán a ser países como los europeos o los Estados Unidos. Desde su tumba el bueno de de Schweinitz seguramente debe estar sonriendo burlonamente ante tamaño disparate. Y, si pudiera regresar al reino de los vivos, seguramente que les preguntaría a los voceros de esos gobiernos acerca de las razones por las cuales hace casi un siglo que países como la Argentina, Brasil y México siguen siendo los depositarios de un luminoso futuro capitalista que nunca se concreta y que, al contrario, los aleja cada día más de los capitalismos desarrollados, perpetuando su condición de eternos “países del futuro.” Antes de la Gran Depresión de 1929 el pensamiento convencional de las ciencias sociales auguraba para la Argentina un futuro esplendoroso. Y lo mismo ocurriría con Brasil luego de la Segunda Guerra Mundial, en donde su alianza con los Estados Unidos y el envío de sus tropas a colaborar en la empresa bélica en los campos europeos supuestamente le abriría de par en par las puertas de la colaboración norteamericana lo que garantizaría una ruta segura a los niveles de desarrollo existentes en el Primer Mundo. La construcción, con la ayuda de un crédito del Eximbank avalado por los Estados Unidos, de la planta siderúrgica de Volta Redonda, a comienzos de los cincuenta fue vista por muchos como una clara señal de que el proceso estaba en marcha y era irreversible. Medio siglo después, Argentina y Brasil siguen estando “condenados al éxito”, como lo asegura con su inclaudicable optimismo uno de los principales científicos sociales de Brasil, Helio Jaguaribe, pero su realidad económica y social demuestra que lejos de acortar su distancia con los países desarrollados ocurrió exactamente lo contrario y ahora están más lejos que antes. Lo mismo puede decirse del caso mexicano, sin la menor duda: si algo hizo el TLC inaugurado el 1º de Enero de 1994 fue ensanchar el hiato que separaba a la economía mexicana de las de Estados Unidos y Canadá.
Pese a esta abrumadora evidencia el mito del desarrollo capitalista nacional y su premisa, la existencia de una burguesía nacional, siguen ejerciendo un enfermizo atractivo en la dirigencia “progresista” latinoamericana, a punto tal que en fechas recientes esta patología concitó la atención de un distinguido estudioso marxista, Vivek Chibber, quien sobre la base de una evidencia comparativa internacional demolió inmisericordemente tales tesis. (Chibber, 2005) Este ascendiente revela los alcances de la victoria ideológica del neoliberalismo en la “batalla de ideas”: si en la segunda mitad de la década de los sesentas había tomado cuerpo una teorización y una propuesta política en torno a una “vía no capitalista de desarrollo” que se manifestó de diversas maneras en los distintos países - con Salvador Allende y Radomiro Tomic en las elecciones presidenciales chilenas de 1970; en el régimen de Velasco Alvarado en el Perú de finales de los sesentas; en la tentativa de Juan José Torres en la Bolivia de la Asamblea Popular de 1971, siendo los casos más importantes- a partir de la contra-ofensiva capitalista lanzada desde mediados de los setentas esa alternativa fue barrida con un baño de sangre. El resultado es que hoy gran parte de la “centro-izquierda”, producto de aquella derrota en el crucial terreno de las ideas, renueva su creencia en el desarrollo capitalista nacional impulsado por una figura espectral: la “burguesía nacional”.

La persistencia de un mito

Veamos algunos ejemplos extraídos de la presente coyuntura. En la Argentina, por ejemplo, el presidente Néstor Kirchner reafirma su decisión de construir un “capitalismo serio”, alentando la constitución de una “burguesía nacional” capaz de conducir la maltratada economía argentina hacia el puerto seguro del desarrollo. Esa fue una de sus primeras definiciones programáticas en el discurso inaugural de su mandato, el 25 de Mayo de 2003, cuando ante la Asamblea Legislativa decía que “(e)n nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad social ascendente.”
Esta obstinación habría de acentuarse con el paso de los años, lo que quedó en evidencia en su viaje a la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, en el mes de Septiembre de 2006, ocasión en la cual tanto Kirchner como la Senadora Cristina Fernández de Kirchner, su eventual sucesora en la Casa Rosada, dieran muestras de su incondicional adhesión al capitalismo y al mito del desarrollo capitalista nacional. En esa ocasión el presidente aceptó una invitación de la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE) para visitar su sede y disfrutar del dudoso privilegio de tocar la campana que indica el cierre de las operaciones del día. En dicha oportunidad Kirchner dijo, evidenciando un sincero arrepentimiento, que “agradezco el gesto del mercado de invitarnos aquí. La Argentina está volviendo al lugar del que nunca debió haber salido”. (Rodríguez Yebra, 2006). Lo curioso del caso, es que de hecho la Argentina jamás se había marchado de ese lugar. Por el contrario, siempre estuvo allí, por lo menos desde mediados de la década de los cincuentas como uno de los países más endeudados del planeta y jugosa presa de todo tipo de operaciones especulativas y de pillaje realizadas desde ese sagrado recinto: desde el doloso “megacanje” de la deuda externa de la época de De la Rúa/Cavallo, hasta las fraudulentas privatizaciones y la apertura indiscriminada de ordenadas por Menem/Cavallo pasando por innumerables tropelías y latrocinios de ese tipo. ¿Ignoraba Kirchner al pronunciar sus palabras que cerca del 95 por ciento de las operaciones que tienen lugar en el sistema financiero internacional -del cual Wall Street es su corazón- son de carácter especulativo, razón por la cual una investigadora como Susan Strange, nada sospechosa de propensiones izquierdistas, bautizó a dicho sistema como un “capitalismo de casino”, parasitario e irresponsable, depredador de mercados y naciones, cuya febril búsqueda de lucro no se detiene ante nada o ante nadie sembrando a su paso crisis, destrucción y muertes? Similares declaraciones expresó bajo el amparo de un organismo como el Council of the Americas, uno de los principales sostenes ideológicos del imperio- despejando cualquier duda que pudiera subsistir sobre la naturaleza de su gobierno: una variedad del “centro-izquierda”, por momentos vociferante pero siempre inquebrantablemente identificada con la perpetuación del capitalismo en la Argentina y, pese a gestos y retóricas estridentes, cada vez más dócil ante los dictados de la Casa Blanca.
Hay que agregar que ya, con anterioridad a esta fecha y en numerosas ocasiones, Kirchner se había referido reiteradamente a la necesidad de implantar en la Argentina un capitalismo “serio”, “nacional” e “inteligente”, adjetivos éstos que supuestamente obrarían el milagro de convertir a un régimen basado en la explotación del trabajo asalariado en una fraternal comunidad de iguales. Uno de los problemas con que se enfrenta el presidente es que en la Argentina el capitalismo nada serio sino, por el contrario, “sonriente”, “irresponsable”, “de los compinches” (croony capitalism), “trasnacionalizado” y torpe, en vez de inteligente, produjo espléndidos resultados para los capitalistas, con tasas exorbitantes de ganancias y con la consolidación de extraordinarios privilegios que ningún burgués “serio” pensaría que es razonable abandonar por más que lo solicitara el primer mandatario. ¿Cómo convencer a quien se encuentra instalado en el diez por ciento más rico de la Argentina -y cuyos ingresos en 2003 eran 56 veces superiores a los del diez por ciento más pobre- que es urgente y necesario pasar a un capitalismo “serio”, que evite tan flagrante e intolerante injusticia? Lo más probable es que el capitalista en cuestión considere “poco seria” la preocupación presidencial por la “seriedad” de un capitalismo que produce tan magníficos resultados, recompensando a los empresarios y a los inversores con tan fenomenales ganancias.
Esta explícita voluntad de situar los parámetros fundamentales de la sociedad capitalista fuera de cualquier posible impugnación, no así sus manifestaciones más aberrantes, fueron ratificados en ese mismo viaje en una conferencia dictada en la Universidad de Columbia por la senadora Cristina Fernández de Kirchner. En esa ocasión la esposa del presidente -sin duda, una de sus más autorizadas voceras- declaró que las políticas del gobierno de Kirchner se sitúan del lado del capitalismo. '¿Qué es el capitalismo?', se preguntó. Su respuesta: lo que hizo caer al muro del Berlín no fue “el poderío de Estados Unidos sino que el capitalismo es una mejor idea que el comunismo, y si el capitalismo se distingue frente a otras doctrinas es por la idea del consumo'. Sus críticas al FMI se apoyan en la inconsistencia de sus prédicas con el supuesto núcleo del capitalismo, sus “mejores ideas”, dado que “con sus políticas de ajuste lo primero que hace es restringir el consumo” y, en consecuencia, debilitar el impulso capitalista. (Baron, 2006)

¿Un capitalismo nacional sin “burguesía nacional”?

