9/6/08

ESCARBANDO...LQ somos.

Vamos mujer, partamos a la ciudad100 años: Santa María de Iquique, 1907-2007

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Vamos mujer, partamos a la ciudad
todo será distinto, no hay que dudar
no hay que dudar, confía ya vas a ver
Que allá en Iquique todos van a entender (1)
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“No basta con decir que el hombre es libre para afirmar que un esclavo es falsamente esclavo, es preciso pensar y combatir las condiciones materiales que hacen de un hombre un verdadero esclavo”.
Karl Marx
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Correlato de la segunda revolución industrial fue la consolidación de un capitalismo industrial cuya aplicación, en las colonias, tuvo ribetes dramáticos para la clase trabajadora. La llegada de inmigrantes obreros europeos permitió la organización del colectivo popular para conseguir reivindicaciones que dignificaran sus condiciones laborales. Surge la “cuestión social” que los gobiernos conservadores enfrentan echando mano de las fuerzas de seguridad para “Ordenar” una situación que disgusta a los inversores extranjeros, particularmente ingleses, cuyos capitales habían llegado en forma de bancos y ferrocarriles a América Latina.
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Ese capitalismo había impuesto, y las oligarquías gobernantes americanas habían aceptado, la División Internacional del Trabajo según la cual cada país produciría aquella materia prima en la que se destacara en términos de producción. La monoproducción encerraba la intención de acelerar la dependencia industrial y tecnológica de los fuertemente desarrollados países centrales. El capital imponía sus condiciones: seguridad para invertir y ganancias garantizadas en el orden económico y social.
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A estos gobernantes la “cuestión social” los puso en situación de ser verdugos de sus propios nacionales, la mano ejecutora de la represión para imponer las condiciones requeridas por el capital para la obtención de la acumulación esperado. El surgimiento sector de un social nuevo, emergente del paso de un sistema con resabios coloniales a un proletariado que exigía su lugar en la sociedad.
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CHILE
Ya desde 1890, según Sergio Grez Tosso (2) distintas actividades nucleaban a trabajadores. Así carpinteros, ebanistas, sastres, zapateros, cigarreros, obreros urbanos constituyeron la vanguardia popular, organizados en mutuales, cooperativas, sociedades filantrópicas de obreros. La nueva clase en formación comienza las primeras huelgas. Paulatinamente, los obreros mineros, trabajadores portuarios, obreros industriales se incorporan a esta vanguardia, de modo que se producirá la culminación de la transición del peonaje en proletariado urbano. Las primeras luchas aún no superan el espontaneísmo, la respuesta que diversos autores califican de “primitiva”, pero que constituye, sin dudas, una nueva avanzada.
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- Las primeras manifestaciones de este sector se producen ya desde 1890, huelgas que dejan entrever procesos hasta entonces casi subterráneos pero en curso. Así, la huelga de mayo de 1903 de los portuarios –estibadores y chateros- por conseguir jornadas de trabajo de menos horas y que se les respetase una hora para el almuerzo, fue duramente reprimida por las balas del Ejército, la policía y las “guardias blancas” (organizaciones paramilitares y parapoliciales integradas por civiles).(3) Los huelguistas, reclamaban salarios y condiciones dignas de trabajo, se dirigieron al Mercurio de Valparaíso, donde fueron reprimidos (4) con la secuela de 30 muertos y mas de 600 heridos. Al año siguiente, el 17 de septiembre de 1904, la huelga de los pampinos contra la Salitrera Chile. La represión que siguió estuvo a cargo del Piquete de Húsares y “guardias blancas” con el saldo de 13 muertos y 32 heridos.
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En 1906 una huelga en Antofagasta, organizada por el Sindicato de trabajadores ferroviarios del ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (es decir, en el ex territorio boliviano que Chile había arrebatado a este país en la Guerra del Pacífico, 1879-1884, por la cual también había obtenido la zona de Tarapacá, donde se encuentra la localidad de Iquique, y que había pertenecido a Perú. Los territorios que Chile obtuvo como vencedor, poseían dos importantes recursos, por aquellos tiempos muy requeridos: guano y salitre, importantes fertilizantes). El movimiento popular, hacia 1907, estaba influido por el anarquismo y el socialismo. Nacían, a su amparo, las mancomunales, organismos que reunían actividades de carácter mutualista, educativas y reinvidicativo-sindicalistas, también sociedades de resistencia, ateneos obreros, centros de estudios sociales. Crecía el protagonismo social de la nueva clase obrera que la elite miraba recelosa considerando que el orden sería condición sine qua non para que el capital pudiera acumular lo suficiente. Por eso la organización de la represión constituía un acto de control social que quedaba en manos de los gobiernos.
