Reunion del gobierno con los prefectos
Alfonso Gumucio D.
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El diálogo entre el gobierno y los prefectos del país tuvo su primer round el lunes 7 de enero por la noche. En el pugilato político que vive Bolivia desde hace dos años, la opinión pública no veía con muchas esperanzas este encuentro entre dos campos frontalmente enfrentados: el del MAS en el gobierno y el de la oposición representada, en este caso, por las regiones. Sin embargo, la sesión abrió una ventana de esperanza, que esperemos se amplíe.
No sé de quien fue la idea de transmitir la reunión por televisión y radio, en vivo y en directo a todo el país, pero a todas luces fue una excelente iniciativa, porque el pueblo pudo conocer mejor a los principales responsables de la administración del Estado en el país. Conscientes de que la opinión pública estaba expectante, todos los que hablaron lo hicieron de manera bastante mesurada, se dirigieron unos a otros con altura, y se expresaron con responsabilidad, salvo algunas excepciones que mencionaremos más adelante. En lugar de utilizar la oportunidad como una palestra política, tuvieron el tino de expresar su investidura como administradores del Estado, ya sea a nivel nacional o departamental.No se puede decir que hubo verdaderamente diálogo, es decir intercambio, pero para una primera reunión, no se podía esperar mucho más. Lo importante fue que se fijaron las posiciones. Por una parte los prefectos, a veces con datos en mano, expresaron su disconformidad con la reducción del IDH o la definición de autonomías que hace la nueva Constitución Política del Estado propuesta por el MAS. Por otra, el gobierno central trató de desmentir, también con cifras, el debilitamiento económico de los departamentos. El Ministro de Finanzas se explayó con los cuadros preparados por el Ministerio de Planificación. ¿Quién tiene razón? ¿Cómo pueden mentir las cifras? Ciertamente las cifras no mienten, pero pueden ser manipuladas y acomodadas. El gobierno arguye que los departamentos no perderán ni un centavo, porque una buena parte del dinero del IDH que iba antes a las prefecturas, irá ahora directamente a los municipios. Esta medida, replican los prefectos con bastante razón, es electoralista, porque busca ganar las simpatías a nivel municipal mientras debilita al mismo tiempo el poder de las regiones, que se expresa a nivel de las prefecturas. Las intervenciones de los diferentes actores permitieron identificar a quienes hablan con conocimiento de los temas, y a quienes enarbolan discursos vacíos y sin contenido. Hay que reconocer, aunque no nos guste su procedencia política, que Leopoldo Fernández, el Prefecto de Pando, fue uno de los expositores más articulados y serios en los planteamientos que hizo. En cambio, decepcionó el Prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, quien no supo ir al fondo de nada, ni explicar en qué consiste el estatuto autonómico de Santa Cruz, para que el conjunto de los bolivianos lo entendiéramos mejor. El Prefecto de Oruro fue otro de los menos articulados, quizás su sombrero impidió que dijera algo que valga la pena recordar, como no sea un pedido de cuarto intermedio. De todas las intervenciones, las más pobres fueron las del Presidente Evo Morales, quien acudió a sus habituales slogans de campaña y no abordó los temas en discusión, quizás porque no los entendía. Durante la reunión estuvo con el rostro tenso, incómodo, porque no está acostumbrado a dialogar sino a mandar. Cuando intervino, lo hizo con ese discurso repetitivo que descalifica a los adversarios. Y su cierre de la reunión fue aún más lamentable porque intentó banalizar la relación entre gobierno y prefectos, invitándolos a participar juntos en las fiestas folklóricas del país. La respuesta de Leopoldo Fernández fue demoledora, porque puso en evidencia la falta de seriedad y de sustancia del Presidente.El Vice-Presidente García Linera trató de justificar lo injustificable, pero tuvo la virtud de abrir la puerta a la continuación del diálogo, insinuando que todavía no estaba cerrada la posibilidad de modificar la Constitución Política del Estado revisada varias veces por los delegados del MAS en el trayecto entre Sucre, Oruro y el Palacio