Volviendo al discurso inaugural de Kirchner, ¿Qué grado de realismo tiene hoy, en un mundo de mercados transnacionalizados y de impetuosa mundialización de los procesos productivos, comerciales y financieros, apostar a un desarrollo capitalista nacional? Pregunta indispensable sobre todo en una formación social como la argentina, en la cual el grado de extranjerización de la economía ha avanzado a ritmo desenfrenado y es uno de los mayores de toda la región. Respuesta: ningún grado de realismo. Es pura fantasía. Raúl Zibechi, en un texto sumamente interesante que desnuda el anacronismo de esta opción, cita una categórica afirmación de Samir Amin diciendo que “ya no hay más una burguesía nacional”. Afirmación un tanto excesiva pero que contiene importantes elementos de verdad. (Zibechi, p. 1). Excesiva, decimos, porque algunos países de las metrópolis capitalistas todavía se caracterizan por la presencia de ciertos conglomerados empresariales equivalentes a una “burguesía nacional” si bien diferentes al modelo clásico de esta clase tal cual aparecía en la segunda mitad del siglo diecinueve y comienzos del veinte. Tal es el caso de Estados Unidos, Japón, Corea y los principales países europeos, cuyas grandes empresas si bien operan a escala planetaria y tienen un horizonte de acumulación que trasciende con creces las fronteras nacionales tienen sus casas matrices en esos países, se protegen con sus jueces y sus leyes, cuentan con sus gobiernos para acudir en defensa de sus intereses cuando son amenazados y es hacia allí donde canalizan las ganancias que obtienen en los mercados mundiales. Y con relación a la Argentina agrega que “el último intento de burguesía nacional que hubo en la Argentina fue Perón. No creo que haya actualmente una burguesía nacional en Argentina. Existe una burguesía compradora que imagina su enriquecimiento, como proyecto, en el marco del capitalismo global tal como es, sin ambición alguna de modificar los términos de este capitalismo.” Amin no duda que puedan existir “proyectos de burguesía nacional en los países ex socialistas. Principalmente: Rusia y China … pero no hay un proyecto de burguesía nacional en ningún otro país, sean los países más industrializados como Argentina, Brasil, Egipto e India o países menos industrializados, como los de Africa subsahariana. ¡Ya no hay más burguesía nacional!” Sin entrar en polémicas, insistimos: lo que dice Amin es indiscutible para la periferia, pero mucho más debatible cuando concentramos nuestra atención en el capitalismo mundializado, (Roffinelli y Kohan, 2003) (7)
Podría argüirse que, a diferencia de la Argentina, en el caso de Brasil, esta expectativa sobre las potencialidades desarrollistas de la “burguesía nacional” tiene un cierto fundamento. Después de todo Brasil fue, junto a México, uno de los dos únicos países de América Latina que contó con una pujante “burguesía nacional”. En la Argentina una formación relativamente similar existió entre 1870 y 1930: se trataba de una clase de grandes propietarios agrarios aburguesados íntimamente asociados a una “burguesía compradora” fuertemente anglófila y estrechamente ligada a economía británica. Pero cuando este proyecto se agotó, con el derrumbe capitalista de 1929, la “burguesía nacional” que tenía que dar un paso al frente para establecer su hegemonía brilló por su ausencia. Y si bien el peronismo trató de insuflarle los bríos necesarios para cumplir con su supuesta “misión histórica” esa clase -en realidad, un agrupamiento heteróclito de empresarios sin ninguna visión de conjunto ni proyecto nacional- se reveló como extraordinariamente débil y para nada dispuesta a luchar contra el imperialismo y sus poderosos aliados locales. Capituló con ignonimia a los pocos años, en 1955, a manos de una alianza oligárquico-clerical que supo movilizar el resentimiento de los vastos sectores medios que se sentían amenazados por las políticas de promoción social impulsadas por el peronismo y que habían dotado a los sectores populares de una gravitación económica y social sin precedentes. Dicha alianza, hay que decirlo, contó con el discreto apoyo del imperialismo norteamericano, que en 1945 se había opuesto frontalmente a Perón. Pero ahora le temía menos a las políticas económicas del peronismo, que a esas alturas ya estaban “alineadas” con las directivas imperiales, que a los eventuales desbordes populares que podrían producirse ante la descomposición del régimen y que, se decía en los pasillos oficiales de Washington, corrían el riesgo de tener un desenlace revolucionario. (8)
En el caso del Brasil, la persistencia de este mito (unido a la necesidad de edulcorar su imagen de sindicalista combativo) impulsó al candidato del PT para las elecciones del 2002, Luiz Inacio “Lula” da Silva a forjar una alianza tan desmovilizadora como anacrónica con un representante de la “burguesía nacional” brasileña, un sector supuestamente identificado con el desarrollo económico y el fortalecimiento del mercado interno, la expansión del empleo y, por esta vía, una cierta redistribución del ingreso. Sin embargo, la presencia del empresario José Alencar no traspasó los límites de lo meramente ornamental: fue durante la primera presidencia de Lula cuando el capital financiero obtuvo las más fabulosas tasas de rentabilidad de toda la historia del Brasil, con el previsible impacto devastador sobre los restos de una “burguesía nacional” absolutamente impotente para torcer el rumbo de la política económica ultraneoliberal que, con al aval de Lula, la estaba destrozando. En ese sentido, los reiterados lamentos del vicepresidente por los efectos de las políticas del superministro fueron penosos testimonios de la incapacidad política de una clase que, a pesar de los nostálgicos, ya hacía tiempo que había perdido los atributos que, en el pasado, le posibilitaron ejercer un papel más decoroso en el escenario nacional.
Claro está que los casos de Brasil y México tampoco son idénticos. Tal como lo argumentara hace ya muchos años Agustín Cueva, México fue sede de la única revolución burguesa triunfante en América Latina. Otras tentativas, según Cueva, como Guatemala en 1944 o Bolivia, en 1952, fracasaron en ese intento. La primera ahogada en sangre por la invasión de Castillo Armas, orquestada por la CIA, y la segunda producto de la ferocidad de la reacción termidoriana que puso fin a la insurgencia popular de los mineros y campesinos bolivianos. El caso de México obliga a introducir una distinción que reiteradamente propusiera Lenin para comprender la peculiaridad de las revoluciones burguesas en los capitalismos periféricos: una cosa son las fuerzas motrices de la revolución y otra bien distinta las fuerzas dirigentes de la misma. En México las fuerzas motrices de la Revolución Mexicana fueron el campesinado y, en menor medida, los sectores populares urbanos; pero las fuerzas dirigentes fueron la pequeña burguesía y un incipiente sector burgués que montado sobre la oleada revolucionaria proveniente “desde abajo” liquidó el viejo orden y sentó las bases para un vigoroso desarrollo económico una de cuyas consecuencias sería la creación de la más pujante “burguesía nacional” de América Latina. En el caso de Brasil, Florestán Fernándes ha señalado que la revolución burguesa asumió más bien las características que Gramsci sintetizara en su concepto de “revolución pasiva”, es decir, una tentativa de fundar un orden burgués pero sin un proceso revolucionario que movilizara a las clases y capas subalternas para destruir los cimientos del viejo orden. Revolución burguesa tardía porque comenzó simultáneamente con la rápida transnacionalización del capitalismo de posguerra que produciría el agotamiento del proyecto de desarrollo capitalista nacional; y débil, además, porque la representación de los intereses “nacionales” de los sectores burgueses -acosados por la dinámica imperialista tanto como por una impetuosa movilización popular- tuvo que descansar en manos de las fuerzas armadas. Esto dio lugar a una suerte de “cesarismo regresivo”, para utilizar una vez más una categoría de análisis gramsciano, en donde la “burguesía nacional” brasileña para reafirmar su predominio tuvo que subordinarse a -y no sólo hacerse representar por- las fuerzas armadas durante veinte años, con la irremediable distorsión de su lógica de acumulación. La caída del régimen militar puso en evidencia los límites de esta estrategia. (9)