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IQUIQUE
Los conflictos obreros fueron creciendo, según se consolidaba el sector obrero. Fueron comunes los reclamos para mejoras que atendían a la eliminación del pago del salario con vales, los castigos corporales, conseguir escuelas para educar a sus hijos y la posibilidad de mejor alimentación. Los salitreros comienzan una protesta contra dos empresas, la San Lorenzo y la Alto San Antonio. El 10 de diciembre de 1907 dan comienzo a la que se denominó “Huelga de los 18 peniques”, por la cual una inmensa marcha integrada por pampinos (provenientes del norte de Chile) trabajadores salitreros, calicheros se pone en camino hacia Iquique, capital de la región de Tarapacá. La marcha incluía a los obreros con sus familias, mujeres, hijos, ancianos, e iba precedida por banderas de Chile, Perú, Bolivia y Argentina, como que aquellos obreros provenían de estos países (si bien se inculpó a “cabecillas” argentinos la organización de esta huelga por la participación de obreros provenientes de Buenos Aires).Previamente habían entraron en huelga casi todos los pequeños comercios y la pequeña industria del norte del país. Los trabajadores del salitre inician la marcha hacia Iquique cuando la huelga ya se había declarado (esta aclaración vale a los fines de refutar a los que argumentaron que la huelga fue promovida por los pampinos). A medida que la marcha avanzaba otros se fueron sumando. No hay un número coincidente, pero se estima en 10000 el total de obreros movilizados por la protesta. Llegaron a Iquique y acamparon en la Escuela Santa María, en tanto que una parte considerable se estableció en la Plaza Manuel Montt.
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Aislados en la escuela, se los podía vigilar fácilmente, porque las clases dominantes les temían a pesar de que no constituían elementos “peligrosos” desde el punto de vista material. El Comité de huelga solicitó que fuera el gobierno el encargado de mediar entre los obreros y las empresas salitreras, de capitales ingleses. Las empresas no aceptaron negociar en tanto los obreros no reanudaran las tareas. El gobierno de Pedro Elías Pablo Montt Montt,
había recibido cantidad de inversiones externas, fundamentalmente capitales dirigidos a ferrocarriles, y optó por resguardar el capital. Fue así que libró la orden de abandonar la plaza y la escuela para continuar las negociaciones. Incluso el intendente de Iquique, Carlos Eastman Quiroga, se entrevistó con ambas partes buscando una solución a la huelga, pero los empresarios no accedían presionando la orden de desalojo que, finalmente redactó el Ministro del Interior Rafael Segundo Sotomayor Gaete. Ya desde el 20 de diciembre regía el estado de sitio.
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La negativa de los obreros se basó en el temor a ser ametrallados por el regimiento y cañoneados desde el Crucero Esmeralda, que se encontraban apostados apuntando hacia al mismo camino que debían recorrer para llegar al lugar donde los querían ubicar (las casuchas del Club Hípico).
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Pedro Bravo Elizondo (5) estima que la “solución” aplicada fue draconiana. El gobierno organizó una masacre para la cual no pudo establecer causas suficientes mas que el querer descabezar el movimiento de los que veía como enemigos, que contaban con algunos dirigentes de extracción anarquista como Luis Olea Castillo, o tan peligrosos por ser integrantes del comité de huelga de Iquique como José Brigg, Sixto Rojas, Ladislao Córdova, entre otros.
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El general Silva Renard, fue encargado de llevar la orden de evacuar el lugar y dirigir a los obreros al Club Hípico, orden que recibió el rechazo de los trabajadores. Por lo tanto este general hace colocar dos ametralladoras frente a la escuela, apuntando hacia la azotea, contra los cabecillas de los obreros. Un piquete del regimiento se ubicó a la izquierda de las ametralladoras. Silva Renard parlamentó con los huelguistas, los mencionados Olea y Briggs, y Aguirre, además de otros trabajadores, pero no llegan a un acuerdo.
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Sergio Grez Tosso (6) en su investigación “LA GUERRA PREVENTIVA: ESCUELA SANTA MARÍA DE IQUIQUE. LAS RAZONES DEL PODER” menciona que los militares habían descartado un ataque a caballo contra los obreros porque consideran que esto resultaría peligroso para los soldados. Extrae una conclusión acerca del porqué del proceder del gobierno reprimir de la manera sangrienta como lo hizo en que debía preserva el prestigio frente a los inversores.