de Gobierno. Aunque celebramos esa apertura, porque puede contribuir a desbloquear la situación y a abrir las puertas para un diálogo real entre los bolivianos, nos preocupa la visión del Vice-Presidente sobre la Asamblea Constituyente. A lo largo de sus intervenciones y de su actitud pública, queda claro que el Vice-Presidente maneja la Constituyente a su antojo. ¿Qué dicen de eso los asambleístas? Probablemente son unos pocos los que expresan su disconformidad, mientras los más, disciplinados soldados, no hacen sino seguir las consignas.Preocupa, por otra parte, el doble discurso, pues a las ilegalidades que ya se cometieron a lo largo de la vida de la Asamblea Constituyente, se suman las actitudes dobles del gobierno, que por una parte ofrece dialogar y “cambiar” la Constitución Política del Estado propuesta por el MAS, y por otra está promoviendo o “socializando” en gran escala la última versión corregida y aumentada que ya nadie sabe si es la de Sucre, Oruro o la del Palacio de Gobierno. La “versión oficial” publicada con el título “Nueva Constitución Política del Estado” (como si ya hubiera sido ratificada) se cuida de decir si es la aprobada en Oruro o en Sucre. No tiene ni fecha ni lugar. Lo más grave es que en la parte de atrás de la publicación, la página entera hace campaña por el SI, y lo hace con una argumentación muy manipuladora, porque escoge diez puntos con los que nadie en este país estaría en desacuerdo, y en cambio no menciona ninguno de los artículos conflictivos, en los que no se logró la adhesión de la mayoría de los asambleístas, como ser la prórroga presidencial, la justicia originaria, el centralismo del poder y el debilitamiento de la descentralización, y de los poderes autónomos como la Corte Nacional Electoral o el Tribunal Constitucional. La publicidad por el SI solamente toca aspectos que unen a los bolivianos, para que el voto haga pasar de contrabando los aspectos en los que no nos hemos puesto de acuerdo. ¿Quién se va a oponer por ejemplo la “la unidad de Bolivia”, “el Estado Plurinacional”, “la lucha contra la corrupción”, “la eliminación del latifundio”, “el derecho de los pueblos indígenas”, “la salud, la educación y el trabajo”?Mas que un resumen de la constituyente, esa propaganda por el SI se parece a una plataforma electoral, y de hecho utiliza medidas ya adoptadas como argumentos para convencer a los votantes: “la nacionalización de los hidrocarburos”, “la renta dignidad y el bono Juancito Pinto”. Estos dos últimos no resuelven el tema de la pobreza, son apenas paliativos mediante la distribución de dinero en efectivo, que es una manera de conseguir votos. ¿Cómo se puede dialogar en esas condiciones? Lo más probable es que los defensores del estatuto autonómico de Santa Cruz tampoco quieran ceder.Si el gobierno dejara de hacer campaña por la constitución del MAS, serían más creíbles las declaraciones que ha hecho sobre su disposición al diálogo. Pero mientras el Presidente declara que se va a flexibilizar la posición del gobierno, el Vice-Presidente está en campaña en el interior del país, para promover la CPE del MAS. A mi juicio, el empecinarse en un referéndum no resuelve nada. El único camino es abrir de nuevo las sesiones de la Asamblea Constituyente, para que quienes han sido elegidos por el pueblo vuelvan a debatir y alcancen verdaderos consensos sin la intervención directa del Poder Ejecutivo. El referéndum sería una calamidad para el país, por la sencilla razón de que no habría una votación por una propuesta constitucional (el 90% de los votantes no se va a zampar los 411 artículos de la CPE propuesta), sino un voto netamente electoral en favor o en contra de Evo Morales. Cualquier referéndum que se haga este año en el país, tendría entre líneas una sola pregunta oculta: ¿está usted a favor o en contra de Evo Morales?Entonces, ¿qué queda al final de este “primer round” entre los gobernantes centrales y regionales? Queda, al parecer, la intención de abrir las puertas al diálogo, aunque sea por encima de la legalidad. Pareciera que ambos bandos están dispuestos a ceder posiciones en función del bienestar del país. Ojalá así sea, seamos optimistas, aunque como dice el dicho, un optimista bien informado es, en realidad, un pesimista.