Lecciones de la historia económica

Las enseñanzas que pueden extraerse de estos ejemplos, sucintamente presentados, son inequívocas. A comienzos del siglo veintiuno tanto Brasil como México -y en mucho mayor medida la Argentina- atestiguan por una parte la acelerada descomposición de la “burguesía nacional”; por la otra, que por más que haya habido prolongados períodos de crecimiento económico éstos no fueron suficientes para hacer que aquellos países superasen las fronteras del subdesarrollo.
En México la etapa del “desarrollo nacional-burgués” culminó en 1976. Se abrió en ese momento un interregno que se prolongó hasta Agosto de 1982 cuando el catastrófico default mexicano precipitó la crisis de la deuda en todo el mundo. Comenzó entonces un período signado por la progresiva imposición de las políticas neoliberales y, a partir de 1988, en el sexenio de Salinas de Gortari, por la capitulación incondicional del PRI y la burguesía mexicana ante el capital norteamericano y el desmantelamiento de casi todas las conquistas de la Revolución Mexicana, línea ésta que habría de continuarse y profundizarse en los gobiernos del PAN que le sucedieron. El triunfo de este partido en las elecciones presidenciales del 2000, y el del candidato de la derecha radical Felipe Calderón en los fraudulentos comicios del 2006 no hicieron sino ratificar en el plano de las estructuras políticas y estatales la creciente subordinación de facto de México a los dictados de Washington y el sometimiento de la herida de muerte “burguesía nacional” a manos del capital extranjero. La privatización de las empresas públicas y la absorción de las privadas nacionales -amén de la competencia desigual facilitada por la firma del TLC- hizo que grandes conglomerados transnacionales fundamentalmente estadounidenses tomaran bajo su control casi todos los sectores estratégicos de la economía mexicana, socavando el basamento material de lo que en sus épocas de gloria fuera la “burguesía nacional” más poderosa de América Latina.
Un proceso semejante se ha vivido en el Brasil, donde la transnacionalización de su atractivo mercado interno -potencialmente enorme- ha ido desplazando a los viejos sectores burgueses nacionales hacia las áreas menos rentables de la economía. Las grandes empresas públicas fueron o bien privatizadas o desmanteladas, para su venta por partes, y las políticas de atracción del capital extranjero a cualquier costo, facilitadas por la estructura federal del estado brasileño, impulsó una suicida race to the bottom de los gobiernos estaduales que ofrecían una escalada sin límites de exenciones tributarias y fiscales a las empresas extranjeras para atraerlas a que se radiquen en su territorio, arrojando por la borda no sólo eventuales ingresos fiscales sino también controles medioambientales y laborales de diverso tipo. La Argentina, por su parte, ostenta el dudoso honor de ser el país con mayor grado de extranjerización de su economía, donde todo fue malvendido y enajenado durante el fatídico decenio del capitalismo salvaje presidido por Carlos S. Menem. Venezuela, Bolivia, Colombia, además de Brasil y México, se las ingeniaron para preservar el control estatal de la riqueza petrolera; en Argentina, en cambio, YPF fue privatizada. Y si México pudo hasta hoy conservar el control público sobre la Comisión Federal de Electricidad, en la Argentina su homóloga fue seccionada en dos partes y privatizada a precio vil. Lo mismo ocurrió con el gas, los teléfonos, la aeronavegación, el agua y un sinfín de empresas públicas que habían sido fundadas con los ahorros de los argentinos y que, en medio de un festival sin precedentes de corruptelas de todo tipo, fueron transferidas a manos extranjeras. En algunos casos, a empresas estatales extranjeras, como lo era Repsol cuando se adueñó de YPF. O, en otros, facilitando que la segunda empresa petrolera argentina, de capitales privados, fuese adquirida por una empresa pública como Petrobrás, lo cual contradecía flagrantemente el discurso neoliberal acerca de la “ineficiencia” propia de las empresas públicas.. De ahí que la extranjerización de la economía argentina sea hoy un dato grotesco para un país cuyas empresas del estado fueron, en su mejor momento, puntales del desarrollo nacional cumpliendo importantísimas funciones económicas y sociales que la pusilánime “burguesía nacional” nunca se preocupó por asumir y que el gobierno actual no tiene intenciones de recuperar.
Para resumir: la sucinta enumeración anterior ilustra con elocuencia el proceso de descomposición e irreversible debilitamiento de las “burguesías nacionales”, fenómeno que como asegura Chibber se reproduce por doquier en la periferia del sistema.. En las tres economías más grandes de América Latina se verifica el mismo proceso de debilitamiento/descomposición y nada autoriza a pensar que en las demás la tendencia histórica se mueva en una dirección contraria. Los avances de los diversos TLCs (bilaterales: con Chile, Colombia, Perú; o multilaterales, como los de las economías centroamericanas y República Dominicana) si algo van a hacer es practicar con fruición la eutanasia del empresariado nacional, y concentrar los negocios en manos de los grandes conglomerados norteamericanos que impulsan los proyectos que ejecuta la Casa Blanca.
Pero hay además otra cuestión que debe ser considerada: en los casos de Brasil y México, los dos países con las más poderosas “burguesías nacionales”, el proceso de acumulación que éstas supieron impulsar de ninguna manera logró que aquellos accedieran al rango de capitalismos desarrollados. (10) México conoció un período de extraordinario crecimiento económico entre 1940 y 1976, “el desarrollo estabilizador”, un desempeño económico extraordinario sostenido por un inusualmente prolongado período de tiempo. Y sin embargo, después de tanto esfuerzo lo que se encontró al final del camino no fue el límpido cielo del desarrollo sino la tremenda crisis de 1982 y, luego, la recomposición regresiva y reaccionaria del capitalismo mexicano bajo la égida del capital financiero, las empresas transnacionales y la presión de la Casa Blanca. Por lo tanto, lo que esto demuestra es que pese a las elevadas tasas de crecimiento sostenidas durante treinta y seis años el capitalismo periférico fue incapaz de dar el salto que le permitiera superar la barrera que separa subdesarrollo de desarrollo. Resultado similar se obtuvo luego de mal llamado “milagro económico” de los militares brasileños, que por algunos años registró tasas elevadas de crecimiento económico. Y otro tanto ocurrió en la Argentina, a comienzos de los noventas y, de modo aún más rotundo en los últimos cuatro años, cuando el país luego de la gran crisis del período 1998-2002 -y que tuvo su climax en las grandes movilizaciones populares de Diciembre de 2001- se embarcó en un período de 47 meses de crecimiento económico ininterrumpido con tasas tan elevadas como las de China y, sin embargo, los problemas crónicos del subdesarrollo, que afectan a Brasil y a México, también se exhiben con singular nitidez en la Argentina: pobreza, exclusión social, desempleo, altas tasas de analfabetismo abierto y funcional, baja productividad media, profundos desequilibrios regionales, debilidad estatal para imponer reglas del juego en la economía, retraso tecnológico, vulnerabilidad externa, fragilidad de las instituciones democráticas (cuando las hay), y múltiples formas de dependencia económica de los centros imperialistas del poder mundial. (11)
En síntesis: en estos tres países hubo crecimiento económico, y en algunos casos el crecimiento, evidentemente con discontinuidades, llegó a ser realmente impresionante. Sin embargo, ninguno dejó de ser un país subdesarrollado y, por eso, al día de hoy exhiben los rasgos que caracterizan tal situación. Hubo una sola excepción en la historia económica contemporánea: Corea, el único país que en el siglo veinte trascendió las fronteras que separan subdesarrollo de desarrollo. Uno de los pocos, también, que a diferencia de los países de América Latina, jamás aplicó los “buenos consejos” del FMI, el BM y el Consenso de Washington y que, por eso mismo, fue el último en subirse al tren del desarrollo capitalista antes de que se alejara definitivamente de la estación a mediados del siglo veinte. Todos los demás llegaron tarde y ahora quedarse a esperar su regreso es un arrebato de nostalgia destinado inexorablemente al fracaso. (12)

Repensar al socialismo

La conclusión de estas breves reflexiones sobre la historia económica comparada es la siguiente: quien quiera hoy hablar de desarrollo tiene que estar dispuesto a hablar de socialismo; y si no quiere hablar de socialismo debe callar a la hora de hablar del desarrollo económico. La experiencia internacional es taxativa: países considerados “la gran promesa”, poseedores de un futuro brillante en el concierto capitalista mundial, se debaten en medio del subdesarrollo, la pobreza y la dependencia un siglo después de aquellos pronósticos tan favorables. Los gobiernos y el público en general tienen que admitir que, como dijera de Schweinitz, esa ruta está clausurada y que es necesario crear una opción nueva. La declaración del Presidente Hugo Chávez Frías en el sentido de que dentro del capitalismo no hay solución para los problemas de América Latina sintetiza adecuadamente el resultado de numerosos estudios e investigaciones. Si hay una solución -y si tenemos tiempo de encontrar una solución dada la amenaza de holocausto ecológico que se cierne sobre el planeta- habrá que buscarla fuera del capitalismo, en el campo del socialismo. (13)
Por lo tanto, la propuesta de avanzar en la construcción del socialismo del siglo veintiuno es una invitación que no debe ser desechada. Claro está que, en el terreno económico, se trata de un socialismo superador de la anacrónica antinomia “planificación centralizada o mercado incontrolado” y que, en cambio, abre espacios para la imaginación creadora de los pueblos en la búsqueda de nuevos dispositivos de control popular de los procesos económicos, dotados de la flexibilidad suficiente para responder con rapidez al torrente de innovaciones que día a día modifica la fisonomía del capitalismo contemporáneo. Un socialismo que potencie la descentralización y la autonomía de las empresas y unidades productivas y, al mismo tiempo, haga posible la efectiva coordinación de las grandes orientaciones de la política económica. Un socialismo que promueva diversas formas de propiedad social, desde empresas cooperativas hasta empresas estatales y asociaciones de éstas con capitales privados, pasando por una amplia gama de formas intermedias en donde trabajadores, consumidores y técnicos estatales se combinen de diversa forma para engendrar nuevas relaciones de propiedad sujetas al control popular. Uno de los problemas más serios que tuvo la experiencia soviética, y todas las que en ellas se inspiraron, fue la de confundir la propiedad pública con la propiedad estatal. Uno de los desafíos más grandes del socialismo del siglo veintiuno será demostrar que existen formas alternativas de control público de la economía distintas a las del pasado. Pero, es preciso tener en claro que tal como lo dijera en su tiempo Rosa Luxemburgo, el futuro, sobre todo para los sobrevivientes del holocausto social del neoliberalismo, es el socialismo o, en caso de que no logremos construirlo, ser testigos de la perpetuación y agravamiento de esta barbarie que pone en peligro la sobrevivencia misma de la especie humana.
Estamos ante una situación crítica en la cual, como dijera Simón Rodríguez, “o inventamos o erramos”. No hay modelos por imitar, Puede haber experiencias que sirvan como fuentes de inspiración, pero nada más. Una China que alimenta a diario a mil trescientos millones de personas seguramente que tendrá algo digno de ser aprendido en el terreno de la producción agraria. Un Vietnam que renace de las cenizas de la destrucción de que fuera objeto a manos de los Estados Unidos también tiene algo que enseñarnos. Los extraordinarios logros de Cuba en materia de salud y educación contienen valiosísimas lecciones que los países subdesarrollados deben estudiar con suma atención. Pero la construcción del socialismo del siglo veintiuno, condición necesaria para el desarrollo de nuestras sociedades, no puede ser producto de actos imitativos. Fidel dijo reiteradamente que “cada vez que copiamos nos equivocamos”, subrayando la sabiduría contenida en la sentencia de Simón Rodríguez. Y un gran teórico marxista latinoamericano, José Carlos Mariátegui, ya había advertido los alcances de este desafío cuando dijera que el “socialismo en América Latina no puede ser calco y copia sino invención heroica de nuestros pueblos.” Es con este predicamento que nuestros pueblos deberán construir el socialismo del siglo veintiuno, condición necesaria para salir definitivamente del subdesarrollo.