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Según palabras del diputado Arturo Alessandri Palma, incluidas en el citado trabajo de Grez: “Desde mi perspectiva precisaría que se trataba del miedo atávico de la elite a la sociedad popular…” Vale decir que la decisión no fue una respuesta ante la emergencia sino que estaba planificada, acompañaba al criterio de una clase social que estigmatizaba a aquellos desheredados que se habían movilizado. El gral. Silva Renard portaba las precisas instrucciones que fueron convalidadas a posteriori de la masacre por todos los partidos burgueses. La represión se justificaría. No se llevó a cabo por lo que hicieron los obreros sino por lo que podrían llegar a hacer, aunque la actitud fuera pacífica. Existía un peligro potencial y, aunque de hecho no hubo ataques o acciones previas que justificaran la represión, la suerte ya estaba sellada para ellos. La elite se veía superada y debía frenar el mal ejemplo. Fue en opinión del Ministro del Interior chileno, Gaete, la huelga había tenido origen en Buenos Aires, desde habían acudido agitadores. (7)
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La reacción violenta de la oligarquía se encaminó a frenar el creciente protagonismo de la clase que venía a cuestionarlos, que representaba el riesgo de la pérdida de sus privilegios. Ese ejército de desarrapados era necesario para mover los engranajes de la acumulación capitalista y no era imaginable que provocara el mínimo cuestionamiento. Científicamente la aplicación de las ideas de Darwin por parte de Spencer “Sostenía que la rápida eliminación de los individuos ineptos de la sociedad mediante la selección natural beneficiaria biológicamente a la raza y que el Estado no debía hacer nada por aliviar la situación de los pobres, a los que consideraba como los menos aptos”(8).
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Por eso, cuando se cumplió el plazo estipulado, y ante la negativa de abandonar la escuela de Santa María, fue que las ametralladoras, estratégicamente ubicadas, abrieron fuego sobre la multitud. Cayó la primera línea de manifestantes, y los que se hallaban detrás avanzaron sobre los soldados, y también cayeron bajo las balas. Las ráfagas continuaron, y se estima en 3600 los muertos de aquella masacre, además de la cruel represión a que fueron sometidos los sobrevivientes que fueron llevados nuevamente al desierto del Norte (pampa de Antofagasta y Tarapacá) en humillantes y aberrantes condiciones.
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El capitalismo imperialista daba muestras fehacientes de su poder sobre las oligarquías cipayas que respondían fielmente a sus dictados. La cadena de sometimiento y explotación no podía ser rota, siquiera débilmente cuestionada, sino con la inmediata y severa respuesta de eliminación ejemplificadora de aquella tarde de fines de diciembre de 1907 en que, en una escuela, caían miles de pobres que sólo esperaban mejorar sus condiciones de vida. Las elites, temerosas de perder el control del poder político y las prebendas que les otorgaba el capital internacional, como fieles y competentes correveidiles imperiales, respondieron con la masacre.
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Una canción
100 años: Santa María de Iquique, 1907-2007
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Disculpe el señor si le interrumpo, pero en el recibidor hay un par de pobres que preguntan insistentemente por usted. No piden limosnas, no... Ni venden alfombras de lana, tampoco elefantes de ébano. Son pobres que no tienen nada de nada. No entendí muy bien sin nada que vender o nada que perder, pero por lo que parece tiene usted alguna cosa que les pertenece. ¿Quiere que les diga que el señor salió...? ¿Que vuelvan mañana, en horas de visita...? ¿O mejor les digo como el señor dice: «Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da, no se quita...»? Disculpe el señor, se nos llenó de pobres el recibidor y no paran de llegar, desde la retaguardia, por tierra y por mar. Y como el señor dice que salió y tratándose de una urgencia, me han pedido que les indique yo por dónde se va a la despensa, y que Dios, se lo pagará. ¿Me da las llaves o los echo? Usted verá que mientras estamos hablando llegan más y más pobres y siguen llegando. ¿Quiere usted que llame a un guardia y que revise si tienen en regla sus papeles de pobre...? ¿O mejor les digo como el señor dice: «Bien me quieres, bien te quiero, no me toques el dinero...»? Disculpe el señor pero este asunto va de mal en peor. Vienen a millones y curiosamente, vienen todos hacia aquí. Traté de contenerles pero ya ve, han dado con su paradero. Estos son los pobres de los que le hablé... Le dejo con los caballeros y entiéndase usted... Si no manda otra cosa, me retiraré. Si me necesita, llame... Que Dios le inspire o que Dios le ampare, que esos no se han enterado que Carlos Marx está muerto y y enterrado.
Joan Manuel Serrat
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LQSomos. Mónica Oporto. Diciembre de 2007
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LQSomos/09/06/2008

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