El diálogo entre el gobierno y los prefectos del país tuvo su primer round el lunes 7 de enero por la noche. En el pugilato político que vive Bolivia desde hace dos años, la opinión pública no veía con muchas esperanzas este encuentro entre dos campos frontalmente enfrentados: el del MAS en el gobierno y el de la oposición representada, en este caso, por las regiones. Sin embargo, la sesión abrió una ventana de esperanza, que esperemos se amplíe.
No sé de quien fue la idea de transmitir la reunión por televisión y radio, en vivo y en directo a todo el país, pero a todas luces fue una excelente iniciativa, porque el pueblo pudo conocer mejor a los principales responsables de la administración del Estado en el país. Conscientes de que la opinión pública estaba expectante, todos los que hablaron lo hicieron de manera bastante mesurada, se dirigieron unos a otros con altura, y se expresaron con responsabilidad, salvo algunas excepciones que mencionaremos más adelante. En lugar de utilizar la oportunidad como una palestra política, tuvieron el tino de expresar su investidura como administradores del Estado, ya sea a nivel nacional o departamental.No se puede decir que hubo verdaderamente diálogo, es decir intercambio, pero para una primera reunión, no se podía esperar mucho más. Lo importante fue que se fijaron las posiciones. Por una parte los prefectos, a veces con datos en mano, expresaron su disconformidad con la reducción del IDH o la definición de autonomías que hace la nueva Constitución Política del Estado propuesta por el MAS. Por otra, el gobierno central trató de desmentir, también con cifras, el debilitamiento económico de los departamentos. El Ministro de Finanzas se explayó con los cuadros preparados por el Ministerio de Planificación. ¿Quién tiene razón? ¿Cómo pueden mentir las cifras? Ciertamente las cifras no mienten, pero pueden ser manipuladas y acomodadas. El gobierno arguye que los departamentos no perderán ni un centavo, porque una buena parte del dinero del IDH que iba antes a las prefecturas, irá ahora directamente a los municipios. Esta medida, replican los prefectos con bastante razón, es electoralista, porque busca ganar las simpatías a nivel municipal mientras debilita al mismo tiempo el poder de las regiones, que se expresa a nivel de las prefecturas. Las intervenciones de los diferentes actores permitieron identificar a quienes hablan con conocimiento de los temas, y a quienes enarbolan discursos vacíos y sin contenido. Hay que reconocer, aunque no nos guste su procedencia política, que Leopoldo Fernández, el Prefecto de Pando, fue uno de los expositores más articulados y serios en los planteamientos que hizo. En cambio, decepcionó el Prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas, quien no supo ir al fondo de nada, ni explicar en qué consiste el estatuto autonómico de Santa Cruz, para que el conjunto de los bolivianos lo entendiéramos mejor. El Prefecto de Oruro fue otro de los menos articulados, quizás su sombrero impidió que dijera algo que valga la pena recordar, como no sea un pedido de cuarto intermedio. De todas las intervenciones, las más pobres fueron las del Presidente Evo Morales, quien acudió a sus habituales slogans de campaña y no abordó los temas en discusión, quizás porque no los entendía. Durante la reunión estuvo con el rostro tenso, incómodo, porque no está acostumbrado a dialogar sino a mandar. Cuando intervino, lo hizo con ese discurso repetitivo que descalifica a los adversarios. Y su cierre de la reunión fue aún más lamentable porque intentó banalizar la relación entre gobierno y prefectos, invitándolos a participar juntos en las fiestas folklóricas del país. La respuesta de Leopoldo Fernández fue demoledora, porque puso en evidencia la falta de seriedad y de sustancia del Presidente.El Vice-Presidente García Linera trató de justificar lo injustificable, pero tuvo la virtud de abrir la puerta a la continuación del diálogo, insinuando que todavía no estaba