Notas:

1) El Che participó, como Ministro de Industrias de Cuba, en la Conferencia del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), un organismo dependiente de la OEA, que sesionó en Punta del Este entre el 5 y el 18 de Agosto de 1961, a escasos cuatro meses de la fallida invasión a Playa Girón. En su primera intervención en la Conferencia el Che pronunció un vibrante alegato denunciando los modestísimos alcances de un supuesto programa de desarrollo económico auspiciado por los Estados Unidos, la fallida Alianza para el Progreso, representado en la Conferencia por su Secretario del Tesoro, Douglas Dillon, que por su énfasis en la construcción de redes cloacales el revolucionario argentino-cubano denominó sarcásticamente como “la letrinización de América Latina”. Los modestos objetivos que se proponía la Alianza, que ni siquiera fueron alcanzados por ningún país, contrastaban llamativamente con las grandes realizaciones que Cuba había logrado en dos años y medio de revolución y que la habían convertido, entre otras cosas, en el primer territorio libre de analfabetos de las Américas.

2) Para un análisis sobre la naturaleza y el impacto de las ideas de Rostow véase Roffinelli y Kohan, 2003.

3) No deja se ser asombrosa la coincidencia de perspectivas entre la obra de un teórico conservador como Walter W. Rostow y la de quienes, desde una perspectiva presuntamente crítica, se inspiran en la obra de Hardt y Negri. En una entrevista concedida al matutino argentino Página/12 Cocco y Negri descalifican al concepto de imperialismo y juzgan como lamentable al “antiimperialismo”. No podrían haber estado más de acuerdo con el teórico preferido de la Administración Kennedy. Cf. Gago, 2006

4) Un ejemplo de nuestros días lo ofrece la obra de Hardt y Negri, Imperio, en la cual se asegura que países como Bangladesh y Haití se encuentran al interior del imperio puesto que éste todo lo abarca. Pero, ¿se hallan por eso en una posición comparable a la de los Estados Unidos, Francia, Alemania o Japón? Si bien afortunadamente admiten que no son idénticos desde el punto de vista de la producción y circulación capitalistas Hardt y Negri concluyen, para estupor de los estudiosos, que entre “Estados Unidos y Brasil, Gran Bretaña y la India no hay diferencias de naturaleza, sólo diferencias de grado”, tesis ésta que suscribiría con entusiasmo el propio Rostow. (Hardt y Negri, p. 307) Como bien recuerda Amin, las periferias del sistema mundial no son tan sólo “formaciones desigualmente desarrolladas” sino que se trata de formaciones sociales interdependientes precisamente en función de esa desigualdad. Para una crítica a la visión radicalmente equivocada y funcional al imperialismo de Hardt y Negri ver Boron, 2002.

5) Al momento de escribir su libro nuestro autor era profesor de la Northwestern University, una universidad de elite radicada nada menos que en Chicago y muy influenciada por el prestigio intelectual que por entonces gozaba la Escuela de Chicago de donde saldría, entre otros, uno de los grandes ideólogos de la contrarrevolución neoliberal de los años setentas. Nos referimos a Milton Friedman, por supuesto.

6) Antes de proseguir con nuestra argumentación se impone una aclaración. Las usinas ideológicas de la derecha, con el auxilio invalorable de algunos ex -izquierdistas, ha impuesto un lugar común que podría sintetizarse así: si bien se produjo en América Latina un “giro a la izquierda” Washington no debe reaccionar indiscriminadamente ante el peligro que esto podría entrañar para la “seguridad nacional” norteamericana, el normal funcionamiento de los mercados y la seguridad jurídica de las inversiones extranjeras en la región. Existen, según los Castañedas, Vargas Llosas, Fuentes y tantos otros, dos izquierdas: una “seria y racional”, que comprende la importancia de no interferir con la lógica de los mercados y otra, anatemizada como “radical”, “populista” o “demagógica” según los diversos autores, empeñada en contradecirla. La primera vertiente incluye como ejemplos paradigmáticos los casos de la Concertación chilena y el gobierno de Lula en Brasil, si bien hay otros en la región que también podrían encuadrarse en este modelo como el de Tabaré Vázquez en Uruguay y Alan García en el Perú. Ejemplos rotundos de la segunda serían los de Cuba y Venezuela, a los que posteriormente se agregó el de Evo Morales en Bolivia y, más recientemente todavía, el de Rafael Correa en el Ecuador. El caso de Kirchner ocupa un lugar muy especial porque si bien por su retórica podría encasillárselo junto a Chávez y Evo, la orientación de sus políticas económicas -hecha excepción de la quita en los bonos de la deuda externa- se encuadra en los grandes lineamientos del Consenso de Washington. En realidad, cuando se habla de “izquerda” en América Latina tal caracterización le cabe exclusivamente a los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador. Los demás son, en el mejor de los casos, gobiernos de centro a los cuales el rótulo de “centro izquierda” les queda demasiado grande y constituye una distinción inmerecida en función de sus pobres desempeños en materia de justicia social.

7) Sobre este tema, ver Katz, 2004b.

8) Recordar la visita de Milton Eisenhower a la Argentina, testificando el cambio en las relaciones con los Estados Unidos, luego de que el gobierno peronista admitiera el ingreso de las firmas petroleras norteamericanas y abandonara las políticas heterodoxas utilizadas en el período 1946-1951. Para testimoniar esa reorientación, que implicaba un primer acercamiento al FMI, Eisenhower, enviado personal de su hermano Ike, a la sazón presidente de los Estados Unidos, fue condecorado con la medalla de la lealtad peronista, el máximo galardón otorgado por el partido a quienes sobresalían en su lucha por los principios de justicia social que supuestamente encarnaba el peronismo.

9) El superministro de las fuerzas armadas brasileñas en ese período no fue otro que Delfím Netto quien, en la actualidad, se cuenta como uno de los principales asesores del Presidente Lula. Este ha repetidamente señalado la excelente vinculación que lo une con el ex -funcionario del régimen militar. En una entrevista reciente Lula dijo que 'Pasé más de 20 años criticando a Delfim (cuando Lula militaba en el sindicato metalúrgico y luego en la Central Unica de Trabajadores) y ahora él es mi amigo y yo soy su amigo', afirmó. Luego aseguró que 'quien va más de derecha, va quedando más de centro. Quien está más de izquierda, va quedando más socialdemócrata, menos a la izquierda'. En esa misma entrevista Lula declaró que, habiendo cumplido los 60 años, “ya no está en edad para ser de izquierda.” (Clarín, 2006)

10) Pese a que, bajo fuerte presión de EEUU, la OECD le confirió esa condición a México una vez que firmó el TLC con Estados Unidos y Canadá. Pero se trató de una maniobra propagandística del imperio y nada más. Los 500.000 mexicanos que cada año arriesgan su vida para cruzar la frontera demuestran con elocuencia la falacia de esa calificación.

11) Es preciso recordar que más allá de las etapas de altas tasas de crecimiento de corta duración un país como la Argentina registró muy elevados índices durante el período 1880-1914, sin que ello fuera suficiente para dar lugar a un capitalismo desarrollado. Otro tanto ocurrió con Brasil y México a lo largo de gran parte del siglo veinte, y los resultados fueron los mismos. Está fuera de toda discusión el hecho de que el crecimiento produjo una transformación económica importante en la periferia del sistema, pero en ningún caso ese desempeño sirvió para instalar a esos tres países en el selecto club de los capitalismos desarrollados.

12) Alguien podría aducir, sin embargo, que el desarrollo de España, Portugal, Grecia e Irlanda demuestra que el tren del desarrollo capitalista retorna recurrentemente posibilitando que nuevos países se incorporen al mundo desarrollado. Pero, en realidad, esto no es así. España y Portugal fueron grandes metrópolis imperiales durante siglos, y su prolongada decadencia de ninguna manera puede equipararse a la situación de cualquiera de las sociedades coloniales de América Latina y el Caribe. Grecia fue durante siglos volátil botín del Imperio Otomano, Francia, Inglaterra y Rusia, e Irlanda una provincia sometida de la corona británica pero integrada a ese espacio económico. En todo caso el desarrollo de estos cuatro países es una proyección del proceso de acumulación capitalista en curso primero en las grandes potencias europeos y, posteriormente, en la Unión Europea. Lo que ésta ha hecho es equivalente a lo ocurrido cuando, por ejemplo, Italia aplicó desde los años sesenta del siglo pasado una política específica para promover el desarrollo de sus regiones más atrasadas, el Mezzogiorno. Eso mismo hizo la UE con los cuatro países mencionados. En el caso de América Latina, ¿quién está interesado en promover y financiar nuestro desarrollo?

13) Existe ya una abundante bibliografía en torno a la cuestión del socialismo del siglo XXI. Aparte de las diferentes intervenciones del Presidente Hugo Chávez Frías consúltese Katz, 2004 a, Katz, 2006; Kohan 2002; Martínez Heredia, 2005; Monedero, 2005; Petras, 2006; Puerta, 2006; Regalado Alvarez, 2005 Valdés Gutiérrez, 2006.

Bibliografía:
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Boron, Atilio A. 2002 Imperio & Imperialismo. Una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri (Buenos Aires: CLACSO)
Chibber, Vivek 2005 “El mito del estado desarrollista”, en Socialist Register en Español (Buenos Aires: CLACSO) Clarín 2006
“Declaraciones del Presidente de Brasil: Lula dice que es viejo para ser de izquierda”, 13 de Diciembre.
de Schweinitz Jr, Karl 1964 Industrialization and Democracy. Economic necessities and political possibilities (Glencoe: The Free Press)
Frank, André Gunder 1964 Capitalism and Underdeveloment in Latin America: Historical Studies of Chile and Brazil (New York: Monthly Review Press)
Gago, Verónica 2006 “América Latina está viviendo el momento de una ruptura. Entrevista a Toni Negri y Giuseppe Cocco” en Página/12 (Buenos Aires) |Lunes 14 de Agosto.
Garcés, Homar. 2006 “El socialismo del siglo XXI” Argenpress, 31 de Enero
Hardt, Michael y Antonio Negri, 2000 Imperio (Buenos Aires: Paidós)
Katz, Claudio 2004 a El porvenir del Socialismo (Buenos Aires: Herramienta)
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Kohan, Néstor 2002 Marx en su Tercer Mundo. Hacia un socialismo no colonizado (Buenos Aires: Biblos)
Martínez Heredia, Fernando 2005 “Movimientos sociales, política y proyectos socialistas”, en En el horno de los 90 (La Habana, Editorial Ciencias Sociales)
Monedero, Juan Carlos 2005 “Socialismo del siglo XXI: modelo para armar y desarmar”, en Red Voltaire, 16 de Septiembre.
Petras, James.2006 “Propuesta para el nuevo orden social, económico y cultural” www.rebelion.org 21 de Mayo
Puerta, Jesús 2006 “Socialismo y desarrollo endógeno” en Participación y socialismo, N° 2, Abril-Mayo.
Regalado Alvarez, Roberto 2005 “La izquierda latinoamericana hoy”, Cuadernos del CEA (La Habana, Cuba)
Rodríguez Yebra, Martín 2006 “Kirchner hizo promesas en Wall Street” en La Nación (Buenos Aires) 21 de Septiembre.
Roffinelli, Gabriela y Néstor Kohan, entrevista a Samir Amin, 'He sido y sigo siendo comunista', en www.rebelion.org 27 de Septiembre.
Valdés Gutiérrez, Gilberto.2006 “Desafíos de la sociedad más allá del capital”. www.emancipación.org,
Zibechi, Raúl 2003 ALAI-AMLATINA, Octubre 9. http://alainet.org/listas/info/alai-amlatina

ULTIMA HORA

Crece el escándalo político en Colombia
Ordenaron la captura del padre de la ex canciller María Consuelo Araújo, acusado del secuestro de un rival político de su hijo

En un nuevo golpe contra uno de los clanes políticos más prominentes del país, las autoridades colombianas ordenaron ayer la captura del ex ministro Álvaro Araújo Noguera, padre de la hasta hace poco canciller María Consuelo Araújo y del senador Álvaro Araújo Castro, arrestado hace dos semanas por presuntos nexos con los grupos paramilitares de ultraderecha.

La decisión de la fiscalía ocurre cuando faltan ocho días para la llegada a Colombia del presidente norteamericano, George W. Bush, que considera al mandatario Álvaro Uribe un aliado clave en la región. La orden de detención de Araújo Noguera fue emitida por la fiscalía por la supuesta participación del ex ministro en el secuestro de Víctor Ochoa Daza, rival político de la familia en el departamento caribeño del Cesar, donde los Araújo tienen su fortín electoral.

Por el secuestro de Ochoa, que estuvo cautivo 80 días, la fiscalía también acusa al hijo de Araújo Noguera, quien habría rivalizado con Ochoa en las elecciones legislativas de 2002. Para Ochoa, su secuestro fue producto de un pacto entre los paramilitares y los Araújo para fortalecer el poderío electoral de sus rivales en la región y para que Araújo Castro se asegurara una banca en el Senado. La investigación de la fiscalía parece confirmar esa teoría, ya que el padre y el hermano de la ex canciller no sólo le pidieron a un jefe paramilitar que secuestrara a Ochoa, sino que después le enviaron un mensaje a su familia según el cual recuperaría la libertad si renunciaba a su candidatura al Senado y apoyaba la de Araújo Castro.

"Llevamos tres días buscándolo", dijo ayer un vocero de la fiscalía que pidió no ser identificado y agregó que, por la gravedad de las acusaciones que pesan en su contra, Araújo Noguera, de 74 años, debe ser capturado para que rinda indagatoria. Sin embargo, ayer el paradero del padre de la ex canciller era un misterio y las autoridades no lo encontraron en su residencia de la ciudad de Valledupar (capital de Cesar, 650 kilómetros al norte de Bogotá), para hacer efectiva la orden de captura. Ahora, sospechan que habría huido a Maracaibo, Venezuela.

Pero no es la primera vez que Araújo Noguera -ex senador, ex ministro de Agricultura en la década del 70 e importante dirigente ganadero- tiene problemas con la justicia. En 1990 fue destituido de su puesto en la Cámara alta por contrataciones públicas ilegales que favorecieron una radio local bajo su control. Desde entonces, es considerado el poder tras los bastidores en la zona de Cesar.

La orden de detención en su contra es un episodio más del escandaloso proceso iniciado por la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía, que ha sido bautizado como la "parapolítica", por haber sacado a la luz la penetración de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en la política, y por el que ya hay ocho parlamentarios de la coalición del presidente Uribe en la cárcel, acusados de sus vínculos con los paramilitares.

Uno de estos congresistas es, precisamente, Araújo Castro. Su detención, hace dos semanas, desencadenó la renuncia de su hermana, la canciller María Consuelo Araújo, quien dejó el cargo el 19 de febrero para evitarle al gobierno "interferencias" en los procesos contra su padre y su hermano, si bien se declaró convencida de la inocencia de ambos.

Además de los congresistas, la investigación también tiene en la mira a decenas de militares, alcaldes, funcionarios y ex funcionarios del actual gobierno y empresarios por sus nexos con los paramilitares, que en los últimos años consolidaron bajo el poder de sus armas y de la intimidación enclaves que controlaban política y militarmente en varias regiones del norte de Colombia.

La nueva orden de detención coincide con momentos en que crecen las críticas por el escándalo de la "parapolítica" en el Congreso de Estados Unidos, donde ya está estancada la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) de ambos países y que amenaza con reducir ostensiblemente la ayuda militar y financiera que el Departamento de Estado le da a Bogotá, a través de su apoyo al Plan Colombia II, un polémico programa de lucha contra el narcotráfico y la erradicación de los cultivos de coca que rondaría los 4000 millones de dólares.

Bush tiene previsto hablar de esos temas durante su encuentro con Uribe, el 10 y 11 de este mes, durante su paso por Colombia como parte de su gira por cinco países de América Latina

PREMIO NOBEL DE LA PAZ

Rigoberta Menchú quiere ser presidenta de Guatemala "para devolverle a la gente la esperanza" que se desvaneció hace años entre "sufrimientos, discriminación y falta de oportunidades".

Menchú, que en 1992 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz por su defensa pacífica de los derechos de los pueblos indígenas, reconoció hoy en una entrevista con Efe que su camino hacia la Presidencia es difícil al ser la primera vez que los indígenas van a participar en un proceso electoral.

Poco antes de recibir hoy en Madrid un premio que reconoce la importancia de su participación en la investigación del genocidio en Guatemala, Menchú dijo que pese a los inconvenientes hará todo lo posible para "sembrar el entusiasmo" entre los guatemaltecos "que no tienen una opción política" a la cual votar.

"Vamos a hacer el trabajo con pasión", dijo Menchú, refiriéndose a sus compañeros de trabajo en el movimiento político indígena Winaq y del partido Encuentro por Guatemala (EG), del que será candidata en las elecciones de septiembre próximo.