cerrada la posibilidad de modificar la Constitución Política del Estado revisada varias veces por los delegados del MAS en el trayecto entre Sucre, Oruro y el Palacio de Gobierno. Aunque celebramos esa apertura, porque puede contribuir a desbloquear la situación y a abrir las puertas para un diálogo real entre los bolivianos, nos preocupa la visión del Vice-Presidente sobre la Asamblea Constituyente. A lo largo de sus intervenciones y de su actitud pública, queda claro que el Vice-Presidente maneja la Constituyente a su antojo. ¿Qué dicen de eso los asambleístas? Probablemente son unos pocos los que expresan su disconformidad, mientras los más, disciplinados soldados, no hacen sino seguir las consignas.Preocupa, por otra parte, el doble discurso, pues a las ilegalidades que ya se cometieron a lo largo de la vida de la Asamblea Constituyente, se suman las actitudes dobles del gobierno, que por una parte ofrece dialogar y “cambiar” la Constitución Política del Estado propuesta por el MAS, y por otra está promoviendo o “socializando” en gran escala la última versión corregida y aumentada que ya nadie sabe si es la de Sucre, Oruro o la del Palacio de Gobierno. La “versión oficial” publicada con el título “Nueva Constitución Política del Estado” (como si ya hubiera sido ratificada) se cuida de decir si es la aprobada en Oruro o en Sucre. No tiene ni fecha ni lugar. Lo más grave es que en la parte de atrás de la publicación, la página entera hace campaña por el SI, y lo hace con una argumentación muy manipuladora, porque escoge diez puntos con los que nadie en este país estaría en desacuerdo, y en cambio no menciona ninguno de los artículos conflictivos, en los que no se logró la adhesión de la mayoría de los asambleístas, como ser la prórroga presidencial, la justicia originaria, el centralismo del poder y el debilitamiento de la descentralización, y de los poderes autónomos como la Corte Nacional Electoral o el Tribunal Constitucional. La publicidad por el SI solamente toca aspectos que unen a los bolivianos, para que el voto haga pasar de contrabando los aspectos en los que no nos hemos puesto de acuerdo. ¿Quién se va a oponer por ejemplo la “la unidad de Bolivia”, “el Estado Plurinacional”, “la lucha contra la corrupción”, “la eliminación del latifundio”, “el derecho de los pueblos indígenas”, “la salud, la educación y el trabajo”?Mas que un resumen de la constituyente, esa propaganda por el SI se parece a una plataforma electoral, y de hecho utiliza medidas ya adoptadas como argumentos para convencer a los votantes: “la nacionalización de los hidrocarburos”, “la renta dignidad y el bono Juancito Pinto”. Estos dos últimos no resuelven el tema de la pobreza, son apenas paliativos mediante la distribución de dinero en efectivo, que es una manera de conseguir votos. ¿Cómo se puede dialogar en esas condiciones? Lo más probable es que los defensores del estatuto autonómico de Santa Cruz tampoco quieran ceder.Si el gobierno dejara de hacer campaña por la constitución del MAS, serían más creíbles las declaraciones que ha hecho sobre su disposición al diálogo. Pero mientras el Presidente declara que se va a flexibilizar la posición del gobierno, el Vice-Presidente está en campaña en el interior del país, para promover la CPE del MAS. A mi juicio, el empecinarse en un referéndum no resuelve nada. El único camino es abrir de nuevo las sesiones de la Asamblea Constituyente, para que quienes han sido elegidos por el pueblo vuelvan a debatir y alcancen verdaderos consensos sin la intervención directa del Poder Ejecutivo. El referéndum sería una calamidad para el país, por la sencilla razón de que no habría una votación por una propuesta constitucional (el 90% de los votantes no se va a zampar los 411 artículos de la CPE propuesta), sino un voto netamente electoral en favor o en contra de Evo Morales. 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BolPress - Bolivia/11/01/2008
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