La futura candidata asegura que "lo revolucionario" es que se trata de la primera vez que el movimiento indígena hará campaña en medio de un ambiente en el que "la gente tiene muchas expectativas".

"Los jóvenes, las mujeres, los más humildes -dijo Menchú- aspiran a que haya un gobierno que atienda sus necesidades mas urgentes, y ahí estamos nosotros, con determinación; ya no hay vuelta atrás".

La líder indigenista expresa con contundencia las razones por las que decidió lanzarse a la carrera electoral, "ante la falta de opciones para el pueblo" y en vista de que "los partidos tradicionales frustraron a la gente".

"Queremos compatriotas nuevos en el Congreso -dice Rigoberta Menchú-; ya nos cansamos del "sectorialismo". Y añade: "En Guatemala los políticos siempre nos han dicho 'sector mujer, sector indígena, sector niños, sector joven', y así nos han excluido de la participación política".

Menchú asegura que la alianza entre el movimiento indígena Winaq y el Encuentro por Guatemala (EG) quiere "abanderar la unidad nacional que siempre hemos querido hacer" y está convencida de que "hay muchos motivos para creer que la población guatemalteca votará por nosotros".

Al recordarle que alguien ha visto en su candidatura un "desplazamiento de la izquierda al centro", Menchú casi frunce el ceño para decir que exige "respeto" para el proceso político que está iniciando y que no necesita que le pongan "etiquetas ni moldes".

"Estamos cansados de comparaciones y de acusaciones; ahora queremos que nos permitan demostrar cómo se construye un partido con gente leal a la democracia y no con tránsfugas, de los que hay muchos en Guatemala, que en cada periodo electoral cambian de partido, de mesa y de silla".

Por otra parte, Rigoberta Menchú celebra que tan pronto se anunció su candidatura "muchas instituciones y personalidades" le manifestaron su solidaridad y eso la alienta -dice- porque "cuando parecía que nos dejaban solos, en estos días todo el mundo vuelve la mirada hacia Guatemala".

Ahora, dice Menchú, esperaremos la solidaridad y la ayuda de la gente "para garantizar nuestra seguridad física y para que podamos movilizarnos con libertad".

La Premio Nobel dice que se siente "fuerte" para afrontar el compromiso, pero reconoce que la "debilidad" es económica, pues su nueva organización política "no tiene nada; ningún dinero empresarial de respaldo, como sí lo tienen los otros partidos, que incluso ya han recibido ofertas de la empresa privada y de la pública para sus campañas; hasta de grupos no transparentes, de dineros mal habidos".

"Nosotros vamos a tener que caminar a pie; no tenemos nada", dice Menchú, pero acto seguido añade: "lo bueno es que tenemos las manos limpias, no estamos atados; nadie ha comprado nuestro voto".

CEPAL: CRECER CON EQUIDAD

A pesar de saltos notables, en la región el crecimiento sostenido ha sido huidizo durante la mayor parte del último cuarto de siglo, según un trabajo elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

En una región entrampada en inequidades sociales y económicas, con un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de un quinto del de los países más desarrollados, los desafíos son múltiples para poder disminuir las brechas del desarrollo, dice el documento dado a conocer hoy en la capital chilena.

Se estima que la mejor vía es el crecimiento con equidad, aunque los expertos aún no están de acuerdo en lo que constituye un modelo exitoso.

Por lo tanto, interpretaciones alternativas de las actuales experiencias de desarrollo están entrelazadas con sugerencias para conectar los caminos divergentes del crecimiento y la equidad en un nuevo libro, editado por José Luis Machinea, Secretario Ejecutivo de la CEPAL y ex ministro de Economía de la Argentina, y Ricardo Ffrench-Davis, asesor del Secretario Ejecutivo.

La obra, publicada en inglés este mes por Palgrave Macmillan Ltd., bajo el título "Economic growth with equity: Challenges for Latin America" (Crecimiento económico con equidad: Desafíos para América Latina) es el fruto de un seminario del mismo título, que se llevó al cabo en la sede de la CEPAL entre el 1 y el 2 de septiembre de 2005.

Diez artículos preparados para esa reunión han sido revisados y editados para esta publicación.

Además de los editores, la lista de coautores destacados incluye a Francois Bourguignon, vice-presidente del Banco Mundial; Dani Rodrik, profesor de la Universidad de Harvard, y José Antonio Ocampo, secretario general adjunto para Asuntos Económicos y
Sociales de las Naciones Unidas.

El libro comienza con una visión general escrita por Machinea, seguida por una reseña de las experiencias recientes de desarrollo y sus distintas interpretaciones, ya sean de éxitos o fracasos.

Los artículos que siguen examinan la interrelación entre el crecimiento y la equidad y cómo las autoridades gubernamentales pueden adoptar políticas sociales pro-crecimiento.

Las finanzas también son analizadas, con un capítulo sobre la globalización financiera que explora cómo los mercados pueden evolucionar desde una condición propensa a las crisis hacia un comportamiento que fomenta el desarrollo.

Los últimos capítulos, sobre comercio y crecimiento, examinan la manera en que la diversidad y la estabilidad de las exportaciones afectan al crecimiento, y un autor pregunta porqué Asia crece más rápido que América Latina.

Los temas destacados en este libro apuntan al núcleo de la investigación y las políticas de la CEPAL a lo largo de los años y sus contribuciones al estudio de los determinantes del desarrollo económico.

Ultimamente, la Comisión ha recalcado la necesidad de volver a poner las políticas públicas al centro de la agenda de desarrollo e insistió en la importancia de una mirada integradora de los temas de política social y económica.

El objetivo de estas recomendaciones es permitir que los países de la región alcancen niveles de crecimiento sostenido, con una distribución más equitativa de los beneficios que éstos reporten.

HEREDARÁS EL VIENTO

Roberto Bardini
(Bambú Press).- La cabeza de la atractiva canciller colombiana, María Consuelo Araujo, acaba de rodar por el suelo a causa de la “parapolítica”, como se denominan los vínculos secretos entre los grupos paramilitares y algunos políticos colombianos. Conocida como “La Conchi”, de un metro 60 de estatura y casada con un fotógrafo argentino, en agosto de 2006 ella tenía 35 años y se disponía a viajar a México como embajadora cuando el presidente Álvaro Uribe le ofreció el ministerio de Relaciones Exteriores.
La prensa local adoraba María Consuelo, quien antes había sido ministra de Cultura, puesto al que había sido catapultada después de ser directora del Jardín Botanico de Bogotá. Claro que las revistas del corazón destacaban su simpatía, la eterna sonrisa, sus habilidades para el canto y la guitarra, los cursos de historia en Francia y de política internacional en Italia. Y la añeja amistad de su abuela paterna con la madre del escritor Gabriel García Márquez. Todo este glamour se fue al diablo cuando investigaciones de la Fiscalía colombiana revelaron, en octubre del año pasado, la conexión del padre de la ex ministra, Álvaro Araujo Noguera –ex senador, ex gerente de la Caja Agraria y ex ministro de Agricultura– y de su hermano, el senador Álvaro Araujo, con el ex jefe de la fuerza paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Rodrigo Tovar, alias “Jorge 40”. En 1960, quince años antes de que naciera María Consuelo, se había estrenado Heredarás el viento, del director Stanley Kramer, cuyo título se basa en una frase bíblica: “Quien desordena su casa, hereda viento” (Proverbios: 11-29). Y ese viento que puede convertirse en huracán es lo que ahora le ha tocado padecer a la ex ministra. Las Autodefensas Unidas de Colombia, organización de alrededor de 30 mil hombres vinculada al tráfico de drogas, la venta de armas y el contrabando, fueron creadas en abril de 1997 para enfrentar a la guerrilla en defensa de empresarios y terratenientes. Desde hace años se sabe que cuentan con el respaldo de militares, policías, hombres de negocios y políticos. Rodrigo Tovar, ganadero, agricultor y ex dirigente del gremio cerealista de Valledupar –al noreste de Colombia, de donde es originaria la familia Araujo– era comandante de 4.500 hombres que pertenecían al Bloque Norte de las AUC. Los campesinos colombianos temblaban de sólo oir su nombre. Las AUC son responsables de varios asesinatos y masacres indígenas. Sus cabecillas han partipado en el secuestro y la extorsión a pequeños comerciantes y latifundistas, además de adquirir legal o ilegalmente entre dos y cuatro millones de hectáreas de tierras productivas. Actualmente la organización se encuentra en negociaciones de paz con el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, bajo la supervisión de la OEA. La justicia colombiana tiene indicios de que el padre y el hermano de la ex ministra de Relaciones Exteriores podrían estar vinculados con Tovar en el secuestro extorsivo del empresario Víctor Ochoa Daza, ocurrido en enero de 2002, mientras hacía campaña para gobernador. Tres senadores más y dos diputados también están siendo indagados por sus conexiones con los paramilitares, que con su accionar han influido en elecciones legislativas y para alcaldes. Otro legislador se encuentra prófugo. Si las investigaciones avanzan, esto podría ser apenas la punta de un intrincado ovillo que comprometería a Uribe, a muchos de sus aliados políticos y a varios de sus antecesores en la presidencia. Y el epitafio de la “parapolítica” podría escribirse con aquella frase bíblica: “Quien desordena su casa, hereda viento”.

EL AMARGO SABOR DEL AZUCAR

http://www.bolpress.com/art.php
Gerardo Cerdas Vega (Grito de los Excluidos - Minga Informativa de los Movimientos Sociales).-
Millones de hectáreas cultivadas, millones de toneladas métricas producidas en toda la región, miles de millones de dólares en ganancias… la agroindustria de la caña es hoy día una de las más importantes actividades económicas en América Latina, que se expande a un ritmo acelerado no solo por el aumento en el consumo de azúcar, sino por la crisis de los combustibles fósiles, que han hecho aparecer al etanol como la supuesta tabla de salvación del modelo energético depredador que ha instaurado el capitalismo, así como por los privilegios crecientes que otorga a esta industria el libre comercio promovido por los Estados Unidos.
Pero detrás de cada cucharada del azúcar que usamos todos los días, se esconde una realidad siniestra, de la cual la población de nuestros países no tiene conciencia ni conocimiento. Esa realidad es la de la agroindustria extensiva de monocultivo, con graves consecuencias sociales y ambientales, que además se asienta en las históricas relaciones de dominación heredadas desde la colonia española y portuguesa en América Latina, reproduciendo hoy día en una escala cada vez mayor, la expropiación y la explotación que han vivido y viven millones de personas en nuestro continente. En todos los países, los ingenios azucareros controlan vastas extensiones territoriales, lo que significa una altísima concentración de la tierra, lograda mediante la expropiación, expulsión o confinamiento de miles de familias campesinas, que pasan a convertirse en la mano de obra superexplotada, que con su trabajo crea la inmensa riqueza económica de la que se apropian las oligarquías históricas de nuestros países, que desde siempre han controlado la agroexportación y que desde el Estado, garantizan la rentabilidad de sus negocios. En las plantaciones e ingenios azucareros, prevalece la desprotección de los trabajadores y trabajadoras, quienes no llegan nunca a saber qué significa tener un contrato estable, ni estar protegido contra los riesgos ocupacionales, ni qué significan las palabras descanso o salario justo. Con salarios de hambre y pésimas condiciones de trabajo, la agroindustria azucarera extrae un excedente gigantesco, sin contar con los efectos nocivos que sobre la tierra y los recursos naturales (entre ellos, esencialmente, el agua), tiene el régimen de producción de caña en monocultivo. Sobre esto último, sobresale por un lado la utilización intensiva del agua para riego, negando el acceso de ella a las comunidades, así como la contaminación de mantos acuíferos y el envenenamiento progresivo de la tierra debido a las millones de toneladas métricas de agroquímicos que sobre ella se vierten. Durante el Seminario internacional “La expansión de la caña en América Latina”, participaron compañeros activistas, investigadores y campesinos tanto de Brasil como de algunos países invitados: Colombia, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana y Bolivia. Así, se ha compartido información sobre las características de la agroindustria de la caña en estos países, mostrando que los problemas asociados a la misma son los muy parecidos en todos los países. Uno de los problemas recurrentes y comunes a toda la región es, por ejemplo, la gigantesca masa de trabajadores migrantes (dentro de un mismo país o entre países), que se desplaza permanentemente para realizar las tareas exigidas por el proceso industrial de la caña; esta masa de trabajadores es también garantía de excedentes para el capital, debido a la superexplotación que vive cotidianamente. Una de las implicaciones actuales de esta agroindustria está relacionada con la crisis energética por la que atraviesa el capitalismo en el mundo, cuyos puntos álgidos son la perspectiva del cercano agotamiento de los combustibles fósiles y la carrera de las principales potencias por asegurarse el acceso a las fuentes de petróleo en el globo. No es casualidad que el titular del diario O Estado de São Paulo del domingo 25 de febrero anterior, relativo a la próxima visita del presidente de los Estados Unidos al Brasil, fuera el siguiente “Bush quiere crear la OPEP del etanol”. La agroindustria de la caña, hoy día, tiene el objetivo de producir un volumen creciente de etanol, para lo cual los Estados Unidos tienen ya en sus planes la creación de toda una infraestructura regional que, por supuesto, ellos quieren bajo su control. ¿Pero qué va a dejarle a América Latina la expansión de la industria de la caña prevista para los próximos años? Y no solo de caña, sino de otros cultivos como palma africana y soya, base de la producción de biodiesel. En el caso de Brasil, la devastación de gigantescas extensiones de la Amazonía, destinadas a la siembra de estos cultivos extensivos e intensivos; para todos los países (incluyendo a Brasil), la destrucción de más tierras fértiles, una mayor dependencia alimentaria y un mayor desastre socio-ambiental. En realidad, la producción de etanol o de biodiesel, no va a solucionar la crisis energética del capitalismo global, quizá tan solo retarde su agudización durante unos pocos años (tiempo suficiente, por otro lado, para amasar enormes fortunas por parte de los dueños del capital). Pero esto se hará con un costo demasiado elevado, que la humanidad no puede darse el lujo de pagar. La expansión de la caña de azúcar en América Latina, desde México, Centroamérica y el Caribe hasta el Cono Sur, es una realidad que debemos enfrentar y comprender en sus múltiples dimensiones: laboral, ambiental, energética y geopolítica. Es preciso investigar más, divulgar información, alertar a la ciudadanía, organizar a los trabajadores y fortalecer las articulaciones internacionales, para combatir un modelo productivo que lleva a millones de personas a la ruina. No se trata simplemente de discutir sobre cómo garantizar los derechos de los trabajadores, aunque ello sea necesario, sino de poner en cuestionamiento todo el modelo, porque solo así será posible comenzar a crear alternativas desde la agricultura campesina y desde la organización de los trabajadores. El azúcar ya no es dulce: se ha vuelto amarga, debido a las condiciones económicas, sociales y ambientales en que se da su producción y comercialización. Comprender la naturaleza de esta compleja realidad es un paso fundamental para desmontar sus mecanismos y hacer posible el surgimiento de alternativas. Y en esa tarea, los movimientos sociales tienen una responsabilidad irrenunciable, en especial (pero no únicamente), los movimientos que articulan al campesinado, a los indígenas y a los trabajadores, responsabilidad que no puede postergarse más.

SOBERANIA ALIMENTARIA, UNA PROPUESTA CIUDADANA

(ALAI/Minga Informativa).
El día viernes 23 de febrero inicia, en Malí, el Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria "Nyéléni 2007", convocado por una alianza de movimientos sociales internacionales de campesinos, mujeres, pescadores, ambientalistas y consumidores. La sede del Foro es la aldea de Sélingué, a 140 km de la capital Bamako. Recibirá a más de 600 participantes de 98 países del mundo, quienes se plantean definir una estrategia mundial y colectiva "para que el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria sea reconocido como un derecho específico pleno y vinculante por los Estados y garantizado por la Organización de las Naciones Unidas", de acuerdo con los objetivos definidos para el evento.
"La soberanía alimentaria es una propuesta ciudadana. La soberanía alimentaria no es una propuesta de reforma sectorial destinada a beneficiar únicamente a los productores de alimentos, sean campesinos o pescadores", prosigue el documento de exposición de objetivos del Foro. Al contrario, ésta "tiene repercusiones sobre el conjunto de los otros sectores de la sociedad, al garantizar precios justos a los campesinos, ella les permite vivir en su comunidad y limita el éxodo hacia los centros urbanos; es una propuesta ciudadana global que sólo tendrá la oportunidad de éxito y de ser adoptada en la escena internacional, si es apoyada activamente por sectores de la población que no producen directamente su alimentación". Los organizadores del Foro proponen también desarrollar espacios de encuentro con gobiernos favorables a la soberanía alimentaria. Es el caso de Malí, país que hace poco adoptó una nueva Ley de Orientación Agrícola, que establece la soberanía alimentaria como objetivo prioritario. Es más, hay otros países que desarrollan propuestas similares a la soberanía alimentaria -aunque usen otra terminología-, situación que demuestra que "cada vez menos Estados creen que las políticas neoliberales puedan aportar una solución al hambre y a la pobreza que asolan a grupos de población crecientes en sus países, y están dispuestos a recorrer nuevas vías". Así, concluye el documento, el Foro permitirá reflexionar sobre la mejor estrategia para que los Estados apoyen activamente la soberanía alimentaria a nivel internacional. Con este propósito, se ha invitado para el último día a gobernantes, a dialogar con los y las participantes del evento. El líder del movimiento campesino francés, José Bové, en entrevista con ALAI, destacó que el propósito del Foro es "hacer que se tome conciencia que la soberanía alimentaria es la única respuesta posible para los campesinos, para los países y para la mayoría de pueblos del planeta". En tal sentido, sus resultados serán difundidos, en primer lugar, al conjunto de movimientos campesinos y de pescadores, al igual que a la sociedad civil. Pero también se prevé presentarlos a los jefes de Estado, a Naciones Unidas, a la FAO y a los organismos de desarrollo. Bové, quien es también candidato a la Presidencia de su país, considera que la propuesta de soberanía alimentaria va muy ligada a la libertad de reutilizar e intercambiar semillas. "Si queremos que la soberanía alimentaria exista, hay que afirmar muy claramente que las semillas son parte del patrimonio mundial de la humanidad. Es un combate fundamental el derecho de poder reutilizar las semillas, como también prohibir las patentes sobre todos los seres vivientes, sean plantas, sean animales o el mismo género humano", enfatizó. La propuesta de reforma agraria es también "parte integrante de la soberanía alimentaria" según Bové. "Si queremos construir la soberanía alimentaria, si queremos que la agricultura permita a los campesinos vivir de su trabajo y a los consumidores acceder a productos de calidad, hay que romper con la lógica de la gran propiedad, redistribuir la tierra y permitir que en numerosos países haya garantía para que los campesinos no sean expulsados, sea por el gran propietario o por la lógica de la producción industrial", afirma el líder de la Vía Campesina. Entre los obstáculos para el logro de esta meta, Bové cita los acuerdos en el marco de la OMC. Él cuestiona, asimismo, el hecho de que los precios de mercado no se fijan a partir del costo real de producción, sino de manera artificial, de acuerdo a la fluctuación de los precios mundiales influenciados por los excedentes de la Unión Europea o de los Estados Unidos, o en la bolsa de materias primas, como es el caso de productos como el cacao y el café.

COMIENZAN LAS CONSULTAS SOBRE PARTIDO SOCIALISTA UNIDO DE VENEZUELA

La comisión promotora del partido unificado de la izquierda venezolana propuesto por el presidente Hugo Chávez anunció hoy el inicio de consultas sobre el alcance y proyección de la nueva organización.
Un comunicado de la comisión precisa que las consultas se realizarán en los próximos días con los partidos políticos y demás sectores del país y aclara que la exclusiva misión del organismo es asesorar a Chávez en la preparación de un congreso constituyente.

Será ese congreso -puntualiza- el que decidirá las bases organizativas y programáticas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), además de fijar las normas de elección democrática y transparente de sus órganos de dirección.

La nota no precisa la fecha de la reunión constituyente, pero el presidente Chávez ha indicado con anterioridad la decisión de realizarla este año para integrar un partido político que sería guía de la construcción del socialismo en el país sudamericano.

La propuesta fue recibida con beneplácito por más de 20 organizaciones de la izquierda venezolana, aunque algunas como el Partido Comunista convocaron a congresos extraordinarios para tomar una decisión.

El proyecto implica la disolución de los partidos actuales para dejar en libertad a sus miembros de incorporarse al PSUV a partir del criterio de que se trata de una organización nueva, conformada desde la base y no mediante acuerdos de las direcciones políticas.

La comisión promotora anunció asimismo la integración de cinco subcomisiones dedicadas a recoger opiniones de los sectores políticos; mantener informada a la población; convocatoria y preparación de las reuniones; técnica constituyente y eventos.

Integran ese organismo el vicepresidente del país, Jorge Rodríguez, el ex vicepresidente José Vicente Rangel; el director del diario VEA, Guillermo García Ponce, el embajador en Cuba y ex canciller, Alí Rodríguez, y el general Alberto Muller.

Asimismo, Adan Chávez, ministro de Educación; Pedro Carreño, ministro de Interior y Justicia; Freddy Bernal, alcalde de Caracas, y Héctor Navarro, ministro de Ciencia y Tecnología, entre otros.

ARGENTINA SIGUE LOS "COSEJOS" DEL BANCO MUNDIAL

Kirchner sigue los “consejos” del Banco Mundial
Diéguez:(Prensa Obrera).
Dos años atrás, ante la escasa cobertura jubilatoria y la miseria de los haberes en los once países latinoamericanos que privatizaron sus sistemas previsionales siguiendo sus “recomendaciones”, el Banco Mundial reclamó volver a reformar la Seguridad Social para darle una mayor participación al Estado.
El economista jefe del Banco Mundial para América Latina, Guillermo Perry, sostuvo que era “prematuro decir que las reformas fueron exitosas dado que fracasaron en extender la cobertura de la seguridad social a un segmento más amplio de la sociedad”, y que se debía ir buscando caminos para abrir la participación fundamental del Estado en la seguridad social. Es claro que preocupaba que un vasto movimiento terminara por derrumbar el negocio de las AFJP.

En el documento “La promesa de seguridad de los ingresos en la vejez en América Latina” (diciembre de 2004), el Banco Mundial señala que “las reformas ignoraron el papel del primer pilar público, y no lograron ampliar la cobertura de los sistemas de jubilación, dejando a más de la mitad de los trabajadores latinoamericanos sin siquiera un vestigio de seguridad de ingresos en la edad avanzada”.

Luego de ponderar el importante rol de la jubilación privada, la nueva “recomendación” del Banco Mundial a los gobiernos latinoamericanos fue “prestar más atención a los pilares públicos, concretamente la formación de un primer pilar robusto de jubilaciones”.

Un año más tarde, en el documento “Soporte del ingreso en la vejez en el siglo XXI”, el Banco Mundial consideró, recogiendo “la extensa experiencia desde principios de los ’90”, que había que “revisar” y “refinar” su postura anterior en favor de un sistema único de jubilación privada, sin la participación del Estado.

El primer país que empezó a aplicar el “nuevo enfoque” del Banco Mundial fue Chile, pionero de la jubilación privada de la mano de Pinochet. Ahora le sigue la Argentina con los cambios que impulsa el kirchnerismo al sistema implementado por Menem y Cavallo.

La reforma que impulsa Michelle Bachellet (que ya está discutiendo el Congreso chileno), refuerza la jubilación privada. Pero constata: “de seguir las cosas como están, se estima que dentro de 20 años sólo alrededor de la mitad de los adultos mayores podrá contar con una pensión superior a la mínima. Menos de un 5% podrá acceder a la pensión mínima garantizada por el Estado. Y el resto deberá conformarse con una pensión inferior a la mínima, una pensión asistencial, una pensión de sobrevivencia o no tendrá pension”. Por eso, la reforma chilena propone instituir, como recomienda el Banco Mundial, “un pilar solidario a cargo del Estado”.

De esta manera, “como en el caso argentino, se crea una Prestación Básica Universal (PBU), reemplazando tanto a la actual pensión mínima como la asistencial. Pero a diferencia de aquí, la PBU sería para todos los que no tienen fondos en la AFP o cuenten con saldos bajos que no le permitan alcanzar una jubilación mínima. El valor de esa PBU tendrá un techo y será decreciente” (Clarín, 20/8/06).

Dicho de manera simple, el Estado chileno se hará cargo de una jubilación asistencial que complementa la mísera jubilación privada. Con eso se busca contener el enorme repudio que tienen los trabajadores chilenos a la jubilación privada, que se caracteriza por ganancias exorbitantes para los banqueros dueños de las AFJP, y miseria jubilatoria para los trabajadores que se jubilan.

La reforma kirchnerista perfecciona, igualmente, el régimen de la jubilación privada implementada por Menem y Cavallo.

La “novedad” es que establece un régimen de opción cada cinco años y que facilita el ingreso de los trabajadores “indecisos” al Estado.

La llamada “libertad de opción” es, ante todo, una trampa, porque obliga a los trabajadores a elegir entre dos sistemas que no garantizan nada y que en el mejor de los casos podría llevar a que los trabajadores se jubilen con menos de la mitad del sueldo.

La reforma no sólo deja intacto el negocio de la jubilación privada sino que mantiene para las jubilaciones estatales la ley de “Solidaridad Previsional” de Menem y Cavallo que eliminó la movilidad de las jubilaciones.

También se mantiene para el cálculo de la jubilación estatal el sueldo promedio de los últimos 10 años, sin el ajuste correspondiente por la desvalorización del salario. De esta manera, con una inflación de apenas el 10% anual, el promedio del sueldo de la década (y el haber jubilatorio inicial) se reduce en un 33%.

Una vez jubilado con ese haber reducido, el gobierno mantiene el cerrojo de la falta de movilidad establecido por la ley de Menem y Cavallo, lo que asegura que la jubilación estatal se vaya reduciendo en el tiempo, como vino pasando en todos estos años. Hoy la jubilación media es del 40% del sueldo, y el 70% de los jubilados gana la mínima.

¿Puede entonces llamar la atención que las AFJP en un comunicado (1/2) hayan dicho: “La Unión de AFJP (UAFJP), organización que nuclea a todas las administradoras del sistema, reitera su apoyo a la libertad de elección y consolidación del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP) en beneficio de los afiliados, a través del proyecto de ley que el Poder Ejecutivo elevó hoy al Congreso de la Nación”?

¿Puede llamar la atención que el PRO haya adelantado que votará en general a favor de la reforma kirchnerista, al igual que el ARI y Lozano?

El PO propone algo simple:

• Haber mínimo de 1.000 pesos.

• Actualización según el costo de vida del sueldo que se toma como referencia para el cálculo de la jubilación.

• Anulación de la ley de “Solidaridad Previsional”. 82% móvil, retroactivo al momento de la jubilación.

• Reconocimiento de los años trabajados en negro.

• Anulación de la jubilación privada. Sistema jubilatorio estatal único, bajo control de los trabajadores y jubilados.

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